domingo, 9 de enero de 2022

POR UNA NUEVA GOBERNANZA GLOBAL FUNDADA SOBRE LOS DERECHOS UNIVERSALES Y LA JUSTICIA SOCIAL. UN MANIFIESTO SINDICAL

 


El comienzo del año ha coincidido con un llamamiento público promovido por una amplia coalición internacional de sindicatos europeos, americanos, africanos y asiáticos que exigen profundas reformas estructurales en la gobernanza mundial para garantizar de manera prioritaria el derecho a la salud y al trabajo sobre la base del reconocimiento de derechos a escala universal. La permanencia de la crisis y la convergencia en ella de una situación de emergencia del ambiente, del crecimiento económico, de la salud, de los flujos migratorios  y del trabajo, pero tambien de debilitación de los derechos humanos y de situaciones de peligro y de erosión de los sistemas democráticos, requieren una reflexión colectiva a nivel global del sistema y su relación con los factores antes enunciados, que ya no se puede afrontar con medidas de simple contención, ajustes puntuales o reformas puramente cosméticas.

La última crisis que el mundo en su totalidad está sufriendo, la del Covid19, confirma, por si no fuera ya redundante, la necesidad de redefinir la orientación de la política global en función de las necesidades de la humanidad y del planeta, reconduciendo el interés del beneficio de pocos y la codicia corporativa y del capital rentista, al servicio del bien común universal de todas y todos.

El llamamiento de estas confederaciones sindicales abre el proyecto que delinean sus páginas a un sindicalismo internacional que necesariamente tiene que volver a ser protagonista de cambios globales. Un compromiso en el que de momento están dispuestas a asumir las siguientes confederaciones sindicales nacionales: De América Latina y Caribe, CTA-A y CTA de los Trabajadores Argentinos por Argentina, CATP de Perú, CUT y UGT de Brasil, CTC de Colombia, CUSG y Unsitragua de Guatemala, CTSP de Haití, ASI de Venezuela y UNT de México. De África, UGTCI de Costa de Marfil, CGTM de Mauritania, CDT y UMT de Marruecos, USTN de Níger, UNSAS de Senegal y UGTT de Túnez; de Asia, KCTU, de Corea del sur, y de Europa, la CGT por Francia, CCOO y UGT junto con USO y ELA-STV por España y las tres centrales sindicales italianas CGIL, CISL y UIL. A ellas se une la Confederación Internacional CSI/ITUC. La lista de organizaciones está abierta y aunque en ella se puede ya reconocer el sesgo de política sindical que la sostiene, es previsible que el grupo promotor se refuerce con nuevos miembros.

La importancia de esta iniciativa reside en la evidencia de la necesidad que hace explícita de un cambio en la gobernanza global en la fase post-covid que marque el fin de la terrible hegemonía neoliberal de los últimos cuarenta años. El sindicato es el sujeto colectivo que, por su peculiar conformación y estructura, arraigado en la clase trabajadora que ha sufrido los embates más profundos y terribles de las políticas económicas y sociales de la desigualdad, puede ofrecer un proyecto autónomo de progreso y de promesa de emancipación. El llamamiento que a continuación se transcribe permite establecer una serie de puntos de partida comunes en la larga marcha hacia la universalización de los derechos humanos y la justicia social.

LLAMAMIENTO POR UNA NUEVA GOBERNANZA GLOBAL BASADA EN DERECHOS UNIVERSALES Y EN LA JUSTICIA SOCIAL (enero 2022)

Conscientes de nuestra responsabilidad en un escenario de tal magnitud decidimos unir nuestros esfuerzos para reflexionar y compartir, con colegas y organizaciones hermanas, nuestras preocupaciones, nuestras propuestas y nuestras sugerencias de actuación. Por una nueva gobernanza mundial basada en derechos universales y justicia social

 LOS TRABAJADORES Y LAS TRABAJADORAS ante la coyuntura y la post-pandemia

Estamos viviendo una profunda crisis sanitaria que ya está generando trágicas consecuencias económicas y sociales para la humanidad, especialmente para las zonas más pobres y vulnerables del mundo. La desconcertante dinámica inherente a la pandemia se suma a anteriores situaciones de la crisis en el ámbito multilateral. La suma de estos hechos aporta aún más claridad sobre la vulnerabilidad de la globalización neoliberal y la falta de gobernanza mundial. Todo este escenario ha puesto al descubierto la realidad social de nuestros pueblos, dejando al descubierto a amplios sectores invisibles, los más vulnerables, aquellos que no están siendo contemplados por los mecanismos de protección social, se hacen más visibles y reclaman la atención que merecen.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la jornada laboral total será 10,5% menos que antes de la crisis provocada por la COVID-19, lo que equivale a la pérdida de más de 305 millones de empleos formales a tiempo completo. Como es característico de la etapa actual del capitalismo, esta crisis también afecta de forma más dramática a las mujeres, así como a las minorías y grupos vulnerables: negros, jóvenes, indígenas, inmigrantes, población LGBTIQ+ y ancianos. Los sectores económicos hegemónicos ya están imponiendo más trabajo precario y la retirada de derechos sociales. De hecho, muchos ya han utilizado la pandemia como pretexto para rebajar las protecciones sociales y los derechos, y el hambre y la miseria aumentan en numerosos países. Las condiciones de producción actuales tienen lugar en cadenas globales de producción que ya cuentan con millones de trabajadores subcontratados en condiciones precarias o excluidas de los mercados laborales.

En este escenario donde el capital avanza capturando las democracias a favor de sus intereses, la automatización que ya se viene dando en varios centros de trabajo desafía a la clase trabajadora. Los impactos de estos avances tecnológicos también serán desiguales en función de la posición que ocupen los países en las cadenas globales de producción, afectando más severamente a aquellos países donde el nivel de desarrollo y acceso a las nuevas tecnologías es menor y donde existe una mayor explotación de la mano de obra, generando así más pobreza en los países periféricos.

Venimos de décadas de hegemonía global del ultra liberalismo económico, que predica una narrativa individualista, anti pública, anti estatal, anti sindical y anti social. Las políticas neoliberales y de extrema derecha, así como los golpes de Estado, han provocado numerosas perturbaciones que atacan y debilitan la democracia. La pandemia también ha mostrado la aparición de un creciente nacionalismo que se opone a la acción de cooperación global necesaria hacia afrontar colectivamente este virus y sus consecuencias. La era inaugurada por los gobiernos de Thatcher, Reagan y por diferentes dictaduras en América Latina, y luego reforzada por el consenso de Washington, mantuvo muchas de sus premisas hasta hoy y sufrió una mutación de una "revolución" neoconservadora a un liberalismo "pseudo-progresista" generando así una aceleración, nunca vista en la historia, de la enorme concentración de la riqueza y las desigualdades.

La expansión de la especulación financiera a expensas de la economía real ha generado una crisis global en el sistema económico, con la consiguiente pérdida de millones de puestos de trabajo. La crisis generada por el COVID-19 representa una nueva oportunidad para realizar un cambio de rumbo en aquellas políticas económicas que han demostrado su fracaso. El sistema financiero internacional está elaborando sus estrategias para el post pandemia y sabemos que estas estrategias vendrán a concentrar aún más la riqueza y los ingresos. Es bueno recordar que durante la crisis de 2008, los Estados rescataron a los bancos y después de eso, los bancos volvieron a estrangular a los Estados. Nuestra primera tarea sigue siendo salvar vidas y proteger los puestos de trabajo y los ingresos. Pero al mismo tiempo tenemos la urgencia de apuntar y construir alternativas diferentes a las propuestas de quienes dirigen el sistema.

 Alternativas que abren caminos que conducen efectivamente a la promoción de una mayor justicia social y a la lucha contra las desigualdades e injusticias. Sólo lograremos un reinicio justo si todos y todas tienen voz en las definiciones de las decisiones que tomaremos para construir otro mundo que aún sea posible. Hoy, más que nunca, esta construcción colectiva es necesaria, ya que incluso compromisos como la Agenda 2030 están en riesgo y la humanidad corre el peligro de no poder revertir los numerosos retrocesos económicos, ambientales y sociales agravados por la pandemia del COVID-19. Hay consenso en que el mundo no será el mismo después de la pandemia, pero este mundo podría ser mejor o mucho peor que el actual, dependiendo de la correlación de fuerzas que se establezca.

En este sentido, presentamos propuestas que deben ser implementadas de inmediato para asegurar que podamos superar la pandemia a nivel global y promover la justicia social para los pueblos:

Por el derecho a la salud como derecho humano y por la ruptura de las patentes

1) Por el derecho a la salud como derecho humano y por la suspensión de las patentes: Por el derecho a la salud como derecho humano y por la suspensión de las patentes de las vacunas y medicamentos contra el COVID-19. Por la efectiva transferencia de tecnología e insumos que permitan a los países la producción de las vacunas y medicamentos tan necesarios. Que esto se realice a través de los mecanismos previstos en las leyes nacionales o en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC) con la garantía del acceso universal e inmediato a las vacunas y demás elementos.

2) Para otro modelo de desarrollo - Desarrollo sustentable con democracia efectiva, transición justa y medidas de emergencia para salvar vidas, proteger el empleo y los ingresos: Propuestas de reconversión industrial que tengan en cuenta la sostenibilidad y un sistema de producción que garantice una respuesta a las crisis climática y medioambiental provocadas precisamente por los actuales patrones de producción, consumo y distribución; conversión de la industria militar en una industria civil sostenible y desarmada para construir derechos, democracia, cooperación y paz. - Ajustes necesarios en los sistemas normativos, fiscales, laborales y de protección social para incluir a los excluidos; - El fin de las privatizaciones y la garantía de servicios públicos de calidad y universales como la salud y la educación; un modelo de Estado con inversiones públicas que protejan a las personas y la cancelación y renegociación de las deudas del Estado para que las crisis de pago no limiten la respuesta esencial a la salud y no perjudiquen el crecimiento económico, desde una perspectiva de ganancias compartidas y no de mayor concentración de la riqueza o la renta. - Sistemas fiscales más justos y creación de impuestos sobre los servicios digitales para los gigantes tecnológicos, las grandes fortunas, las transacciones financieras y los grandes beneficios. No se debe proporcionar ninguna financiación de rescate a las empresas que siguen operando a través de los paraísos fiscales.

3) Por empleos dignos y plenos derechos - Acceso a empleos decentes, derechos, protección social e ingresos. Por unas redes de seguridad social universales y unos ingresos mínimos garantizados. Poner en marcha inmediatamente planes de inversión para recuperar millones de puestos de trabajo perdidos o en riesgo; - El reconocimiento de los empleos esenciales, a menudo no remunerados o mal pagados, como los de la economía asistencial y la garantía de los derechos de los trabajadores en las nuevas formas de empleo relacionadas con la digitalización y también en el teletrabajo. - Que los avances tecnológicos redunden en una reducción de la jornada de trabajo con igual remuneración, manteniendo el empleo y no a la reducción de los puestos de trabajo, la precarización y la exclusión.

4) Por un nuevo acuerdo de gobernanza mundial - Cumplir los compromisos adquiridos por los Estados que permiten el desarrollo sustentable. Cambio en el orden internacional y redefinición del multiculturalismo junto con un Nuevo Acuerdo de Gobernanza Global; - Acuerdos e instrumentos globales efectivos y vinculantes basados en las normas y derechos de la OIT, como la libertad de asociación y la negociación colectiva para acabar con las violaciones de los derechos humanos en las cadenas globales de producción y la agenda transnacional que sólo sirven a los intereses del capital; - El fin de los embargos y por la integración de los pueblos. La garantía de los derechos humanos y los escenarios de paz son esenciales para un nuevo comienzo justo y libre de violencia y guerras. - Nuevas reglas del comercio global enmarcado en el desarrollo sustentable, en la promoción de los derechos humanos universales y establecimiento de estructuras, políticas, procedimientos y recursos en todos los acuerdos y tratados que se negocien, que garanticen la participación concreta y eficaz de los interlocutores sociales y de la sociedad civil organizada.


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