martes, 28 de septiembre de 2010

ELOGIO DE LA HUELGA GENERAL


En las horas que anteceden a la huelga general, se aceleran los preparativos y se concentran los piquetes de huelga. como bien dice el Tribunal Constitucional, el piquete integra el contenido esencial del derecho de huelga, y no puede por consiguiente concebirse el ejercicio de este derecho sin la forma organizativa de la información y extensión del conflicto que se expresa en el piquete de huelga. En la foto, puede reconocerse a algunos integrantes de un piquete de universitarios en la huelga del 29 - S.



Los dados están ya rodando sobre la mesa. Es el día previo a la huelga general y todos los medios de comunicación intervienen en el conflicto porque saben que se trata de un hecho social y político extraordinariamente relevante. La huelga pone nerviosos a muchos y a otros les incomoda. Una buena parte de las fuerzas del privilegio económico quieren ahora banalizar el conflicto como si no tuviera ni relieve ni importancia. Todo sigue igual y debe seguir así, la huelga general de hoy no tiene los tintes épicos de la sublevación revolucionaria de antaño. Es sólo una pantomima. Así ayer hablaba Luis Solana en CNN+, con calderoniana ramplonería, señalando el “gran teatro” de la huelga y su impostura, coincidiendo por cierto con Gabriel Albiac (¡ay esas compañías!) que insistía en su púlpito antisindical de papel impreso en definir la huelga como un mero “un acto escénico”.

¿Qué es hoy una huelga general? ¿Es cierto que se trata de un acto sin sentido, incapaz de afectar a la realidad de las cosas “que importan”? ¿Qué significado tiene participar en la convocatoria del 29 – S, más allá de los contenidos concretos que se han esgrimido por los sindicatos, los motivos de la huelga y su colocación en un marco determinado de políticas económicas y (anti)sociales de salida de la crisis?

Luis Garcia Montero ha señalado que la huelga general es ante todo un proceso de aprendizaje. De aprender a decir no a un proceso de privatización de los espacios públicos y de las conciencias personales, no al olvido de muchos siglos de lucha por la igualdad. Y lo es porque la huelga general expresa la resistencia ciudadana a una situación resignada de subordinación y de restricción paulatina de espacios libres para una existencia segura. La huelga general significa poder decir no. Expresa la fuerza del número de los trabajadores en cuanto figuras subalternas en los procesos económicos y sociales frente a la fuerza que ostenta el poder económico y que constituye el mayor obstáculo a la libertad e igualdad de los ciudadanos. La huelga general nos enseña a oponernos a la sumisión como regla de comportamiento social y permite enseñar a su vez el orgullo – y la fuerza – de la negación de lo existente para afirmar algo distinto, un escenario alternativo que contradice el actual. La huelga general no es un monólogo sino un acto coral, un clamor que crece y es capaz de romper el recinto que protege el privilegio económico y la desigualdad.

La huelga general es por ello mismo un acto político – democrático importantísimo. Constituye un momento de participación democrática de los ciudadanos que, mediante su participación, demuestran su decisión de mantener un proyecto igualitario que vaya completándose en el tiempo. La huelga ha sido el instrumento mediante el cual se han ido consiguiendo la gran mayoría de los derechos sociales, conceptuados como derechos de ciudadanía plena. Un proyecto de reforma de lo existente que aumente el patrimonio colectivo de los derechos de la ciudadanía social. En ese sentido, se inscribe en una cultura reivindicativa que ha acompañado desde los tiempos más lóbregos a la clase trabajadora en sus demandas de mayor justicia e igualdad. La huelga general expresa el impulso colectivo hacia la construcción de un mundo mejor que, como señaló Almudena Grandes, permita que nuestros hijos vivan en un espacio cultural, social y político, más libre e igualitario que el que disfrutamos la generación anterior.

Y además, por una de esas paradojas que anidan en las relaciones sociales, la huelga general es un rechazo del trabajo dependiente, que precisamente permite reivindicar la centralidad del mismo en nuestra sociedad democrática. La huelga crea un espacio de visibilidad del trabajo que produce mercancías, bienes y servicios, no sólo las cosas confortables e imprescindibles para el bienestar humano, sino también las narraciones que nos emocionan, las canciones que nos acompañan, los conocimientos que nos enriquecen. Cuando no se celebran las funciones teatrales, se paralizan los rodajes de películas y de series televisivas, se suspende un concierto o las clases en el instituto o en la universidad, cuando las fábricas enmudecen y se detienen los transportes, en fin, se descubre que todo funciona gracias al trabajo y a las personas que prestan esa actividad. Se hace explícito que es el trabajo quien crea la riqueza material y cultural de un país, que es el trabajo el que está en el centro de las relaciones sociales y de la acción política. Un trabajo digno, con derechos, que permita hablar de ciudadanos y ciudadanas libres e iguales y no de personas sometidas a la dominación del poder privado y a la violencia terrible del mercado y del dinero.

Participar en la huelga general es pues imprescindible en cuanto se trata de un acto de pleno ejercicio de derechos democráticos que reivindica la dignidad de las personas que trabajamos. Refutando el trabajo concreto de la jornada laboral de mañana impugnamos la consideración de nuestro trabajo como una mercancía.

Por ello yo, como tantos otros miles de compañeros y compañeras, voy a la huelga general del 29 de septiembre.

4 comentarios:

Tertuliano Máximo Alfonso dijo...

Aún conmovido por las palabras del Profesor Baylos, alzo mi voz para decir que ¡Yo también voy a la Huelga General!

Anónimo dijo...

Alzamos nuestras voces para decir no al neoliberalismo, no al gran capital y no a un trabajo sin derechos. Desde Guatemala nosotr@s tambien vamos a la huelga y damos publicidad a quienes acá nos escuchan, un nutrido grupo de alumnos muy interesados por las politicas sociales constructivas.

Pensando en Derecho: dijo...

La Huelga es un acto que se lleva (está llevando) a termino, es de gran importancia social y esta en concreto pasará a los anales de la historia quieran las empresas o no...

No obstante en su esencia democratica también es discrecional en cuanto a quienes quieren formar parte de ella en la manifestación o el abandono del trabajo diario.

Lo que ocurre es que muchas personas malinterpretan la Huelga y los llamados piquetes informativos parecen denominarse piquetes destructivos pues en vez de dedicarse a informar se límitan a menoscabar la libertad de otros que han decidido no hacer huelga e incluso algunos trabajar o ir a su lugar de estudios. Me ha parecido lamentable los actos de agresión en el rectorado de la Universidad de Sevilla de las cuales me he enterado por mi pareja.

¿Eso es Democracia?¿Eso es hacer huelga? Elige y atente a las consecuencias. Parece que para algunos básicamente es eso.

También otro gran reproche es la participación de los grupos políticos/sindicales, incluso grupos politicos que de antemano se sienten fuera de lugar (grupos republicanos/ grupos de ideología fascista...). Ellos hacen de esto un gran pastel dónde intentar meter las zarpas.

Señor mío, su texto es genial, sublime. Habla a la perfección de lo que debiera ser la huelga, pero por desgracia algunos sujetos la hacen de una forma equivoca a cómo usted acertadamente menciona.

Me alegro de descubrir este blog.

¡Un amistoso saludo!¡Seguiré leyendole!

Anónimo dijo...

Propongo que esa cofradía piqueteril del retrato sea llamada El Piquete del Talento. Saludos desde Moclín (Montes Orientales, Granada) Genaro Somovía