jueves, 2 de septiembre de 2010

LA IMAGEN EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE LOS OBREROS: LOS MINEROS CHILENOS


Recientemente, en el blog hermano, López Bulla advertía sobre la imagen de la huelga y la importancia que tiene la reconstrucción mediática de un hecho social relevante, como el de una huelga general, de forma tal que su valor simbólico final depende en gran medida de cómo haya sido construido por la comunicación social, en la medida que esta construcción determina directamente la opinión pública. Aprovechando esta sabia advertencia, y dado que el período vacacional veraniego va terminando, es útil relacionar esta observación con las construcciones cotidianas de que disponemos de la clase obrera en los medios de comunicación españoles. Para ello agosto ha suministrado un hecho central: el derrumbe de una mina en Chile y la excepcional subsistencia de 33 mineros en la misma, que deberán ser salvados a traves de complicadas operaciones de perforación de túneles en la roca.

En el tratamiento de la noticia, debe siempre prevalecer el lado humano: los mineros han sido encontrados con vida, la población lo festeja, las autoridades, incluido el recien elegido presidente de la república, acuden a hablar con ellos, se organzia el aparato de salvamiento. Lo importante es que salgan con vida. Naturalmente que nadie pregunta - y en todo caso en la prensa no se resalta - por qué ha sucedido este hecho. En algunas informaciones más técnicas, se hace constar que igual que en las minas españolas el peligro es la explosión de gas, en las chilenas lo peligroso es la explosión de la roca. Ningún periodista habla ni se interroga por las responsabilidades que este hecho genera. Alguien menciona, menos mal, que la mina ha sido cerrada en un tiempo por absoluta carencia de medidas de seguridad, pero que fué reabierta sin cumplir los requisitos sobre una salida aprovechando la torre de ventilación que había establecido un organismo oficial al respecto.

Basta con escribir en google Mina San José (Chile) para que aparezcan informaciones que ningún periodista contrastará jamás. Veamos alguna de ellas:

Hay una versión invisible de este hecho, la que sustentan los dirigentes del Sindicato Nº2 de Minera San Esteban Primera y la CUT provincial Copiapó, y que hicieron suya los representantes de las organizaciones sindicales de la minería de todo el país, que concurrieron a la asamblea de organizaciones sociales y sindicales realizada el 13 de agosto en la Universidad de Atacama, convocada al calor de los acontecimientos.

Este enfoque sostiene que la tragedia, largamente anunciada por los dirigentes sindicales de la mina, es la consecuencia inevitable de un sistema económico que pone en el centro la rentabilidad privada sobre cualquier otra consideración, incluyendo la seguridad e incluso la propia vida de los que con su trabajo, generan esa rentabilidad.

En este enfoque, las responsabilidades son compartidas entre la contraparte empresarial, que atropelló repetidamente el reglamento de seguridad minera en su afán de aumentar la producción en el escenario del alto precio del cobre, y el Estado, en cuanto autoridad supervisora, a través de instituciones como el Servicio Nacional de Geología y Minas, la Inspección del Trabajo, la Secretaría Regional Ministerial de Salud, la Superintendencia de Seguridad Social, el Gobierno Regional, todas las cuales fallaron a la hora de preservar la seguridad e integridad de los 33 mineros atrapados, e incluso, la Corte de Apelaciones de Copiapó, que rechazó un recurso de protección presentado por el Consejo Directivo de los Sindicatos de Trabajadores de Minera San Esteban Primera, el 6 de marzo de 2004.

No encontraremos esta información en nuestros periódicos, y quien sabe por qué nuestros periodistas no consideran importante este tipo de informaciones. Tampoco se indaga por la propiedad de la mina - porque la mina es privada, naturalmente -, y el destino de su producción, posiblemente una gran compañía transnacional americana. Ni hablar de la posible declaración de quiebra por parte de la empresa al estar la mina cerrada y no producir beneficios, con la consecuencia que prevé la legislación chilena de exonerar a la empresa del pago de salarios e indemnizaciones.
Que no piense nadie que no hay un periodismo de investigación en este tema. Las informaciones sobre el derrumbamiento de la mina se convierten, finalmente, en un concienzudo análisis del alcoholismo de los mineros y de cómo combatir su síndrome de abstinencia. Se subraya que esos trabajadores son en su gran mayoría alcohólicos y drogadictos, con testimonios irrefutables de vecinos y seres queridos. Algunos de ellos, además, se niegan a regularizar su situación afectiva con una pareja con la que ha convivido - y con la que tiene dos hijos - desde hace dieciocho años. Los mineros deben ser compadecidos, ciertamente, por este hecho fatal y azaroso de encontrarse aislados a cientos de metros bajo tierra en un habitáculo mínimo y claustrofóbico, pero el "lado humano" de la noticia es que esos hombres no se corresponden con una épica de la clase obrera - las fotos y las imágenes lo delatan, repetidas mil veces en las pantallas -sino un producto de la abyección moral en la que viven como clase subalterna, que les ha hecho, como resultado del darwinismo social, trabajadores de riesgo, sólo útiles en la oscuridad de la mina, produciendo mineral como topos ciegos.
La imagen de los obreros encerrados en un pozo cuya supervivencia es al menos dudosa, tal como es reproducida por los medios de comunicación en España se resume en presentarla como una tragedia sin causa, unas víctimas indiferentes a su destino, y en omitir cualquier referencia a la culpabilidad por esta situación, afirmando la inexistencia de responsabilidad empresarial o pública ante el derrumbe y la puesta en peligro de la vida de estos trabajadores. La imagen de los mineros que muestran los medios de comunicación despoja de la dignidad personal a los trabajadores y oculta las raíces económicas de la tragedia, causada por la falta de medidas de seguridad en la mina ante la urgencia de ganancia de sus propietarios.
Quizá sea necesario abrir un debate amplio sobre el derecho de los ciudadanos a ser informados verazmente y a impedir la manipulación informativa, precisando un sistema de garantías colectivas sobre los flujos de información sesgada o tergiversadora de la realidad. Mientras tanto, los medios de comunicación seguirán informando de esta manera sobre la tragedia y el sufrimiento de los trabajadores del mundo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No se puede no estar de acuerdo con esta reflexión. A este respecto, un grupo de ciudadanos de Parapanda discutíamos sobre la inistencia de aquéllos sobre las cifras del paro sin que sean capaces de ofrecer una mínima relacion con la reforma laboral planteada por el Gobierno y las causas de la huelga del 29-S. Muy al contrario, presentar los datos del paro de este modo aséptico parace que refuerza la idea de la necesidad de una reforma laboral.

Anónimo dijo...

Ahora caigo en la insisgtencia del maestro don Manuel Vázquez Montalbán sobre la necesidad de aprender a descodificar tanto las imágenes como lo escrito. Acabo diciendo que soy un devoto lector de esta bitácora. Mis saludos, Federico Aruillas (Larache)

Julio G. dijo...

Es curioso como el problema de las empresas ha pasado desapercibido en los medios. Sólo se ha destacado su reacción furibunda cuando se les echó en cara y que ahora, en cambio, van voluntariamente al parlamento chileno y que buenecitos ellos no tienen gana de discutir dado que lo esencial es que se libere a los mineros. Incluso cuando se habla de las condiciones de la mina se recoge la frase un tanto cursi de que "la mina llora" en lugar hablar de las condiciones de (in)seguridad. No, si al final los empresarios serán los dammnificados de esta historia porque la tierra cometió el problema de tener un movimiento que provocó el desprendimiento de la roca.
Lo que también resultó patético es la reacción del presidente chileno...

Concha Carbonara dijo...

Efectivamente la tragedia de los mineros, por estar vivos pero enterrados, permite a algunos soslayar la condición en que trabajan y a otros sentirse inundados de un sentimiento patriótico - patético de libertadores de las profundidades.
Se ha reemplazado con ello la verguenza y la responsabilidad.
Las medidas se dirigen contra los escasos y paupérrimos órganos fiscalizadores, mientras que los que se enriquecieron vendiendo el producto de una concesión que sólo les costó pedirla, se escabullen sin que nadie los detenga.
La prensa local abusa del morbo y exhibe su intimidad.
Gracias por poner las cosas en su lugar.

Maria B. dijo...

Me ha gustado mucho este artículo. Personalmente, soy una convencida de que este país tiene un escollo prácticamente insalvable que es el de la desinformación o información manipulada y sesgada. Y que los medios de comunicación no pueden eludir su responsabilidad social, aunque lo hagan sin ningún sonrojo. Lo dicho, me ha gustado.

Martin Carrillo dijo...

Ojala que pronto se pueda decir de los compañeros chilenos: "los mineros salieron de la mina" (como se titula el poema de Vallejo, que me permito recordarte a continuacion) y que no queden impunes los responsables de la situacion que han tenido que padecer. Un abrazo, MARTIN


LOS MINEROS SALIERON DE LA MINA - César Vallejo

Los mineros salieron de la mina
remontando sus ruinas venideras,
fajaron su salud con estampidos
y, elaborando su función mental
cerraron con sus voces
el socavón, en forma de síntoma profundo.

¡Era de ver sus polvos corrosivos!
¡Era de oír sus óxidos de altura!
Cuñas de boca, yunques de boca, aparatos de boca (¡Es formidable!)

El orden de sus túmulos,
sus inducciones plásticas, sus respuestas corales,
agolpáronse al pie de ígneos percances
y airente amarillura conocieron los trístidos y tristes,
imbuidos
del metal que se acaba, del metaloide pálido y pequeño.

Craneados de labor,
y calzados de cuero de vizcacha,
calzados de senderos infinitos,
y los ojos de físico llorar,
creadores de la profundidad,
saben, a cielo intermitente de escalera,
bajar mirando para arriba,
saben subir mirando para abajo.

¡Loor al antiguo juego de su naturaleza,
a sus insomnes órganos, a su saliva rústica!
¡Temple, filo y punta, a sus pestañas!
¡Crezcan la yerba, el liquen y la rana en sus adverbios!
¡Felpa de hierro a sus nupciales sábanas!
¡Mujeres hasta abajo, sus mujeres!
¡Mucha felicidad para los suyos!
¡Son algo portentoso, los mineros
remontando sus ruinas venideras,
elaborando su función mental
y abriendo con sus voces
el socavón, en forma de síntoma profundo!
¡Loor a su naturaleza amarillenta,
a su linterna mágica,
a sus cubos y rombos, a sus percances plásticos,
a sus ojazos de seis nervios ópticos
y a sus hijos que juegan en la iglesia
y a sus tácitos padres infantiles!
¡Salud, oh creadores de la profundidad...! (Es formidable.)