Hace 38 años nacía en Argentina, Eduardo (Edu) Actis,
hijo de Walter Actis y de Alicia Montserrat, y cuando sólo tenía un año y siete meses sus
padres tuvieron que exilarse de aquel país, huyendo del terror de la Dictadura
y llevándose la tristeza y la desolación de pérdidas personales muy cercanas. Llegaron
a España (a Madrid) un 14 de abril. Hoy Edu ha querido recordar ese hecho con
una carta a sus padres que me ha enviado su madre y que me ha emocionado. Dice así:
Hoy, 14 de abril, Día de la República, hace exactamente 38 años que mis
padres y yo llegamos a España. Alicia y Walter no sabían gran cosa de nuestro
nuevo país, menos aun que habíamos aterrizado en tan simbólica fecha. Lo que sí
conocían eran algunos de los horrores que dejábamos atrás, en aquella Argentina
atormentada por una dictadura cívico-militar cuyo mayor crimen fue la
desaparición de más de 30.000 personas.
No suelo dar una importancia especial a esta fecha, pero hoy me he
emocionado más que nunca. Mi hija Vera tiene la misma edad que yo tenía
entonces: un año y siete meses. En su mirada, sus gestos, sus juegos, sus
palabras, sus sonrisas y sus silencios de hoy he tratado de reconocer a aquel
Edu que, sin saberlo, también viajaba al exilio. ¿Habré sentido el miedo de mis
padres a los milicos cuando todavía estábamos por salir? ¿La tristeza por dejar
atrás a tantos seres queridos? ¿La angustia de viajar a un país desconocido con
solo 100 dólares en el bolsillo?
Los primeros años en España no fueron especialmente fáciles, de eso sí que
tengo unos cuantos recuerdos, pero siempre pienso que al menos nadie nos
impidió entrar y quedarnos aquí. Si en aquella época hubiesen existido la Ley
de Extranjería, la mezquina interpretación del derecho de asilo que se hace hoy
en día o la Europa del miedo al inmigrante, los CIEs, las concertinas y las
deportaciones, ¿habríamos podido rehacer nuestra vida en este país? ¿A los
cinco años, me habría sentido tan de aquí como yo me sentí entonces?
Por los que no lo pudieron contar, por los que sobrevivimos, por Vera y su
generación, por los que están a las puertas de esta Europa fortaleza, más nos
vale no cesar en el empeño de combatir cada injusticia y hacer de este planeta
un sitito en el que quepa todo el mundo.
Todo está dicho en esa carta. La evolución terrible de
Europa, la degradación de un país que se define democrático, la tragedia de los
refugiados. Y la necesidad de cambiar este estado de cosas. Aunque solo sea por nosotros mismos.
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