viernes, 29 de junio de 2007

TARSO GENRO EN MADRID





(De nuestro corresponsal, Francisco J. Trillo)



El actual ministro de justicia de Brasil, Tarso Genro, asistió el 26 de julio en Madrid a la constitución del núcleo del PT en España, que se celebró en la sede de la UGT de Madrid, con la presencia del Secretario general de esta organización. Tarso Genro es laboralista y profesor de Derecho del Trabajo, además de dos veces prefecto de Porto Alegre, ministro en el gobierno de Lula y presidente del Partido de los Trabajadores en un momento delicado del mismo, ante las acusaciones de corrupción de ciertos miembros del mismo. Tras la segunda victoria del Presidente Lula, es ministro de Justicia y en esa cualidad ha venido a Madrid a entrevistarse con sus homónimos de Justicia y de Interior.


En su intervención TG desarrolló la idea del cambio democrático profundo que está llevando a cabo el gobierno en Brasil, con especial hincapié en el crecimiento económico y la cancelación de sus compromisos con el FMI, el incremento exponencial del salario mínimo de los trabajadores, cualificados y no cualificados, la extensión de la educación y la lucha contra la pobreza. Resaltó el carácter de las alianzas que nuclear el gobierno del presidente Lula, en donde el PT no es mayoritario, y las dificultades mediáticas que atraviesa esta acción de gobierno frente a la abierta manipulación y oposición de todos los medios de comunicación, lo que se traslada también a los europeos. Una segundo ámbito de reflexión lo constituyó el papel que Brasil juega en un largo proceso de unidad latinoamericana. Rechazando expresamente el modelo de integración de mercados que propone el ALCA y en el que se inserta México, TG afirmó que el proceso de unidad y de convergencia nacional sólo se contempla ahora en términos suramericanos, con exclusión de Centro y Norteamérica. En ese sentido reinvindicó el papel de Brasil, en la dinamización y avance del proceso, manteniendo y fomentando la convergencia entre los diferentes movimientos políticos nacionales de progreso, entre los que citó expresamente a Kirchner en Argentina, a Chaves en Venezuela y a Evo Morales en Bolivia, precisando que las relaciones entre estos paises con Brasil y estos entre sí deben ser consideradas de forma dialéctica, comprendiendo la necesidad de una cierta afirmación nacional en ellos, pero a su vez reproponiendo como elemento fundamental de la política nacional la integración económica y social en la dimensión suramericana.


TG además estaba interesado en conocer cual era la opinión en España sobre la posibilidad de articular un proyecto de reformas en Brasil que incorporara una vieja idea de André Gorz en el sentido de garantizar por un tiempo largo una línea de renta de subsistencia para el trabajador, desechando por tanto la inversión del gasto público en la promoción del empleo. Desplazar por consiguiente el eje de la intervención estatal al trabajador que pierde su empleo o que no lo encuentra, y no por tanto al fomento de la creación de empleo o al control de la destrucción de empleo. Consciente de que en el sistema laboral brasileño no existe estabilidad en el empleo, sino que muy al contrario, se ha ido afirmando una amplísima flexibilidad en las garantías que rodean la pérdida de un puesto de trabajo, la propuesta consistiría en garantizar al trabajador despedido una renta de subsistencia – el 90% del salario mínimo, por ejemplo – que le permitiera cubrir los períodos de inactividad, con un plazo máximo de cuatro años, y que fomentara a su vez su inserción en itinerarios formativos, retribuida a su vez la participación en cursos de formación y de reciclaje posiblemente mediante un esfuerzo contributivo de empresas y trabajadores en un fondo especial. Es decir, TG pretende que reflexionemos sobre este tipo de garantía pública de la seguridad del trabajador al que sin embargo se le confía la capacidad autorreferente de insertarse en el mercado de trabajo, sin perjuicio de las ayudas y orientaciones que provienen fundamentalmente de un sistema de formación profesional en el que la implicación de empresarios y sindicatos junto con la administración de trabajo resulta decisiva.

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