viernes, 13 de junio de 2025

JOSE ENRIQUE SERRANO, PROFESOR UNIVERSITARIO


El martes 10 de junio fallecía, a causa de un tumor cerebral, Jose Enrique Serrano Martínez, “un servidor público ejemplar y hombre de diálogo", como señaló la Presidenta del Congreso al pedir un minuto de silencio en su honor, que fue jefe de gabinete de dos presidentes de gobierno, de Felipe González primero y de Jose Luis Rodríguez Zapatero después. Su carácter de “hombre de Estado” ha sido valorado en toda la prensa y en los diversos recuerdos que sobre su figura han tenido destacados dirigentes socialistas y de otras fuerzas políticas que tuvieron trato directo con él. Esta entrada sin embargo se quiere centrar en otro aspecto de su biografía que las noticias al uso no han podido resaltar, y es su condición de profesor universitario especialista en derecho del trabajo y de la seguridad social, y tiene una fuerte componente autobiográfica al coincidir con él durante toda esta primera etapa.

Si la memoria no me falla, cursé la asignatura de Derecho del trabajo en la Facultad de derecho de la Universidad Complutense de Madrid en el año académico 1973-1974 cuyo titular era Manuel Alonso Olea. En aquella época era frecuente que acompañaran a los catedráticos los profesores ayudantes, y asi por las mañanas – la clase comenzaba a las 8,30  - junto con el titular de la asignatura venían a clase y se sentaban en la mesa Maria Emilia Casas, Jose Enrique Serrano y Joaquin Aparicio. Eran los PNNs – profesores no numerarios – cuya clara orientación antifranquista la conocíamos todos y a los que Alonso Olea les dejaba en alguna ocasión dar la clase en su lugar.  Desde ese año por tanto conozco a Jose Enrique Serrano (de ahora en adelante JES) y daría comienzo a una relación de amistad con mis tres profesores, afianzada al acceder yo en el curso 1975-1976 a una beca de formación de profesorado e ingresar en el Departamento de Derecho del Trabajo en la cátedra “rival” cuyo titular era Gaspar Bayón Chacón. Eran tiempos de lucha democrática en la que el movimiento estudiantil y el movimiento de los PNNs adquirieron un protagonismo evidente en el combate contra la dictadura, recrudecido tras la muerte del dictador en 1975. En el quinto piso de la Facultad, donde se encontraba el Departamento, coincidíamos todos los profesores con dedicación exclusiva y trabajábamos y debatíamos juntos tanto sobre la universidad y nuestra peculiar forma de estar en ella como sobre la política y la necesidad de crear las condiciones para una democracia social(ista) que pudiera establecerse en nuestro país tras la ruptura con la institucionalidad franquista.

JES era un investigador excepcional en derecho del trabajo. En aquella época la pesadilla de todos nosotros era la de empezar/acabar la tesis doctoral que supuestamente nos permitiría optar a una plaza “en propiedad”, dado que nuestros contratos administrativos de uno o dos años de duración tenían que ser continuamente renovados, en un proceso de precariedad estimulada institucionalmente. JES quería hacer la tesis sobre un tema teórico excepcionalmente importante, el interés de empresa, pero en aquellos momentos además (o con independencia de) la escritura de ese  primer trabajo de investigación que se suponía era la tesis doctoral, todos los iuslaboralistas publicábamos comentarios jurisprudenciales, escribíamos artículos y capítulos de libros y dábamos conferencias con independencia del tema sobre el que en principio deberíamos desarrollar la tesis. Discutíamos cada texto que íbamos a publicar, y valorábamos su funcionalidad en términos políticos. La crítica colectiva servía para enfocar mejor la versión definitiva. No creíamos en el talento individual ni nos preocupaba el impacto de lo que escribíamos cada uno de nosotros basado en el prestigio de las revistas o editoriales, por lo demás siempre las mismas en las que se podía hacer pública nuestra contribución.

JES tenía un protagonismo relevante en la asamblea de PNNs de la Facultad de Derecho y además daba clase en un colegio universitario en Segovia. Los PNNS manteníamos la reivindicación del contrato laboral como forma de inserción en las estructuras universitarias, rechazábamos la relación de servicio de la función pública. Queríamos ser definidos como trabajadores, dado que esa era nuestra percepción de la actividad que llevábamos a cabo: trabajadores de la enseñanza. Ligados por un contrato administrativo de carácter temporal a la UCM, sin embargo entendíamos que esta relación contractual debía ser sustituida por la relación laboral común en los colegios universitarios. JES dedicó un luminoso trabajo en el primer número de la Revista Española de Derecho del trabajo que Alonso Olea había creado en la editorial Civitas (1980) a intentar demostrar este tema criticando la deriva jurisprudencial que negaba la laboralidad de este personal. Una propuesta que le llevó asimismo a hacer huelga por los derechos laborales de este profesorado en el Colegio de Segovia y que culminó con su despido – y de Joaquin Aparicio como su sustituto – por participar en esta acción colectiva.

Los temas sobre los que JES escribía – aunque fura de encargo – tenían inmediatamente una enjundia teórica relevante. Asi sucedió con la dimisión del trabajador, en las lecciones que el Departamento organizaba comentando la Ley de Relaciones Laborales (1977), o con el abordaje de la titularidad y el ejercicio del derecho de huelga a partir del sujeto sindical en el libro que presentamos colectivamente a un premio del Centro de Estudios Constitucionales sobre la primerísima jurisprudencia constitucional (1983), pero ante todo el tema que eligió para las lecciones en honor a Bayón y Del Peso (1980) sobre el convenio colectivo de franja en el ordenamiento español, que fue un referente fundamental en cualquier estudio sobre esta unidad de contratación en adelante.

Como profesor universitario tenía una inmensa curiosidad por estudiar y aprender también de otras experiencias comparadas. Para toda nuestra generación, el iuslaboralismo italiano y en general el laboratorio de ideas que se estaba desplegando en Italia era terriblemente atractivo. Con él realicé un viaje para mí iniciático a Italia en septiembre de 1978 en el que compartimos experiencias y emociones varias, en un contexto en el que el debate ideológico italiano en la izquierda era muy cruento y en donde nuestra aproximación que podríamos llamar “movimentista” se confrontaba con la perspectiva radical de autonomía obrera y la emergencia de una situación insurreccional fallida y combatida institucionalmente de forma en muchas ocasiones brutal. Estuvimos en Perugia – una ciudad a la que JES volvería más veces y con la que tendría siempre un ligamen fundamental también a través de Luisella su profesora de italiano – y una mayor estancia en Roma, en la casa de familia de un diputado del PDUP, Giorgio Bonomi a cuyo través tuvimos relación con  Valentino Parlato y la gente de Il Manifesto. Recuerdo el retorno a Madrid en coche – creo que era un Ford fiesta azul – en el que pasamos la noche antes de atravesar la frontera de España. Nuestro aspecto debía ser tan sospechoso que el guardia civil nos obligó a abrir el portaequipajes del coche en donde su asombro fue mayor al comprobar que en él viajaba la colección entera de la revista Politica del Diritto que el funcionario interpretó como un solo libro repetido doscientas veces hasta que conseguimos sacarle de su error.

La gestión universitaria le ocupó a JES un largo espacio de tiempo. Fue vicesecretario de la Facultad con el primer decanato democrático de Aguilar Navarro (1977) vicedecano con Horacio Oliva y secretario general de la UCM con el rectorado progresista dirigido por Francisco Bustelo (1981). Organizó encuentros fundamentales que perseguían la construcción de una etapa universitaria constituyente, en donde se desplegó un debate en profundidad sobre la universidad que requería el sistema democrático. En esos momentos tan terribles la Facultad sufrió un ataque armado por parte de grupos fascistas frente al cual JES mantuvo una arriesgada actitud de enfrentamiento y con el golpe militar del 23 de febrero de 1981, estuvo con muchos de nosotros en la Asamblea de Facultad del día siguiente defendiendo la democracia frente a un nutrido grupo de lo que hoy se llaman ultraderechistas en aquel momento golpistas franquistas. La policía encontraría una lista de siete profesores – todos no numerarios - de la facultad que deberíamos ser localizados y previsiblemente “anulados” si el golpe triunfaba. Uno de ellos era, naturalmente, JES.

Es hoy complicado reproducir lo que en aquellos momentos implicaba estar en la Facultad de Derecho, donde JES invertía todas las horas del día y de la tarde, en un compromiso permanente con un proyecto universitario de servicio público exigente y participativo, con una influencia muy apreciable del movimiento de profesores no numerarios en la gestión y en la contratación de profesorado, y con una intervención activa del estudiantado tanto a través de las asambleas como mediante su participación en las muy coloridas Juntas de Facultad. Tantos amigos y amigas se deben acordar de aquellos momentos en los que la idea del servicio público y de la enseñanza como trabajo colectivo era compartida por esos sectores que nosotros considerábamos la punta de lanza de nuestra actuación, PNNs y estudiantes. Miguel Mora, Emilio Octavio de Toledo, María de la Válgoma, Fernando Sequeira, Javier Álvarez, Fernando Amérigo, pero también Juan Terradillos, Carmen Galán, Anabela Silva, Enrique Olivas, Lola Cid.

La capacidad de ordenar el aparato legislativo en materia laboral que iba segregando el cambio normativo a partir de la Constitución habría de ser asimismo una de sus preocupaciones más insistentes. La editorial Civitas le confió realizar un compendio legislativo sobre la regulación del trabajo, y, en colaboración con Marcial Sequeira y otros profesores primero, enseguida en solitario ambos, configuraron la Legislación Social Básica, un clásico en este estilo de códigos legales que llegó a tener 35 ediciones. En un más difícil todavía se atrevió con una Legislación sobre clases pasivas del Estado que nos dedicaría a Joaquin Aparicio y a mí. Más tarde, legaría toda la importante biblioteca de su padre, Serrano Guirado, a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UCLM, en Ciudad Real, en lo que entendimos que era un regalo para sus dos amigos catedráticos de Derecho del Trabajo en esa universidad.

A partir de 1987 inició lo que podríamos llamar su carrera política, en donde seguramente su experiencia de gestión universitaria le precedía como un dato positivo. Y ese es el tramo de su vida por el que más se le conoce, especialmente como jefe de gabinete de dos presidentes de gobierno socialistas en dos etapas diferentes, con el interregno asimismo de serlo del secretario general del PSOE, además de diputado en el Congreso en varias legislaturas. Era un hombre sólido y convencido de la necesidad de encontrar soluciones eficaces ante cualquier tipo de problema planteado e intervino en muchos acontecimientos siempre de manera discreta, sin dejar traza pública. Tenía un convencimiento profundo de que el Estado era un espacio de construcción del interés general al que debían cooperar las fuerzas políticas que representaran mayoritariamente las tendencias opuestas progresistas y conservadoras.

Tras la llegada de Aznar a la presidencia del gobierno, JES, que solo tenía como fuente de ingresos el salario de profesor asociado, exploró un terreno insólito, el de productor cinematográfico. No suele tampoco hablarse de esta aventura que no culminó exitosamente, pese a que el resultado fuera una muy digna La Luz prodigiosa de Miguel Hermoso, protagonizada por Nino Manfredi que a JES le encantaba recordar en uno de sus films favoritos, C’eravamo tanto amati, de Ettore Scola.

Pero ante todo JES ha sido siempre el amigo de aquellos tiempos de la universidad, a los que siempre ha mantenido una suerte de fidelidad y de lealtad. Con Maria Emilia Casas en tantos momentos y con Joaquin Aparicio y conmigo siempre mantuvo una relación de cariño y de complicidad. Sus cumpleaños veraniegos – el 25 de julio habría cumplido 76 años – durante mucho tiempo eran siempre un espacio amable de encuentros, y la celebración de su 60 aniversario resultó una enorme fiesta en la que pudo unir las diferentes etapas de su trayectoria vital. Hace diez años sim embargo, la enfermedad pulmonar que padeció le restringió mucho su capacidad de movimiento y de relación, pero siempre había tiempo para mensajes o, especialmente con Joaquin Aparicio, llamadas telefónicas para ponernos al día.

Con él desaparece una persona compacta, culta y amable, de una gran elegancia que simultaneaba con la sencillez en el trato humano, un tipo de político posiblemente en vías de desaparición ante el rumbo que ha adoptado nuestro espacio público en el que la prudencia y el respeto personal parecen haberse perdido definitivamente. Pero ante todo para quienes le conocimos y le quisimos, desaparece un buen amigo, una mejor persona. Que la tierra le sea leve.

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 11 de junio de 2025

LOS RESULTADOS DEL REFERENDUM EN ITALIA

 


El resultado de los cinco referéndums en Italia impulsados por la CGIL no ha conseguido su objetivo al no alcanzar el quórum requerido por la norma: el 50% + uno de las personas censadas para votar, lo que suponía haber logrado que votaran al menos 25 millones de personas. No ha sido así. Han ejercido su derecho electoral en torno a 14 millones de personas, un 30,5% de la población, un 29,8% si se tiene en cuenta el voto de los italianos e italianas del exterior. Es interesante analizar en detalle los resultados para posteriormente efectuar algunas consideraciones sobre este tema.

La primera variable analizada ha sido la territorial. Han votado más personas en el centro y en el norte de Italia, y ha habido más abstención en las regiones del sur y en las dos islas, Cerdeña y Sicilia. Casi han llegado al 40% Toscana y Emilia Romagna (39 y 38,5% respectivamente), seguidas de Liguria y Piamonte (35%), Marche, Umbria y Lazio (entre el 32 y el 31%). Sin  embargo, ha habido un pico abstencionista en el Trentino – Alto Adige (22,7 %) y una participación por debajo de la media nacional en Valle de Aosta (29%), el Veneto (26,2%) Friuli-Venezia- Giulia  y Molise (27%) . En general el sur, salvo la región de Basilicata (31%) se ha movido entre el 29,8% de Campania o Abruzzo, el 28% de la Puglia, al 23,7% de Calabria. En las islas, mientras que en Cerdeña se obtenía el 27,3%, en Sicilia se detenía en el 23%.

Por lo demás, el voto en las grandes ciudades ha sido mayor que en las pequeñas, pero salvo en alguna en la que se celebraba la segunda vuelta de las elecciones municipales, en ninguna se ha superado el umbral del 50% aunque se ha estado cerca (por ejemplo, en Bolonia, se ha llegado al 47,67%, en Turín el 42%). En cuanto a las franjas de edad, han votado fundamentalmente los menores de 40 años y los mayores de 60, las cohortes de personas entre 40 y 60  han sido las más abstencionistas. Y por género, las mujeres han votado más que los hombres (7% más).

La segunda variable es la distribución del voto en torno a las cinco preguntas planteadas a la ciudadanía. Es interesante observar que apenas hay variaciones en las cuatro primeras relativas al trabajo sobre la derogación de la Job Act y la fijación de topes indemnizatorios más altos en los despidos de las pequeñas empresas, los contratos temporales y la responsabilidad de las empresas principales en el caso de las subcontratas (un resumen de estas propuestas refrendarias se publicó en esta entrada del blog https://baylos.blogspot.com/2025/04/los-referendums-de-junio-en-italia.html) que han obtenido un consenso formidable, casi rayano en el 90% de las respuestas positivas con escasas diferencias entre ellas, aunque la que más síes ha obtenido ha sido la que implicaba reponer en el ordenamiento jurídico italiano la readmisión forzosa ante el despido ilegítimo.

Sin embargo, no ha sucedido asi con la quinta cuestión, que implicaba la reducción del tiempo de residencia a cinco años para obtener la nacionalidad italiana. Ahí el porcentaje de negativas a la pregunta ha alcanzado el 35% frente a un poco más del 65% que lo aprobaba. Las razones que se dan desde el posicionamiento político del Movimiento 5 Estrellas, que ha dado libertad de voto a sus militantes sobre esta cuestión, aunque Conte ha dado a entender claramente que él votaba por el sí, pero resulta interesante comprobar que la mayor parte de los votos favorables a reducir el tiempo de residencia para inmigrantes se han dado precisamente en barrios y zonas de alta presencia de inmigrantes, por lo que la repulsa a este tema se localiza más bien en las zonas residenciales urbanas en donde posiblemente las alarmas lanzadas por los grandes medios de comunicación y sostenidos por el gobierno que asocian inmigración y delincuencia han podido tener su influencia.

Lo que si es evidente es que el referéndum ha tenido desde el comienzo la hostilidad no solo de las organizaciones empresariales y de los agentes financieros – lo que en definitiva parecería coherente con el sesgo laboral y garantista de esta iniciativa – sino del gobierno en pleno y de las fuerzas políticas de derecha y ultraderecha que lo sostiene, además de la de otros grupos políticos denominados de centro – Calenda y claro está, el propio Renzi – que han optado no por batirse sobre el rechazo a estas preguntas y por consiguiente por integrar en el debate público las razones que avalarían el “no”, sino que, posiblemente conscientes de que el resultado de esta consulta les sería adverso, han optado por silenciarla en los medios de comunicación – en donde prácticamente no han existido debates ni siquiera noticas sobre el desarrollo de las campañas del sindicato por movilizar a la ciudadanía al voto, explicando su contenido – y por recomendar explícitamente a la población que no acudiera a votar.

Expresar explícitamente la desafección frente a la participación de la ciudadanía en la participación democrática directa a través de la emanación del voto personal y directo sobre la conveniencia de derogar leyes que resultan contrarias al interés colectivo tal como se expresa a partir de los resultados de la consulta, es evidentemente una opción política que atenta contra la cultura democrática y que pretende a la postre desinstalar el componente de la acción ciudadana de control de la actuación legislativa y sustituirla por un aislamiento de los individuos de su capacidad de intervenir directamente en la determinación de los intereses colectivos de los grupos en los que éstos se integran. Supone además avalar el desinterés cada vez más amplio de importantes sectores de la población que se desvinculan del mecanismo electoral y no participan en las convocatorias para la provisión de cargos electivos en el Estado, la Región o los ayuntamientos, demostrando una crisis fuerte del instrumento de representación.

En esta ocasión el gobierno italiano y las fuerzas políticas de la derecha y ultraderecha han atacado directamente el mecanismo de participación directa que la Constitución italiana prevé a través de referéndum derogatorio. Autoridades del Estado como el presidente del senado La Russa recomendó la abstención y la presidenta del Consejo de Ministros – que quiere que se le siga denominado en masculino, presidente – Meloni, afirmó que iría al colegio electoral pero no votaría. El mensaje era claro, “ir al mar”, despreocuparse de un debate político fundamental que resituaba la cuestión del trabajo en el centro del espacio público, porque ese tipo de problemas no interesan al común de los individuos que deben aprovechar el día de descanso semanal para su propio ocio o su negocio, no para intervenir sobre las decisiones que afectan a la generalidad de las personas que trabajan. Y a partir de ahí la respuesta política no se ha hecho esperar: hay que subir el número de firmas necesarias para solicitar un referéndum, no puede el Estado organizar estas consultas a capricho de organizaciones o de partidos que quieren retar al gobierno legítimamente constituido con mayorías parlamentarias estables, etc. sin que desde luego se piense en poder rebajar el quórum exigido del 50% que ya en algunas elecciones como las últimas europeas, no se alcanza.

El resultado ha sido por tanto la derrota de esta propuesta participativa que protagonizaba el sindicato. Una derrota de la que se enaltece el gobierno y los partidos que lo sostienen, que cuentan como voto de confianza el número de quienes no han votado. Y una derrota que sirve para que los adversarios de los dirigentes de las fuerzas políticas que apoyaron este referéndum exijan responsabilidades y cambio de política. En especial en el seno del Partido Democrático, donde se cuestiona el giro a la izquierda que ha llevado a cabo Schlein, dado que el Job Act fue precisamente una ley impulsada por el PD cuando el presidente del gobierno y del partido era Renzi, pero también en 5 Estrellas, donde el “frentismo” (relativo) de Conte es criticado por muchos de la vieja guardia (Beppe Grillo, el fundador histórico y luego garante del movimiento recomendó hacer una “parrillada” en juego de palabras con su apellido, en vez de ir a votar). Pero sobre todo representa una derrota para la CGIL, que es quien ha llevado la carga y la responsabilidad de organizar e impulsar el referéndum y la movilización posterior para conseguir su victoria. Y la figura de Landini como secretario general aparece por tanto en el centro de un posible ajuste de cuentas interno.

Pero, aun partiendo del fracaso del objetivo – que por otra parte era muy exigente, puesto que obtener el 50% se veía por los convocantes muy complicado, tanto por el enorme número de votos que habría que conseguir como por la fecha en la que se convocaba el referéndum, separado de otros procesos electorales como forma de evitar afluencia a las urnas convergente – lo cierto es que han votado más de 14 millones de personas, de las cuales 12 millones y medio – más de los que obtuvo la coalición de gobierno en las elecciones de septiembre de 2022 – lo han hecho afirmativamente a las propuestas de la CGIL. Un numero nada despreciable de consensos sindicales que desde luego desborda el círculo de afiliados al sindicato, y que se ha logrado fundamentalmente a base de una intensa movilización de asambleas en las fábricas, concentraciones  y encuentros, sin que como se ha dicho se pudiera contar con el apoyo de los medios de comunicación. Ha sido realmente el músculo del sindicato y su capacidad de atracción de relevantes  exponentes de las fuerzas políticas, lo que ha generado un importante efecto de compromiso popular ante una situación de malestar social muy extendida. No se trataba de un voto político para acabar con el gobierno, pese a que esta ha sido la interpretación que desde el poder se ha dado, sino como una forma de corrección y desautorización de normas  nacidas de una ideología neoliberal que deberían ser eliminadas, y que la actual correlación de fuerzas parlamentarias lo impedía. A la sensación de hallarse frente a una verdadera comunidad social comprometida con el cambio se refieren algunos partidos como la Alianza Verde y de Izquierdas entendiendo que esos doce millones y medio de personas posibilitan la construcción de una masa popular con la que comenzar a discutir sobre un futuro democrático que tenga en su centro la regulación del trabajo en clave emancipatoria y garantista.

El papel que ha desempeñado el sindicato en la conducción del referéndum debe ser también oportunamente revalorizado. Ha demostrado ser un sujeto en plenitud de acción, con presencia en un espacio público propio, generado a partir de la acción colectiva, con incidencia plena en una ciudadanía cualificada por su posición subalterna a través de la prestación de trabajo asalariado como forma de vida. Es el representante general del trabajo asalariado, desde las situaciones de precariedad hasta quienes están retirados del mercado percibiendo una pensión, garantizando a todas y todos la defensa y la garantía de sus derechos. Se discutió mucho en los órganos de dirección de la CGIL sobre si era conveniente asumir directamente esta posición tan activa en el plano de la participación democrática directa, es decir si era conveniente la reivindicación tan directa del sindicato como sujeto político. Pese a que no ha logrado su objetivo final, es evidente que la presencia real del sindicato como sujeto social que actúa en el espacio público y que lidera un programa de reformas decisivas en materia de trabajo debe valorarse como un paso adelante, y sin duda los efectos beneficiosos de su movilización se verán reflejados también en el plano político electoral del futuro.

 

 

 

 

 

 

 

 


martes, 3 de junio de 2025

ALGUNOS DATOS SOBRE OCUPACIÓN Y DESEMPLEO EN ESPAÑA: MAYO 2025. DIAGNÓSTICO Y OBSERVACIÓN

 


Son datos bien conocidos, pero sin embargo no bien informados. El significado de estas cifras queda perdido entre tantas narraciones sobre lo que para tantos medios de comunicación  - periódicos, emisoras de radio y televisiones - empotrados en el poder económico y subsidiarios de la derecha gobernante especialmente en el ecosistema mediático madrileño no es sino una nota discordante en una narrativa en la que el espacio de la política se puebla de todos los elementos de abyección y corrupción imaginables protagonizados por eximios representantes de un gobierno al que se presiona también en la calle el próximo 8 de junio.

Y sin embargo no es un mero hecho discordante, sino que afecta realmente a los fundamentos de la sociedad y de la democracia, puesto que el sistema constitucional español – aunque para muchos comentaristas de cierto renombre en la derecha la Constitución se reduce a su artículo 5, sobre la capitalidad del estado en la villa de Madrid – está basado en ser un estado social y de derecho, comprometido en la lucha contra la desigualdad económica, social y cultural, en la que proporcionar trabajo digno para todas y todos sus ciudadanos conforma su razón de ser. El trabajo es la base que permite ejercer a la ciudadanía una buena parte de sus derechos básicos, garantizando la seguridad de su existencia.

Acostumbrados sin embargo a la marea de cifras, y sin olvidar que son muchos los supuestos expertos que practican el negacionismo macroeconómico si los datos no se corresponden con sus predicciones, los últimos disponibles sobre la evolución del empleo en el mes de mayo de 2025, conocidos ahora a inicios de junio, permiten emitir un diagnóstico y alguna observación de futuro.

Primero reiterar los datos, que provienen de la página oficial del SEPE

El número de personas en desempleo registradas en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) se ha reducido en 57.835 personas respecto al mes anterior (-2,30%). El paro registrado se ha situado, de esta manera, en 2.454.883 y rebaja la barrera de los dos millones y medio por primera vez desde julio de 2008. Este hecho es el que ha marcado los titulares de varios periódicos. La rebaja de la cantidad de personas desempleadas que se tenía en junio de 2008, en los albores del crack de aquel año que dio lugar a la crisis financiera del 2010 y a las políticas de austeridad en el ciclo 2010-2013.

Yendo al detalle, por sectores económicos, el paro desciende en todos los sectores económicos en el mes de mayo. De esta manera se reduce en Servicios en 42.930 personas (-2,36%), en Construcción en 5.562 personas (-2,99%), en Industria en 4.574 personas (-2,35%) y en Agricultura en 2.259 (-2,77%). También el colectivo Sin Empleo Anterior registra 2.510 personas en paro menos (-1,07%). Y por sexo y edad, el desempleo femenino se redujo en mayo en 29.066 mujeres (-1,92%) y el total de desempleadas se queda en 1.486.421, su cota más baja desde octubre de 2008. El masculino rebaja la barrera del millón de desempleados y se sitúa en 968.462 al descender en 28.769 personas (-2,88%) en relación al mes de abril. Por su parte, el desempleo de los jóvenes menores de 25 años desciende en el mes de mayo en 6.426 personas (-3,62%) respecto al mes anterior. El total es 171.003, la cifra más baja de la serie histórica en este colectivo. Por otra parte, las comunidades autónomas donde más desciende el paro son Andalucía, Madrid y Cataluña, por ese orden.

Por otra parte, el número total de nuevos contratos registrados durante el mes de mayo ha sido de 1.328.983. De ellos, 552.697 contratos de trabajo tienen carácter indefinido. Representan el 41,59% de todos los contratos en la nueva tónica de estabilidad en el empleo. Hay que tener en cuenta que el récord de personas trabajando se da en un contexto de reducción inédita de la temporalidad, subida de los salarios mínimos y de la retribución media de asalariados, mejora de la productividad por hora trabajada, así como de los saldos exteriores de la economía española.

Finalmente, en cuanto al desempleo, las personas beneficiarias existentes a final del mes fueron 1.515.513, y por tanto la tasa de cobertura del sistema de protección por desempleo durante el mes de abril de 2025 ha sido del 74,06%. Son 20 puntos porcentuales más que hace una década. La inversión total de abril de 2025 ascendió a 1.944,5 millones de euros. Eso implica la existencia de un gasto social que tiene que ser sostenido no solo con las contribuciones sociales sino mediante impuestos. Una protección del trabajo que proviene justamente del reconocimiento de ese derecho al trabajo que efectúa el art. 35 CE y reitera el art. 41 CE mediante el compromiso de regular las situaciones de necesidad y específicamente el desempleo como objeto del sistema de seguridad social.

Por otra parte, el número de afiliados medios a la Seguridad Social se situó en 21.784.375 cotizantes, nuevo máximo histórico, aunque el sistema logró rebasar por primera vez los 21,8 millones entre el 19 y el 29 de mayo. Y otro máximo histórico se logra con los 10.328.015 mujeres afiliadas a la Seguridad Social.

A continuación el diagnóstico:

Este panorama de crecimiento del empleo y reducción en paralelo del paro es fruto de una actividad política que ha apostado por la estabilidad y la permanencia en el empleo, generando instrumentos de ajuste temporal frente a las crisis, y propiciando un cambio normativo de enorme importancia mediante el RDL 32/2021 de reforma laboral, incidiendo sobre la contratación temporal en los términos ya conocidos, logrando reducir la tasa de temporalidad en el sector privado a niveles europeos y simultáneamente fortaleciendo la capacidad de crear empleo indefinido en las contrataciones que se efectúan cada mes, sin el efecto de sustitución y de rotación de la mano de obra que caracterizaba la estructura de nuestro “mercado de trabajo”.

Este marco institucional y su despliegue efectivo a lo largo de tres años y medio es, sin duda alguna, una conquista muy importante para la mejora de las condiciones de la gente trabajadora, y es importante no darla por descontado ni asignarle una condición secundaria en el análisis – y en la narración – político. Su empuje nació fundamentalmente de la parte tricolor del gobierno de coalición – rojo, morado y verde – y tomó cuerpo en el Ministerio de Trabajo y Economía Social en torno a la figura de Yolanda Díaz.

Reivindicar estos datos hoy como la consecuencia directa de ese proceso de cambio normativo implica reivindicar una conquista real y práctica del movimiento obrero, más allá de los horizontes que legítimamente tienen las fuerzas de la izquierda y los sindicatos de reducir los márgenes de la explotación en el trabajo y que se proyectan sobre el futuro no tan inmediato. Es importante en efecto entender que el proceso de reformas no se detiene en aquel momento – como sin embargo parece decir el empresariado español – que por el contrario se trata de una primera fase que requiere nuevas fronteras, como la reducción del tiempo de trabajo ahora, la reforma del despido posteriormente. Y anualmente, desde luego, la renovación del salario mínimo. Pero sin necesidad de mantener “ojo en camino y ojo en lo porvenir” para evitar al final extraviar la mirada como en la canción de Silvio Rodriguez, hay que empujar hacia el futuro siendo consciente de que ese impulso se apoya fundamentalmente en lo logrado a través de la estabilidad y crecimiento del trabajo en todos los sectores y territorios.

La estabilidad en el empleo y la disminución del desempleo es un caudal de éxitos que se debe ligar a una política expansiva de reconocimiento y ampliación de derechos, frente a las recetas neoliberales  - e iliberales - que caminan en una dirección plenamente opuesta. Es además un elemento cargado de positividad que permite su exhibición también fuera de nuestras fronteras, como una experiencia normativa victoriosa que puede ser alegada como ejemplo para otras iniciativas políticas convergentes. El Congreso Internacional celebrado en Madrid en noviembre de 2024 para dar salida a una Carta Global de Derechos laborales se inscribía en estas coordenadas de aprovechamiento internacional de un recorrido reformista que había dado resultados muy favorables.

Y finalmente la observación.

En la jerarquía de valores en las que se mueve la acción política reformista, suele producirse un cierto efecto péndulo, de manera que agotada o satisfecha una primera reivindicación, se pasa a otras diferentes para seguir alimentando la imagen del reformismo como una actividad ininterrumpida de cambio permanente sobre todas las dimensiones de lo social, posiblemente manteniendo incólume los fundamentos de lo económico basados en el dominio de la empresa y el mercado. En gran medida este movimiento traslativo suele querer centrarse en el espacio de la ciudadanía y de la universalidad de los derechos sin considerar la posición social o el nivel de renta del sujeto, lo que atrae la discusión política y propicia el debate entre las diversas aproximaciones al proyecto reformista. Esta discusión es interesante y las propuestas convenientes, pero la base material de una política de crecimiento de derechos sigue siendo la capacidad de la economía nacional de proporcionar empleo seguro y de calidad cada vez a más miembros de las personas que residen y quieren desempeñar un trabajo en nuestro país. Por tanto, revalorizar ese hecho, por más que el origen del cambio normativo no tenga la actualidad que exige la narrativa del momento, es sin embargo algo fundamental para reapropiarse políticamente de un hecho social decisivo para cualquier intento de cambiar las cosas a mejor, de mejorar la vida de la gente.

 

 .