Las conferencias de la OIT en junio convocan al
sindicalismo mundial a través de su presencia fragmentada por estados a este gran
evento de discusión y trabajo conjunto. La que se celebró este año, 2018, en un
compás de espera ante los grandes fastos que se esperan para el centenario de
la Organización el año que viene, ha merecido el resumen de un participante buen
conocedor de la estuctura de la OIT y del desarrollo de los debates que en esta
sede se efectúan. Se trata de Álvaro
Orsatti, asesor personal de Víctor
Báez en la Confederación Sindical de las Américas hasta hace muy poco, y un
gran experto en el análisis del sindicalismo en la globalización. Dirige junto
con Pere Beneyto la página RELATS
(Red EuroLatinoamericana de análisis sobre el trabajo y el sindicalismo, http://www.relats.org/
) y se presenta con este relato de la Conferencia como corresponsal informal de
la blogosfera de Parapanda en aquellos lares. Sea bienvenido por tanto. (En la imagen, posando con conspicuos integrantes del Colectivo Stepanov con sede provisional en la capital mendocina de la uva Malbec)
Más de 5.000 delegados acreditados de los 187 Estados miembros de la OIT
asistieron a la 107.a reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo. Esta
nueva Conferencia se ha reunido a la
espera del acontecimiento mayor: la del año que viene, con la Iniciativa del
Centenario, dedicada a el “futuro del trabajo” (algunos prefieren “el trabajo
del futuro” o, incluso “el trabajo es el futuro”, como dice la muy posiblemente
próxima secretaria general de la Confederación Sindical Internacional, la
italiana Susana Camusso, socialista
del sector metalúrgico que dirige la principal central italiana, la CGIL.
El tema principal ha sido la discusión por un futuro convenio internacional
sobre “Violencia y acoso en el mundo del trabajo”, que ha tenido un desarrollo
razonable (a la espera de la segunda reunión, el año que viene), y que podrá
ser motivo de otra nota. Alcanza con
decir que, finalmente, el grupo de empleadores tuvo vergüenza de mantener su
criterio inicial de que la futura norma se limitara a una recomendación, por la
firme posición de los trabajadores y gobiernos, en favor de un convenio y
recomendación de desarrollo de éste. Lo mismo vale, en términos generales, para
su contenido.
Por otra parte, el Director General presentó su informe anual sobre La situación de los trabajadores de los territorios
árabes ocupados . El informe se basó en una misión que recopiló y examinó
información relativa a la situación de los trabajadores en el Territorio
palestino ocupado, (Ribera Occidental, incluida Jerusalén Oriental, así como
Gaza) y el Golán sirio ocupado. La visita del director general de la OIT a
Palestina tenía por objetivo consolidar la cooperación entre la Organización y
los socios palestinos. En esta visita, la OIT se ha comprometido con los
representantes del gobierno, de los empleadores y de los trabajadores a seguir
trabajando para promover el trabajo decente en el Territorio Palestino Ocupado
a través de un nuevo Programa de Trabajo Decente para Palestina. El programa
establece el marco de colaboración entre la OIT y Palestina para 2018-2020 y
otorga prioridad a la promoción de empleo y los medios de subsistencia, al
fortalecimiento de la gobernanza del mercado de trabajo y a los derechos
laborales, y a un incremento de la seguridad social y de la protección social.
La Conferencia decidió además derogar seis Convenios internacionales, el
Convenio sobre la inspección de los emigrantes, 1926 (núm. 21), el Convenio
sobre el reclutamiento de trabajadores indígenas, 1936 (núm. 50), el Convenio
sobre los contratos de trabajo (trabajadores indígenas), 1939 (núm. 64) ; el
Convenio sobre las sanciones penales (trabajadores indígenas), 1939 (núm. 65) ;
el Convenio sobre los contratos de trabajo (trabajadores indígenas), 1947 (núm.
86) y el Convenio sobre la abolición de las sanciones penales (trabajadores
indígenas), 1955 (núm. 104) todos ellos textos que se remontaban a la etapa
colonial y postcolonial del imperialismo que se supone que hoy es una realidad
superada en la globalización y las naciones soberanas. Asi también se decidió
retirar dos recomendaciones respecto de inmigración que databan de 1939 y otra sobre
horas de trabajo en la pesca de 1920.
Tiene interés entre las Resoluciones adoptadas la relativa al diálogo
social y el tripartismo, cuyo texto se puede consultar en el siguiente enlace: Resolución sobre el diálogo social
Pero aquí nos referiremos a otro
tema que se vincula con la nueva
iniciativa PIICV, Programa de
Investigación Interuniversitario sobre Cadenas de Valor -Argentina, Brasil,
Costa Rica, España, Italia, Uruguay que, en términos históricos, da continuidad
a las relaciones establecidas desde la década pasada entre intelectuales
latinoamericanos y europeos en el marco del CELDS, Centro Europeo
Latinoamericano de Dialogo Social, desde
la UCLM (mayores detalles en su banner institucional, en www.relats.org )
Pues bien: no siendo un tema agendado como tal para la Conferencia, la
cuestión de los acuerdos marco internacionales (AMI, en adelante que también se
reconocen como Acuerdos Marco Globales, AMG)) que es uno de los ejes del
Programa, apareció plenamente en la otra
discusión triparta, por una resolución sobre diálogo social, que tenía un
capítulo sobre diálogo social transfronterizo. Un dato contextual importante es
que ya está agendada para 2019 (previo a la Conferencia) una Reunión de
Expertos sobre este tema.
Pero en este caso, el grupo de empleadores participó con una consigna
clara: demoler los avances que, de a poco, se han estado haciendo en favor de
visualizar a los AMI como un instrumento importante en las relaciones
capital-trabajo a nivel internacional.
Nos referimos a la actitud
positiva (primero curiosa y finalmente aprobatoria) de la OIT respecto
de este instrumento, que tiene una clara
particularidad ( su diseño bipartito
colectivo) respecto de los siempre limitados códigos de conducta unilaterales y
de los instrumentos intergubernamentales (la Declaración de OIT y las
Directrices OCDE sobre multinacionales, y los Principios Rectores de Naciones
Unidas sobre derechos humanos y empresas, ya no hablemos del Compact Global,
que es “cartón pintado”). La única iniciativa más incisiva, la de abordar un
tratado vinculante sobre Empresas Transnacionales y Derechos Humanos, está
todavía en fase de discusión y preparación sin que parezca que su resolución
final esté cerca.
Ello estaba reflejado en consideraciones del documento de base para la
reunión presentado por la Oficina
(“Dialogo social y tripartismo”), que afirmaba: “los AMI son
con mucho las herramientas más perfeccionadas de diálogo social
transfronterizo”
Esta perspectiva fue retomada por el grupo de empleadores, ya que las
intervenciones de su vocero (que quedaron registradas en las actas),
proponiendo que los AMI debieran “promoverse y reforzarse”, agregando que en ellos
se encuentran actualmente “prácticas innovadoras en la ampliación de contenidos”,
que deberán ser recogidas en la próxima reunión. Las actas registran también opiniones
favorables a los AMI por parte del gobierno de los Países Bajos.
Pero enfrente la OIT tenía a los empleadores: en su discusión en plenario
(registrada en las actas, de donde se toman estos comentarios), afirmaron que
“preocupa el excesivo hincapié” en este tema realizado por la Oficina. Y
agregaba tres razones que consideraban de peso:
1. Que se ha firmado un número limitado de AMI; 2. Que hay muchos otros instrumentos
alternativos (los de cuño empresarial
voluntarios, los llamados códigos de conducta, instrumentos creados por la
unilateralidad empresarial); 3. El más notable argumentalmente (que implica una
crìtica a las multinacionales que los firman): son acordados por fuera de los
sistemas de diálogo social nacionales, sin involucrar a las organizaciones nacionales de
empleadores y trabajadores.
Como resultado, la Resolución aprobada no hace mención alguna a los
Acuerdos Marco Intenracionales (o Acuerdos Marco Globales), quedando solo una
referencia general que, por ello, puede referirse a las cláusulas acordadas en
los tratados de integración económica, que es la otra vertiente posible.
Se trata entonces de un episodio más de la permanente batalla capital-trabajo, que en el plano de
la alta estrategia tiene a la OIT como
escenario privilegiado, y por ello tiene sentido reflejar su desarrollo.
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