domingo, 27 de enero de 2013

EL DIA DE LA MEMORIA CONTRA EL HORROR NAZI-FASCISTA









El 27 de enero de 1945, el ejército soviético liberó Auschwitz. Sólo encontró a 7,000 prisioneros, la mayor parte agonizantes o enfermos. Se calcula que un millón cien mil judíos fueron asesinados en Auschwitz; sin embargo, no fueron las únicas víctimas: más de 70,000 polacos, 21,000 gitanos y cerca de 15,000 prisioneros de guerra soviéticos murieron en este siniestro campo. 

La Asamblea General de las Naciones Unidas mediante su Resolución 60/7  en el 2005 decide designar el 27 de enero -- aniversario de la liberación de los campos de exterminio nazis – como el Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto, e insta a los Estados Miembros a que elaboren programas educativos que inculquen a las generaciones futuras las enseñanzas del Holocausto con el fin de ayudar a prevenir actos de genocidio en el futuro. Aunado a lo anterior, la Resolución 60/7 de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la conmemoración del Holocausto dispuso la creación de un programa de difusión sobre el tema “El Holocausto y las Naciones Unidas”, junto con medidas tendientes a movilizar a la sociedad civil en cuanto al recuerdo y la educación sobre el Holocausto, con el fin de evitar que ocurran actos genocidas en el futuro.

El Programa ha colaborado en forma estrecha con los sobrevivientes del Holocausto para garantizar que la sociedad escuche y tome en cuenta sus historias a manera de advertencia en cuanto a las consecuencias del antisemitismo y otras formas de discriminación.

El programa, además, tiene como misión combatir la negación del Holocausto, según lo establecido en la Resolución 61/255 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. En todas sus actividades (y, en particular, aquellas dirigidas a estudiantes de todo el mundo), el Programa sobre el Holocausto establece conexiones esenciales entre las causas subyacentes del genocidio, las lecciones que podemos aprender del Holocausto y el fomento de los derechos humanos y los valores democráticos en el mundo de hoy.

En Italia, el 27 de enero tiene una coloración especial al dedicarse a la memoria contra la barbarie nazi-fascista, y por tanto no sólo frente a las víctimas de la Shoah y de las leyes raciales mussolinianas, sino que se inserta en un discurso antifascista que relaciona antisemitismo y racismo con dictadura y fascismo y que reivindica la resistencia doble frente al nazismo invasor y frente al fascismo que perseguía las ideologías igualitarias, progresistas y democráticas, en especial a los comunistas y socialistas.

Todos los periódicos se nutren por tanto de intervenciones que recogen la memoria antifascista y denuncian el racismo y la persecución política. En la RAI, televisión pública, cada hora se destinan diez minutos a presentar testimonios de supervivientes de la barbarie nazi-fascista. Antifascismo que reitera el gobierno y la Presidencia de la República, con amplios actos de homenaje en todo el país. En especial este año se ha inaugurado un monumento especial a la memoria en Milán, en el andén 21 de la Estación de tren de donde partían los trenes de deportados a los campos de la muerte.

Por eso las declaraciones que se han conocido del antiguo presidente del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, se deben interpretar como una forma de apropiación neo-conservadora de este momento reivindicativo de la memoria como forma de construir nuestra propia visión de la realidad democrática, sin negacionismo ni indiferencia ante el racismo y el fascismo. Berlusconi critica las leyes raciales de Mussolini, pero sin embargo insiste en que el régimen fascista “hizo muchas cosas buenas”, negando así la relación fortísima que existe entre antifascismo, resistencia obrera y popular y denuncia del racismo y del antisemitismo que llevó a la aniquilación y el exterminio de un tercio del pueblo judío en la Europa dominada por las potencias del Eje.

Para España y sus medios de comunicación dominados por los grandes poderes económicos, este discurso berlusconiano es plenamente aceptable, porque cortocircuita la relación entre el antifranquismo y la lucha por la libertad y la democracia en España y el carácter criminal de masa del régimen, de una parte, y la la memoria mundial contra el genocidio y el exterminio llevado a cabo por la barbarie nazi-fascista, de otra. De esta manera el franquismo queda exonerado de su pasado histórico y su identificación con los sistemas criminales que gobernaron una buena parte de Europa hasta 1945. La debilidad de la Ley de la Memoria Histórica de 2007, la inaplicación real de buena parte de sus preceptos ante la inacción de las administraciones públicas afectadas y la resistencia del Tribunal Supremo en sus diversas salas a anular los juicios y las condenas de los tribunales franquistas, ha logrado una cierta inmunización del régimen criminal y cleptocrático del dictador en el presente sistema democrático. La situación actual, con la llegada de elementos claramente filo-franquistas al poder, refuerza este sin sentido. Lo que no impide que en los medios de comunicación se recojan y se presenten las palabras de Berlusconi como una excentricidad más del viejo bufón italiano, evitando conscientemente mencionar que dice lo mismo que el discurso oficial negacionista mantiene en España.

No hay comentarios: