miércoles, 29 de abril de 2020

EL LOBBY EUROPEO DE MUJERES Y EL COVID-19



El Lobby Europeo de Mujeres, en inglés European Women´s Lobby (EWL), ha publicado a comienzos de abril de 2020, un informe político en relación con la igualdad y el COVID 19. EWL es la organización europea que agrupa a las plataformas nacionales de los 27 países de la Union más las del Reino Unido, Islandia, Turquía, Macedonia del Norte, Serbia y Albania (que no pertenecen a la UE). Es la organización de asociaciones de mujeres fundamental en Europa. A su consejo de dirección pertenece Teresa Nevado, que ha tenido la amabilidad de ponerlo en común con los integrantes de un club  - la Tertulia Macario Barjas - dirigido por Juan Moreno y Laureano Cuerdo  que se reúne mensualmente a debatir cuestiones de actualidad en el Centro Abogados de Atocha de Madrid. Ese texto ha llamado la atención de la profesora de Derecho del Trabajo de la UCLM en Cuenca, Patricia Espejo, que ha efectuado en exclusiva para este blog el siguiente comentario-resumen que publicamos a continuación.

LA PANDEMIA COMO HITO RECOMPONEDOR Y COMO OPORTUNIDAD PARA VALORIZAR EL TRABAJO DONADO DE LAS MUJERES
Patricia Espejo (UCLM)


La crisis contemporánea parece amenazar la continuidad de todo un sistema. Un virus puede ser quien ponga en jaque el hasta ahora modelo hegemónico de ordenación de la vida y la crisis que este trae consigo podría erigirse como una oportunidad de cambio a muchos niveles que permita, en definitiva, resignificar las relaciones humanas y caminar hacia un nuevo modelo de convivencia que no castigue a la mitad de su población. Esta situación nos invita a convertir la dificultad en una valiosa pertinencia para repensar los procesos productivos y poner el foco en las personas, (re)estableciendo las reglas del juego para hacer del planeta un lugar salubre, seguro y sostenible donde la igualdad de trato y de oportunidades se materialice, al fin, en un igual disfrute de los recursos, de la salud y de la independencia y libertad económicas, tan necesario todo ello para transitar una vida con dignidad. Este es el contexto del que parte del informe político del EWL que lleva por título Las mujeres no deben pagar el precio por el Covid-19, y organiza las acciones que entiende prioritarias en cuatro bloques temáticos que conviene ordenar separadamente para comprender mejor su irremediable conexión.

En primer lugar, se considera imprescindible para proteger los principios democráticos europeos resituar la igualdad real entre mujeres y hombres en el corazón de la respuesta al coronavirus COVID-19 desde la Unión Europea. Y es que no parece una opción válida lanzar la pelota al tejado de los Estados miembros en estos momentos difíciles -como viene ocurriendo- sino de mostrar, como Comunidad plural y sólida, fortaleza y solidaridad con sus mujeres, perjudicadas siempre y especialmente damnificadas en estos momentos. Para ello, la Unión Europea deberá preservar firmemente el igual acceso a los recursos de las personas más vulnerables en aras a minimizar las secuelas que desproporcionadamente van a padecer como consecuencia de esta gravísima crisis sanitaria. Por ejemplo, es prioritario garantizar la “correcta aplicación” de las diferentes acciones que para los cinco próximos años se recogen en la Estrategia de la Comisión Europea para la Igualdad de Género 2020-2025, recientemente publicada, por la que la UE se compromete a incluir el principio de igual trato entre mujeres y hombres en todas sus políticas, cumpliendo, así, el ODS n. 5 de las Naciones Unidas. Una correcta aplicación de todas sus acciones que evite, en definitiva, que la actual crisis disminuya los efectos transformadores que supondría la efectiva puesta en marcha de la precitada Estrategia.

Se destaca la trascendencia que las políticas transformadoras de corte social tienen en el fortalecimiento de procesos equitativos de toma de decisión de la vida en Europa, para lo que es imprescindible que se garantice que las mujeres tienen un espacio para ser escuchadas y adecuadamente representadas. Dar audiencia y voz a las mujeres, en lugar de pensar y decidir por ellas, es la única manera posible de soslayar la aprobación de políticas gender blind, como ocurrió en la anterior crisis.

En segundo lugar, la mirada se dirige hacia la urgencia de combatir la violencia machista; una lacra que devasta la salud de la mitad de la humanidad y cuya erradicación es decisiva. Se muestran cifras estremecedoras del aumento de esta violencia desde el inicio de la pandemia del COVID-19 a partir de los datos proporcionados por distintos países europeos y se denuncia cualquier inacción pública en relación con esta violencia en estos momentos en los que, más que nunca, está en juego las vidas de millones de mujeres y niñas maltratadas física y/o psicológicamente, explotadas, abusadas, violadas, esclavizadas... La petición del EWL es clara: financiación urgente a los proveedores de servicios de apoyo y protección de las mujeres que sufren la violencia machista en cualquiera de sus formas, incluida las mujeres explotadas por la industria prostitucional. Y es que es muy preocupante la situación de las mujeres víctimas de la esclavitud sexual, donde, además, la habitual condición de migrantes las (re)victimiza y dificulta su acceso a todos los recursos existentes en el país de destino. Por esta razón, el Informe insta a los gobiernos a asegurar el correcto funcionamiento de todos los servicios que protegen a las mujeres y niñas víctimas de la violencia y la explotación masculinas, sin olvidar en ningún momento a las mujeres migrantes que se hallan, por lo común, prestando sus servicios en trabajos altamente precarizados. Indudablemente, estas mujeres corren un alto riesgo en estos momentos de perder su empleo y acabar explotadas/tratadas sexualmente. Por eso insisten en la necesidad de que la Unión europea se adhiera al Convenio de Estambul y adopte una Directiva sobre la prevención y la lucha contra todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas .

En tercer lugar, se aborda la necesidad de “realizar la economía feminista”, que no es otra cosa que manejar la crisis actual como una ‘oportunidad’ para sentar definitivamente las bases de una economía integradora de todas las fuerzas de trabajo que sostienen la vida. Es decir, aprovechar la dificultad como impulso hacia la construcción de relaciones que pongan la vida en el centro de la economía. El EWL hace hincapié en el liderazgo femenino en la prestación de servicios de “primera línea”, esenciales para la “existencia humana”. En la medida en que las mujeres son la columna vertebral de la sociedad”, sus trabajos imprescindibles para el sostenimiento de la vida deben ser de una vez por todas valorados en consecuencia. 

El informe propone medidas concretas en el marco de la asunción por la Unión de las consecuencias de la grave crisis generada por el Covid-19. No solo “flexibilizar” los criterios del Pacto de Estabilidad y reorientar los Fondos de Cohesión, sino que se incorpore la perspectiva de género a las prioridades de gasto y se declaren como servicios esenciales todos los servicios de apoyo a la mujer. El desarrollo de una “economía asistencial” debe estar en la base de las iniciativas financieras de apoyo a los estados miembros ante las consecuencias del Covid-19, sin que el lobby se pronuncie sobre la preferencia entre los “corona bonos” o la reorientación de los Fondos de Cohesión. Además de ello, se debería asegurar que el próximo Marco Financiero Plurianual (2021-2027) previera la aplicación de la integración de la perspectiva de género, una garantía financiera para las organizaciones de mujeres y la realización de un Care Deal para Europa. Es por tanto fundamental invertir en una economía de la atención, lo que incluiría esfuerzos particulares para mejorar los sistemas de atención a los ancianos, principalmente mujeres, con un sistema de financiación que reduzca el enorme peso de los gastos y esfuerzos en sus familias, en su mayoría mujeres. Coherentemente, se solicita al Banco Europeo de Inversiones que garantice que su presupuesto anual se destine al desarrollo de la economía asistencial en el marco de su compromiso con la igualdad y el empoderamiento económico de la mujer. Sería por tanto imprescindible que Europa liderase el cambio de modelo productivo incorporando la contribución real de las mujeres a la economía.

El informe alude a los países que considera que están gestionando la crisis de Covid-19 aplicando políticas que piensan en las mujeres (España, Letonia, Alemania, Hungría, Irlanda, República Checa, Bélgica o Italia), destacando la instauración por parte del gobierno español de un subsidio extraordinario para las personas empleadas del hogar, sector donde el 96% son mujeres, o la ampliación italiana de la licencia paternal y de las primas para las personas que cuidan de las niñas y niños en el hogar. Y en este punto hace una importante reflexión en torno a la trascendencia de ubicar la equidad y la solidaridad no solo como ejes de la política de un país sino entre países que forman parte de una entidad geopolítica que no debe olvidar sus raíces en estos momentos difíciles donde, como antaño, resulta vital el diseño de redes de ayuda mutua que garanticen la prosperidad, la estabilidad y la paz de los territorios que la integran.

Deviene necesario no atrasar por más tiempo la reformulación y reorganización del actual modelo macroeconómico y su manera de medir el crecimiento y la productividad, o, en palabras del EWL, “colocar el cuidado en el centro de nuestra economía (en la línea de otro informe del EWL llamado “Pacto Púrpura”). Solo así Europa respetaría adecuadamente los mandatos recogidos en el art. 2 del Tratado de Lisboa, en el art. 8 del TFUE y en el art. 23 de la Carta de Derechos Fundamentales que exigen el respeto del principio de la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres en todos los ámbitos, también el económico.

En cuarto y último lugar, aparece la preservación de la salud como prioridad central en la respuesta europea ante los retos venideros de orden social, político y económico. Construir un sistema de salud equitativo es para el EWL el cuarto pilar esencial donde debe reposar la nueva economía; la salud en condiciones de igualdad como centro de la vida. El EWL se muestra profundamente preocupado por todas las mujeres que en pleno siglo XXI todavía se ven obligadas a ocuparse de la práctica totalidad de los trabajos de sostenimiento de la vida y los hogares, cargando sobre su espalda el peso de los cuidados de otras, de otros, y de la casa, y abandonando, a menudo, su propio cuidado; las que corren un riesgo inminente de sufrir violencia por parte de su pareja en el hogar; las que sobreviven a la violencia sexual de los territorios en guerra; las que viven en refugios y son, así mismo, violentadas; las explotadas sexualmente, las tratadas y las prostituidas supuestamente bajo su consentimiento; las romaníes; las de otras etnias; las que tienen capacidades diferentes; las migradas; las indocumentadas; las mujeres en las cárceles víctimas de mafias de diversa índole o las mujeres que desempeñan cada día empleos minusvalorados, infra retribuidos y absolutamente precarizados. Son mujeres, y niñas, que por privárseles de su libertad y de su independencia económica necesitan protección; ahora más que nunca. Porque su desatención sería, en definitiva, otra forma de violencia y un grave menoscabo de su salud. 

En conclusión, el reconocimiento del desigual escenario vital existente desde una perspectiva de género explica el impacto dispar de la crisis en mujeres y en hombres, lo que explica que el informe comentado se subtitule “Poner la igualdad entre mujeres y hombres en el corazón de la respuesta a COVID-19 a través de Europa”. Una reflexión muy sugerente y sin embargo poco comentada, que persigue crear acciones especificas y eficaces que sean capaces de minimizar el fuerte impacto nocivo de la crisis sanitaria en una parte de la población cuya salud física, psicológica y emocional se encuentra especialmente deteriorada.



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