miércoles, 29 de septiembre de 2021

UN FINAL DE MES PLENAMENTE SOCIAL: EL BOLETIN OFICIAL REPLETO DE NORMAS LABORALES Y LA PRÓRROGA DE LOS ERTE HASTA FEBRERO DE 2022.

 


El Boletín Oficial del Estado del 29 de septiembre está repleto de normas laborales de gran interés y relevancia, como se puede comprobar de la mera enunciación de éstas. De hecho, este ejemplar del BOE parece un monográfico dedicado al derecho del trabajo y de la seguridad social, aunque también incluya un Decreto sobre la organización de las enseñanzas universitarias y la estructura básica de la oferta académica, junto con otras informaciones de cierto interés anecdótico, como la de conocer que España tiene una embajada en el remoto reino de Bután, fronterizo con el Tibet y la India, que en lugar de medir la riqueza del país con arreglo al PIB, lo hace mediante un índice de la felicidad nacional, y para la que se ha nombrado embajador al escritor y editor de El País – y miembro de la carrera diplomática, obviamente – Jose María Ridao.

El periódico oficial contiene en efecto una batería de temas de singular trascendencia. Los dos primeros de manera especial. En primer lugar, publica la Ley 12/2021 de 28 de septiembre, por la que se modifica el texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores para garantizar los derechos laborales de las personas dedicadas al reparto en el ámbito de plataformas digitales, es decir, la conocida como Ley Rider que recoge y normaliza el contenido del RDL 9/2021, de mayo de este mismo año, norma de urgencia que VOX ha impugnado ante el Tribunal Constitucional. En segundo lugar, el periódico oficial publica una nueva norma derivada de la situación de excepción generada por el Convid19 a la que se suma además la catástrofe acaecida en la Isla de La Palma por la erupción del volcán. En ella se recoge un nuevo acuerdo social que prorroga el instrumento de la regulación temporal de empleo hasta finales de febrero del año entrante.

El tercer texto legal importante es el Real Decreto 817/2021, de 28 de septiembre, por el que se fija el salario mínimo interprofesional para 2021, que había sido objeto de una complicada negociación en el seno del diálogo social que se ha cerrado con un acuerdo entre los sindicatos y el gobierno al que la CEOE ha rehusado su firma, tal como se recogía en este mismo blog (https://baylos.blogspot.com/2021/09/las-lecciones-del-acuerdo-gobierno.html).  El SMI queda fijado en 32,17 euros/día o 965 euros/mes, según el salario esté fijado por días o por meses, y surte efectos desde el 1 de septiembre hasta el 31 de diciembre de este mismo año. La cuarta norma laboral es el Real Decreto 818/2021, de 28 de septiembre, por el que se regulan los programas comunes de activación para el empleo del Sistema Nacional de Empleo, y donde se desarrollan los contenidos esenciales que deben formar parte de las políticas activas de empleo en el marco del Sistema Nacional de Empleo.

El VI Acuerdo Social de Defensa del Empleo

En muy poco tiempo, más aún si se compara con el que se empleó en la negociación sobre el salario mínimo, el gobierno, las asociaciones empresariales y los sindicatos han llegado a un acuerdo para prorrogar los llamados Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) hasta finales de febrero de 2022. Se trata del VI Acuerdo de Defensa del Empleo realizado desde la declaración del estado de alarma provocado por la pandemia, siempre en el contexto del diálogo social tripartito que ha caracterizado la forma de producción normativa sobre un instrumento que ha posibilitado el mantenimiento del empleo de una buena parte de las y los trabajadores durante la crisis económica y sanitaria producida por el Covid19.

El RDL 18/2021, de 28 de septiembre, de medidas urgentes para la protección del empleo, la recuperación económica y la mejora del mercado de trabajo, recoge el texto del Acuerdo, junto con todo un programa paralelo de protección a los trabajadores autónomos en relación con la prestación de cese de actividad.

En lo que se refiere a los ERTEs, el sentido de la norma ha sido el de incluir el elemento de la formación como uno de los elementos centrales en la definición de la institución, tal como preconizaba el Ministerio de Seguridad Social e Inclusión, y esta indicación normativa se materializa en una acción de estímulo a la iniciativa empresarial, puesto que las empresas que cuenten con acciones formativas podrán acceder a mayores exenciones en las cotizaciones a la Seguridad Social. La página web del Ministerio de Trabajo y Economía social explica así este nuevo sesgo que adopta la medida: “De un modelo basado en los llamados ERTE sectoriales, con una protección especial a las actividades que habían mostrado una menor recuperación tras el impacto de la pandemia, se pasa a dar mayor protección a las empresas que promuevan la formación de sus empleados. Se incentiva así la formación en los nuevos ERTE, subvencionando el grueso del coste de la formación y aplicando exoneraciones a las empresas que formen a sus trabajadores en ERTE”. Las exoneraciones a la cotización son importantes, puesto que si las empresas acreditan un plan de formación, pueden llegar al 80% de exoneración, frente al 50 o el 40% -en razón del tamaño de la plantilla de la empresa – si no se prevé este plan formativo.

El mecanismo que prevé la norma como fórmula para prolongar la regulación temporal de empleo hasta el 28 de febrero de 2022 ha sido el de cerrar a 31 de octubre todos los expedientes en vigor para volver a evaluar las causas alegadas para la regulación temporal de empleo a partir del 1 de noviembre. Estos ERTEs en vigor deberá solicitar la prórroga a la autoridad laboral entre el 1 y el 15 de octubre para poder ser operativos a partir de finales de octubre, que es cuando acababa la prórroga anterior.

En cuanto a los derechos de los trabajadores, se mantiene el llamad “contador a cero” o la exención del período de carencia para tener derecho a la prestación de desempleo, hasta el 1 de enero del 2023, y se aumenta del 50 al 70% la prestación para las personas que hayan consumido más de 180 días. También se mantienen las normas sobre trabajo a tiempo parcial y la prestación extraordinaria para fijos discontinuos, asimismo con el reconocimiento del “contador a cero”.

Se mantienen las garantías de acuerdos anteriores tales como los límites al reparto de dividendos y el acceso a las ayudas a las empresas domiciliadas en paraísos fiscales, sobre la base de un principio de transparencia fiscal, las restricciones en el acceso a las horas extraordinarias y en las externalizaciones de la actividad mediante contratas y subcontratas. De manera muy especial, se sigue estableciendo el período de seis meses de mantenimiento del empleo una vez reincorporadas al trabajo las personas que provienen del ERTE en una empresa determinada. También se prevé la prórroga del plan MECUIDA y de los subsidios extraordinarios de desempleo para los artistas.

Junto a ello, en el RDL 18/2021 se aprueban, como consecuencia de la catástrofe provocada por la erupción del volcán Cumbre Vieja en la isla de La Palma y en el conjunto de las Islas Canarias, unos ERTEs específicos para las empresas afectadas en este ámbito geográfico. Los trabajadores y trabajadoras tendrán la protección asignada a los ERTE de Fuerza Mayor y las empresas se beneficiarán de exoneraciones de hasta el 100% de las cotizaciones sociales en el caso de ver totalmente impedida su actividad y de hasta el 90% en el caso de limitación de la actividad. La norma crea también una Comisión mixta para la reconstrucción, recuperación y apoyo a la isla de La Palma. También se prevén asimismo medidas extraordinarias para los trabajadores autónomos y la prestación por cese de actividad.

Es evidente que se trata de unas medidas que buscan completar la asistencia desde la amortiguación de la crisis a una recuperación económica y empresarial, además de la del empleo que se está ya realizando. Se pueden por tanto definir estas reglas normativas como la continuidad de la regulación de excepción, que prácticamente busca cerrar el ciclo de la crisis dos años después de la declaración del estado de alarma. Pero junto a la constatación de ese continuismo normativo, cabe preguntarse si en el desarrollo de este proceso de re-regulación del ajuste del empleo no cabe encontrar también elementos que necesariamente vayan a constituir el eje de una futura regulación de la restructuración del empleo en un nuevo marco de relaciones laborales, como también rastrear en esas medidas de protección algunos elementos que sin duda van a encontrar una plasmación concreta en nuevas prestaciones sociales que hasta el momento se conciben exclusivamente sobre la base de la situación de excepción creada por la crisis derivada de la pandemia. Una buena parte de las “medidas de acompañamiento” de los ERTE, en especial el compromiso de mantenimiento del empleo y las restricciones de los poderes de organización del empresario son sin duda piezas posibles de un modelo futuro de regulación del empleo que pueden transitar de la situación de excepción a la normalidad de un marco institucional reformado.

 

 

 


sábado, 25 de septiembre de 2021

“HACIENDO NEGOCIOS”, UN BOLETÍN DEL BANCO MUNDIAL RADICALMENTE NEOLIBERAL QUE DEJA DE PUBLICARSE

 


Tras la irrupción de la pandemia, hay elementos importantes del globalismo neoliberal cuya legitimidad ha desaparecido y cuya viabilidad se cuestiona seriamente. Las instituciones financieras mundiales, empezando por el Fondo Monetario Internacional, han ido introduciendo cambios en su discurso, y se extiende en muchos ámbitos la idea de la suspensión temporal ante una situación excepcional de una serie de políticas y de instrumentos de disciplina de los países endeudados, manteniendo un razonamiento según el cual, una vez lograda la recuperación económica mediante políticas de incremento del gasto público y medidas contra cíclicas. Esta ha sido también la tónica en la Unión Europea, aunque se halla en disputa la conformación de un nuevo marco institucional de la gobernanza económica que sustituya definitivamente a las políticas de austeridad y el extraordinario ajuste económico y social que plantearon como forma de administrar la crisis financiera y la de la deuda soberana en el ciclo 2010-2014.

Ahora le ha tocado el turno al Informe Doing Business elaborado por el Banco Mundial que, según se puede leer en su página web, “proporciona una medición objetiva de las regulaciones para hacer negocios y su aplicación en 190 economías” del globo. En realidad, desde su nacimiento, hace 18 años, este informe se basa en considerar como un elemento extremadamente favorable para las empresas y los inversores globales la carencia de regulación legal en materia laboral y fiscal en los países – “economías” en la jerga empleada – en los que se pueden localizar las empresas transnacionales o situar las inversiones financieras. Para el informe, cuanto menos derechos laborales, individuales o colectivos gozaban las personas que trabajaban en estos países, cuanto menos derechos sociales o menor fuera la protección social y, coherentemente, menor fuera la presión fiscal, más recomendado resultaba ese país por el Banco Mundial en sus indicaciones a los inversores globales.

Se trataba por tanto de un texto que contaba con el aval de esta importante institución financiera internacional, en el que se producía un efecto llamada a los capitales globales sobre los estados nacionales que se situaban al margen de la normativa internacional del trabajo concretada en los Convenios y recomendaciones de la OIT, o que basaban una parte de su posición competitiva en los mercados de inversión en una estrategia de dumping fiscal respecto de otros países que si mantenían un sistema fiscal relativamente progresivo y redistributivo. Doing Business establecía una lista que clasificaba a las naciones en función del grado de regulación pública o colectiva sobre el trabajo, la protección social o la presión impositiva, situando en los primeros lugares a aquellas que sobresalían por la inexistencia o pérdida de derechos laborales y por la limitada acción de los impuestos. Coherentemente con esa visión, el informe criticaba a aquellos países que introducían medidas sociales o ampliaban los derechos laborales, por entender que estos procesos de reconocimiento de derechos llevaban aparejado una obstaculización de las “economías libres”. Por ejemplo, la inexistencia (o derogación) del salario mínimo o la reducción de derechos de protección social son para este informe elementos que hay que valorar muy positivamente “para hacer negocios”.

Pues bien, el último informe Doing Business es el del año 2020, con datos de 2019. Sin embargo, no se efectuará el de este año. El Banco Mundial ha declarado que, ante “errores” en la elaboración de los informes del 2018 y del 2019, la Administración del Banco Mundial ha suspendido la elaboración de la edición siguiente e iniciado  ”una serie de revisiones y auditorías del informe y su metodología”.

No es de extrañar que el sindicalismo internacional haya saludado esta paralización del informe como un paso en la buena dirección. Para la ITUC-CSI, el informe estaba plenamente desprestigiado y debería haber desaparecido hace tiempo, como una manifestación evidente de una fuerte implantación de una construcción ideológica en el seno de las instituciones financieras globales a partir de la cual se elaboraba una clasificación de países que pretendía ser un mecanismo aplicativo de la distribución de las inversiones a nivel global que evitara cualquier “contaminación” derivada de la importancia del reconocimiento de derechos democráticos básicos como los derechos laborales y de seguridad social.

La secretaria general de la Confederación Sindical Internacional, Sharan Burrow, ha afirmado sobre el particular: “Aunque tardía, celebramos la desaparición de este informe de inspiración ideológica. El Banco Mundial debe centrar sus esfuerzos en apoyar un entorno empresarial basado en el respeto de las normas internacionales del trabajo, la diligencia debida en las cadenas de suministro y la sostenibilidad”

“Las empresas responsables reconocen cada vez en mayor medida que garantizar los derechos y la dignidad de sus trabajadores y trabajadoras, proporcionar una mayor seguridad y garantizar el cumplimiento por parte de sus proveedores en las cadenas de valor mundiales redunda en beneficio de las empresas.

“La CSI espera entablar un diálogo constructivo con el Banco Mundial para conseguirlo y superar el legado destructivo de casi dos décadas del informe Doing Business, el cual fue utilizado para socavar el desarrollo e impulsar la desregulación del mercado laboral a cualquier costo”.

De esta manera, es una buena noticia que se deje de elaborar este informe, aunque la excusa para ello sea la irregularidad de los datos recabados y se comprometa a una serie de revisiones y auditorías de éste y de su metodología. Cualquier nueva versión del mismo debe necesariamente que valorar en positivo la recepción en el ordenamiento jurídico de cada país de los elementos que confirman un marco institucional de relaciones laborales que respete y garantice la noción de trabajo decente acuñada por la OIT, y que articule un sistema impositivo amplio y progresivo, que produzca el efecto redistributivo que le es propio. La Agenda 2030 aprobada por Naciones Unidas por el desarrollo sostenible, y los objetivos que se asocian a la misma (ODS) contradicen directamente la intención y la función del informe que ahora se dejará de elaborar. Todo por tanto hace que esta suspensión de Doing Business pueda ser definitiva.

Una nueva señal de que se están produciendo movimientos y señales de cambio de un sistema de valores que insiste en la despolitización fundamental del dominio económico y la reivindicación de la desregulación como forma inequívoca de combatir el “aprisionamiento de los mercados” por una legitimidad democrática fundada en la garantía de los derechos sociales que el neoliberalismo considera su enemigo más íntimo.

 


lunes, 20 de septiembre de 2021

LAS LECCIONES DEL ACUERDO GOBIERNO-SINDICATOS SOBRE EL SALARIO MINIMO

 


Ha declarado el filósofo Alex Honneth al periódico Il manifesto que al inicio de la crisis estaba plenamente convencido de que la pandemia había dado a todos una lección, la de que de ahora en adelante habría que avanzar, de manera siempre más intensa, hacia una concepción social o comunicativa de la libertad individual, pero que planteándose la cuestión hoy en día, cree que ese optimismo inicial estaba equivocado. Declara así que “la crisis del COVID no se han extraído las consecuencias que se debían, es decir, reflexionar sobre cuán fuertemente dependen nuestro bienestar personal y nuestra libertad individual de la cooperación entre todos los miembros de nuestra sociedad” (https://ilmanifesto.it/axel-honneth-nellaperto-conflitto-per-il-riconoscimento/) Viene esto a cuento no sólo de la necesidad de incorporar al discurso político sobre la libertad un pensamiento más complejo que los exabruptos al uso, sino del cambio que se ha producido en el talante cooperativo de la CEOE-CEPYME en el marco del diálogo institucional entre los actores sociales que se ha manifestado estos últimos días con ocasión del incremento del salario mínimo.

En efecto, han sido diez los acuerdos sociales que, a partir de la irrupción de la crisis sanitaria y económica que motivó la declaración del estado de alarma, han realizado los sindicatos CCOO y UGT con las asociaciones empresariales CEOE-CEPYME y el Ministerio de Trabajo, pactos que no sólo han tenido como objetivo la regulación de las nuevas instituciones de administración de la crisis en el marco de las relaciones laborales sobre la base de la preservación de un principio de mantenimiento del empleo, sino que se han proyectado sobre nuevas categorías jurídico-laborales como el trabajo a distancia o la relación laboral de los trabajadores al servicio de plataformas en el sector de la entrega de mercancías y comidas. Los sujetos representativos de la polarización social han mantenido una estrategia cooperativa con el poder público que parecía inaugurar una práctica social que a su vez revestía indudables consecuencias políticas en orden a asegurar la legitimidad del contenido de la regulación adoptada. Es indudable que el buen fin del diálogo social fortalece la acción del gobierno en materia de relaciones laborales, pero también es evidente que el intercambio obtenido en la interlocución política con los actores sociales les sitúa en una posición de activa participación en las normas que disciplinan el marco institucional en esta materia y supone el reconocimiento por parte de los poderes públicos de sujetos plenamente representativos de los intereses económicos y sociales de empresarios y trabajadores del país.

Por otra parte, es el de las relaciones laborales el único ámbito en el que se ha proyectado esta metodología de gobierno, y de esta forma la legitimidad política de la acción reformista en este terreno es más transparente. Este ha sido posiblemente el origen del cambio que ha sufrido la estrategia de la asociación empresarial, claramente manifestada en la negociación del nuevo Salario mínimo para el año 2021. Como ya se ha recogido en este blog, la discusión entre las dos fuerzas que componen el gobierno sobre la necesidad de fijar el SMI para el año 2021, hizo que frente a la propuesta de la Ministra de Trabajo, prevaleciera la opinión de la de Economía y se pospusiera su aprobación hasta después del verano. Este triunfo era también el de la CEOE-CEPYME que hasta el momento seguía con una práctica muy arraigada de negociar en un doble nivel, el explícito que se desarrollaba en las mesas de diálogo social, y el informal o subterráneo que mantenía con el Ministerio de Economía, quien, a su vez, en la pugna interna del gobierno, ejercía una presión mucho más contundente que la que las asociaciones patronales podían manifestar en la mesa de negociación tripartita. En ese sentido hay que interpretar las continuas irrupciones públicas de la Vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, sobre la fecha de inicio de los efectos de la norma, o, en la fase final de la negociación, reclamando para sí la facultad de convocar formalmente a los interlocutores sociales para fijar posiciones sobre el aumento del SMI.

El tema sin embargo estaba relativamente encarrilado de forma previa a partir del compromiso formal expresado por el gobierno respecto de alcanzar, siguiendo las directivas de la Carta Social Europea y el Comité Europeo de Derechos Sociales, el 60% del salario medio, una cuestión que había a su vez sido abordada con enorme claridad y precisión por la Comisión Asesora del Gobierno para el Análisis del Salario Mínimo Interprofesional, cuyas conclusiones fueron presentadas antes del verano por su presidenta, Inmaculada Cebrián, junto a la Ministra Yolanda Díaz. (https://baylos.blogspot.com/2021/09/comienzo-de-curso-no-solo-academico.html ). La CEOE-CEPYME sin embargo, acudía a la negociación con la pretensión de congelar el SMI durante el año 2021, y esa propuesta no la modificó a lo largo de las diferentes reuniones. Era evidente que con ello se autoexcluía del proceso y tampoco ayudaba por tanto a que la presión de Economía fuera eficiente, al tratarse de una postura rígida que impedía moverse sobre las cantidades de incremento que se estaban manejando sobre la base del informe de los expertos.

Se ha especulado sobre si este cambio de posición de la CEOE iba a marcar el final de la fase colaborativa que ha mantenido durante toda la crisis derivada de la pandemia, y cuáles pueden ser su motivos. La presión que sufrió Garamendi  por parte del líder de la oposición y, sobre todo, el aviso que lanzó el ex presidente Aznar sobre la necesidad de recordar claramente quién apoyó al PP en su estrategia de deslegitimación radical del Gobierno de coalición y quién por el contrario cooperó a su permanencia, explican desde luego algunas fuertes presiones que se han podido trasladar al interior de su organización, tal como recoge el diario El País en un artículo publicado en su sección económica (https://elpais.com/economia/2021-09-19/la-encrucijada-de-garamendi.html) pero es posible que el enroque de la patronal buscara experimentar sobre los efectos que pueden producirse  sobre la arquitectura del diálogo social y sus resultados ante la retirada explícita de la CEOE del proceso rechazando el propio objeto de la negociación. No se trataba tanto de la pretensión de veto unilateral del contenido negocial, sino más bien de comprobar si con su simple oposición manifestada en el rechazo a entrar en propuestas de negociación se podía obtener un resultado igualmente favorable. En este caso, que se sustituyera el marco del acuerdo por el de la determinación unilateral del SMI por el gobierno, dejando fuera por tanto no solo a la patronal sino también a los sindicatos, y que el incremento se situara en el mínimo de los que el informe de los expertos había planteado. De esta manera se podía presentar ante el interior de la organización como un resultado muy positivo, además de poder configurar este método como el último recurso en las próximas negociaciones sobre la reforma laboral a la que el Estado español está obligado ante Europa.

Los sindicatos, aunque consideraban insuficiente el aumento propuesto por el Ministerio, no podían dejar de llegar a un acuerdo sobre este asunto, aunque solo fuera por demostrar que es factible un acuerdo bilateral gobierno-sindicatos en un asunto de trascendencia general frente a la posición irreductible de la patronal. Han logrado a su vez un compromiso genérico de incremento del SMI para 2022 y 2023, lo que en definitiva asegura el cumplimiento del compromiso que constituye su objetivo fundamental. El acuerdo es además un respaldo de la actuación del Ministerio de Trabajo frente a quienes, en el interior del gobierno, han manifestado su oposición al mismo, y demuestra que la legitimidad de este tipo de decisiones no puede ponerse en duda por el rechazo a negociar de uno de los actores sociales. Posiblemente, la constatación de que era posible un acuerdo con los sindicatos más representativos demuestra una capacidad de interlocución del Ministerio – y de la Vicepresidenta Segunda – que ha tenido mucho peso en la aprobación final por el consejo de Ministros de este aumento.

De esta manera, el 16 de septiembre se anunció que mediante un pacto bilateral entre el MTES y las organizaciones sindicales CCOO y UGT, se había acordado “subir el Salario Mínimo Interprofesional en 15 euros”, comprometiéndose a cumplir “el objetivo de situar el SMI en el 60% del salario medio, mediante su progresiva revisión en 2022 y 2023” (https://prensa.mites.gob.es/WebPrensa/noticias/laboral/detalle/4022). Más allá por tanto del significado muy positivo de este incremento, que desautorizan tanto las propuestas de congelación del mismo como las de aquellos organismos, como el Banco de España, que suelen intervenir en clave alarmista siguiendo los mantras de la economía liberal nunca verificados en la realidad de las cosas, la lección que se desprende de este proceso de negociación es la de la importancia de focalizar en el método de cooperación y de participación la acción reformista del sistema de relaciones laborales en marcha, sin que por consiguiente el rechazo del mismo pueda detener o impedir el desarrollo de los cambios.

 

 

 

 


martes, 14 de septiembre de 2021

AHORA TAMBIÉN EN HOLANDA: LOS CONDUCTORES DE UBER SON TRABAJADORES ASALARIADOS

 


Luca Nogler, frecuentador del blog y buen amigo, además de catedrático en la Universidad de Trento y General Editor, con Fausta Guarriello, de la revista Giornale di Diritto del Lavoro e delle Relazioni industriali, ha enviado, para su publicación aquí, una nueva noticia sobre la pugna que desde hace tiempo se viene verificando entre las poderosas empresas de plataformas digitales y las demandas sindicales sobre la definición legal de la relación de trabajo que une al personal a su servicio con dichas empresas. El caso de UBER es especialmente significativo puesto que es posiblemente la empresa pionera en el modelo de negocio luego extendido desde el transporte a otros sectores, en especial el de la entrega de comida o mercancías, que ha generado en nuestro país la respuesta legislativa articulada a través del RDL 9/2021 y la reforma correlativa del Estatuto de los Trabajadores que es conocida como Ley Riders y a la que ya se ha aludido en numerosas ocasiones en esta página.

La propuesta de salida de estas empresas ha sido la de considerar a las personas que trabajan para ellas como independientes o autónomos, y en consecuencia situados fuera del ámbito de regulación del derecho del trabajo. Si la relación de servicios no era laboral, tampoco se hacía nacer la relación jurídico pública de seguridad social que superpone a la misma, y en consecuencia las empresas de lo que en su momento se venía a llamar “economía colaborativa” no cotizaban a la Seguridad social por el personal a su servicio.

El cuestionamiento frontal de esta situación por parte de los sindicatos y de los propios trabajadores generó no sólo los primeros conatos de auto organización de estos colectivos, sino también el acceso a la justicia como forma de dirimir los conflictos que se estaban planteando. El recurso a la acción jurídica, que en el caso español contó con el afortunado protagonismo de la Inspección de Trabajo a través del proceso de oficio, supuso para estas empresas multinacionales un obstáculo para su estrategia de balance de costes y beneficios, y aunque al comienzo la respuesta en el plano jurídico se centró en defender el carácter no subordinado de la prestación de estos trabajadores, pronto viró hacia la posibilidad de encontrar categorías intermedias que permitieran reconocer algunos derechos básicos a estos colectivos, pero sin que adquirieran la condición plena de trabajador por cuenta ajena. En España, esta tendencia se quiso amparar en la figura del TRADE creada por la Ley del Estatuto del Trabajo Autónomo en el 2007, acogiendo una figura específica que se denominaba el “TRADE digital”, pero en otros países se intentó también por categorías intermedias que se situaran fuera de la dicotomía subordinación / autonomía, evitando una nueva polarización entre estas dos categorías esta vez encuadrada en el contexto de los nuevos modelos de negocio que ha propiciado la digitalización. Esta propuesta estratégica sin embargo ha chocado con un continuo goteo de resoluciones judiciales que la desmienten y contradicen en múltiples países, incluso en aquellos en los que se prevé este tipo de figuras intermedias, como el Reino Unido o Italia.

El último de los pronunciamientos judiciales ha venido de Holanda, del Tribunal de la Región de Amsterdam que ha estimado la pretensión de los sindicatos holandeses (FSV) frente a la empresa UBER N., que habían argumentado que los aproximadamente 4.000 conductores de Uber en esa ciudad eran trabajadores de una empresa de taxis y debían por tanto recibir los  beneficios en línea con el sector del taxi que fija el convenio colectivo aplicable a este sector. Según las noticias de prensa (https://www.reuters.com/world/europe/dutch-court-rules-uber-drivers-are-employees-not-contractors-newspaper-2021-09-13/) para el Tribunal, es evidente que "la relación jurídica entre Uber y estos conductores reúne todas las características de un contrato de trabajo", por lo que los conductores que transportan pasajeros a través de la aplicación Uber están cubiertos por el convenio colectivo de trabajo para el transporte en taxi vigente en la ciudad. Con ello, los empleados de UBER son, tras esta decisión judicial, considerados trabajadores al servicio de esta empresa y no trabajadores autónomos que contratan libremente sus servicios con la corporación. Los jueces también condenaron a UBER a pagar una multa de 50.000 euros por no aplicar los términos del acuerdo laboral para los taxistas.

La sentencia no ha gustado a la dirección de UBER, que la recurrirá al Tribunal Supremo. Maurits Schönfeld, director general de Uber para el norte de Europa, ha manifestado al respecto dos cosas. De un lado, que no piensa contratar como trabajadores a los empleados que trabajan para la empresa. De otro que esta oposición a la inserción en el espacio de aplicación del Derecho del trabajo de los conductores de la empresa contraría su voluntad individual. "Estamos decepcionados con esta decisión porque sabemos que la inmensa mayoría de los conductores desean seguir siendo independientes", dijo. "Los conductores no quieren renunciar a su libertad de elegir si quieren trabajar, cuándo y dónde".

Sin embargo, la sentencia posibilita que estos conductores tengan acceso a condiciones salariales superiores, puedan ejercitar derechos colectivos e individuales en el seno de la relación laboral, y gocen de las prestaciones públicas que se conectan directamente con la calificación de su relación de servicios como laboral, además de reforzar sus garantías en caso de despido o de enfermedad, como señaló Zakaria Boufangacha, vicepresidente de la FNV.

La sentencia es un nuevo dato que contradice la estrategia de estas empresas, pese a que han redoblado su presión ya no sobre los espacios de regulación nacionales, sino sobre la Unión europea, donde piensan que pueden recuperar lo que están perdiendo en los tribunales nacionales de los Estados miembros. En febrero del 2021, UBER publicó un libro blanco en el que pedía a los reguladores de la UE que reconocieran el valor de los contratos de trabajadores autónomos o independientes como una forma positiva de creación de puestos de trabajo, al tiempo que estudiaban nuevas normas para proteger a este personal de la economía digital sobre la base de desarrollar un estatus intermedio similar al que rige en algunos países que les asegure ciertos derechos. Es lo que la dirección de UBER considera “un nuevo enfoque”, en el que el acceso a la protección social y a las ventajas económicas “no se produzca a costa de la flexibilidad en la gestión de la mano de obra y la consiguiente creación de empleo”.

Esta estrategia es la que se está siguiendo asimismo para USA y Canadá, donde se enfrenta a decenas de demandas por la situación de sus conductores, y el que hasta el momento había sido considerado un incuestionable triunfo de las empresas como UBER y LYFT, líderes estadounidenses en servicio de autos con conductor, el referéndum de California que decidió por votación popular que los conductores de estas empresas debían ser calificados como trabajadores autónomos, está siendo también discutido seriamente por los tribunales, a partir de una decisión de un juez de la Corte Superior del Condado de Alameda que sentenció que la ley  aprobada por referéndum – la proposición 22 - viola la Constitución de California, por lo que es “inaplicable”.  

Como se puede comprobar, la definición de la prestación de trabajo en los modelos de negocio que ha traído la digitalización con la mediación de las plataformas y aplicaciones digitales, lleva un largo camino jalonado de pretensiones sindicales y decisiones judiciales, con pocas incursiones normativas, con la excepción muy señalada de la experiencia española. Es un terreno importante de confrontación de intereses, pero también un banco de pruebas para la teorización doctrinal sobre los cambios producidos en la forma de dirigir y organizar el trabajo subordinado en el siglo XXI y las posibilidades de adaptación a los mismos que experimenta el Derecho del trabajo.

 


domingo, 12 de septiembre de 2021

11 DE SEPTIEMBRE: 48 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO EN CHILE. LOS ABOGADOS LABORALISTAS LO RECUERDAN

 


Como en el cortometraje de Ken Loach  en el film 11’09”01, la fecha del 11-S no sólo se refiere a los ataques terroristas al Centro Mundial de Comercio de Nueva York, como nos recuerdan convenientemente todos los medios de comunicación en nuestro país. La fecha evoca asimismo el golpe militar que terminó con el gobierno y la vida del presidente Salvador Allende en Chile, abortando una experiencia de cambio democrático y social e imponiendo una sangrienta dictadura militar con la complicidad activa de los Estados Unidos. Son ya 48 años de aquel momento terrible para el pueblo chileno y para todas las personas que, en América y en Europa, concebíamos la posibilidad de cambiar profundamente el cuadro social y económico de un país mediante el acceso democrático al poder, simplemente obteniendo una mayoría electoral, algo que actualmente concebimos como un proceso mucho más complejo. Hoy Chile vive un momento histórico mucho más prometedor y esperanzado, pero los abogados laboralistas de aquel país, organizados en la Asociación Gremial de Abogados Laboralistas (AGAL) que constituyó un lugar activo de resistencia frente a la dictadura pinochetista, han querido hacer público una reflexión sobre esta fecha. Este es el comunicado que con gusto publicamos en este blog, haciéndonos eco de las palabras de nuestras compañeras y compañeros de Chile.

AGAL reflexiona en 48 aniversario del golpe de Estado de 1973

 

El 11 de septiembre es una fecha triste para Chile, para los derechos humanos y para las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país. Por ello hoy, en un día como el que hace 48 años enlutó a nuestra nación con el golpe de Estado que derrocó al Presidente Salvador Allende y produjo su muerte y que, además, demarcó el inicio de una dictadura cívico – militar cruenta y abusiva que ejecutó, desapareció y exilió a miles de personas por el simple hecho de pensar distinto, invitamos a reflexionar.

Como Asociación Gremial de Abogadas y Abogados Laboralistas de Chile, AGAL, recordamos a todos y cada uno de los trabajadores y trabajadoras y sus dirigentes sindicales que, fruto de una política de exterminio, ya no están con nosotros. Asimismo, manifestamos nuestro anhelo y compromiso de desplegar nuestros mayores esfuerzos para que nunca más en Chile sea posible llegar a una instancia tan dramática como la de 1973 y la dictadura que duró interminables 17 años.

Desde nuestra creación, en 1982, y hasta hoy y siempre, los profesionales de AGAL hemos acompañado y defendido a la fuerza laboral chilena y sus organizaciones, muchas veces corriendo riesgos vitales y permanentemente constatando absortos la cultura de abusos, injusticias y maltratos puesta en práctica por el sistema neoliberal instaurado a la fuerza.

Hasta el día de hoy, ciertamente con algunas pocas evoluciones, continuamos inmersos en ese sistema abusivo que la dictadura supo “legalizar” a través de la Constitución Política de 1980 con sus posteriores disposiciones, enclaves autoritarios y leyes de amarre, entre las que se inscriben el Plan Laboral de 1979, que derrotó el estatuto social de la empresa y privó a los trabajadores de los pocos beneficios que habían logrado conquistar; la Reforma Previsional que privatizó los fondos de pensiones y precarizó la seguridad social y las jubilaciones; la Reestructuración de la Salud que la llevó de ser un derecho humano a un pingüe negocio para empresarios insaciables, y la Municipalización de la Educación, que replicó en la enseñanza las desigualdades existentes entre las comunas ricas y pobres.

Hoy, que con el trabajo de la Convención Constitucional -democráticamente elegida, paritaria en género y con representación de los pueblos originarios- se perfila un horizonte de mayor justicia y vida digna para todos y todas, más que nunca es importante recordar, jamás olvidar, esta fecha infausta que fue punto de inicio y gatilladora de los abusos, injusticias y maltratos mencionados, y de muchos más.

 

ASOCIACIÓN GREMIAL DE ABOGADAS Y ABOGADOS LABORALISTAS DE CHILE, AGAL.

11 de septiembre de 2021.


viernes, 10 de septiembre de 2021

¿DESPEGUE DE LA ECONOMÍA SOCIAL EN LA FASE POST-COVID? SOBRE LA CUMBRE IBÉRICA DE ECONOMÍA SOCIAL

 



Dice Wikipedia que la economía social o economía social y solidaria es una noción que se refiere principalmente a las relaciones de producción y distribución que están organizadas por el principio de solidaridad y no persiguen el lucro, un​ sector de la economía que estaría a medio camino​ entre el sector privado y el sector público. Por ello se le denomina tercer sector, e “incluye a cooperativas, empresas de trabajo asociado, sociedades laborales, organizaciones no lucrativas, asociaciones caritativas, empresas de inserción, mutuas o mutualidad y micro emprendimientos asociativos”. En muchas acepciones clásicas, este tipo de organizaciones productivas se caracterizaban por alinearse en torno a una determinada “ética social” común a las mismas que cuenta con ilustres precedentes teóricos antiliberales, de Proudhon a Owen.

Sin embargo, esta impronta antiliberal se ha ido desvaneciendo con la abrumadora hegemonía ideológica y política neoliberal,  para la que el “tercer sector” se asimila a formas empresariales cuya función en el mercado debe ser idéntica a la que caracteriza al resto de agentes económicos, sin que el ideario declarado o la base asociativa de su organización deba imponer un sesgo diferente a su actuación económica. En España hubo un intento que llevó a cabo la Ley 5/2011 de 30 de marzo, de articular una norma que regulara el conjunto de figuras que formaban parte de este sector, pero vino a ser arrastrado por el torbellino de la crisis financiera y de la deuda que acabó con el gobierno del PSOE para ser sustituido por la mayoría absoluta del PP. Éste, coherentemente con su concepción del mundo económico, optaría de manera muy decidida por la noción de “emprendimiento” como eje ideológico y político de la figura de la recuperación económica a partir del 2015, desatendiendo las posibilidades que podría ofrecer la economía social en ese proceso.

Frente a ello, resulta sin embargo evidente que en la perspectiva de la recuperación económica tras la pandemia, la llamada economía social se ha presentado con fuerza como un agente relevante de la recuperación económica que además pretende ocupar un papel de importancia en los Planes de Recuperación y Resiliencia para la salida de la crisis, de manera que se adopte un Plan de Acción Europeo para la Economía Social. El Gobierno español se ha implicado en este proceso a través del Ministerio de Trabajo y Economía Social a través de la Dirección general del Trabajo Autónomo, de la Economía Social y de la Responsabilidad Social de las Empresas cuya titular es Maravillas Espín, profesora de Derecho del Trabajo en la UAM. Está impulsando una serie de acciones tanto en el plano interno, entre las que destaca la declaración de Teruel como capital de la economía social y solidaria para el año 2021, como primera ciudad de las que constituirán la futura red de capitales comprometidas con la Economía social y una cierta recuperación del contenido de la citada Ley 5/2011, especialmente en lo referido a la “tarea de interés general” consistente en el apoyo y difusión de la economía social y en la creación de un órgano de participación institucional consistente en el Consejo para el Fomento de la Economía Social, reactivado a partir de esa declaración.

En esa línea, se están llevando a cabo también acciones internacionales bilaterales y multilaterales en la línea de promoción de los que se entienden principios básicos de la Economía Social: “la primacía de las personas y del fin social sobre el capital; la gestión autónoma, transparente, democrática y participativa o la promoción de la solidaridad interna y con la sociedad que favorezca el compromiso con el desarrollo local”. Este ha sido el objetivo de la I Cumbre Ibérica de Economía Social entre Portugal y España, que además de escenificar la magnífica relación existente entre los dos departamentos ministeriales de Trabajo en Portugal y España en la persona de sus titulares, Ana Mendes Godinho y Yolanda Díaz, ha culminado en la firma de un “Memorándum de entendimiento” entre ambos países en materia de economía social, lo que para Portugal fundamentalmente se concentra en una amplia experiencia cooperativista, que tiene un fuerte apoyo político en el art. 61 de la Constitución Portuguesa de 1976, que positiviza a su través los principios del cooperativismo, establece la libertad de federación y confederación de las cooperativas, la participación pública y el derecho a la autogestión. El sector cooperativo de Portugal en la actualidad sigue estando dominado por las cooperativas agrícolas, las cuales constituyen alrededor de un tercio del total. Otros sectores importantes incluyen la banca, el comercio mayorista, el comercio minorista y la educación. En España, también en el sector agroalimentario se asienta el fenómeno cooperativo, así como en otros sectores, pero sin duda la especialidad española más relevante la constituye el importante arraigo de la economía social en el País Vasco, en torno al fenómeno tan estudiado de Mondragón, y donde el cooperativismo se ha instalado también en el sector industrial.

El Memorándum hispano-portugués se compromete a potenciar el rol de los Consejos Nacionales de Economía Social como órganos activos de consulta, que se encargarán de impulsar un programa que posibilite el intercambio de experiencias sobre legislación y sobre las medidas en el marco de los Planes de Recuperación y Resiliencia y del Plan de Acción Europeo para la Economía Social, lo que en nuestro país lo llevará a efecto el Consejo de Fomento de la Economía Social. La coordinación bilateral se extiende a la información relativa a la formulación de cuentas estadísticas y a la metodología empleada en los informes, lo que, en última instancia, facilitará la confección de estudios comparativos y a la la definición de posiciones comunes en el proceso de elaboración del Plan de Acción Europeo para la Economía Social, con una apertura final a la actuación conjunta de ambos países  en el desarrollo de propuestas para impulsar la presencia de la economía social en el marco de las Cumbres Iberoamericanas.

En España, las empresas de economía social se encuentran representadas por CEPES, Confederación Empresarial Española de la Economía Social, separada por tanto de las organizaciones empresariales que representan al mundo empresarial, y esa subjetividad colectiva propia se reconoce mediante su participación en el Grupo Tercero del Consejo Económico y Social español, en el que tienen 4 representantes. Suele establecerse una correlación inversa entre el crecimiento del cooperativismo y el crecimiento económico, de manera que cuando se produce una crisis, aumenta la creación de cooperativas, mientras que disminuyen éstas en cuanto se verifica una recuperación de la economía. Los datos que ofrece CEPES en cuanto al número de trabajadores ocupados no se corresponde con ese pronóstico, puesto que según éstos, la destrucción de empleo de la crisis 2010-2014 afecta también a este sector, que pasa de casi 300.000 trabajadores en el 2010 a 280.000 en el 2014, y la recuperación económica acompaña su crecimiento hasta los 322.000 del año 2018, aunque en 2019,que son los últimos datos recogidos, el número de personas trabajadoras disminuye a 314.000, y el número de sociedades cooperativas no ha cesado de disminuir desde el 2009. Por regiones, es Andalucía la que tiene un mayor número de cooperativas, que emplean a casi 61.000 personas, pero a continuación por el número de trabajadores - 60.4000 – viene el País Vasco, aunque es inferior el número de empresas cooperativas en dicha comunidad autónoma.

Como puede evidenciarse de estos datos, es todavía muy residual la presencia de la llamada economía social en nuestro modelo económico, claramente orientado a la llamada economía libre de mercado. Sin embargo, en la propuesta política del Ministerio de Trabajo y Economía Social puede suponer, como señaló Maravillas Espín en la presentación del Memorándum en la Cumbre Hispano-Lusa, “una oportunidad inédita para transformar nuestro modelo  económico y productivo, orientándolo hacia un sistema más humano, sostenible e inclusivo, al tiempo que posibilita la ansiada recuperación económica”. La potenciación de este tipo de agentes económicos que privilegian el aspecto social en su actividad económica durante el período de la recuperación económica post-covid es sin duda una buena iniciativa. El problema se traslada ahora a la realización efectiva de ese ideal social que debería caracterizar a este denominado “tercer sector” en las relaciones económicas desplegadas en el mercado o, por el contrario y como en demasiadas ocasiones se puede comprobar, la anulación del mismo y la plena equiparación en objetivos y métodos con las empresas mercantiles clásicas en la apropiación del beneficio y la privación de derechos a los miembros que componen la sociedad.

 

 


martes, 7 de septiembre de 2021

SEBASTIAN PIÑERA NO ES BIENVENIDO A ESPAÑA

 

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, está realizando una gira por Europa hasta el próximo 12 de septiembre, durante la que recorrerá España, Francia, Italia, el Vaticano y el Reino Unido. Se trata de un recorrido que iba a realizar el pasado mes de junio y que pospuso a última hora debido al empeoramiento que en ese momento sufrió la pandemia de coronavirus en Chile.. Entre los objetivos principales de la agenda del presidente chileno durante el viaje se encuentran "impulsar la modernización del Acuerdo de Asociación entre Chile y la Unión Europea" y "reforzar una agenda global de recuperación económica pospandemia".

Es una gira muy contestada en su país. Son muchas las organizaciones sociales chilenas que requieren un gesto importante del gobierno progresista español frente a un presidente que ha avalado y dirigido la terrible represión durante el estallido social de octubre de 2019 en adelante. Varios colectivos civiles están convocando funas o concentraciones en los distintos países que va a visitar en protesta, y Amnistía Internacional ha solicitado a los mandatarios de los países que visitará Piñera que le manifiesten al presidente su preocupación de manera que el Estado chileno colabore en las investigaciones de vulneraciones de derechos humanos durante las movilizaciones de octubre de 2019, para que la justicia cuente con la información necesaria, se adopten medidas de reparación para las víctimas y se promueva una la reforma estructural de Carabineros, el cuerpo represivo que protagonizó las acciones más execrables.

Entre las organizaciones sociales relevantes españolas, ha sido CCOO la primera en denunciar, ante la visita del presidente de Chile, las graves violaciones de derechos humanos en aquel país. Son muchas las personas que continúan privadas de libertad por su participación en las movilizaciones en Chile en octubre de 2019 y no se ha producido ningún tipo de reparación para las múltiples víctimas. Por ello, el sindicato apoya la denuncia internacional por crímenes de lesa humanidad presentada ante la Corte Penal Internacional de La Haya contra el presidente de Chile. CCOO recuerda que el objeto del viaje de Sebastián Piñera es reforzar “la agenda global de recuperación económica post-pandemia” en Chile. “Pero lo cierto es que su única estrategia para afrontar la crisis socio-sanitaria provocada por la COVID-19 en aquel país ha sido trasladar los costes de esta crisis a los y las trabajadoras, perpetuando así, el sistema neoliberal generador de desigualdades que castiga a los más vulnerables mientras protege a las élites, como demuestra la negativa del gobierno de establecer medidas de solidaridad como el impuesto a las grandes fortunas”. Por ello se considera al Presidente una persona non grata para Comisiones Obreras y CCOO llama al Gobierno español a condenar las políticas antisociales y la vulneración de los derechos humanos que está llevando a cabo en Chile.

La posición de la confederación sindical española coincide plenamente con la Declaración Pública Internacional que ha dado a conocer la Central Unitaria de Trabajadores Chilena (CUT-Chile) cuyo contenido es el siguiente:

“El día de hoy, el presidente de nuestro país, Sebastián Piñera, dio inicio a una gira internacional por algunos países de Europa, en la que, entre otros temas, se busca reforzar una agenda global de recuperación económica pospandemia, tal como ha sido informado por los medios oficiales del Gobierno.

En este sentido, y tal como ya lo hiciera Amnistía Internacional, llamamos a todos los Gobiernos Europeos que visitará el presidente (Francia, Italia, España, Inglaterra y el Vaticano), a manifestar su condena a Sebastián Piñera por las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas durante su Gobierno a partir del estallido social del 18 de octubre de 2019, la exigencia de la liberación de quienes aún se mantienen detenidos por motivos políticos y la necesidad de urgente reparación a las víctimas de estas violaciones a los derechos humanos ocurridas en nuestro país.

Por otro lado, queremos expresar nuestro completo apoyo a la DENUNCIA INTERNACIONAL en contra de Piñera por Crímenes de lesa Humanidad, interpuesta el pasado 19 de Abril en la Haya, delante al Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), que fuera presentada por la Comisión de Derechos Humanos de Chile, la Fundación Internacional Baltasar Garzón (FIGBAR), la Asociación Americana de Juristas y el Centro di Ricerca ed Elaborazione per la Democrazia (CRED) de Italia, y hacemos un llamado a las organizaciones sindicales internacionales y de los países europeos que visitará Piñera a manifestarse con fuerza en contra de su presencia, declarándolo persona non grata de dichos pueblos.

Por último, denunciamos ante a la comunidad internacional y en especial ante las organizaciones de trabajadoras y trabajadores de los países europeos que visitará Piñera, su intención de legitimar una estrategia de afrontamiento de la crisis sociosanitaria provocada por el Covid-19, basada exclusivamente en trasladar todos los costos a los trabajadores y trabajadoras, oponiéndose férreamente a cualquier propuesta o medida que implique introducir elementos de solidaridad, como el impuesto a los super ricos en nuestro país o un royalty a la gran minería, hoy en su mayoría en manos de capitales extranjeros.

La Central Unitaria de Trabajadores de Chile ha sostenido desde el primer minuto de la crisis sociosanitaria (marzo de 2020) que la crisis no la deben pagar las trabajadoras y trabajadores, por lo que llamamos a las organizaciones sindicales del mundo entero y particularmente de los países europeos que visitará Piñera a condenar las políticas con las que nuestro Gobierno ha afrontado la crisis y por el contrario, llamamos a construir una agenda global de recuperación económica pospandemia que ponga al centro la dignidad de los seres humanos, el trabajo decente, el buen vivir, el reconocimiento y protección de todos y cada uno de los derechos humanos en el mundo, a través de un desarrollo económico justo y sostenible.

No podemos aceptar nuevamente, como ha ocurrido con otras crisis recientes, que las estrategias “de salida” coloquen nuevamente en primer lugar los intereses del gran capital financiero nacional y mundial, a través de políticas de austeridad que recortan derechos sociales y de flexibilidad laboral que precarizan el trabajo de millones y millones de seres humanos”.

Recibido hoy por el Rey Felipe VI, acompañado por Juan Fernández Trigo, secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe y el Español en el Mundo – aunque sin la presencia del Ministro Albares -  y Enrique Ojeda Vila, embajador de España en la República de Chile, así como Andrés Allamand Zavala, Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Chile y Roberto Ampuero Espinoza, embajador de la República de Chile en España, han luego almorzado en el palacio. También se ha entrevistado con el presidente del Gobierno en La Moncloa, y éste “ha subrayado el apoyo de España al proceso constituyente chileno, algo que evidencia las fluidas relaciones existentes entre España y Chile. En este sentido, Sánchez ha transmitido a Piñera el interés del Gobierno de profundizar en el diálogo institucional en estos "trascendentales momentos para Chile". Aunque lo más celebrado en la nota de prensa resumen de la entrevista ha sido constatar que “las relaciones comerciales entre España y Chile, con gran potencial, son excelentes. Reflejo de ello es la gran presencia de empresas españolas en Chile y su interés en seguir trabajando allí. En este sentido, el presidente del Gobierno ha destacado que esta colaboración se podría ampliar a sectores como energía, hidrógeno verde, recursos hídricos, digitalización, Smart cities, ciberseguridad, salud, medioambiente e infraestructuras. En el primer semestre de 2021 España incrementó más de un 33% sus exportaciones a Chile respecto al mismo periodo de 2020, con un valor de casi 800 millones de euros. España realizó importaciones de Chile por un valor superior a los 662 millones de euros, lo que supone un aumento interanual de más del 12%.” Y aunque el encuentro si ha tenido un aspecto positivo al abordar el tema de la investigación antártica y la consecución de la “neutralidad del carbono” para 2050, se trasluce del resumen del mismo que los aspectos directamente político-democráticos no han sido puestos sobre el tapete.

El presidente de Chile representa un proyecto político enfrentado al proceso constituyente democrático, y su actuación durante el estallido social del 18 de octubre de 2019 propició una represión brutal que no ha sido castigada. El gobierno español tendría que aparecer como un firme defensor de los derechos humanos, y salvaguardar su posición propia sobre esta cuestión en América Latina, sin paliativos derivados de la cuenta de resultados de los intercambios comerciales o la penetración de las empresas transnacionales españolas ni tampoco sobre la base de una selección previa entre Estados a priori “amigos” o “enemigos” en función de la definición que de ellos da el Departamento de Estado USA. En esas condiciones, Sebastian Piñera no es bienvenido a España, y el sindicalismo español ha obrado correctamente poniéndolo de manifiesto.

 


jueves, 2 de septiembre de 2021

COMIENZO DE CURSO (NO SÓLO) ACADÉMICO

 


Septiembre es el mes del reinicio, y, frente a lo que dice la canción, el verano nunca dura demasiado ni el tiempo va tan despacio (1) como querríamos quienes gozamos de las vacaciones escolares de agosto, pero seguramente tampoco como desearían quienes se dedican a los asuntos públicos en un clima político como el español extraordinariamente enrarecido y viciado. En todo caso, volver a empezar supone también afrontar novedades y reencontrar viejos problemas que adoptan al pasar el tiempo nuevos contornos.

El personal docente y de investigación de la universidad nos hemos encontrado en este septiembre con el anteproyecto de Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), presentado el 31 de agosto en el Consejo de Ministros, del que habrá tiempo para hablar y conocer, dado que su texto no ha sido consultado con los sindicatos ni por consiguiente debatido en el seno de una parte de la comunidad universitaria. Los laboralistas, por nuestra parte, tanto universitarios como profesionales, hemos podido compartir dos muy buenos datos en este inicio de mes: El primero es la caída histórica del paro registrado en agosto, que desciende en 82.583 personas, lo que implica una excepción a las series históricas al menos desde el 2001, y que se suma a los seis meses de descenso consecutivo, acumulando una reducción del desempleo en 675.000 personas.

El descenso del paro en agosto de este año afecta a jóvenes y a mujeres, colectivos clásicamente golpeados por su vulnerabilidad ante el empleo, y baja en todos los sectores menos en el de la construcción. A nivel territorial, el paro desciende en 13 Comunidades Autónomas, de forma destacada en Andalucía (-32.102 personas), Canarias (-19.844 personas) y Cataluña (-17.186 personas). Sin embargo, sube en la Comunidad Valenciana (6.606 personas), la Comunidad de Madrid (3.526 personas) y el País Vasco (3.058 personas) y en Castilla y León (956 personas). En cuanto a los datos de contratación, el empleo sigue instalado en la temporalidad, porque aunque se da el dato positivo de que la contratación acumulada en los ocho primeros meses de 2021 ha alcanzado la cifra de 11.864.833, lo que supone 1.910.570 contratos más (19,19%) que en igual periodo del año anterior, los contratos indefinidos celebrados en agosto representan el 8,45% del total, y, pese a que en magnitudes acumuladas, se han realizado 1.241.392 contratos indefinidos desde enero y que ello representa un incremento de 251.321 (25,38%) sobre el mismo periodo del año 2020, es evidente que se requiere una reforma en profundidad de la contratación laboral para corregir esta característica muy negativa del empleo en nuestro país, que integra ya la cultura empresarial e institucional de una amplia mayoría de empresas y de gestores de recursos humanos.



La segunda noticia positiva ha sido el arranque del período de consultas sobre la subida del salario mínimo, una decisión que finalmente parece ineludible por parte del gobierno, tras los rifirrafes habidos sobre el particular con la Ministra de Economía y vicepresidenta Primera antes del verano y la movilización sindical de julio. La oposición política ha salido en tromba a defender la congelación del salario mínimo durante este año, apoyando en esta ocasión a la CEOE que mantiene una actitud contraria al mismo. El discurso oficial de la derecha política lo da el ABC en su editorial del 1 de septiembre: “Antes que rendirse a la presión de sus socios comunistas, Pedro Sánchez debería calibrar los efectos de imponer una subida del salario mínimo no solo a los empresarios, sino a la capacidad productiva del país en su conjunto. Está en juego el diálogo social, que es un diálogo, no un monólogo a golpe de decreto-ley”. Es decir, sin abandonar la (des)calificación política de Unidas Podemos como “comunistas” – en la línea de las intervenciones de la Diputada de Vox que no deja de incluir ese adjetivo en sus interpelaciones a Yolanda Díaz – reivindica ahora la necesidad del acuerdo social – el mismo que era irrelevante frente a la soberanía popular que residía en el Parlamento, y que Pablo Casado equiparaba a la interlocución con su club de tenis o con el Padre Ángel – como condición de procedibilidad para la adopción de decisiones en el campo de lo económico y social, en donde el veto de la patronal debería impedir cualquier resolución del poder público, incluida la que establece el art. 27 del Estatuto de los trabajadores. Y ello por no hablar del concepto dialógico que tenía el ejecutivo de Rajoy con la reforma laboral del 2012, un ejemplo acabado del cesarismo político.

El caso es que en este tema el dictamen de la Comisión Asesora del Gobierno para el Análisis del Salario Mínimo Interprofesional, cuya presidenta, Inmaculada Cebrián, presentó sus conclusiones antes del verano junto a la Ministra Yolanda Díaz, ha marcado ya una propuesta concreta entre el 1,6 y el 2%, para el año 2021 que se ha reflejado en la propuesta del gobierno a los agentes sociales que en principio han rechazado, por razones opuestas, obviamente, este objetivo. Según la prensa, CCOO y UGT consideran “insuficiente” la subida del salario mínimo en 15 euros para 2021 que dicen ha propuesto el Ejecutivo aunque el Gobierno asegura que no ha dado una cifra concreta, porque lo que se trata es de abrir un proceso de consulta y negociación sobre la misma. Para los sindicatos, es imprescindible que el salario mínimo se relacione con el mantenimiento del poder adquisitivo, por lo que piden una subida en el entorno de la inflación, que roza el 3% (el IPC subió este julio un 2,9% interanual). Hay que tener en cuenta que siempre según las informaciones de prensa, el Ministerio de Trabajo y Economía Social ha propuesto alcanzar un acuerdo a tres años (hasta el final de la legislatura), con unos incrementos del salario mínimo interprofesional de 15 euros para este año y de 31 euros para 2022 y 2023. La reunión de ayer miércoles acabó sin acuerdo, pero se volverán a reunir las partes el próximo lunes para intentar alcanzar un resultado satisfactorio. Lo que sin embargo parece claro es que, tanto con acuerdo como sin él, el Gobierno hará uso de la facultad prevista en el art. 27 ET y determinará el incremento del salario mínimo para el año 2021.

Dos noticias positivas y muy importantes que sin embargo en el relato predominante se difuminan y aparecen sustituidas por el anuncio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, comprometida en una carrera cada vez más desenfrenada hacia el trumpismo descarado, de hacer desaparecer los impuestos autonómicos en la Comunidad de Madrid, que se convertiría así en un elogiado territorio libre de impuestos (autonómicos), una suerte de No more Tax Land que parece ser el sueño dorado de la dirección ideológica de la derecha española. Realmente la promesa, propalada urbi et orbe, resulta ser un embuste, como todas las que efectúa la presidenta de la CAM, porque la supresión anunciada de impuestos lo que implica es una  bonificación autonómica del 100% del impuesto sobre la riqueza que lleva a la región a no recaudar ni un euro pese a tener los declarantes más adinerados del país, de manera que lo que se presenta como una condonación de las pesadas cargas tributarias para la ciudadanía madrileña realmente se concreta en el perdón de 990 millones por Patrimonio a 19.090 contribuyentes con una media de 10,1 millones por cabeza, como ha destacado Infolibre (https://www.infolibre.es/noticias/economia/2021/09/02/la_comunidad_madrid_perdona_990_millones_por_impuesto_patrimonio_pese_tener_los_contribuyentes_mas_ricos_del_pais_124047_1011.html) . Pero este detalle de solidaridad del poder con la riqueza propietaria de la Comunidad no será descubierta por el impresionante despliegue laudatorio de la gran prensa y la televisión empotrada en los grandes poderes económicos que hegemonizan la información en el país.

Hay otras noticias más que novedosas, permanentes, pero por lo mismo igualmente preocupantes. La subida del recibo de la luz y la aparente renuncia del gobierno, a través de las palabras de su Vicepresidenta Tercera, a incidir en la regulación del precio de la luz, sustituyéndola por una exhortación a la “empatía” de las grandes empresas eléctricas, no deja de provocar una cierta estupefacción, acrecentada ante la relevancia social de este hecho, junto con la hipócrita atención que el Partido Popular dedica a este asunto como si no hubiera tenido parte en la conformación del sistema que ahora enriquece a las empresas del sector de la energía y dificulta a extremos insospechables la vida de los ciudadanos y de las pequeñas y medianas empresas. Replegada por el momento la problemática de la vivienda de las preocupaciones mediáticas, la escalada del precio de la luz es ahora el elemento más potente de deslegitimación de la acción del gobierno, en la que trabajan la oposición de derechas, los medios de comunicación encuadrados y posiblemente las propias compañías. La respuesta gubernamental, pese a las muchas propuestas en liza, sigue siendo nula, en una confesión de impotencia que resulta plenamente autolesionista.

Mientras tanto, las encuestas dicen a los ciudadanos que el Partido Popular sigue ascendiendo en la apreciación de lo que se llama la opinión pública al punto que podría gobernar sin demasiados problemas con la ultraderecha de Vox, ante la práctica desaparición de la opción que un día fue competitiva en el espacio conservador y que hoy se derrite como un azucarillo. El sistema electoral posibilitaría la inanidad de las posiciones de la izquierda y de la periferia política. Sólo concebir esa posibilidad genera un estado de ansiedad tal en el titular de este blog que la vuelta al trabajo ya no le causa ese estado de ánimo un tanto abatido por haber dejado atrás treinta días de libertad en los que la subordinación laboral, los ritmos de trabajo y los compromisos de actividad se han escondido debajo de la almohada o entre la toalla con la arena de la playa. Queda tiempo sin embargo para que estas pésimas expectativas políticas no se cumplan, pero sería muy útil para ello que el programa de reformas pactado en el gobierno de coalición se desplegara por completo y fuera realizándose en los términos pactados para hacer comprender que la política puede cambiar las existencias colectivas y mejorarlas. Ojalá todo vaya adelante como debe. Estaremos atentos a este desarrollo.

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[1] (September song)

Summer lasted too long
Time moves so slowly