sábado, 10 de mayo de 2025

EL AULA Y LA ESCRITURA COMO ESPACIOS DE SOBERANÍA


 La editorial Bomarzo acaba de publicar un libro de Laura Mora Cabello de Alba, profesora de la UCLM, que tiene un origen académico e institucional - el proceso de oposición para conseguir una plaza de profesor titular de universidad, pero que recorre el significado de la relación educativa y del aula y la escritura como espacios libres para poder ser y como un lugar de transformación social y evolución humana. Esta entrada constituye una reseña de esta obra. 

En los concursos y oposiciones a profesores de universidad del siglo pasado regidos por la Ley de Reforma Universitaria de 1983 se introdujo la idea del  “proyecto docente” que acompañaba a la exposición de los méritos y del historial académico e investigador de quienes eran candidatos a las plazas de profesor titular o de catedrático de universidad, y que sustituía el mucho más clásico primer ejercicio de oposición  centrado sobre “concepto, método y fuentes” de la asignatura de la que se tratara.  Pasada la Ley Orgánica de Universidades del 2001 y vigente ya en nuestros días la Ley Orgánica del Sistema Universitario del 2023, estos textos se destinan al concurso de la plaza concreta en una universidad determinada a la que solo se puede acceder si quien lo pretende ha superado positivamente la acreditación nacional efectuada por una Agencia de ámbito estatal que le reconoce la calidad suficiente para poder optar a la misma. Quiere decirse con ello que los méritos académicos personales se tienen por evaluados y en la gran mayoría de los supuestos, la profesora o el profesor que concursa tiene una amplia experiencia docente normalmente en el centro universitario para el que se ha convocado la plaza, por lo que el escrito de presentación del proyecto docente e investigador de la persona candidata se tiene por un trámite requerido pero al que no se le asigna ningún valor especial en términos de  expresión del talento, índice de impacto o de excelencia académica e investigadora, nociones todas que presiden monótonamente los discursos oficiales sobre la calidad de la universidad.

Estas circunstancias explican que los “proyectos docentes y de investigación” hayan sido tradicionalmente volúmenes de extensión paulatinamente más reducida que se custodian, por general lujosamente encuadernados pero inéditos y en ocasiones ni siquiera leídos, en las estanterías de los departamentos en los que se había celebrado el concurso-oposición al que aspiraba la persona candidata. Pero esta práctica se ha roto recientemente mediante la muy reciente publicación de algunos de estos textos de exclusiva utilización interna por el reducido grupo de examinadores y en su caso de algunos miembros del área de conocimiento del centro universitario donde se desarrollaba la oposición que acudían al acto público de exposición de este escrito[1]. Con ello se exponen a la información y al conocimiento del público las reflexiones y las implicaciones personales que tiene el desempeño de un trabajo cualificado: el de la docencia y la investigación universitaria.

Este es el caso del libro de Laura Mora Cabello de Alba  que aquí se resume y que tiene un título extremadamente sugerente: El aula y la escritura como espacios de soberanía.  Es una reformulación – “responde en gran parte a”, dice la autora - del proyecto docente e investigador para optar a una plaza de profesora titular de universidad en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Castilla La Mancha, “un punto de llegada y un nuevo inicio, un ciclo natural que se repite también en la Universidad”. Su presentación como libro, es decir como un producto que se reconoce como un texto elaborado para la lectura y conocimiento de un público interesado, recorre la distancia entre su primer valor de uso y su capacidad actual de intercambio de ideas y de propuestas con aquellas personas que resultan interesadas en conocer el modo en que se presenta esta reflexión sobre cómo y qué debe enseñar quien hace de su profesión la docencia universitaria.

Aunque no se desprende del título del libro, es el Derecho del trabajo y de la Seguridad Social la materia sobre la que se despliegan las consideraciones de la obra. Es cierto que su autora es lo suficientemente conocida como para que esta asignación al campo de lo jurídico no sea algo ya sabido. Pero es importante señalarlo porque la relación que ella establece entre su trabajo y la forma de prestarlo y la labor universitaria configurada como un trabajo materialmente intenso y de ejecución difícil está muy presente en el libro, como también la reivindicación del carácter público del empleo, al servicio del interés general, que define el puesto de trabajo permanente que acoge la relación de servicio del profesorado funcionario.

Esta conexión con el trabajo concreto se pone de manifiesto también en la selección del prologuista, que es un compañero de Facultad y de las tareas docentes en el área de conocimiento en ese mismo centro universitario. Juan Díaz Rokiski, director territorial de la Inspección de Trabajo de Castilla La Mancha y profesor asociado de Derecho del trabajo y de la Seguridad Social de la UCLM resume con claridad las características fundamentales de la obra que prologa: no es un libro académico al uso, pero es sistemático y riguroso, no es en ningún caso autocomplaciente con los méritos de la autora, pero permite conocer el “bagaje docente, investigador y humano que le acompaña”. Y ofrece un recorrido “desde aquella universidad dominada por los valores patriarcales” a un proyecto de actuación docente colmado de amor y respeto tanto por los y las docentes como respecto de los alumnos y alumnas “cuyas voces deben ser escuchadas, cuya lengua debemos respetar y tratar de comprender y que tienen tanto que aportar a la universidad, a su universidad”. Un libro en donde “el valor de la coherencia, la dificultad de que el hacer, el decir y el escribir puedan reflejar lo que somos y que esa imagen que el espejo nos devuelva no nos obligue a desviar la mirada sino, por el contrario, a proseguir en la búsqueda de nuevos horizontes”. Y todo ello se confirma en la lectura de este pequeño gran libro.

El espacio en el que se desenvuelve la enseñanza y la investigación es el punto de fuga a partir del cual se traza la perspectiva que enfoca esta obra. Un lugar que no se corresponde con la noción laboral de centro de trabajo, sino que especifica el territorio en el que se produce el encuentro -o desencuentro – entre quienes forman el colectivo de los estudiantes y la persona que enseña. El aula es así un espacio cualificado por la transmisión de conocimientos, pero en la concepción de la autora también de afectos y emociones, en donde la mutua comprensión y la capacidad de escucha de las voces – y los silencios – que en este proceso se encadenan resulta fundamental. Y junto al aula, la consideración también de la escritura como un lugar desde el que poder desentrañar la estructura de poder que anida en cualquier norma laboral, sino también de proponer una visión complementaria o alternativa a las reglas vigentes. El espacio que en otras muchas ocasiones se convierte en necesidad de un sitio propio, de un ambiente acogedor.

Pero si ese es el enfoque que domina los puntos de partida del ciclo universitario que el libro puntea, lo que emerge con claridad a lo largo de todas las páginas de la obra es la presencia constante de una subjetividad activa a lo largo de toda una biografía que ha problematizado la profesión de docente universitario en relación con su propia condición de mujer y de jurista a lo largo de su trayectoria como profesora e investigadora. Una subjetividad consciente que habla en primera persona del singular – solo interrumpido en muchas ocasiones por la del plural - y por tanto crítica que finalmente ha podido encontrar “un lugar ligero, enfocado y cambiante como mujer jurista en la Universidad”, pues “cuando alguien ocupa su sitio” – de nuevo la importancia del lugar, del espacio habitable – “comienza a disfrutar con cotidianeidad de lo que hace”.

Porque los comienzos no fueron sencillos, ni tampoco es fácil mantenerse. En el capítulo VII la autora explica que ha significado para ella ser mujer universitaria, en un contexto en el que la universidad, frente a la “universidad oscura de los años 90” está llena de mujeres en sus despachos, en sus escritos y en la propia estructura de la institución y sin embargo no hay un cambio relevante de ésta. Con la reivindicación de una libertad que asimismo se tuvo que manifestar en ese “se acabó” con el que desde hace poco tiempo se han rebelado las mujeres que fueron objeto de violencia o de acoso sexual también en la universidad, incluso aunque (o precisamente por ello) las agresiones no fueran las típicas del abuso o del maltrato. En especial la autora define lo que denomina “violencia hermeneútica” en cuanto que la interpretación del medio de trabajo y sus instrumentos de realización estaban contaminados por un orden de valores patriarcal capitalista que generaba la sensación de una profunda ajenidad respecto de la labor universitaria en la que “nada le interesaba, nada la nombraba ni le generaba placer alguno”. Una violencia que implicaba soportar “una estructura universitaria burocrática, un modo de hacer, de escribir, de enseñar” que le era absolutamente extraño y que carecía de impulso. Este es un elemento central del libro, porque expresa la dificultad de estar en un lugar que pudiera “ser habitado pacíficamente” por ella. De ahí la reivindicación, ligada a su experiencia personal y política de poder reconocerse allí “gracias al pensamiento y a la práctica de la diferencia sexual”, un feminismo de la diferencia que “afianzó en mí la toma de conciencia colosal que es considerarnos – las mujeres – también universidad, en su centro, abandonando los márgenes”.

Seguramente desde este lugar que le permitió tener la fuerza para “dejarme ser libre en el aula, a ser soberana en la escritura y seguir mi deseo mi propia voz” la autora puede realizar con seguridad un recorrido crítico sobre el encuadre normativo de la enseñanza superior, desde su inserción en Europa – el llamado espíritu de Bolonia – y el espacio europeo correspondiente, hasta la denuncia del crecimiento desmesurado de los procedimientos de la burocracia institucional durante los procesos de reforma universitaria que ocupan cada vez un mayor tiempo del trabajo de profesorado de manera rígida y con una finalidad declarada pero nunca evaluada en su eficacia o utilidad. En esas condiciones sin embargo se desarrollan las dos funciones básicas de ese acto “necesariamente impreciso, inabarcable, lleno de misterio” que es la enseñanza y que se concretan en la investigación y la docencia.

La autora esboza su concepto de investigación: “la creación propia y/o colectiva de un texto a partir del reconocimiento original de aquellas fuentes en las que se ha bebido y te han dado conocimientos e inspiración para seguir avanzando en la creación de una idea, en la descripción de la realidad, en la puesta en cuestión de una verdad aparentemente consolidada, en la proyección imaginada de cómo podrían ser las cosas de otra manera a la establecida por el poder, en el desvelar con cuidado algo que permanece oculto a los ojos por evidente que pueda parecer, en el resignificar una realidad dándole lo que consideras que es su real significado ateniéndote a lo que (te) acontece”. Ese esfuerzo creativo tiene que “poner en juego” en primera persona a quien investiga – lo que en el caso de la autora se mantiene a lo largo de todo su trabajo- y se concreta en escribir sobre lo que la interpela, incluido desde luego las materias o los temas “que otra u otro quiere que escriba”, pero estos encargos se filtran a través de la salvaguarda del propio trabajo intelectual emprendido rechazando aquello que hay que escribir al dictado “de las agencias evaluadoras o de las modas congresuales”. A través de este filtro se van desgranando las intervenciones y las publicaciones que la autora entiende más significativas o de especial interés, siempre reivindicando la honestidad en el análisis de las fuentes y en su cita.

Asigna un papel importante en ese proceso de investigación a lo que llama “experimentos de creación colectiva”, que no se refiere a los espacios de circulación de ideas y de debate como los Encuentros de Área, de carácter eminentemente formativo, en los que se producía el diálogo entre las distintas generaciones de iuslaboralistas de la UCLM con especialistas de derecho del trabajo o de otras disciplinas y universidades nacionales o extranjeras, sino a experiencias que pretendían “hacer academia de otra manera”, fuera de los cánones habituales. Estos “experimentos”  van desde el libro “a varias voces” más emblemático de esta idea de volcar la política de las mujeres en una creación compartida, Trabajar en femenino, trabajar en masculino[2], hasta las intervenciones sobre sostenibilidad, ecología y derecho laboral[3] o la importancia del universalismo de los derechos sobre el trabajo que debe conceptuarse tal en hoy y mañana[4]. Y todo ello en un contexto de fomento de una red de intercambios personales entre diversas experiencias latinoamericanas – como la participación en el Tribunal Internacional de Libertad Sindical o los encuentros entre especialistas en relaciones laborales que acoge el curso de expertos cada año en septiembre en Toledo, una iniciativa impulsada en su origen por Pedro Guglielmetti y Umberto Romagnoli- en donde “se dialoga sin censura y horizontalmente” sobre la realidad del trabajo, o, en otro registro, las reuniones que efectuaron las mujeres del área de derecho del trabajo de la UCLM entre 2012 y 2014 autoconvocadas para compartir sus experiencias como mujeres universitarias.

El otro dominio en el que se ejercita la labor de la profesora de universidad es el aula y la docencia es asimismo uno de los referentes clave en esta profesión. Constituye asimismo un componente esencial de ese trabajo. ”La relación docente necesita tiempo para conocerse, re-conocerse y dialogar”, y lo importante en este proceso es “transmitir un orden con sus fuentes, valores y herramientas para tejer derecho, que ellos y ellas de forma autónoma sean capaces de manejar el presente y más adelante”. En el libro se da cuenta de varios ejemplos derivados de la experiencia didáctica que ha llevado a cabo la autora, y cómo dirige la transmisión de conocimiento al colectivo de los estudiantes que siempre sabe tratar de manera personal, directa, fomentando la responsabilidad y la conciencia ante la realidad que el derecho tiene que disciplinar. Una visión muy positiva del alumnado que ella juzga “sediento de vida, de sentido”, con unas maneras más “transparentes y constructivas” de mirar el mundo que les rodea. Eso es lo que hace que el aula sea “un espacio soberano – un espacio de autonomía y de respeto – y hospitalario de relaciones”. Un ambiente “de verdadero aprendizaje acogedor e integrador”- como sintetiza el prologuista del libro – que incluso en los momentos de desánimo y de desafección ante los silencios o la carencia plena de capital cultural de quienes asisten a las clases, sabe reaccionar y reconducir el proceso de enseñanza hacia interacciones simbólicas positivas. Las últimas palabras del libro, justo antes de mencionar la bibliografía que ha utilizado y citado, se resumen así: “el despertar de un aula acogedora”.

La obra de Laura Mora Cabello de Alba es original y valiente, anticipa un pensamiento sobre nuestro propio trabajo universitario que no se explicitaba ni se compartía. Además utiliza una prosa elegante y cuidada, muy alejada de lo que es tradicional en la de los estudios jurídicos, importando palabras desde otros espacios creativos. Es desde luego un libro especial, que debería ser divulgado más allá del círculo de los juristas del trabajo a los que pertenece su autora, sin perjuicio de que en el círculo de quienes frecuentamos el Derecho del trabajo – universitarios, abogados, sindicalistas, funcionarios y magistrados de ambos sexos, les gens du métier – se conociera y se leyera como una singular aportación a la forma en la que se aborda el trabajo concreto de quienes nos dedicamos a la Universidad, una forma de “estar” en el trabajo cotidiano que constituye el núcleo de la denominada enseñanza superior.



[1] Además del libro aquí reseñado, es de destacar asimismo el de Stefano Bini, Ser profesor/a universitario/a hoy: Visión y propuestas para la mejora continua y la calidad docente en la era de los algoritmos, Universidad de Córdoba, UCOpress, 2024.

[2] L. Mora Cabello de Alba (Dir. y Coord), Trabajar en femenino, trabajar en masculino. Un libor a once voces, Ed.Bomarzo, Albacete, 2013.

[3] L. Mora Cabello de Alba, J. Escribano Gutierrez (Coords), La ecología del trabajo: el trabajo que sostiene la vida, Ed. Bomarzo, Albacete, 2017.

[4] L. Mora Cabello de Alba, M.L. Rodriguez Fernandez (Coords), El futuro del trabajo que queremos, Ed. Bomarzo, Albacete, 2017.

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EL AULA Y LA ESCRITURA COMO ESPACIOS DE SOBERANÍA

Laura Mora Cabello de Alba. Editorial Bomarzo, Albacete, 2025. 98 pgs, 16 €

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