Mañana, 22 de mayo, está convocada una jornada de huelga general de la enseñanza y posteriormente manifestaciones en las capitales de provincia. Explicar a estas alturas las causas de la huelga no parece necesario, pero existe un manifiesto que está firmado por las gentes de la cultura en un amplio sentido y que por su claridad y eficacia expositiva merece la pena de ser traído a esta bitácora. Es el siguiente:
LA CULTURA EN DEFENSA DE LA EDUCACIÓN Y
SANIDAD PÚBLICAS
“Tenemos que obligar a la realidad a que
responda a nuestros sueños, hay que seguir soñando hasta abolir la falsa
frontera entre lo ilusorio y lo tangible, hasta realizarnos y descubrirnos que
el paraíso estaba ahí, a la vuelta de todas las esquinas.” Julio Cortázar.
Como profesionales del mundo de la
cultura y como ciudadanos, quienes abajo firmamos queremos expresar nuestra
preocupación y más decidido rechazo a los drásticos recortes que, con la excusa
de la crisis, está llevando a cabo el Gobierno de la Nación en la educación y
sanidad públicas. La primera, entendida en todos sus niveles, incluyendo el
universitario –y, dentro de este, la investigación científica-, la cultura en
sus más variados campos, la sanidad en todos sus ámbitos; todo ello, aunque con
sus peculiaridades, no debe ser considerado como una acumulación de realidades
separadas: siempre han sido, y son, la garantía de una sociedad plural,
democrática, participativa y crítica, y por ende libre e igualitaria. Una
educación y sanidad públicas de calidad constituyen una conquista irrenunciable
de nuestra democracia, sin las que difícilmente puede hablarse de justicia
social y menos aún de igualdad de oportunidades. Una educación de todos y para
todos es un pilar básico para el crecimiento personal de cada individuo así
como para el desarrollo de un país en su conjunto. Una sanidad de calidad y
universal es una garantía de respeto del derecho inalienable que todo ciudadano
tiene a una atención sanitaria digna. Por todo ello, resulta especialmente
preocupante el modelo que quiere imponer el Gobierno, que tiende a crear guetos
y a profundizar la brecha de las desigualdades económicas y sociales.
Si bien los recortes se han presentado a los españoles como una
consecuencia indeseable pero inevitable de la crisis económica, lo cierto es
que se enmarcan en la política de sustracción de recursos a la escuela y
sanidad públicas, que ya vienen llevando a cabo desde hace años algunos
gobiernos autonómicos en beneficio de la escuela privada-concertada, y de
aprobación de medidas fiscales injustas y desvertebradoras desde el punto de
vista social, a favor de los centros educativos privados no sostenidos con
fondos públicos, por un lado, o tendentes a lesionar la sanidad pública con la
excusa de una pretendida, y en realidad falsa, eficiencia, beneficiando con
ello a grupos empresariales sanitarios, por otro. El Gobierno de España ha
decidido ahora unir a los recortes que ya venían aplicándose, otros aún
mayores, materializándose en una reducción inversora de 10000 millones de euros
-7000 en sanidad y 3000 en educación-. El reajuste, concretado en la
promulgación de los Reales Decretos-ley 14/2012 y 16/2012, correspondientes a
la segunda y primera respectivamente, además de en otras medidas paralelas, va
a traer consigo las siguientes consecuencias:
En el ámbito educativo: masificación
en las aulas, debida a la subida de las ratios de nuestros alumnos en primaria,
secundaria obligatoria y bachillerato; sobrecarga de horas lectivas para
el profesorado; la no cobertura de las bajas del mismo hasta pasados 10 días; una
drástica y preocupante reducción de personal docente interino como consecuencia
de todo ello aun mayor que la habida hasta ahora, viéndose perjudicadas
seriamente así mismo las condiciones de trabajo tanto de este último como del
ya funcionario fijo, deteriorándose por estos motivos de forma evidente y
escandalosa la calidad del servicio; aplicación de grandes recortes en los ciclos formativos medios y superiores, en la educación
infantil de 0 a 3 años y en la concesión de becas; endurecimiento de los
requisitos para lograr ayudas al estudio;
congelación de la oferta de empleo público; fuerte subida de las tasas
universitarias, encontrándose estas ya por encima de la media europea,
dificultando gravemente el acceso a estudios superiores de los alumnos
procedentes de las clases trabajadoras y medias, además del parón en el
desarrollo de programas de investigación afectando gravemente a diferentes
proyectos. Destacamos también el ataque que supone al ejercicio responsable de
la autonomía universitaria el apartado 3 del artículo 6 del citado Real Decreto
y la posibilidad que abre el mismo para la privatización de servicios docentes de las
universidades públicas (como manifiesta el Consejo
de Gobierno de la Universidad Complutense de Madrid). En definitiva, se ve
afectada muy negativamente por estas y otras medidas la comunidad educativa en
su conjunto en todos los niveles (alumnos, docentes, madres y padres,
investigadores, etc.), y por ende la sociedad en general, y traerán consigo un
retroceso histórico brutal de más de 30 años.
En el ámbito sanitario, siendo la sanidad pública española uno de los
servicios públicos mejor valorados por la ciudadanía y de mayor nivel de
eficiencia a nivel mundial: incremento de los conciertos privados y de la colaboración público-privada,
al tiempo que se seguirán cerrando centros y servicios públicos (ambulatorios, plantas,
servicios de urgencia nocturnos, camas hospitalarias, equipos diagnósticos y quirófanos,
especialmente en horario de tarde) y
aumentando la privatización de hospitales inicialmente públicos y de servicios (opción que se presenta,
erróneamente, como una solución a los problemas derivados de la gestión directa);
supresión de transporte intrahospitalario; amortización de plazas de
profesionales sanitarios; reducción drástica de personal interino; condena a
los inmigrantes no regularizados que viven en España a no acceder a la tarjeta
sanitaria, incumpliendo con ello el mandato constitucional de que los poderes
públicos garanticen y tutelen la salud pública para toda la población, pudiendo
afectar negativamente tal medida a dicha salud pública, incrementando además paradógica
y absurdamente los gastos sanitarios; una nueva definición de la Cartera Básica
de Servicios del Sistema Nacional de Salud, pudiendo incorporar un repago según
el tramo mediante el aseguramiento privado o el pago efectivo en el momento de
la prestación, lo cual puede conducir a un sistema dual y la ruptura del
principio de solidaridad que tiene nuestro SNS; significativa reducción de
medios para la atención a enfermos de VIH; planteamiento por parte del Gobierno
de fórmulas de copagos y repagos que recaen en los colectivos más débiles (los
más enfermos y los pensionistas con menos ingresos); entre otros tantos efectos
dependientes directamente del citado decreto o de medidas paralelas a este,
siendo uno de los más graves el aumento de los riesgos para la salud individual
y colectiva, incrementando consecuentemente los gastos de hospitalización. Hacemos
también mención del deterioro, si no supresión, del apoyo a la atención a
personas dependientes.
La educación, y la pública en especial, es, sobre todo en época de
crisis, una oportunidad vital de futuro y una garantía de cohesión social y de
salud democrática. Y junto con la sanidad pública constituye, en definitiva,
una de las bases fundamentales del estado social, democrático y de derecho, y
si las lesionamos o desmantelamos, estamos minando la democracia misma y vulnerando
gravemente el derecho que todo ciudadano tiene a recibir una EDUCACIÓN y
ATENCIÓN SANITARIA DIGNAS y DE CALIDAD. Por otro lado, si además no potenciamos
la INVESTIGACIÓN, el DESARROLLO y la INNOVACIÓN lo suficientemente y de forma
decidida, estamos lanzando el futuro de nuestro país a la basura, precipitándonos,
como en tiempos pretéritos lejanos y no tan lejanos, en la mayor de las
oscuridades.
Tenemos el convencimiento,
además, de que la única forma de salir de esta crisis, claramente sistémica, es
sobre la base de un modelo sustentado en la VERTEBRACIÓN SOCIAL en el marco de
un ESTADO DEMOCRÁTICO, y consideramos que las medidas que denunciamos en este
manifiesto van en la dirección contraria, más aún: pretenden profundizar en otro
modelo, ya en decadencia e ineficiente, como la realidad nos demuestra cada vez
con más fuerza y evidencia, cuyos presupuestos ideológicos y prácticas, a
nuestro juicio, nos han llevado a la situación actual. Ahí está la verdadera
génesis de aquella.
La defensa de la sociedad
civil y de la democracia implica la de los derechos sociales y ciudadanos, y si
hay políticas que los atacan se hace imprescindible, más aún, vital, luchar
contra ellas.
Por todo ello, mostramos
nuestro mayor rotundo rechazo a los brutales recortes que nuestro Gobierno
pretende aplicar en la EDUCACIÓN y SANIDAD PÚBLICAS y nuestro decidido apoyo a las
movilizaciones de la ciudadanía en contra de los mismos.
¡Por una EDUCACIÓN y SANIDAD PÚBLICAS DE CALIDAD y de VERDADERA EXCELENCIA DE TODOS y PARA TODOS
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