En una reunión extraordinaria convocada por el Grupo de los Trabajadores del Comité Económico y Social Europeo para examinar los casos nacionales más relevantes en Europa de imposición de políticas de rigor" o de "austeridad" como forma de salida de la crisis, se ha podido comprobar la homogeneidad de estas políticas con independencia de las peculiares situaciones de cada uno de los países enfocados y sus objetivos comunes. Todos estos paises, con matices, han visto directamente afectado y en ocasiones prácticamente imposibilitado el modelo de estado social que se habían dado democráticamente.
Los países examinados fueron en primer lugar Grecia, para luego analizar la península ibérica, Portugal y España, seguir con Irlanda e Italia y por fin terminar con Bélgica. El laboratorio de los cambios más avanzado es desde luego Grecia, pero la descripción de los restantes ordenamientos seguía las mismas pautas, diferenciándose fundamentalmente en razón de las respuestas sindicales y la protesta social articulada a partir de éstas. La crisis de la izquierda política hace que los márgenes de resistencia se fijen ante todo en los sindicatos como elementos polarizadores del disenso social, y que sean éstos los que organicen solidaridades activas de otros sectores no directamente ligados a las organizaciones obreras pero que convergen con sus planteamientos de defensa de la ciudadanía social.
-Pero, más allá de los distintos supuestos examinados en la reunion extraordinaria del CESE - y del tratamiento de los mismos, en alguno de los casos, como en el de Italia y en cierta medida en Irlanda, desde una perspectiva exclusivamente economicista - lo que se desprendía de los procesos descritos era un cambio de perspectiva respecto de la que las normas dicen seguir. Las políticas anti-crisis puestas en práctica en la periferia de Europa tienen como objetivo no la salida de la situación de inestabilidad, puesto que se conoce ya que la política de austeridad conduce a escenarios de recesión económica y de agravamiento por tanto de la crisis en estos países asediados, sino un objetivo mucho más neto: el progresivo desmoronamiento de las estructuras básicas del Estado social y, en especial, la eliminación del poder contractual del sindicato. Esta cuestión fué puesta de manifiesto por la propia Secgetaria General de la CES, Bernadette Ségol, para lo que acudió a las palabras que había pronunciado recientemente el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. Este había dicho de forma taxativa: El modelo social europeo ha muerto. Lo que posiblemente estaba pronuciando era más una condena de muerte que la apreciación de una realidad todavía no asegurada, pero que ineludiblemente está en el punto de mira real de estas políticas rigoristas.
Que el presidente de la Banca central europea se felicite por la desaparición del modelo social europeo resulta muy llamativo en el titular de un cargo decisivo en la ordenación de los mercados financieros y en la toma de decisiones sobre las políticas macroeconómicas de "salida" a la crisis. Más allá de la desfachatez que exhibe, lo que aparece de forma meridiana es el diseño político que está queriéndose poner en marcha en estos tiempos difíciles de crisis económica aguda. La demolición muchas veces no controlada, como en Grecia, de la estructura institucional que da sentido político a la idea de Europa.
Por ello la acción colectiva y unitaria de todos los trabajadores europeos resulta imprescindible. El 29-F ha ido en la buena dirección, pero hay que fortalecer estas posiciones y desarrollarlas en el plazo más breve de tiempo. La Unión Europea está oscilando hacia posiciones autoritarias, opacas a la participación democrática, a marchas forzadas. Es una tendencia que se proyecta asimismo en muchos ordenamientos internos, desde Hungría a España. Algun ejemplo de esta deriva en el plano nacional se traerá aquí a colación en los próximos días. Pero la búsqueda de un progresivo vaciamiento de derechos sociales va de la mano de un recorte fuerte de los principios democráticos y un deterioro del clima de convivencia en las sociedades afectadas por una inmensa y progresiva fractura social.
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