La denuncia que el Comité de empresa de la UCLM realizó el martes pasado - recogida en este blog - ha suscitado una virulenta declaración por parte del denominado sindicato independiente CSI-F de Castilla la Mancha. Ante éste, CCOO de Universidad ha hecho público un comunicado que se transcribe a continuación y que permite conocer de manera clara el tipo de discurso dominante en la derecha política y en las organizaciones sindicales corporativas que le dan apoyo. En este sentido, las expresiones y el tenor del comunicado de CSI-F son bien significativas de lo que veremos y oiremos en los próximos meses en todo el territorio nacional.
La defensa de los trabajadores de la Universidad se debe hacer con firmeza e inteligencia. Negociación y presión son las claves de esa acción colectiva que caracteriza a los sindicatos para proteger y ampliar los derechos del personal docente e investigador y de administración y servicios. Esa actividad reivindicativa no debe llevar sin embargo a presentar ante la sociedad una imagen global de la Universidad como un antro de corrupción y de ineficiencia. Se trata a fin de cuentas de un servicio público de enseñanza superior que debe ser mejorado, pero del que no se puede afirmar que es una especie de garito en el que campean impunemente un conjunto de profesionales del timo y de la corrupción.
Este es el sentido del comunicado de la CSIF aparecido en los medios de comunicación de hoy viernes 11 de noviembre. Con extraordinaria virulencia agresiva este sindicato define a la UCLM como el lugar donde pululan – y citamos textualmente – “los profesionales de la agitación”, “los próceres de la progresía universitaria”, “los profesores milicianos” – qué bella figura con resonancias de la Guerra civil - ,”que llevan más de 20 años subidos en el machito”, en un contexto generalizado de “prebendas, de tapar chanchullos, de crear cargos para amigos traídos de otras instituciones, de comisiones, de premios, de viajes exóticos, de fincas, de institutos de investigación y de másteres ad hoc”. Estas personas – tan despreciables para la CSI-F – tienen además la osadía de pretender “que los trabajadores de la Universidad se unan a las movilizaciones en enseñanza no universitaria y a la huelga de secundaria” para lo que “manipulan a los alumnos para movilizarlos”, con “los eslóganes rancios de los “salvapatrias” de pensamiento único imperante desde hace mucho tiempo en la UCLM”.
La imagen de la UCLM que presenta la CSIF, obsesionada siempre por achacar al gobierno Barreda todas las culpas y en presentar al Gobierno Cospedal como un nuevo Moisés que guiará al pueblo escogido a su tierra prometida, es desastrosa. Se compadece mal con una Universidad, que, como se destacó en la rueda de prensa del martes, en sólo 25 años se ha posicionado en el puesto número 15 del ranking de investigación por delante de otras con más tradición, y que constituye una referencia imprescindible en el desarrollo económico de la región, en la construcción de I+D+I. El problema es sencillamente el de la financiación de la misma, puesto que si no se garantiza – por el nuevo gobierno, claro está – la financiación adecuada, la universidad corre el riesgo de convertirse sólo en una academia de educación superior al perder funciones tan importantes como la de la investigación, de forma que se desmantelaría la que actualmente es la empresa tecnológica más importante de Castilla-La Mancha, con el correspondiente impacto nefasto en la región tanto por la pérdida de competitividad como por el desempleo que se va a generar, algo que se podría solventar con una financiación anual de 160 millones de euros, sólo el 2% del gasto público de Castilla-La Mancha. Desde el punto de vista de la rentabilidad, además, frente a la media de 1,8 euros por cada euro público invertido en el resto de las universidades españolas, en el caso de la UCLM se eleva hasta los 2 euros lo que demuestra que esta institución académica no es un lujo, sino que es la empresa más rentable e imprescindible para sacar a la región del atraso en el que se encuentra.
Este es el único problema, y la Junta de Comunidades (independientemente de quien la gobierne) es quien tiene la responsabilidad de garantizar con eficiencia la calidad del servicio público universitario que presta la UCLM. Una universidad que desde luego no se corresponde en absoluto con la imagen que de ella da la CSI-F, bien reveladora del desprecio que este sindicato hace gala hacia los profesionales – docentes, investigadores y de administración y servicios – que trabajan en ella, con plena independencia y autonomía de cualquier poder, público o privado, político o económico. ¿O será eso lo que en realidad molesta a la CSI-F?
Y terminamos con alguna pregunta más: ¿A quién defiende CSI-F? ¿Al gobierno regional o a la UCLM? ¿Qué es más importante, demonizar al gobierno Barreda para justificar futuros recortes, o defender la financiación necesaria para garantizar una Universidad Pública y de Calidad?. Y, de paso conviene recordar que durante estos “20 oscuros años” ese sindicato ha firmado prácticamente todos y cada uno de los acuerdos negociados en la UCLM (en los últimos 8 años todos). No parece que haya interpuesto ni denuncias ni acciones judiciales para atajar esta supuesta corrupción, la que al parecer constituía el ser profundo de la Universidad en la visión de este sindicato.
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