miércoles, 16 de noviembre de 2011

SE CONSTITUYE EL CONSEJO ASESOR DE LA FUNDACIÓN 1 DE MAYO


El pasado lunes 14 de noviembre se constituyó en la sede de la Fundación 1 de mayo, su Consejo Asesor, presidido por Carlos Berzosa. El Consejo tiene la misión de asesorar a la Fundación en su tarea de estudio y de investigación, debatiendo y proponiendo líneas de trabajo de futuro.

Con más de setenta componentes de todos los campos –la lista de nombres por orden alfabético puede consultarse en la página de la Fundación, http://www.1mayo.ccoo.es/  - relacionados con las relaciones sociales, entre los que hay académicos, profesionales y sindicalistas de diferentes áreas de la política y sociología, de la economía, la comunicación, el derecho, la medicina y la psicología social, y en un abanico ideológico muy amplio que va desde el socialismo democrático en sus diversas acepciones, el ecosocialismo y el ecopacifismo, la izquierda alternativa y representantes de movimientos sociales informales, el Consejo Asesor se constituye como un lugar libre de discusión y de reflexión situado precisamente en el interior del espacio cultural del sindicato de CCOO a través de su Fundación de estudios.

En la reunión de constitución, tras las intervenciones del Presidente de la Fundación, Rodolfo Benito, del Presidente del comité asesor, Carlos Berzosa, y la de la secretaria del mismo, Elvira S. Llopis, que planteó las líneas centrales de investigación y de reflexión sobre la intervención de Berzosa, tuvo lugar una amplia serie de intervenciones que precisaban, aumentaban o concretaban éstas.

Así, en primer lugar, se propuso continuar el análisis y causas de la crisis y las respuestas a la misma, un análisis no sólo económico sino social político e ideológico que no perdiera de vista la perspectiva global del análisis, pero que además hiciera un esfuerzo por explicar cómo se está conceptualizando la crisis y su planteamiento retórico, narrativo. Es decir, no sólo insistir en las dimensiones económicas y políticas que el uso antisocial de la crisis económica están generando, sino poner de relieve la dimensión cultural de la misma y su relación con las posiciones de dominio. A lo que se uniría la necesidad de realizar un serio esfuerzo por conocer la realidad de la situación social actual en España principalmente a través del examen de indicadores relevantes, como la pobreza, o el paro o desempleo. Como proyección de futuro, en fin, parecía necesario deducir de estos análisis los modos para abordar el modelo de la post-crisis que no se puede solamente vincular al crecimiento económico, y que busca dar un sentido muy amplio a la noción de sostenibilidad como concepto abierto a determinaciones sociales, políticas y culturales participativas y democráticas.

En ese sentido, el examen del marco europeo, sus límites y sus retos, resultaban también prioritarios en un contexto de crisis acentuada del euro, acompañada de una importante inestabilidad política y de falta de liderazgo en la Unión Europea.

Otra línea de estudio era la relativa al debate sobre la democracia en los países europeos afectados directamente por la crisis, democracia conceptuada no en sentido formal sino material, es decir, sobre la calidad democrática y los espacios abiertos a la participación ciudadana. En esa línea por tanto se produce la explicación de los derechos sociales y de los derechos político-democráticos. La constatación de un estado de excepcionalidad de los derechos sociales como consecuencia de la crisis a través de las llamadas “reformas estructurales” se está continuando en una excepcionalidad política que afecta directamente a los derechos de participación democrática y que se desarrolla junto a pulsiones muy fuertes de desinformación y de despolitización de la ciudadanía. En ese contexto, la construcción de un espacio público informativo democrático y la atención al desarrollo de un verdadero derecho a la información veraz es también un objetivo de estudio y de reflexión importante.

Naturalmente que entre todo ello los aspectos sociales – la factura social – de la crisis, resultaba otro vector de análisis imprescindible: el estudio de la fragmentación social y de los impactos negativos en términos de Estado social. La contemplación de los recortes en educación y – pese a la complacencia de los rectores actuales – también en la Universidad, así como los que se están produciendo en la sanidad, fueron especialmente tenidos en cuenta en la reunión. Ciudadanía social, pero también trabajo explotado como ejes de la fractura social acentuada por la crisis, un panorama que sólo puede ser explicado de manera completa y a la vez suficiente si se adopta una perspectiva de género transversal en el estudio de esta problemática relacionada tanto con el estado social como con el trabajo y sus diversas formas de expresión de la explotación y del dominio tanto en el trabajo asalariado como en el trabajo de cuidados.

Un último vector de trabajo era el relativo al papel de los sindicatos dentro de la empresa y su función sociopolítica en la movilización social y su capacidad de propuesta como agente dotado de autonomía. En ese aspecto, la dimensión transnacional y europea del sindicato, resulta ineludible, pese a las dificultades derivadas de la renacionalización también del hecho sindical que ha generado esta crisis y su percepción diferenciada por el sindicalismo del norte y por el sindicalismo de los países periféricos europeos.

Este tipo de debate va a tener su primera plasmación en la convocatoria de un Congreso sobre Economía, Trabajo y Sociedad, que tendrá lugar previsiblemente en junio de 2012 y en el que se abordarán en tres grandes grupos de cuestiones los elementos más interesantes para la elaboración de una propuesta de comprensión y de reforma de la sociedad actual por parte del sindicalismo como figura social que aspira a representar a la generalidad del trabajo en este país. El proceso de debate y de reflexión que se está poniendo en marcha será además enlazado con las instituciones sindicales europeas, tanto las que dependen del Ejecutivo de la CES como la red de fundaciones e instituciones de estudio sindicales de las distintas confederaciones de la UE.

Se trata, en definitiva, de un acontecimiento que impulsa de forma decisiva el papel de la Fundación 1 de mayo como laboratorio de ideas en relación directa con la acción colectiva del sindicalismo del nuevo siglo, elemento imprescindible en un contexto de crisis ideológica aguda de los sujetos políticos que venían representando a las clases subalternas en la conformación de un proyecto de reforma y de emancipación social.

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