martes, 29 de enero de 2013

LOS EFECTOS MACROECONÓMICOS DE LA REFORMA LABORAL DE 2012: TODO VA A PEOR









La reforma de las normas sobre el trabajo continúa. Y los efectos nocivos de la misma se pueden comprobar y medir en cifras, un lenguaje que le es grato al poder hasta que desmiente sus decisiones. A ello se dedica la presente entrada.


Se ha publicado el sábado en el BOE el  Real Decreto-ley 1/2013, de 25 de enero, por el que se prorroga el programa de recualificación profesional de las personas que agoten su protección por desempleo y se adoptan otras medidas urgentes para el empleo y la protección social de las personas desempleadas. En su exposición de motivos el gobierno legislador recuerda el objetivo declarado por las normas de reforma, y que no es otro que poner en práctica  una serie de reformas estructurales entre las que cobran especial relieve las referentes al ámbito laboral, cuyo objeto primordial es impulsar el empleo y conseguir, en particular, que los desempleados tengan la oportunidad de conseguir un puesto de trabajo.

Aunque el primer Decreto-Ley del año – como lo denomina con fina ironía Eduardo Rojo en su imprescindible bitácora – acepta por vez primera “la herencia recibida” y alude como precedentes a todas las normas en materia laboral promulgadas desde 2008, lo cierto es que el salto cualitativo que impuso la llegada del gobierno del PP a la regulación del trabajo ha sido señalado por todos los expertos y los agentes sociales por la especial virulencia en la desregulación normativa y en la flexibilización de las relaciones laborales, la hostilidad hacia la dimensión colectiva y sindical de las mismas, y la conformación de la empresa como un espacio autodirigido y controlado por la unilateralidad del empresario sin control público ni colectivo.

Esta sumaria descripción se ha visto confirmada en la práctica y se puede seguir sus trazas a través de los conflictos sociales y el recurso a los tribunales, junto con importantes impugnaciones de los fundamentos de estas medidas, tanto en el plano internacional, como violación palpable de los compromisos internacionales ante la OIT, como en el plano constitucional interno, mediante un recurso ante el Tribunal Constitucional.

En el plano económico, que se quería contraponer al de los derechos, siguiendo la lógica neoliberal según la cual los derechos de los trabajadores son disfuncionales al crecimiento económico,  las consecuencias han sido igualmente catastróficas. A tan sólo un año de la promulgación del RDL 3/2012, dos economistas del grupo Novecento, J. Rodriguez y B. Medialdea, han resumido así lo que denominan justamente “una espiral contractiva infernal”:

1)  El número de trabajadores afectados por ERE autorizados se ha incrementado entre marzo y octubre hasta los 313.011 (205.097 en el mismo período de 2011 ó 179.412 en 2010). Los ERE extintivos (despidos) han alcanzado en 2012 el nivel máximo desde el inicio de la crisis (50.753 trabajadores afectados). Los ERE suspensivos o temporales y de reducción de jornada también se han disparado (crecieron más de un 60% entre marzo y octubre de 2012 respecto al mismo período de 2011), y tienen elevada probabilidad de transformarse en extintivos a partir de 2014, al estar bonificados para los empresarios hasta diciembre de 2013.
2)  Los ocupados se redujeron en los tres primeros trimestres de 2012 en 487.000 personas (cayeron un 4,6% anual en el tercer trimestre de 2012 frente al 2,1% de 2011), 342.000 personas en el sector privado y de 144.000 en el  público. El paro aumentó hasta 6,157 millones en noviembre de 2012 (un 26,6% de tasa de paro); el incremento del número de parados desde la reforma es de 670.000.
3)  El ratio entre la caída del empleo y la caída del PIB se ha elevado respecto a otras recesiones: en 2009 (hasta ahora el año de mayor recesión de la crisis), por cada punto de caída del PIB el empleo se redujo  1,8 puntos, mientras que en 2012 la destrucción de empleo era justamente el doble: 3,6 puntos. Este último dato echa por tierra el argumento de los defensores de la reforma laboral como mecanismo para reducir la volatilidad y la caída del empleo en las recesiones.
4)  La reforma laboral ha empujado los salarios a la baja: en 2012 el coste laboral por trabajador disminuyó en términos reales un 3,5% anual.
5)  La caída del empleo y de los salarios ha reducido la renta disponible de los trabajadores, que disminuyó un 5,0% en términos reales en 2012, la caída más elevada desde el inicio de la crisis.

(El artículo está disponible en el blog del Colectivo Novecento http://colectivonovecento.org/2013/01/29/a-un-ano-de-la-ultima-reforma-laboral-cronica-de-un-desastre-anunciado/, y se publica en el periódico Diagonal en la edición impresa de 24/1 – 6/2)

Todo va a peor. La reforma laboral está llevando a cabo una política de tierra quemada sobre el trabajo y sus derechos políticos y sociales. Mediante un auténtico desmantelamiento de la estructura ocupacional de nuestro país, destruye la seguridad relativa que el prototipo normativo del contrato por tiempo indefinido imponía en nuestro sistema legal, lesiona gravemente la profesionalidad del trabajo asalariado y la cualificación del mismo, que no encuentra concreción en una realidad empresarial de salarios mínimos insertos en una organización del trabajo despótica, y pretende borrar la memoria social que el trabajo había generado en las relaciones comunitarias, familiares, personales. Ante este auténtico cataclismo al que el gobierno parece no poder reaccionar, demasiado ocupados una parte de sus estructuras en el saqueo del servicio público de la sanidad y en desmontar el de la enseñanza pública media y superior, hay que cobrar conciencia que esta situación no puede continuar. Y que los gobernantes que se erigen como tales carecen de cualquier legitimidad para el desempeño de sus funciones.

No en todas partes de Europa se está aplicando de la misma manera las políticas de austeridad, ni es la economía española de la misma enjundia que la de otras naciones europeas. Es importante afianzar y proseguir un proceso deconstituyente de esta situación. Para ello hay que explorar los medios que fortalezcan una conflictividad permanente que a la vez sea productiva.  Trabajemos sobre ello.

1 comentario:

Concha Carbonara dijo...

Desde luego que vamos a peor, pero la cuesta abajo le recuerdo que la iniciaron sus amigos (eso creo) socialistas