Llama la
atención la hostilidad que está encontrando en una parte importante de los
afiliados y estructuras sindicales de CCOO el voto favorable del Director del
Gabinete Económico de la Confederación, que se manifiesta en declaraciones,
resoluciones y comentarios en las redes sociales. Y llama la atención porque el
disenso no se dirige frente a un acto decidido políticamente por la dirección
del sindicato, sino frente a un acto personal en uso de la libertad y expresión
de un trabajador de alto nivel técnico de CC.OO., que sin embargo ha sido
percibido como un suceso que compromete a toda la estructura de mando del
sindicato y que ha obligado a los órganos de gobierno del mismo a desvincularse
de esta decisión a nivel colectivo, pero a respetarla a nivel individual.
Es por tanto un episodio que da
pie a una reflexión muy esquemática sobre la actividad del personal técnico al
servicio del sindicato, su capacidad de expresión y la relación entre esta actividad
y la acción sindical.
El sindicalismo ha mantenido en
este aspecto una visión instrumental de los saberes técnicos. Lo que quiere
decir que el conocimiento “técnico” está al servicio de la acción sindical. Eso
se traduce en una relación medios / fines que hace que la orientación y los
objetivos de la “asistencia” técnica deban servir a la estrategia del sindicato
y a la toma de decisiones del mismo.
Esta visión instrumental se
manifiesta en el papel subordinado del técnico a los sujetos que se presentan
como portadores del interés general colectivo en los ámbitos en los que éste se
expresa, es decir, quienes interpretan en cada momento dado las necesidades y
los movimientos precisos de la subjetividad colectiva: la asamblea de
trabajadores, la sección sindical, el delegado sindical o los cuadros
sindicales que integran las estructuras territoriales y federales. La
subordinación se expresa asimismo en la forma de incorporación del personal
técnico al sindicato, a través de una relación laboral en la que la ajenidad y
la dependencia de su prestación de servicios la hace ser dirigida externamente
por las estructuras de dirección del sindicato en sus diversos niveles. Esta
laboralización del personal técnico es significativa de la posición subordinada
del mismo a la dirección sindical, y fue el resultado de un largo debate en los
inicios de la legalización del sindicato en donde la opción por la contratación
mercantil de prestación de servicios técnicos fue descartada o considerada en
última instancia como excepcional.
Esta subordinación ha tenido una
historia de tensiones, de desconfianza hacia los técnicos “de dentro” y la
minusvaloración de su trabajo por los cargos sindicales. En el espacio
organizativo de estos servicios, se han dado frecuentes tensiones “laborales”, con la problematicidad
típica derivada de la regulación de las condiciones de trabajo y de empleo de
los técnicos, así como la sobrecarga de funciones para este colectivo. Otras veces la “política de
personal” de los cuadros sindicales ha descuidado el control y la eficiencia de
los servicios técnicos respecto de los afiliados y afiliadas y de los
trabajadores del sector.
A la vez el sindicato ha
mantenido una apertura a “expertos” de un cierto reconocimiento social a través
de su posición académica o profesional, predominantemente buscando dos objetivos. Por una parte, una
operación de prestigio mediante el aval de estos “expertos” y “expertas” a
determinadas opciones de política sindical, y por otra la de forjar una
relación de confianza para informar y proponer medidas que gozan de la
solvencia de los mejores especialistas en el área de regulación de que se trate
ante iniciativas sindicales. Este recurso al exterior suele estar ayudado o encaminado por los “técnicos” internos,
aunque en ocasiones se emplea precisamente para suplir la “asistencia” de éstos
en una suerte de “externalización” de servicios.
La relación entre técnicos (¿insiders?) y expertos (¿outsiders?) se complica cuando el
sindicato intenta una síntesis en el espacio del debate y de la proposición
ideológica en diversos planos de acción, lo que se lleva a cabo de forma
separada a las estructuras sindicales, generando en ocasiones incomprensiones y
tensiones con éstas que intentan volver a plantear una relación instrumental directa
entre tales iniciativas y la presencia orgánica de determinadas estructuras
sindicales relacionadas con el asunto o la materia debatida, como la enseñanza,
la sanidad, los servicios públicos. Esta disfunción no tiene que ver en
principio con la incapacidad del sindicato en expresar un discurso sindical
global respecto del trabajo cualificado de los técnicos superiores de la
Administración Pública, de la Universidad o de la Sanidad que implique a estos
colectivos sindicalmente y no sólo ideológicamente,
que es un tema diferente y al que habría que dedicar más atención.
Hay manifestaciones virtuosas de
esa relación entre técnicos, expertos y cuadros sindicales. Los gabinetes
confederales que establecen una relación muy activa entre la dirección sindical,
su actividad concreta, y los saberes profesionales que la facilitan, con el
recurso en momentos puntuales a servicios “externos” de expertos, o con su
participación en actividades de formación y de discusión de alternativas
normativas. Esta relación ha ido cuajando una cierta división de tareas, en lo
general y en lo concreto, una cierta especialización entre técnicos “de
proyecto” y técnicos “de acción”, con una relación abierta hacia los “expertos”
externos, que funciona en los dos niveles, proyecto y acción del sindicato.
Pero hay asimismo evoluciones “viciadas”: la reproducción de una mirada según
la cual el nivel técnico de dentro
del sindicato es siempre limitado e inferior al de los expertos de fuera de la organización, de forma que se genera una minusvaloración
del técnico sindical precisamente en lo que constituye su elemento definidor,
su saber técnico. Una minusvaloración
del saber “amigo” o “doméstico” que puede conducir a la desconfianza respecto
de los “expertos” externos que están en la órbita del sindicato, que colaboran
con él mediante una cierta identificación ideológica. En la base de esta
sospecha se encuentra la convicción de algunos cargos sindicales de que los
saberes “serios” están fuera del sindicato y los detentan otros. Lo que obliga
a reconocer el poder que contiene el saber dominante.
En época de crisis, estas
relaciones se tensan. Muchos de los técnicos del sindicato están sometidos a la
reducción de personal y entran en los ERES que se multiplican por los
territorios. Los técnicos que quedan “de acción” multiplican su presencia y se
enfrentan a una realidad en la que la destrucción de empleo, la violencia
económica y la pérdida de derechos les coloca en una situación muy
insatisfactoria para su trabajo. Los técnicos de “proyecto” por el contrario,
se sitúan en un nivel inmune a estas tensiones en donde el problema es que la
elaboración de propuestas estratégicas para la acción sindical se encuentran
paralizadas ante la imposibilidad de encontrar un espacio de negociación con el
poder público y la dificultad de avanzar un diseño diferente de la negociación
colectiva. Esa tensión asoma claramente al documento firmado por todos los
miembros del Gabinete Interfederal de
CCOO hecho público precisamente con ocasión del voto favorable del director del
gabinete económico confederal de ese sindicato al informe de la Comisión de
Expertos ( . http://www.nuevatribuna.es/articulo/economia-social/ccoo-y-pensiones-asombro-y-contrariedad/20130610171302093259.html).
En épocas de crisis, la relación
con los “expertos” externos se fortalece porque el espacio de debate y de
proyecto tiene la urgencia de crear un programa y una narrativa que pueda no
solo ser asumida por la acción sindical, sino lanzada a la sociedad y a la
opinión pública como un elemento de legitimidad social y de soporte de la
figura representativa del sindicato, muy cuestionada por los medios de comunicación
propensos al poder y por los poderes privados, y que cuenta con la hostilidad
de las autoridades públicas. La creación de un espacio de debate y de encuentro
entre agentes culturalmente significativos, en la creación de teoría y en la
re-escritura de las reglas normativas a través del momento interpretativo,
resulta fundamental en estos momentos. En esa misma línea, la discusión sobre
un marco económico alternativo, la definición de las políticas económicas,
financieras y fiscales a las líneas de tendencia que impone la troika, resulta
decisivo. El ejemplo de la Fundación 1 de Mayo es emblemático al respecto.
La interacción entre estos
niveles – interno y externo, dentro y fuera – es fundamental para el sindicato
en este momento, y le permite a su vez “abrirse” a un espacio cultural y
político que se yuxtapone a una realidad sindical muy complicada. Por eso, un
hecho como el de la Comisión de Expertos supone un desgarrón importante en ese
tejido de relaciones que tiene una malla muy inestable, informal, de geometría
variable.
En este caso, por tanto, el
problema ha sido la coincidencia en una
misma persona de dos funciones diferentes, la de técnico interno del sindicato
– de alto nivel – y la de experto reconocido socialmente y requerido como tal
en un puesto de la comisión de “sabios”. Sin embargo el carácter de
“experto” no confería sólo una posición
exterior al sindicato, sino más bien un
emplazamiento desvinculado de éste. A lo que se une posiblemente la consideración de la materia de Seguridad
Social sobre la que el experto posee una competencia profesional reconocida
como algo muy especializado, de un cierto automatismo científico “neutro”,
alejado por consiguiente de la política y de la ideología que actúan después,
“a posteriori”, sobre la base de una descripción “objetiva” de la situación y
de los medios de que se dispone para afrontarla. Es una forma de privatización
del saber técnico que se sustrae en su proceso de conformación y de elaboración
al debate ideológico que se presenta como un hecho “externo” a la construcción
del objeto de análisis. Es conveniente sin embargo recordar que no hay un
fenómeno social que sea “objetivo”, sino que todo es “normativo”, está
orientado política e ideológicamente desde su propia cimentación y observación
en la que participa directamente el sujeto que la investiga desde una
determinada posición política. Esta
forma de concebir el saber experto es equivocada, y genera el problema muy frecuente de la colonización
de los saberes profesionales del técnico /experto por unos paradigmas políticos
e ideológicos que impiden el crecimiento de un discurso alternativo a lo
existente.
En cualquier caso, la militancia
de CCOO no está muy versada en los problemas teológicos y no se habitúa a
comprender el misterio de dos personas distintas en una sola verdadera; se ha
percibido este suceso como la expresión de un saber domesticado que acepta la
relación de poder establecida y la perpetua, lo que no es aceptable en una
coyuntura crítica en la que se está desmoronando el sistema de derechos. Y el
propio sindicato, al declarar como un error colectivo haber permitido la
confusión de roles, pero sin decidirse a zanjar el misterio y a afirmar una de
las dos personas, está esterilizando ambas. La de experto, porque no podrá proponer
a esta persona como expresión de un área ideológica y política próxima al
sindicato, y la de técnico, porque su actuación de relieve en la dirección del
asesoramiento económico estará a partir de ahora viciada en su propia
legitimidad de especialista, desautorizada por la dirección política del
sindicato. Sin hablar de la imposibilidad práctica para CCOO ahora de llegar a cualquier
acuerdo en materia de Seguridad Social, pase lo que pase en las negociaciones que
se puedan abrir en adelante.
5 comentarios:
REcogido en En Campo Abierto,
http://encampoabierto.wordpress.com/2013/06/13/dentro-y-fuera-expertos-tecnicos-y-cuadros-sindicales/
María José Saura Agel
14 de junio de 2013 0:38
No estoy para nada de acuerdo con lo que dices. Claro que tu eres parte implicada.
Un análisis muy interesante de la tribu. Enhorabuena
Joaquin Painceira
Una reflexión estupenda y necesaria que debería encontrar un debate interno. Gracias por colocar en términos de oportunidad de diálogo lo que empezó como enfado peligroso. Cospedal te odia
Ver el siempre interesante "cruce" de argumentos en el blog hermano "Metiendo Bulla" :
http://lopezbulla.blogspot.com.es/2013/06/sindicato-pata-negra-y-los-tecnicos.html
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