viernes, 20 de abril de 2012

DETRAS DEL MANIFIESTO DE LOS 55: ALGUNAS REFLEXIONES

 El manifiesto de los 55 catedráticos y catedráticas de Derecho del Trabajo que criticaba la norma del gobierno del Partido Popular de reforma laboral, ha tenido una gran repercusión en otros países en los que la doctrina laboraliasta española es conocida y seguida. El manifiesto se ha distribuido en Latinoamérica, en la red de ex-becarios de la OIT, Bolonia y Castilla La Mancha, en la revista uruguaya "Derecho Laboral", y en muchas otras páginas web brasileñas, peruanas y argentinas. Además ha circulando en las redes sociales Facebook y Twenti. La "Revue de Droit du Travail", editada por Dalloz y dirigida por Antoine Lyon-Caen, hará una referencia explícita al manifiesto en su editorial, que también ha circulado por las redes académicas italianas.La revista digital "Insight" lo ha reproducido. Muchos de estos amigos y amigas nos han preguntado por algunos aspectos sobre la confección del manifiesto, los firmantes y, naturalmente, los no firmantes. A responder estos interrogantes se dedica la entrada.

La primera cuestión que se pregunta es por qué los organizadores del manifiesto decidieron limitarlo a la firma de catedráticos y no de otros profesores de Derecho del Trabajo. Se habría ganado en número y no habría sido un texto elitista, reservado al mandarinazgo académico. Sin embargo, se decidió restringirlo a la cualidad de catedrático (permanente o acreditado) en parte por continuar - y comparar - con iniciativas anteriores en las que profesoras y profesores de derecho del trabajo habían manifestado en público su posición ante medidas de reforma laboral o de seguridad social, entre otras las que se produjeron con ocasión de la huelga general del 29 de septiembre de 2010 o ante la reforma de la negociación clectiva en junio de 2011. Por otra parte, la reducción a la posición de catedrático permitía una apreciación bastante directa por la prensa de la capacidad profesional de los firmantes y su solvencia en el tema que abordaban críticamente. Por último la ampliación a otras categorías planteaba problemas de límites - ¿hasta qué categoría, profesores asociados a tiempo parcial, sólo a tiempo completo, empleados públicos y contratados? - y de gestión del número de adhesiones, habida cuenta de lo artesanal de la preparación y recogida de firmas por parte de los organizadores y autores del manifiesto. 

La segunda cuestión más comentada ha sido la del número de firmantes y, más allá, la pluralidad que representan. La lista se puede consultar - y de hecho se ha hecho con frecuencia, puesto que las entradas a esta página son muy altas, más de 800, en este mismo blog:  55-catedraticas-y-catedraticos-de derecho del trabajo suscriben un manifiesto contra la reforma laboral. Pluralidad  ideológica, territorial y generacional, que es muy llamativa. Son 27 universidades, la edad de los firmantes es extremadamente diversa, y en la lista se encuentran posiciones ideológicas no homogéneas, desde la izquierda hasta el centro-derecha. Claro que esta constatación lleva a la pregunta inmediata. ¿Quienes no firmaron y por qué?

 Entre los no firmantes, hay varis personas que no lo han hecho en función de su posición isntitucional. Unas, como Maria Emilia Casas y Miguel Rodriguez - Piñero, por su condición de ex presidentes del Tribunal constitucional y, en el último caso, miembro del Consejo de Estado. Margarita Ramos es Consejera de Empleo del Gobierno de Canarias, y Carolina Martínez presidenta de la Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos. Sin embargo, Casas y Rodriguez Piñero, con Valdés, han escrito el editorial de la revista Relaciones Laborales en el que se contiene una fuerte descalificación cítica de las orientaciones de la reforma. Ramos es firmante de otros manifiestos, y en concreto el que, con otros veinte catedráticos, criticó la reforma de la negociación colectiva del RDL 7/2011. Martínez envió un mensaje de solidaridad que fue leido en público al acto del 24 de marzo en el que las gentes de la cultura y de la universidad se reunieron en el Ateneo de Madrid en apoyo de la huelga general. Es decir que las causas de que no firmaron estas personas hay que buscarlas en su percepción de que el cargo institucional que desempeñan hacía desaconsejable una toma de postura pública en un contexto de convocatoria de huelga general.

Otros catedráticos no firmaron por motivos contrarios. La inserción de estos profesores en importantes organizaciones de letrados y su normal actividad de defensa de empresarios y altos cargos, hizo que directores y consultores laborales de los despachos profesionales de Garrigues, Cuatrecasas, Uría, Pombo y Gómez Acebo, Sagardoy asociados, Pedrajas Abogados, no estamparan su firma en el manifiesto. En algunos casos posiblemente estaban en contra del mismo, y a favor de las grandes líneas de la reforma, pero en otros han seguido la regla del despacho profesional de no tomar posición pública ante hechos polémicos, con independencia de su opinión sobre el fondo del asunto.

Otros cuantos no firmaron porque, según declararon, el texto no les satisfacía o lo consideraban demasiado apasionado, como ligado a una posición militante o "de sigla". En muy pocos casos, la falta de notificación impidió conocer el sentido de la voluntad del catedrático no informado del contenido del manifiesto. 

Sin embargo lo que resulta más llamativo a nuestros correspondientes colegas del exterior es la ausencia de los profesores más antiguos del Derecho del Trabajo español, de quienes se habían leido páginas muy decisivas en la reivindicación de un derecho del trabajo como un proyecto emancipatorio. De la Villa  y Sala, que en las décadas de los setenta y de los ochenta eran exponentes de un derecho del trabajo progresista, no han suscrito sin embargo el manifiesto. Si, por el contrario, una parte de sus discípulos. Esa ausencia ha sido muy comentada como señal inqueívoca de que múdanse os tempos, múdanse as vontades. También como manifestación de un cierto desbordamiento de su rol dirigente por la siguiente generación de profesores. Pero puede también interpretarse como un símbolo del distanciamiento que estos maestros han ido acrecentando respecto de un conjunto normativo cuyas señas de identidad ellos mismos ayudaron a definir y que precisamente la reforma laboral del 2012 vanifica y desmorona. Un cierto desvalor de la dimensión político-democrática del derecho del trabajo sustituida por un nuevo paradigma productivista en el que la norma laboral está al servicio de la empleabilidad del trabajador, y un desencanto activo contra la actuación colectiva de los trabajadores en torno al sindicato. Lo que pone de relieve la amplitud de la crisis ideológica en la que está sumida la cultura jurídica democrática e igualitaria hoy. y la necesidad de impulsar una labor de reflexión teórica fuerte en torno a una nueva narrativa jurídica que establezca seguros fundamentos contrahegemónicos en su desarrollo y práctica social.

El mnifiesto  de los 55 se puede consultar en Por un trabajo decente y liertades colectivas plenas.
Este "post" ha sido reproducido en el blog amigo de Eduardo Rojo: Un artículo del profesor Antonio Baylos
Asimismo en el de la colega cubana Lidia Guevara: El manifiesto de los 55.
 

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