sábado, 11 de junio de 2011

TARSO GENRO EN LA FUNDACION 1 DE MAYO: POR UNA NUEVA ESFERA PÚBLICA RADICALMENTE DEMOCRÁTICA.






Aprovechando una visita privada a Madrid de Tarso Genro, gobernador de Rio Grande do Sul, de retorno de Corea, se ha realizado un encuentro con un reducido grupo de juristas, políticos, sindicalistas y periodistas en la Embajada de Brasil en el que se intercambiaron impresiones sobre la situación de la izquierda en Europa y la situación española, y, al día siguiente, una conferencia en la Fundación 1 de mayo en la que se abordaba el tema de los derechos sociales en el post-neoliberalismo.



La conferencia fue presentada por Rodolfo Benito y por Antonio Baylos, ante una nutrida asistencia de más de cincuenta personas entre las que estaban sindicalistas de grandes empresas, de federaciones de sector y con responsabilidades en instituciones europeas, investigadores de la Fundación, profesores universitarios del Instituto Complutense de Estudios Jurídicos Críticos y del área de Derecho del Trabajo de la UCLM y de la Universidad de Girona, junto con invitados de la Facultad de Derecho de Cartagena de Indias y de San José de Costa Rica, que se encuentran en España como estancia de estudios. Además a la sesión acudieron miembros del secretariado de CCOO y el propio secretario general Ignacio Fernández Toxo.

La biografía política de Tarso Genro es muy conocida, desde su puesto de alcalde de Porto Alegre e impulsor del Foro Social, hasta su paso por los gobiernos del presidente Lula en tres ministerios muy importantes, el de Desarrollo Económico y Social, Educación y Justicia, y, por último, como Gobernador del Estado de Rio Grande do Sul, elegido en primera vuelta en una coalición de partidos de izquierda (Partido de los Trabajadores, Partido Socialista y Partido Comunista) y exponente de una corriente en el seno del PT, “mensaje para el partido”, situado a la izquierda de la mayoría del mismo. Pero esa biografía no debería ocultar el impulso teórico de Tarso Genro como pensador y publicista, que es muy importante. Laboralista de origen, lector de los clásicos de la ciencia política, se ha dedicado fundamentalmente a reflexionar sobre la crisis de la democracia en el orden global, en la idea de encontrar respuestas para un socialismo democrático, muy en la línea de otros pensadores del área lusófona, como Boaventura dos Santos Sousa o José Edoardo Faria. Su aproximación a los derechos de ciudadanía como participación en el Estado y la construcción paulatina de mecanismos de democracia directa, son elementos básicos de su pensamiento político. En este sentido, su teorización entronca con la crítica a la democracia de mercado y la contraprogramación de una radicalización de la democracia que puede culminar en un nuevo de sistema de tutela del trabajo caracterizado ante todo por la democratización de todas las instancias de poder, público y privado.

La conferencia anduvo este camino con reflexiones muy interesantes sobre el discurso público colonizado por las fragmentaciones de intereses no directamente relacionados con las formas de explotación, la subsunción del tiempo libre en el tiempo del trabajo y la configuración de un tiempo de vida permanentemente productivo en las redes sociales, que genera una cierta incomprensión de la política y de su carácter inclusivo en términos de emancipación social. Una ciudadanía transversal en el lugar de trabajo, en el hogar y en el espacio público, que permita enfrentarse a la expropiación de la existencia de las personas que genera el socio-metabolismo del capital mediante la progresiva afirmación de “un modo de vida conscientemente orientado”. En ese proceso, la representación y la participación son categorías inescindibles, y se debe renegociar la importancia de la participación política de los ciudadanos en el ámbito de la democracia directa. En este punto, hay experiencias muy decisivas que se han ido perfilando institucionalmente y tienen ya una cierta tradición, como el presupuesto participativo o los consejos de desarrollo y las llamadas “conferencias” temáticas de base, sobre temas centrales en el proyecto de reformas por hacer y su orientación, que producen una tensión desde abajo hacia el poder público que se encuentra legitimada y organizada en otro modo de hacer política. Naturalmente que era inevitable referirse a los movimientos que, como el del 15-M en España, tienen una gran capacidad de movilización y de ganar espacio público, pero no se comunican políticamente con los partidos, ni directamente con la esfera de la política expresada en el sistema de partidos y en el momento electoral de la representación. Percibidos comúnmente como espasmos de participación real y síntoma muy grave de un desapego hacia la política tal como viene construida en el sistema representativo electoral español, son también señales de un deseo de inclusión social de una parte de la sociedad, particularmente de los jóvenes que no han tenido una oportunidad de inclusión social, cultural y política en este país, y de la capacidad de un movimiento “líquido” de hacer presente su presión y su protesta en tantos aspectos desoladores del panorama actual en el que la izquierda ha metabolizado la política de sufrimiento ciudadano y de privación de derechos colectivos e individuales como la única política posible, anulando la participación ciudadana democrática y señalando la inutilidad del circuito político de la representación electoral fundada en un bipartidismo imperfecto.

Por último, no sólo el Estado y las formas de representar el conflicto deben abrirse a experiencias que dan cuenta de nuevas formas híbridas de organizar estructuras de producción material y cultural no integradas en el desarrollo socio-metabólico del capital y al desarrollo de instancias de participación que recompongan las mediaciones infinitas y contradictorias de la dialéctica de subsunción del trabajo en el capital a través de la vigorización de una esfera de la política que impregne todas las formas de expresión de la existencia social. La propia forma-partido, como la forma-sindicato, tienen ambas que afrontar la fragmentación post-moderna y abrirse a nuevas tecnologías de militancia y a una cierta refundación participativa profunda en su normatividad interna. Todo un programa en fin para explorar la utopía democrática.

La intervención de Tarso Genro fue muy bien acogida, hubo una intensa participación en el debate posterior y hubo también ocasión para poder intercambiar opiniones de forma más directa después del acto en un aperitivo ofrecido por la Fundación, del que también dan cuenta las imágenes.


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