miércoles, 23 de noviembre de 2022

CAMBIO EN LA DIRECCIÓN DE LA CONFEDERACIÓN SINDICAL INTERNACIONAL: LUCA VISENTINI, SECRETARIO GENERAL.

 


Aunque la gran mayoría de los medios de comunicación ignoran este tipo de noticias, lo cierto es que se ha celebrado en Melbourne, en Australia, el 5º Congreso de la ITUC / CSI, la confederación sindical mundial, que ha elegido a Luca Visentini secretario general de esta organización. Parecería que un hecho de esta trascendencia, la reunión de la organización que representa a 332 organizaciones sindicales de 163 países, con más de 200 millones de afiliados, supondría una noticia por comentar. No ha sido así. La elección es sin embargo significativa porque se trata de un sindicalista europeo, concretamente italiano, que ha sido el secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos, lo que hace que el sindicalismo europeo cobre mayor relevancia en el desarrollo del proyecto sindical colectivo que a nivel mundial quiere llevar a cabo la Confederación Sindical Internacional.

Es importante recordar que en el congreso anterior de la CSI se intentó, por una parte importante de sindicatos europeos y americanos, este desplazamiento del rol directivo de la CSI al sindicalismo europeo, impulsando la candidatura de Susanna Camusso, que había sido la secretaria general de la CGIL, y que finalmente resultó derrotada por la australiana y secretaria general Sarah Burrow por un estrecho margen. En esa derrota tuvo decisiva importancia la posición del sindicalismo alemán y centroeuropeo, que desconfiaba posiblemente del tipo de programa que la cultura del sur de Europa, de la que el sindicalismo italiano es una expresión muy acabada, pudiera imprimir a la organización sindical mundial.

En esta ocasión, la elección de Visentini ha sido mediante una votación a su favor muy amplia, con el 72% de los votos, derrotando al candidato turco Kemal Özkan, que era apoyado por la DGB. Sin embargo, el candidato ha podido establecer una alianza global muy sólida en la que han desempeñado un rol importante no sólo los sindicatos del sur europeo – en donde la actuación de Cristina Faciaben, de CCOO, ha sido muy eficiente -  junto con otros significativos apoyos de centro Europa tradicionalmente aliados de los alemanes, como los austríacos, sino fundamentalmente los sindicatos americanos agrupados en la CSA, y el sindicalismo asiático y africano con la excepción de Japón.

Visentini proviene de la UIL, el tercer sindicato italiano de menor implantación que la CGIL y la CISL, pero que cuenta en su favor con la experiencia adquirida al frente de la CES. En esta condición ha defendido la movilización promovida por la CES contra el regreso de la austeridad y la petición de un fondo común para hacer frente a la recesión causada por la crisis energética y la carencia de suministros, similar al de Sure previsto para la cobertura excepcional del desempleo debida a la inactividad causada por la pandemia. Esta movilización para la alteración fundamental de las reglas de la gobernanza económica sin embargo no ha sido compartida por el sindicalismo alemán que se pliega a las posiciones de su gobierno muy reticentes a insistir en este tipo de ayudas cuando se han prestado ya 200.000 millones de euros en ese contexto de la crisis derivada del Covid 19.

El programa con arreglo al cual ha sido elegido el nuevo secretario general pide un cambio de rumbo en la política económica mundial, centrándose en las inversiones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para combatir las crecientes desigualdades y ayudar a los países en desarrollo en su transición ecológica, con el objetivo de aumentar la fiscalidad sobre las transiciones financieras y las multinacionales. Es muy significativo que la idea del "Nuevo Contrato Social para la Recuperación y la Resiliencia" propuesto por Luca Visentini tenga como centro los derechos de los trabajadores inmigrantes a la acogida y el asilo en los llamados países más desarrollados, lo que en su país natal actualmente se encuentra en medio de un debate político muy áspero.

El desplazamiento del equilibrio geoestratégico sobre la problemática social con la finalidad de poder declarar el fin de la época de la austeridad como respuesta a la crisis es el gran objetivo declarado en este 5ª Congreso por parte del sindicalismo global. El fracaso de la COP 27 condicionada por las empresas transnacionales extractivas de combustibles fósiles demuestra que no será una iniciativa fácil, pero hay señales de cambio que deberían ser extendidas y propiciadas sobre transacciones financieras y el poder exorbitante de las corporaciones multinacionales: en Europa hay una fuerte corriente de opinión que va ganando espacios cada vez más amplios que entiende que hay que gravar con impuestos a las empresas que han tenido beneficios extra con la pandemia o con el incremento exponencial de los preciso de la energía, un línea de tendencia que, como sabemos bien en nuestro país, encuentra importantes obstáculos incluso en el seno de grupos progresistas.

El diagnóstico que efectúa el sindicalismo global es muy claro y expresivo. Este es el resumen de la propuesta:

“El modelo económico global ha fallado a los trabajadores. El poder y la codicia de las grandes empresas mundiales han capturado a los gobiernos, que actúan en contra de los derechos y la seguridad de sus propios trabajadores. En las cadenas de suministro globales, el 94% de la mano de obra mundial es una mano de obra oculta en la que la oscuridad de los contratos comerciales facilita la explotación y la opresión. El mundo es tres veces más rico que hace veinte años y, sin embargo, el setenta por ciento de las personas carecen de protección social universal, el 84% de las personas dicen que el salario mínimo no es suficiente para vivir y el 81% de los países han permitido que se viole el derecho a la negociación colectiva. Esto es desigualdad por diseño.

Es hora de un Nuevo Contrato Social entre los trabajadores, el gobierno y las empresas que debería incluir un piso de garantía laboral universal para todos los trabajadores. La implementación de un Nuevo Contrato Social aseguraría que se respeten los derechos, que los empleos sean decentes con salarios mínimos vitales y negociación colectiva, que la protección social sea universal, que la debida diligencia y la responsabilidad impulsen las operaciones empresariales, y que el diálogo social garantice medidas de transición justas para el clima y la tecnología”.

Son palabras seguras y convincentes. En cualquier caso, el rol que debe desempeñar el sindicalismo mundial organizado en torno a la ITUC /CSI es estratégico en  el momento histórico en el que nos encontramos para que su voz sea alinee con las posiciones políticas e ideológicas que entienden que nos hallamos en un momento crítico en el que hay que modificar las pautas a las que se ha sometido una globalización “abierta” sin límites, de manera que se han de modificar profundamente las políticas económicas y monetarias que se han ido aplicando a lo largo de estos años hasta la crisis derivada de la pandemia. Es el momento de dejar atrás cuarenta años de hegemonía neoliberal en lo económico y en lo político y optar por un enfoque centrado en la consolidación de amplios derechos de ciudadanía social y de participación democrática en el gobierno de las grandes transiciones digital y ecológica que vaya construyendo la sostenibilidad social y económica que requiere este tiempo.

La elección de Luca Visentini, por tanto, permite alimentar que la CSI /ITUC tendrá un papel más activo en esta dirección, avanzando en la concreción y desarrollo de este Nuevo Contrato Social para la recuperación y la resiliencia que el conjunto de los trabajadores y de las trabajadoras del mundo plantea como un proyecto de acción colectiva.

 

 


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