jueves, 7 de febrero de 2019

CONGRESO INTERUNIVERSITARIO OIT EN SEVILLA SOBRE EL FUTURO DEL TRABAJO




Con ocasión del centenario de la OIT se abrió hace ya un año un espacio de debate académico que comenzó en la Universidad carlos III de Madrid, continuó mediante la coordinación de los diferentes grupos de estudio en la Universidad de Castilla La Mancha y finalmente ha culminado en el Congreso Interuniversitario sobre el futuro del trabajo que se celebra en Sevilla los días 7 y 8 de febrero de 2019.

Se trata en efecto de un evento en el que coinciden en el ámbito de la universidad la presencia de los mandantes de la OIT, es decir, empresariado, sindicatos y gobiernos en torno al objeto de discusión, el futuro del trabajo, descompuesto en torno a cuatro grandes “conversaciones” que giran sobre “Trabajo y Sociedad”, “Trabajo Decente para todos”, “Organización del trabajo y de la producción” y “Gobernanza del Trabajo”. La estructura del encuentro se hace cargo del tripartismo fundante de la OIT, y en la primera parte del mismo, una larga serie de mesas redondas se han dedicado a la comparecencia de las autoridades – con la presencia de la Ministra de Trabajo, Magdalena Valerio – seguida de la de los interlocutores sociales, y la presentación del Informe de la Comisión Mundial sobre el futuro del trabajo de título también indicativo, Trabajar para un futuro más prometedor, que lleva a cabo Rebeca Grynspan , secretaria general de la SG Iberoamericana (SEGIB), que ha formado parte de esta Comisión Mundial, a la que ha introducido Yolanda Valdeolivas, como secretaria de estado de empleo del gobierno español.

El Congreso después se despliega en la presentación de las comunicaciones académicas en sesiones paralelas estructuradas sobre la base de las respectivas “conversaciones”, entre las cuales se han seleccionado por el comité científico tres de cada una que se expondrán el viernes como anticipo de la intervención de invitados académicos propuestos por cada uno de los grupos, empresarios, sindicatos y gobierno. Por el grupo de jóvenes investigadores de la UCLM, se expondrá una comunicación en el marco de la conversación sobre la “gobernanza” elaborada por Milena Bogoni, Oscar Contreras y Gratiela Moraru, y en el día de mañana otra por parte de Concha Sanz. El interés que ha levantado este evento se atestigua por el número muy corpulento de comunicaciones presentadas: 130 ponencias en este Congreso, 359 personas que han participado a lo largo de todo el proceso, 60 universidades españolas, 8 europeas, 12 americanas.

El motivo principal del Congreso se asienta sobre una consideración ambivalente que es simultáneamente optimista y pesimista sobre un futuro tecnológico sobre el que la imaginación despliega una larga serie de interrogantes que generan a partes iguales confianza e incertidumbres. Cambia el trabajo, la forma de producir y la manera de trabajar y estas mutaciones no sólo inciden en el empleo sino la relación entre igualdad y cohesión social como variables ancladas en las transformaciones que se experimentan en la actividad laboral.

Joaquín Nieto como Director de la Ofinic de la OIT en España mencionó una serie de fenómenos apreciables a nivel global : la importancia de las cadenas globales de suministro (en las que trabajan ahora 600 millones de trabajadores), la digitalización y el trabajo en plataformas, unas visibles y otras menos, miles de personas que buscan trabajo por internet, diseño, tratamiento de textos, nuevos trabajadores que prestan sus servicios sin Derecho del Trabajo, sin tutela laboral, los nuevos jornaleros del siglo XXI que carecen de cualquier protección laboral o social.

Desde otra perspectiva, se resalta que nuevos cambios son ineludibles si se tiene en cuenta la realidad del cambio climático, la necesidad de una transición energética que hará que decenas de millones de trabajadores empleados en sectores energéticos, deberán transformar su actividad, con evidente impacto sobre los empleos y la necesidad por consiguiente de ayudas públicas que favorezcan y disminuyan los efectos negativos de tales transiciones.

El mundo en el que vivimos no es solo un escenario de metacrilato y omnipotentes chips que acoge una aceleración frenética del ritmo de las existencias individuales en un mundo desarrollado que posibilita un mercado laboral líquido y ágil que va a dar mayores oportunidades a las personas que en él participen.  Es ante todo un mundo profundamente desigual y escindido entre regiones ricas y pobres y en el que una buena parte de sus territorios sufren la guerra y la desesperación del hambre y el peligro cotidiano que les lleva a arriesgar su seguridad, su posición social y su propio arraigo personal en un territorio determinado. Esta desigualdad impulsa flujos de inmigración mucho más potentes y multitudinarios - 260 millones de emigrantes en la actualidad, pero es un fenómeno que se incrementa exponencialmente – que a su vez plantea reacciones defensivas de los mercados de trabajo nacionales y comportamientos xenofóbicos cada vez más influyentes en los países de destino.
La atención a las “instituciones laborales” pivota ante todo sobre los nuevos modelos de negocios y el cambio en la organización del trabajo. Pero la presencia sindical y la función que estas figuras representativas pueden desempeñar en este nuevo escenario se considera en los discursos dominantes subsidiaria o impotente. Es cierto que la reflexión sobre el sistema sindical vigente, la enorme diferenciación nacional de estos modelos y la preponderancia del sindicalismo de empresa como fórmula general preferida por las ideologías economicistas neoliberales, plantea problemas específicos que sin embargo no son muy atendidos en el debate actual, salvo en lo referido a la presencia del sindicato como agente global de negociación con las empresas transnacionales.

El encuadramiento de los rasgos caracterizadores de ese “futuro del trabajo” no está por tanto cerrado, aunque haya una reflexión cuantitativamente muy importante. Es cierto que sobre lo que ya se ha debatido llega el momento de las propuestas, que es el elemento básico del título de esta discusión global, es decir, el escenario sobre el que se quiere incidir, el trabajo que queremos. Desde la OIT, cualquier proyecto de regulación tiene que enfocarse desde la metodología del diálogo social, en el marco de una nueva gobernanza compartida y participada. Además de ello, la relevancia de la formación y de la educación comprendida como un proceso permanente y continuo, parece aseverarse como una necesidad adecuada a los nuevos tiempos. La otra línea de desarrollo es la de promover una garantía laboral universal. Es decir, la consideración general y universal de un trabajo que reúna los derechos y principios fundamentales de la declaración de la OIT de 1998: prohibición del trabajo forzoso e infantil, el respeto del derecho de libre sindicación y de negociación colectiva, La garantía de un principio de igualdad en el acceso en el trabajo y de no discriminación. Este tipo de exigencias como reglas laborales fundamentales de carácter mínimo e imprescriptible, con independencia del grado de desarrollo económico de cada país y de que el mismo haya o no ratificado los convenios internacionales que los regulan y garantizan, es un objetivo largamente enunciado por la OIT pero que dista mucho de haberse realizado de manera efectiva.  Además se estima que es imprescindible un salario vital, el control del tiempo y la seguridad en el trabajo. Y procurar Invertir en la protección social en un modelo productivo más sostenible.

Lamentablemente en la agenda del futuro del trabajo no se incluyen estrategias que aborden los problemas importantísimos que la financiarización de la economía mundo está planteando precisamente a las relaciones laborales en esta etapa de la globalización, cuestiones que dificultan la extensión de los derechos laborales a nivel global y que se expresan dramáticamente en la apropiación por parte de los mercados de la deuda de las decisiones democráticas en los estados sobre la base de obtener el pago de los intereses a la vez que se exigen reformas de estructura que devalúan de manera intensa titularidad y ejercicio de los derechos laborales y sociales. La relación entre el sistema fiscal y la capacidad de generar amplias zonas de protección social es asimismo ignorada, como la existencia de paraísos fiscales frente a los cuales no se ha planteado una acción internacional decisiva. Y, entre otros grandes problemas planteados a nivel global, las formas de control de la codicia corporativa de las grandes empresas transnacionales es un punto que también queda en sordina.

El congreso por tanto ha iniciado sus trabajos y a lo largo del día de hoy se irán exponiendo en comisiones separadas las comunicaciones que se han ido presentando. Muchas de ellas no se corresponden con esa visión global, sino que reposan exclusivamente sobre la perspectiva europea o sobre análisis y propuestas respecto de instituciones nacionales, estudios de caso y otros valiosos aportes, pero posiblemente sin relación real con el objeto del congreso, el futuro del trabajo que queremos desde una perspectiva global. La extraordinaria acogida interdisciplinar a esta llamada está seguramente incentivada por el sistema de clasificación y acreditación que en España simboliza la ANECA, y la enorme cantidad de textos repercute negativamente sobre el tiempo de exposición que está más cerca de un abstract que de una contribución científica. La diversidad de los temas y la inexistencia de una selección temática interna también distrae del interés de los asistentes. Y previsiblemente su publicación, si existe, pasará completamente inadvertida salvo que el autor o la autora de la misma la rehaga y procure presentarla de forma autónoma a una revista indexada y de impacto porque en caso contrario no sacará de ello ningún provecho académico. Naturalmente no se podrá efectuar ningún debate ordenado o desordenado sobre las aportaciones efectuadas, puesto que lo que único que se pretende es que los participantes puedan defender sus ponencias y no que éstos interactúen los unos con los otros en un espacio de debate.

Pero con las reflexiones críticas que se puedan efectuar, es evidente que el esfuerzo efectuado y el mero hecho de tantas personas provenientes de la Universidad se reúnan para reflexionar y analizar propuestas y realidades derivados del trabajo es muy loable y sin duda ha permitido que una buena parte de la sociedad se implique en el proyecto dirigido y promovido por la OIT y que la Universidad asuma, aunque sea parcialmente, su misión de análisis y conciencia crítica sobre el mundo que habitamos.



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