El
domingo 2 de abril, en el polideportivo Magariños, se ha celebrado el acto
político que ha reunido a la gente de SUMAR, una multitud de muy diversa
procedencia que entiende que se puede construir una alternativa real y segura a
la reacción de las fuerzas del privilegio económico y del conservadurismo
ideológico y social que pueda consolidar y ensanchar los derechos democráticos
colectivos e individuales y caminar hacia la gradual nivelación de la extrema
desigualdad económica, social y cultural existente en nuestro país.
El desarrollo del acto ha sido
descrito minuciosamente por la práctica totalidad de los medios de comunicación,
por lo que basta una remisión a los más frecuentados, desde el País, con una
crónica de Paula Chozas https://elpais.com/espana/2023-04-02/yolanda-diaz-lanza-su-candidatura-para-las-elecciones-generales-y-reivindica-su-autonomia-estamos-cansadas-de-tutelas.html#?rel=mas, o Infolibre con un scoop de Marta
Monforte https://www.infolibre.es/politica/yolanda-diaz-ensaya-foto-unidad-izquierda_1_1466404.html
hasta Eldiario.es con Alberto
Ortiz https://www.eldiario.es/politica/suma-yolanda-diaz-nueve-meses-recomponer-unidad-izquierda-enfilar-generales_1_10090538.html
, junto con análisis y opiniones muy interesantes sobre este acto como el
de Sato Díaz, de Público https://blogs.publico.es/dominiopublico/51773/la-habitacion-propia-de-yolanda-diaz/,
o editoriales y opiniones varias al respecto entre las que resaltaría la de Luis
García Montero https://elpais.com/opinion/2023-04-02/sumar-y-seguir.html
. Por ello, la disposición del acto, las
intervenciones durante el mismo – representativas las primeras de la juventud,
el pequeño comercio y el sindicalismo combativo del sector de hostelería, a las
que se sumó Gioconda Belli con la lectura de un bellísimo poema suyo y
la muy impactante participación de Carla Antonelli – y el propio
contenido del discurso de Yolanda Diaz, pueden ser en definitivas
remitidas a este prolijo recuento de la situación que ha hecho la prensa digital
y escrita.
El objetivo de estas notas es por
tanto resaltar algunos elementos que posiblemente sobresalgan en el
acontecimiento del domingo 2 de abril, aún a riesgo de reiterar otros enfoques y
opiniones. La primera hace referencia al proyecto de país que SUMAR quiere
llevar a cabo. El método utilizado para construir las piezas del modelo de
sociedad y de Estado que se quiere diseñar se ha basado fundamentalmente en un
proceso de discusión amplia organizada en torno a 35 temas o materias que a su
vez han implicado en el debate de los diagnósticos sobre los problemas y las
propuestas de actuación, a más de mil personas. El colorido político e
ideológico de estas era extremadamente amplio, discurría entre las diferentes facetas
del pensamiento progresista y de izquierda, en una suerte de fusión pluralista
entre diferentes trayectorias personales, posicionamientos políticos y sociales
y enfoques ideológicos. Este largo proceso de discusión ha producido una
cantidad muy significativa de textos en los que se describen los rasgos
generales de la materia objeto de análisis y se enuncian los principios de
actuación y las principales propuestas a las que éstos deben sujetarse. Textos
que a su vez se han resumido en otros más reducidos que pretenden facilitar el
intercambio de opiniones con nuevos sujetos colectivos de la sociedad civil y
con aquellas personas que se sientan atraídas por participar en este amplio
proceso de discusión que se ha denominado “de escucha”.
Este es un dato importante,
porque el trabajo de los 35 grupos en el que se han empeñado un gran número de
personas relevantes en cada uno de los temas objeto de reflexión y de
propuesta, es la base primera y fundamental de un proyecto de país que se sujeta
en este proceso de amplia participación situada formalmente fuera de los
partidos políticos y de las asociaciones más importantes de la sociedad civil,
en especial de los sindicatos y otras asociaciones, lo que desde luego no implicaba
una despolitización del texto debatido, sino por el contrario, su determinación
claramente política y democrática desde la participación colectiva de una
amplia gama de personas y de planteamientos ideológicos, que han sabido
condensar en sus análisis y propuestas el esquema detallado de un proyecto de
regulación sobre las diferentes materias abordadas en una dirección que amplía
y fortalece los derechos individuales y colectivos de la ciudadanía y les dota
de garantías eficaces.
Ese proceso de trabajo
colectivo ha nutrido el programa que ha desgranado el discurso de Yolanda Díaz
en el Magariños, una exposición de logros obtenidos en estos tres años de
gobierno y de propuestas de nuevas reformas que viene a suponer el conjunto de
las aspiraciones de la izquierda transformadora actual en al menos un 90% de los
diversos planteamientos que sostienen tanto los partidos políticos que se
inscriben en esta órbita como los sindicatos y otras asociaciones y organizaciones
no gubernamentales que caminan en la misma dirección. En gran medida estas
nuevas exigencias que continúan y profundizan líneas de acción ya efectuadas quieren
ser presentadas bajo la tradicional forma reivindicativa de la carta de
derechos, lo que supone un enlace con un cartismo democrático que se proyecta
en el espacio de los socio-político al compás de la previsión de grandes
transiciones, la que afecta al medio ambiente, la que se precisa sobre los
cuidados, la que sin duda proviene del flujo migratorio y la que exige la
extensión de la democracia a los espacios inmunes a la misma, en especial a la
empresa en una determinación de la democracia colectiva. Feminismo y neolaborismo
como líneas fuertes del pensamiento emancipador que se concreta en sujetos e
identidades bien definidas, entre las cuales la relativa a la LGTBI se ha mostrado con especial destaque. Un
programa contracorriente que no sólo se quiere detener en el perímetro
que marcan las fronteras nacionales, sino que mira a la Unión Europea para cambiar
sus postulados económicos que generaron el sufrimiento y la desesperación a millones
de personas con ocasión de las políticas de austeridad. Un Europa social, feminista
y verde, en la que sea posible conformar mayorías políticas que caminen progresivamente
y sin dudas en esta perspectiva de cambio de paradigmas.
El contexto histórico en el que
se mueve el programa de SUMAR es el de la incertidumbre respecto del rumbo que
pueden adoptar los procesos sociales y los acontecimientos políticos en un
mundo sacudido por la policrisis en la que estamos instalados. Una de
las apreciaciones más audaces de este programa es la que sostiene que el
neoliberalismo está derrotado ideológicamente, pero que es necesario vencerlo también
políticamente, porque sigue arraigado fuertemente en las estructuras de dominio.
Es una constatación de extraordinaria importancia, porque en efecto, la
irrupción de la pandemia hizo reventar las costuras de un razonamiento según el
cual lo público era un elemento disfuncional al bienestar y al crecimiento
económico, confiado a los mercados como el mecanismo más eficiente de distribución
de recursos. El descrédito de los mercados como ejes de la convivencia social ha
ido en paralelo a una recuperación del valor de lo público como fórmula necesaria
para lograr la seguridad de la existencia y la satisfacción de las necesidades
sociales más importantes. Todo el debate actual sobre la sanidad pública está
atravesado por este convencimiento, pero todavía es imprescindible extender esa
contradicción a sectores fundamentales como la educación – reivindicando la
educación pública y de calidad – y consiguientemente, con la universidad y la
ciencia como elementos clave para la comunidad que deben ser sustraídos a su
captura por el mercado y su tratamiento mercantilizador. Y exactamente igual la
defensa de un sistema público de Seguridad Social que atienda las situaciones
de necesidad, se constituye en un punto esencial de partida, frente a las
continuas y antiguas advertencias sobre la crisis del modelo de protección y la
necesidad de otorgar un amplio espacio de las pensiones al mercado de los fondos
financieros.
Acabar con el dominio político
del neoliberalismo supone también desplegar un discurso sobre la relación virtuosa
entre lo público y lo colectivo que ha demostrado su efectividad en materia de
la regulación de las relaciones de trabajo, pero que exige mayores derechos en
ese mismo ámbito y la progresiva integración de las facultades democráticas en
el control y dirección de los poderes salvajes que guían el mundo de la
empresa, la financiarización de sus planes productivos y el otorgamiento del crédito
para lograrlos. La presencia del sindicato y la dinámica del conflicto y la
negociación que su presencia instaura el espacio de lo socio-político, como entiende
una concepción sindical de la representación general de quienes trabajan para
otro, es en ese sentido fundamental, y el proyecto político que lo asume como
forma de ir destituyendo política e ideológicamente el planteamiento neoliberal,
se sitúa por tanto en el mismo registro de onda que estas formas complejas de
representación de intereses colectivos derivados de la inserción en el ámbito
del trabajo y del empleo
Ir progresivamente eliminando la
dominación patriarcal que se reproduce junto al capital es otra pieza del
modelo que pugna por sustituir políticamente la autoridad del neoliberalismo en
la política, la economía y la cultura. Y en el programa de SUMAR esbozado en el
discurso de ayer de Yolanda Diaz, hubo una amplia serie de propuestas que
no sólo buscaban la consolidación de los derechos logrados en esta última fase
en materia de igualdad y no discriminación y de protección frente a la
violencia de género, sino que avanzaban elementos originales para reconocer el
trabajo de cuidados, la percepción estadística del trabajo real y efectivo de
las mujeres, la necesidad de traspasar el “techo de cristal” en todos los ámbitos de la vida.
La recuperación de un cartismo
social y político que describa los derechos que se deben conseguir para una
ciudadanía libre e igualitaria, y el compromiso por derrotar políticamente las
posiciones neoliberales en la sociedad actual son posiblemente los puntos más claramente
estimulantes de esta iniciativa política, una iniciativa que ha ido madurando
lentamente sobre la base de un amplio proceso de trabajo colectivo y que se
ofrece ahora como un proyecto abierto a la participación de todas las personas,
asociaciones y partidos, que se vean comprometidos con el mismo y lo acompañen colaborando
con él y sosteniéndolo también electoralmente en la cita electoral de finales
de año. Un esfuerzo que sin duda merecerá la pena para quienes participen –
participemos – en él, devolviéndonos el entusiasmo y la confianza en que la
política sirve para lograr mayores espacios de emancipación personal y
colectiva, ensanchando y fortaleciendo los derechos democráticos. Este y no otro
es el significado de la candidatura de Yolanda Diaz a la presidencia del
Gobierno.
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