miércoles, 27 de julio de 2011

UN MANIFIESTO POR UNA IZQUIERDA ABIERTA




La corriente IU Abierta, liderada por Gaspar Llamazares, ha decidido constituirse en partido político y actuar desde esta nueva formación política en el seno de IU con propuestas propias. El cambio debe ser aprobado por el Consejo Federal de IU en septiembre. La prensa incluye junto a la noticia, el manifiesto que acompaña a esta nueva fuerza, Izquierda Abierta. El texto del mismo es lo suficientemente sugestivo como para ser recogido también en esta bitácora. (La foto proviene de la exposición El movimiento de la fotografía obrera (1926 - 1939).

Ser de izquierdas supone al mismo tiempo un compromiso intelectual y una disposición de ánimo. Compromiso intelectual para observar y entender las transformaciones de la realidad. Disposición de ánimo para afrontar esa realidad y darle una respuesta política de carácter emancipatorio, democrático y social. Cualquier tentación de acomodo o de posibilismo táctico, se convierte de hecho en una renuncia a participar en la raíz vital de los debates generados por la sociedad. Cuando la izquierda excluye el pensamiento crítico de la realidad o la realidad del pensamiento crítico, desemboca en una burocracia sin horizonte.

El avance electoral de la derecha española es sólo un síntoma más de las profundas transformaciones culturales que está sufriendo nuestro país dentro de las corrientes neoliberales que dominan Europa. Años de exaltación sin escrúpulos de los beneficios empresariales, de la eficacia de las privatizaciones, del descrédito del Estado y de la necesidad de los recortes sociales y los derechos laborales, han calado en la forma de pensar de la población que se siente representada por el bipartidismo electoral del PP y del PSOE.

Esta inercia no sólo ha servido para impulsar la centralidad paradójica de un pensamiento conservador cada vez más radical, sino también para desarticular en sus márgenes las posibles reacciones de la izquierda, facilitando los recelos, la fragmentación, la falta de entendimiento interno, el abstencionismo o el voto en blanco.

El 15-M ha hecho visible la rebeldía de un ámbito cívico que se niega a asumir el pensamiento del capitalismo neoliberal. Hemos protestado y tomado postura ante los daños ecológicos, las desigualdades de género, la lógica de la especulación, la falta de horizonte para la juventud, el empobrecimiento de los trabajadores y la precariedad de sus condiciones laborales. Ahora es el momento de la política, el desafío de dar una respuesta política a la rebeldía.

Consideramos que resulta imprescindible la configuración de un frente amplio, un polo social y político donde confluyan todos los esfuerzos y las distintas sensibilidades de la izquierda. Hay que articular en un impulso común las diversas perspectivas ideológicas y territoriales. Para lograrlo hace falta, por una parte, firmeza crítica ante los partidos que representan el pensamiento neoliberal, y por otra, cultivar de forma decidida el diálogo, la negociación, la convergencia de programas, el consenso y el acuerdo entre todas las opciones políticas de la rebeldía y la indignación.

Pensamos que la configuración de este frente amplio es el mejor camino para dar cauce político a algunas iniciativas sociales urgentes: el rechazo a los recortes y las privatizaciones, la nueva regulación de los procedimientos especulativos y bancarios injustos, la reforma de la ley electoral y el aliento de una democracia regenerada, transparente y participativa.

Estamos convencidos de que es posible una nueva forma de hacer política. Encontramos las razones de nuestra convicción en los propios resultados de Izquierda Unida. Allí donde se ha sabido integrar, ampliar las bases, acentuar el carácter democrático de las asambleas, dialogar con otras opciones y conectar con la ciudadanía, superando el cerrojo de los intereses sectarios, hemos obtenido resultados positivos en una situación general muy difícil para la izquierda.

Izquierda Abierta se constituye como partido político para favorecer esta voluntad de diálogo en la vida interna de Izquierda Unida, y para tender puentes con otras opciones críticas, imprescindibles también en la realidad social española. Nuestra constitución como proceso abierto supone un compromiso intelectual y un estado de ánimo.