La Comissió Obrera Nacional de Catalunya (CONC)
es una confederación sindical que forma parte de la C.S. de CC.OO. del Estado
español. Desde su inicio ha sido el sindicato más votado en las elecciones a
miembros de Comités de Empresa y Delegados de Personal en esta Comunidad
Autónoma. En estas elecciones (2019), ostenta un 42,64% de representación entre
los trabajadores y las trabajadoras catalanas. El día 20 de febrero reunió a
1.000 delegados, el activo sindical, en el Casino de la Alianza de Poble Nou en
la idea de que la agenda social y la reversión de la reforma laboral no se
borrara del debate político actual. Al día siguiente, con ocasión de la jornada
de lucha convocada en protesta por el juicio a los dirigentes del procès que se está desarrollando en el
Tribunal Supremo de Madrid, los Comités de Defensa de la República (CDR) han
atacado, en el curso de una manifestación por Vía Laietana, la sede de la CONC,
dando patadas a las puertas, efectuando pintadas en las que se les llamaba
esquiroles y traidores, lanzando huevos y pintura y botes de humo, todo ello
grabado oportunamente por una prensa siempre atenta a las grandes ocasiones.
Para mí (y disculpen que hable en
primera persona por esta vez) la CONC ha sido siempre una escuela de
pensamiento, un espacio de debate y un semillero de amigos. He tenido la suerte
de compartir con Jose Luis López Bulla
un ya largo camino de conversaciones y empeños comunes, a él, como recuerdo
siempre, se debe la iniciativa de este blog y la recreación de un territorio de
libertad e igualdad en la mágica ciudad de Parapanda, cuya historia podrá
describir seguramente en breve Javier Tébar.
Con Joan Coscubiela he tenido
ocasión de aprender a hacer sindicato y dirigir un proceso de discusión
colectiva, sigo felizmente en frecuente contacto con él en su nueva tarea en la
Escuela sindical de CC.OO. He departido con la amable personalidad, siempre
abierta a interrogarse sobre lo nuevo que nace, de Joan Carles Gallego. He conectado muy bien con Javier Pacheco, su firme defensa de la autonomía sindical y de la
autonomía política catalana en un marco federal aun por construir. Me he
comprometido con Jordi Ribó, en
escuchar en cuanto me sea posible esas canciones rojo intenso que canta en su
coral obrera. Son innumerables las amigas y amigos que tengo asociados a esas
siglas, y que se han manifestado en tantos y tantos encuentros en la propia
sede de Via Laietana – los últimos con Joan
Herrera y Rosa Sans en la
Fundación Cipriano García – y mucho antes en Ronda San Pere, entre el gabinete
de abogados y el CERES con Miquel
Falguera y Ramòn Alós. Tantos amigos
magistrados están para mí conectados a su experiencia en la CONC, ante todas Ascensió Solé. Me he sentido siempre
orgulloso de formar parte de esta multitud de mujeres y hombres que trabajan
colectivamente su propio proyecto de regulación social en el que el trabajo no
es sólo una variable económica que asegura la existencia social, sino el
elemento político y democrático que es capaz de desvelar las fronteras de un
nuevo horizonte de convivencia libre de explotación y de alienación de las
personas. Este enlace afectivo y emocional explica el sentido de esta entrada
del blog.
Huevos y pintura, gritos de
esquiroles y de traidores por no haber convocado la huelga general el 21 de
febrero. Patadas a las puertas de la sede central de la CONC. Todo ello grabado
por la prensa gráfica sin que pareciera necesaria la intervención de la fuerza
pública. Al fin y al cabo se trataba del mayor sindicato de Cataluña, que ha
merecido un ataque más violento que la sede de Foment del Treball, la patronal
catalana que, como todo el mundo sabe, está unos metros más adelante y frente a
la que los manifestantes solo han encendido botes de humo y pegado pegatinas de
república en construcción. Este trato menos severo se debe a lo mejor a que no
querían que esta asociación patronal volviera a interponer una demanda contra
la Intersindical – CSC proponiendo la declaración de ilegalidad de las huelgas
que estos convocaban por tratarse de una huelga política en el marco del
procés, al que ya este blog se ha referido en su momento (La huelga política no es ilegal).
Frente a la Jefatura Superior de Policía, siempre remontando la calle, los
manifestantes han sido más cautos y sólo han lanzado consignas contra la
Policía Nacional.
Donde la furia republicana no juzgó
conveniente hacerse presente fue en el Corte Inglés, en Plaza de Cataluña. Ni
en cualquier comercio, grande o pequeño, que funcionaban con plena normalidad,
como por cierto todo el sector industrial. Allí seguro que las fuerzas y
cuerpos de seguridad habrían intervenido para preservar la libertad de
comercio. Felizmente no hubo lugar y los CDR la respetaron en difícil coherencia
con la supuesta convocatoria de una huelga general no seguida por tantos y
tantos trabajadores y trabajadoras a ella llamados, que no respondieron, salvo
en la enseñanza universitaria, a esa llamada. Pero no se puede culpar a los
manifestantes por no asumir lo que es un piquete de huelga. Lo que se trataba
es de señalar al renegado y dejar patente que el sindicato que ha obtenido el
mayor respaldo de los trabajadores catalanes es un traidor a la nación catalana
y un esquirol porque no ha convocado una huelga de protesta frente al juicio
político que se está desarrollando en Madrid. Señalar, marcar al enemigo es no
obstante arriesgado. Ante todo porque mediante ese acto se construye un
antagonismo por los dos lados. Si los CDR entienden que la CONC es el enemigo,
por ese mismo acto, se considera que los CDR son enemigos de la CONC. Un mal
asunto.
El acto ha sido condenado por la
alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. También
el Conseller de Trabajo de la Generalitat, Chakir
El Homrami. El eurodiputado Ernest Urtasun. Es de suponer que
también por otros partidos políticos y sindicatos. Sin embargo, no me ha sido
posible verificar este extremo, y ello porque me parece que el ataque a una
sede sindical no tiene la relevancia suficiente como para ser una noticia que
requiera mucho comentario. De hecho el experimento que he realizado de manera
completamente acientífica ha provenido de los mensajes de twitter que llegan a
mi cuenta. En ellos fotos y comentarios críticos con el ataque y de apoyo a la
CONC tenían su origen en personas relacionadas directamente con el sindicalismo
y con organizaciones sindicales, con un abrumador predominio de CCOO. Sin
embargo, los tweets de los partidos de izquierda que llegaban a mi cuenta no
abordaban esta noticia. Tampoco en el rastreo de los digitales se encuentra
nada sobre este asunto.
Es obvio que para una buena parte
de los sujetos políticos y los medios de comunicación, la noticia no ha
revestido significación especial. La respuesta desde la CONC ha sido la que se
podría esperar de una gran organización de masas. No entrar en la dinámica de
las descalificaciones y de los insultos. En el ADN de la CONC está el diálogo,
la solidaridad, la resistencia y el compromiso por la igualdad y la libertad. Y
son bien conocidas sus posiciones críticas respecto de la prisión preventiva de
los dirigentes político catalanes. En el mensaje que acompañaba a la foto que
abre esta entrada, su respuesta es bien indicativa de ello: “CCOO estima el
derecho de manifestación y la libertad de expresión. Por eso nos duele que hoy
se haya agredido a algunas de nuestras sedes. Denunciamos la violencia. El
diálogo es la vía de solución para el conflicto político. Agradecemos muchísimo
las muestras de solidaridad que hemos recibido durante todo el día”.
La base social de la CONC es la Cataluña
popular y trabajadora. Es la organización de masas con más arraigo en las
trabajadoras y trabajadores de este país. Que una parte importante y activa del
movimiento independentista los considere un enemigo y les cubra de insultos y
zafiedades no sólo es un error porque se contradice con el propio discurso de
mayorías en el debate sobre la cuestión catalana, sino un dato que deben tener
en cuenta las fuerzas políticas que actúan en él y que mantienen posiciones
intermedias, como Los comunes. De la capacidad de autocrítica de las fuerzas
independentistas ya sabemos que no hay que esperar nada, cada vez más idénticas
a sus contrarias nacionalistas españolas en la consideración de la estructura
territorial del Estado como el único problema que puede ingresar al debate
político y conforme al cual se debe medir a los participantes en el mismo.
Toda nuestra solidaridad con la
CONC desde la blogosfera de Parapanda. Y un gran abrazo colectivo.
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