miércoles, 1 de mayo de 2019

¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!



El primero de mayo es la fiesta de la clase trabajadora. Es una de las tradiciones con mayor antigüedad y con mayor permanencia del movimiento obrero, que cuenta ya con 130 años de existencia, una consigna que se adoptó en el Congreso obrero de Paris que coincidía con el centenario de la revolución francesa, adoptando con carácter internacional el Labour Day  que la AFL norteamericana había convocado para el 1 de mayo de 1890.

La historia y el sentido del 1 de mayo como símbolo del movimiento obrero y como ritual de su presencia social y política no es muy conocida por las y los trabajadores. Entre nosotros, José Babiano publicó en el 2006 un pequeño gran libro – que debería reeditarse a mi juicio -  en el que se describía de manera clara y concisa el nacimiento y el desarrollo histórico de esta fecha, en el que señalaba las significativas carencias bibliográficas sobre la misma, puesto que no existía un estudio durante la segunda mitad del siglo XX y , en el caso de España, un estudio monográfico sobre el período de la segunda República y la Guerra Civil, o de la Transición democrática hasta el final del siglo. El primero de mayo se hace coincidir en el hemisferio norte con el inicio de la primavera y es el símbolo del renacimiento sindical, la renovación anual de la potencia representativa y de la capacidad de influencia de las organizaciones de trabajadores.

Este primero de mayo es especial en España. Se celebra después de unas elecciones generales que han supuesto la derrota de las fuerzas políticas reaccionarias que han incorporado a su ideario una buena parte de los contenidos y de las formas de la ultraderecha, que ha obtenido finalmente representación parlamentaria aunque en un porcentaje muy inferior al que aspiraban. La recomposición de la derecha política de este país es fuente de preocupación para las instituciones financieras y las organizaciones empresariales, que ya están presionando para aislar este proceso de reformulación partidista de la gestión de gobierno del país, intentando garantizar una continuidad sustancial en materias centrales, entre ellas la política fiscal y económica y la regulación de las relaciones laborales. Estas presiones se incrementarán al finalizar el mes, cuando se hayan producido las elecciones municipales, autonómicas y, fundamentalmente, europeas, pero la posibilidad de que se desvíe la fuerza política manifestada en las elecciones de abril a favor de un cambio económico y social que detuviera la deriva neoliberal y autoritaria de las derechas hacia un escenario de acuerdos con estas formaciones políticas, tiene enormes riesgos para el actualmente muy fortalecido PSOE y su secretario general, Pedro Sánchez.

Por eso la movilización de hoy tiene este sesgo político muy pronunciado. Los sindicatos CCOO y UGT salen a la calle para reivindicar un gobierno de progreso que haga realidad las reformas que la debilidad parlamentaria del PSOE en los nueve meses anteriores utilizó como excusa para no llevarlas a cabo. Ante todo, las reformas pactadas con el gobierno sobre la legislación laboral, la derogación de la preferencia aplicativa del convenio colectivo y de la restricción de la ultra actividad, la reformulación de la responsabilidad empresarial y el tratamiento salarial en las contratas y subcontratas, la implantación de un registro efectivo de la jornada de trabajo, entre las más significativas, además de las que se pretendían incorporar a los Presupuestos Generales del Estado, la revalorización de las pensiones, la supresión del factor de sostenibilidad. Y habrá que apresurar el objetivo siempre aplazado de la nueva confección de un Estatuto de los Trabajadores “del siglo XXI”.

Todas estas reivindicaciones requieren de un gobierno progresista, de izquierdas. Ese es el objetivo al que debe servir la manifestación de hoy, un Primero de Mayo en el que se reivindica la prioridad del trabajo en la conformación del cuadro institucional de gobierno, la reversibilidad de las medidas legislativas que han lesionado fuertemente las condiciones de trabajo y de existencia de la mayoría de la ciudadanía y que han degradado e incluso anulado derechos fundamentales reconocidos en la Constitución y que están anclados en la relación de trabajo. Ese es el sentido del slogan de este año: las personas primero. Las personas que trabajan, la ciudadanía que cobra sentido de la dignidad y la seguridad de su existencia a través de las prestaciones públicas de la sanidad, la educación, la Seguridad Social, la vivienda. Las que han hecho posible que la triple derecha no pudiera imponer en las urnas su pensamiento reaccionario y neoliberal. Las que han de lograr que el resultado de estas elecciones tenga un efecto inmediato sobre la gobernanza de este país, además de orientar en el mismo sentido el inmediato proceso electoral de finales de mayo.

¡Viva, pues el Primero de Mayo! ( Y les dejo que voy corriendo a la manifestación)


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