jueves, 22 de julio de 2010

EL AUMENTO DE LA EDAD DE JUBILACIÓN EN EL LIBRO VERDE EUROPEO Y UNA RESPUESTA DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO (A PROPÓSITO DE UNA INICIATIVA ITALIANA)







Resulta evidente que en el proyecto de salida a la crisis planteado desde la perspectiva neoliberal, un elemento muy consistente es el de actuar a la baja sobre el sistema de pensiones, reduciendo su cuantía y dificultando el acceso a la protección a la vez que se incentiva una cierta remercantilización de la cobertura de esta situación de necesidad para salarios medio-altos. Hay ya un documento muy indicativo en esta dirección de la Comisión Europea, que ha adoptado la forma de Libro Verde y que posiblemente en razón de la renacionalización de los procesos de resistencia ciudadana y de respuesta de los trabajadores en distintos países y con diferente contundencia, ha pasado desapercibido. Son muchas sin embargo sus implicaciones, y no son las menos las relativas a las repercusiones negativas que este proceso tiene desde una perspectiva de género. Se trae a colación en esta nota una iniciativa italiana a propósito de la decisión del gobierno berlusconiano de elevar la edad de jubilación. (En la foto, celebración de la jubilación del amigo y compañero Alfonso Vinuesa, a los 70 años de edad, en la Universidad de Castilla La Mancha).



La tesis central del libro verde de la Comisión Europea, “En pos de unos sistemas de pensiones europeos adecuados, sostenibles y seguros”, de 7 de julio de 2010 , COM (2010) 365 final ( http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=COM:2010:0365:FIN:ES:PDF ) , es que hay que retrasar la edad de jubilación revisando “por completo” los marcos legales en los países de la UE, porque en las condiciones actuales del mercado de trabajo, la salida “temprana” del mismo es una “situación insostenible. El aumento de la edad de jubilación es una de las medidas recomendadas, entre un abanico de estas. En el blog de Eduardo Rojo hay una síntesis muy útil de los contenidos de este Libro Verde que culmina la cierta idea de cultura laboral y de protección social que tiene la Comisión europea – con el precedente del Libro Verde para la modernización del derecho del trabajo en Europa del 2006, que alumbró el reiterado concepto de flexiseguridad – y que se inscribe sin ambages en una línea de ampliación de los requisitos para tener acceso a la protección económica por jubilación y la consiguiente exclusión de la misma de amplias capas de trabajadores y trabajadoras.

Las críticas al incremento de la edad efectiva de jubilación mediante el aumento de la edad pensionable son muchas y muy variadas. Se trata de una medida extraordinariamente contestada en los países en los que se está poniendo en marcha. Las manifestaciones del 24 de junio en Francia y la jornada de lucha convocada el próximo 7 de septiembre en aquel país son conocidas, pero como es sabido el tema se expande por una gran parte de los ordenamientos europeos, entre ellos el italiano. En España, el aumento a los 67 años ha sido defendido por el Gobierno aunque se ha pospuesto, por razones de oportunismo táctico para no coincidir con la huelga general, a la discusión en la comisión parlamentaria del Pacto de Toledo. Pese a ello, hay ya muchas tomas de posición muy firmes contra este proyecto no sólo por parte de los sindicatos, como es natural, sino tambien de especialistas en Seguridad social, y en este blog como en los hermanados de López Bulla y Joaquín Aparicio, se ha dado cuenta suficiente de estas argumentaciones. Una visión muy específica la ofrece la perspectiva de género. Por eso es interesante traer a colación cómo esta aproximación al tema ha sido desarrollado en Italia. En este país, uno de los argumentos mas empleados contra el incremento de la edad de jubilación es la repercusión negativa que esto tiene sobre las trabajadoras, sobre su situación concreta de existencia y el futuro de exclusión de la protección social. A este propósito, se ha elaborado un manifiesto firmado por un grupo de mujeres y reproducido en las páginas de Rassegna.it y de Il Manifesto, bajo el título "Si sesenta horas os parecen pocas" cuyo texto, traducido, es el siguiente:

“No se puede seguir trabajando hasta una misma edad para todas las personas sin considerar el tipo de trabajo que se desempeña, la vida que se tiene, y sin pensar en el futuro de tantas mujeres jóvenes.

Se puede plantear, por el contrario, un sistema de pensiones que contemple la libertad de opción : jubilarse entre un umbral mínimo de edad y uno máximo, de modo que se concilien condiciones de trabajo (en especial las que se desenvuelven en oficios descualificados) y exigencias pèrsonales. Una flexibilidad que se ha realizado en muchas ocasiones con las prejubilaciones en las reestructuraciones de sectores públicos y privados como forma de amortizar costes sociales y favorecer los intereses de las empresas.

Cuando se calculan los años de trabajo femenino, dos y dos suman cinco. Según datos de Eurostat y de la Comisión Europea para el 2006-2007, de media las mujeres italianas trabajan 60 horas semanales. Son en toda Europa las que más trabajan. En esa suma incide la cantidad de trabajo desarrollado fuera de casa, que sigue siendo masculino en los modos y en los tiempos, y la mole de trabajo prestado gratuitamente por las mujeres. Este trabajo gratuito que los indicadores económicos no anotan mantiene en pie a la sociedad que, sin embargo, restituye a las mujeres bastante menos de lo que recibe.

Es una diferencia que nadie puede negar sobre la base de una igualdad fingida.

Una diferencia que exige una profunda transformación de todos: libertad de opción, reconocimiento social del trabajo de cuidados y redistribución entre hombres y mujeres, redes eficientes de servicios públicos y nuevos modos de trabajar.

Otra civilización.

Es cierto que las mujeres han dado extraordinarios pasos adelante. Hoy más que ayer deciden sobre sí, sobre su propia sexualidad y maternidad, tienen más dinero y trabajo retribuido, están presentes en todas partes. Pero son aun demasiados los obstáculos que se oponen a la posibilidad de vivir plenamente en libertad: trabajo precario, trayectorias profesionales intermitentes, rentas mas bajas, escasez de servicios sociales, ausencia de las instancias que deciden y en especial en las que se decide jubilarlas a los 66 años.
La igualdad, asi entendida, es una mistificación que además de no reconocer el tiempo dedicado por las mujeres a los trabajos de cuidado, cierra la puerta al futuro de muchas jóvenes.

Hagamos una operación de transparencia, hagamos visible lo que se da por descontado y por lo tanto se oculta, Declaremos muchas de nosotras y públicamente todos los trabajos que efectuamos, retribuidos y gratuitos, productivos y reproductivos, obligados y voluntarios. Es el momento de dar vida a una nueva era de esfuerzo por la libertad y la autodeterminación de las mujeres como fundamento de un modelo social más justo y solidario".


La declaración se completa con un "modelo" de declaración de los trabajos desarrollados por cada mujer " a efectos de determinar la edad pensionable" que se debe entregar a los ministros del Trabajo y del Tesoro y a la ministra de Igualdad de Oportunidades. Un ejemplo extremadamente interesante a tener en cuenta entre nosotros.

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