Lo ha
dicho, al despedir el curso político durante el que se ha desplegado toda una
estrategia en sintonía con el Estado profundo para derribar al gobierno
democráticamente elegido, el llamado líder de la oposición, Nuñez Feijoo: Las vacaciones están sobrevaloradas,
lo que implica que las personas otorgan “a alguien o algo mayor valor del que
realmente tiene" (según la RAE) y por tanto este político nos advierte que
estimamos o apreciamos el tiempo del
descanso anual por encima de su valor real, que es mucho menor. Para muchos de
nosotros, que formamos parte de esa gran mayoría de ciudadanos, hombres y
mujeres, que trabajamos como forma de efectuar una profesión, un oficio o una
actividad de los que dependemos personal, económica, social y culturalmente,
las vacaciones anuales forman parte de los derechos reconocidos por la
Constitución y la ley, son irrenunciables y no pueden sustituirse por una
compensación económica. No sabemos si el valor del descanso anual es mayor o
menor en la percepción de las gentes, lo que si creemos es que los treinta días
naturales que la ley establece de forma imperativa deberían permitir un tiempo
de ocio y de merecido reposo frente al tiempo de trabajo, lo que a su vez
requiere medios materiales para ello: un contrato de trabajo por tiempo indefinido
y un salario digno, oferta de espacios y de lugares apropiados, libertad de
elección del período de vacaciones en consonancia con los tiempos del resto de
los componentes de la unidad familiar, y así sucesivamente.
Pero, mal que le pese al
obstinado líder de la derecha extrema española, las vacaciones comienzan y se
disfrutan, es algo que no admite valoraciones sesgadas ni restricciones
encubiertas de regusto clasista. También las va a disfrutar el titular de este
blog. Que normalmente reducirá sus entradas a lo largo del mes de agosto, pero
que no puede sino dejar aquí constancia de algunos sucesos que se agolpan en
las redes sociales y en los medios de comunicación, irrumpiendo las lecturas
que, previsoramente, se han dejado para el verano para poder sumergirse en la
buena literatura.
Los permisos parentales y la
conciliación
Casi a punto de hacer las
maletas, se publicó en el BOE de 30 de julio el RDL 9/2025, que reforma el
Estatuto de los trabajadores, el Estatuto de Empleo Público y la Ley General de
Seguridad Social, para dar cumplimiento
a la Directiva 2019/1158 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 20 de junio
de 2019, relativa a la conciliación de la vida familiar y la vida profesional
de los progenitores y los cuidadores, que no se había traspuesto en nuestro
país sino parcialmente mediante el RDL 5/2023 que introdujo un permiso parental
de 8 semanas sin indicar que era retribuido, lo que contaba con la oposición
cerrada de los empleadores que se negaban a ello. Esta posición había
comprometido también al sector económico del PSOE y por tanto a la mayoría del
gobierno de coalición, pero la presión decidida de la componente del mismo de
SUMAR, en especial desde la Vicepresidencia Segunda de Yolanda Díaz, ha
hecho posible la promulgación del mismo con arreglo a una fórmula que permite
la creación de una prestación específica de la Seguridad social.
La norma – que sin duda será
objeto de comentarios y análisis más detallados después de las vacaciones –
procede a un considerable aumento de las semanas retribuidas (de 16 a 19 en
términos generales y de 16 a 32 para las familias monoparentales, siguiendo la
doctrina del Tribunal Constitucional), y, como subrayó el secretario de estado Pérez
Rey, “por vez primera en nuestra tradición laboral”, el permiso de
nacimiento y cuidado rompe la frontera de los 12 meses del menor y habilita que
dos semanas permitan cubrir los cuidados hasta los 8 años de edad. Los permisos
se conciben de manera igualitaria para ambos sexos, lo que supone una
característica peculiar del sistema español respecto del europeo. Según una
información del el diario El País, (https://elpais.com/economia/2025-07-28/espana-es-el-pais-europeo-en-el-que-mas-participan-los-hombres-en-los-permisos-por-nacimiento.html)
España es el país europeo en el que más participan los hombres en los permisos
por nacimiento, de manera que del total de personas que usan este derecho cada
año el 42% son varones, el nivel más alto del continente, muy por encima del 4%
de Italia, el 7% de Alemania o el 11% de Francia.
Los derechos de conciliación
abarcan a todos: trabajadores, autónomos y empleados públicos porque las
necesidades de conciliación no dependen de la naturaleza jurídica de la
prestación de servicios, y, como se ha dicho, no se traslada, como la norma
europea hubiera permitido, el coste de estos permisos a la empresa, sino que se
configuran como una prestación de Seguridad Social del 100% de la base
reguladora, lo que implica inversión en conciliación de más de 1.500 millones
de euros. No se trata por tanto de permisos retribuidos sino de suspensión de
contrato con prestación de seguridad social, de manera que, como señala la
exposición de motivos del RDL 9/2025, “la forma en que se configura en el
presente real decreto-ley la retribución del permiso parental es una
manifestación de corresponsabilidad social. En efecto, el coste del nuevo
permiso es asumido por la sociedad por medio de la ampliación de la prestación
por nacimiento y cuidado de menor de la Seguridad Social, manteniendo una tasa
de reemplazo de renta del cien por cien para ambos progenitores. La percepción
del cien por cien de la base reguladora es un elemento de gran relevancia para
la promoción del reparto de responsabilidades, como evidencia la alta
participación masculina, en comparación con otros países, del permiso de
nacimiento español”.
Un nuevo paso en la buena dirección. Ampliando derechos sobre la disponibilidad del tiempo de cuidados. Una cuestion importante en el proyecto reformista que va adelante pese a las dificultades políticas que lo obstaculizan.
Crecen los beneficios empresariales
Aunque las informaciones sobre las
ganancias de las empresas aparecen recluidas en las páginas salmón de los
periódicos económicos, y se acompañan de una jerga específica, los titulares de
éstas no dejan lugar a duda: en el año 2024, “las empresas recuperan beneficios
al crecer su resultado ordinario un 12,1%”. Un beneficio de dos dígitos que es
celebrado con precaución ya en este año respecto de las empresas que cotizan en
bolsa, cuyo crecimiento en el primer semestre de 2025 “se ha moderado”: tan
solo 33.433 millones de euros en el primer semestre, un 4,45% más, debido al
entorno de gran incertidumbre, aunque las firmas tendrán que calibrar pronto el
impacto del acuerdo arancelario EE UU-UE.
Es útil comparar este crecimiento
de los beneficios empresariales con el del salario en ese mismo año: Un 3,8%
por ciento. Si uno recurre a la IA de Google, conoce que “la remuneración de
los asalariados, que representa la parte de la renta nacional destinada a
salarios, ha aumentado en España en 2024 debido a la creación de empleo y al
dinamismo salarial”, y la participación de los salarios en el PIB, según FEDEA,
se ha mantenido en torno al 53%.
Los beneficios empresariales crecieron
por tanto en el 2024 casi cuatro veces por encima de los salarios aunque ese
horizonte feliz para el capital no ha garantizado una disposición de sus
representantes empresariales más favorable a la mejora de las condiciones de
trabajo y la reducción generalizada de la jornada, por mínima que esta sea. Una
reflexión al respecto sería conveniente, porque implica la importancia del posicionamiento
político de la patronal en la interlocución con el poder político, independientemente
de su boyante situación económica.
Una situación desmesurada por
otra parte si se analizan las informaciones sobre la distancia salarial entre
los dirigentes empresariales y las personas que trabajan en la empresa. Selina
Bárcena, en Infolibre (https://www.infolibre.es/economia/inditex-abismo-salarial-consejero-delegado-gano-295-veces-media-empleados_1_2029544.html)
explica que en Estados Unidos, en 2023, los directores ejecutivos de las
empresas más grandes del país cobraron 290 veces más que un trabajador típico,
en contraste con 1965, cuando cobraban 21 veces más, según un documento del
Economic Policy Institute. Pero esta tendencia se replica en España. Aquí, algunas
empresas del Ibex se mueven en estos rangos. “Dentro del selectivo, 13 empresas
aumentaron en 2023 esta brecha y 20 la redujeron, de acuerdo con el Informe
sobre indicadores de buen gobierno de las empresas del Íbex 35. Al analizar los
balances de cuentas que presentan las cotizadas españolas, las que tienen una
mayor disparidad entre su persona mejor pagada y la remuneración media de la
plantilla son Inditex, el banco Santander, Telefónica y las constructoras Sacyr
y ACS”. Y añade un caso emblemático: una de las que cerró parte de esa brecha
es Inditex, y, sin embargo, sigue siendo una de las más desiguales. Óscar
García Maceiras, consejero delegado del gigante textil, ganó 11,21 millones
de euros el año pasado, 295 veces más que los 38.000 euros que ganan, de media,
sus trabajadores.
Once millones doscientos diez mil
euros como remuneración de su trabajo de dirección de la empresa considerado
como algo natural, justificado, inoponible. Y no se trata de algo muy
excepcional si lo comparamos con las cifras que perciben otros muchos CEOS de
grandes empresas. Un ejemplo lacerante de la desigualdad extrema que es
intrínseca al capitalismo, un marco de referencia al parecer inapelable e
inmodificable, el orden del capital. “Vio Dios todo lo que había hecho, y he
aquí que era bueno en gran manera".
La estrategia del
apaciguamiento
Las potencias occidentales, Francia
e Inglaterra, optaron frente al expansionismo alemán del nacionalsocialismo mediante
la anexión de Austria primero y de los Sudetes después por una estrategia de
apaciguamiento basada en el íntimo convencimiento de que resultaba compatible
la ampliación del “espacio vital” de Alemania con un equilibrio internacional
que alterara los términos pactados en Versalles pero en el que posiblemente la
contención del bolchevismo revolucionario de la URSS por el Estado nazi era
prioritario, como había sucedido con la política de no intervención en defensa
de la República española, por entender que la derrota de “los rojos” era
preferible a la conservación de un régimen democrático de amplias reformas
sociales.
La Unión Europea ha optado por
una estrategia de apaciguamiento frente a la amenaza del presidente Trump. El
acuerdo alcanzado el 27 de julio, es sintetizado por la representación de la
Comisión Europea en España como un acuerdo político que “restablece estabilidad
y previsibilidad para los ciudadanos y las empresas a ambos lados del
Atlántico. El acuerdo garantiza la continuidad del acceso de las exportaciones
de la UE al mercado estadounidense, preservando cadenas de valor profundamente
integradas —muchas de las cuales dependen de las pymes— y salvaguardando de
hecho puestos de trabajo. También sienta las bases para la continua
colaboración entre la UE y los Estados Unidos”.
Los términos del mismo son conocidos
, aunque el texto concreto del Acuerdo no se conoce todavía – una nueva condición
de los acuerdos explicados pero no definidos en su literalidad – y además de
una prescripción asimétrica en la que las mercancías europeas estarán gravadas
con carácter general con un 15% de derechos de aduana, excluidos los aranceles
sobre el acero y el aluminio, primero al 25%, a partir de junio al 50%. La
parte más interesante del acuerdo viene a su vez explicada por Europa en términos
elogiosos. “Para garantizar un acceso fiable a los recursos energéticos
esenciales y a suministros necesarios en el futuro, La UE tiene la intención de adquirir gas
natural licuado, petróleo y productos energéticos nucleares de los Estados
Unidos con una compensación prevista de 750 000 millones USD (aproximadamente
700 000 millones EUR) en los próximos tres años. Esto contribuirá a
sustituir el gas y el petróleo rusos en el mercado de la UE. La UE también
tiene la intención de adquirir chips de IA esenciales para mantener la ventaja
tecnológica de la UE por valor de 40 000 millones EUR”. Posiblemente Teresa
Ribera, vicepresidenta de la Comisión, no esté muy contenta con este
compromiso que fulmina la posibilidad de avanzar en la descarbonización y la
sustitución de energías extractivas. Además, con la finalidad de promover y
facilitar las inversiones mutuas a ambos lados del Atlántico,” las empresas de
la UE han manifestado su interés en invertir al menos 600 000 millones USD
(aproximadamente 550 000 millones EUR) en diversos sectores en los Estados
Unidos de aquí a 2029, impulsando aún más la ya significativa inversión
existente de 2,4 billones EUR”. Una cantidad tal de dinero que influirá
decisivamente sobre el PIB europeo y los niveles de empleo en la Unión Europea.
Una capitulación en toda regla
para apaciguar la ira del presidente USA, que venía precedida de la supresión de
impuestos a las grandes multinacionales americanas de alta tecnología y a la
disparatada aprobación en la cumbre OTAN, con la excepción española, del
aumento del presupuesto del 5% para el gasto militar. El acuerdo fortalece la
política proteccionista de Estados Unidos y relanza su economía, con una
evidente repercusión positiva en términos de creación de empleos. Trump cumple
su programa sobre la debilidad – el apaciguamiento – de la UE, que no ha ni
siquiera esgrimido su capacidad de respuesta comercial que podría haber obtenido
un resultado final más favorable.
Los sindicatos han mostrado su
oposición a este acuerdo. En un duro comunicado, CCOO ha afirmado que este
pacto “refleja una subordinación de los intereses europeos a los
estadounidenses, contradiciendo el principio de autonomía estratégica que
debería guiar las relaciones comerciales de la UE. Una Europa verdaderamente
autónoma habría exigido condiciones recíprocas y protegido su tejido industrial
frente a la asimetría impuesta”. En especial, el compromiso adoptado por la UE
de adquirir combustibles fósiles estadounidenses por 640.000 millones de euros
en tres años es muy alarmante, porque “no solo perpetúa la dependencia
energética de Europa, trasladándola de Rusia a EE.UU., sino que también
contradice los objetivos de transición ecológica de la UE, lo que constituye
una evidente falta de visión estratégica”. La UE, como actor global, debería
liderar la defensa del multilateralismo, no ceder ante tácticas de presión que
refuerzan la hegemonía estadounidense. “El sindicato apuesta por una UE que
desarrolle una política industrial propia, fortalezca sus cadenas de suministro
internas y promueva la reindustrialización sostenible para reducir su
dependencia de socios externos como EE.UU. o China. La autonomía estratégica no
sólo implica soberanía económica, sino también la capacidad de proteger a las
personas trabajadores frente a los efectos negativos de acuerdos comerciales
desequilibrados”.
También la CEOE hizo público un
comunicado en el que rechaza el acuerdo arancelario por dañar el libre comercio
y la competitividad. “Las empresas españolas queremos expresar nuestro más
absoluto rechazo y máxima preocupación ante el acuerdo alcanzado entre la Unión
Europea y Estados Unidos en materia de aranceles. Un entendimiento fruto de la
presión generada por los reiterados anuncios de incrementos por parte de la
administración Trump, que impactan directamente en las exportaciones europeas”.
En cuanto a los gobiernos
europeos, ni en Francia ni en Alemania el acuerdo ha sido bien acogido, aunque se
desconoce si esta reacción negativa va a generar algunas consecuencias sobre el
acuerdo alcanzado. En España el presidente de gobierno lo ha “respaldado sin ningún
entusiasmo” a través de un tuit. Solo Italia ha alabado este compromiso,
sellado en el campo de golf propiedad del presidente de Estados Unidos en Escocia,
territorio Brexit.
Todos esperan – esperamos – “los
pormenores del acuerdo”, que presenta todavía flecos importantes, como los
aranceles de los productos farmacéuticos, entre otros. Todos los agentes sociales
y políticos saben , desde luego, que optar por el apaciguamiento frente a la
agresión y la imposición unilateral USA es la peor elección posible. Que pagarán,
como de costumbre, las gentes comunes, las personas trabajadoras de nuestros
países.
Pero comienzan las vacaciones. Cultivemos
nuestro jardín, querido Pangloss.