Se han celebrado las elecciones municipales y autonómicas con la caída espectacular del PP. En la foto, el titular del blog celebra en Ciudad Real con el profesor García - Muñoz que la presidenta de la Junta de Comunidades haya perdido las elecciones y que en el ayuntamiento de Ciudad Real Ganemos Ciudad Real haya obtenido cuatro concejales, permitiendo una mayoría de progreso en esta ciudad.
Las elecciones municipales y autonómicas han reflejado el giro a la
izquierda que se está produciendo en el país y que va a tener como inmediata
consecuencia el cambio real de los gobiernos municipales más emblemáticos, como
Madrid y Barcelona, pero también Valencia o Zaragoza. La izquierda alternativa
ha obtenido un triunfo histórico en las dos grandes capitales españolas, a
través precisamente de candidaturas ciudadanas de unidad popular articuladas no
solo en torno a partidos políticos sino muy fundamentalmente sobre la base de
la representación de movimientos sociales muy activos en la lucha contra la
austeridad. Un conjunto de personas que reivindican un uso del territorio y de
los servicios públicos de la ciudad que enlazan directamente con su experiencia
vital, con sus necesidades insatisfechas y con la conciencia segura de que la
lucha contra los poderes privados y públicos que han emprendido, puede
traducirse efectivamente en un programa de gobierno. Este es el hecho político
más relevante de estas elecciones, y las figuras de Manuela Carmena y de Ada
Colau lo ponen de manifiesto de manera luminosa.
El Partido Popular ha perdido más de dos millones y medio de votos respecto
de los que obtuvo hace cuatro años, en las anteriores elecciones. En
porcentaje, ha descendido del 37,54% de los votos al 27,03%, es decir ha
perdido más de diez puntos. Como durante este período el PP solo ha sabido
gobernar basándose en su mayoría absoluta, ese aislamiento generalizado le
dificulta ahora el gobierno incluso en los lugares en los que ha sido la lista
más votada y no hay un claro bloque de izquierda que se le oponga. Todos los comentaristas
esperan que el nuevo partido emergente de Ciudadanos – un 6,55% de los votos
totales – favorezca la gobernabilidad en esos casos, pero es posible que esa
esperanza se vea defraudada en algunos supuestos muy relevantes, como pudiera
ser la Comunidad de Madrid. La exigencia de C’s de romper cualquier vínculo con
la corrupción, hace que su discurso se vea falseado si permite gobernar al
partido que más fuertemente ha sostenido las tramas de corrupción en la Comunidad
madrileña.
Un supuesto concreto de esta derrota del partido del gobierno que resulta
especialmente relevante es el de Castilla – La Mancha. Gobernada con mano de
hierro por Cospedal, a su vez
secretaria general del PP, durante estos cuatro años ha demostrado un
sectarismo profundo y una capacidad de destrucción de las prestaciones sociales
verdaderamente inmensa. En el plano político, diseñó una reforma del Estatuto
de Autonomía que reducía el número de diputados autonómicos y elevaba por tanto
el porcentaje de votos necesario para poder acceder a las Cortes, y ese mismo
planteamiento antidemocrático ha funcionado contra ella, impidiendo a la postre
que C’s tuviera un escaño que compensara el bloque que forman PSOE y Podemos
que permite desalojar al PP de la institución autonómica castellano-manchega. Es
razonable pensar que uno de los elementos del
acuerdo entre PSOE y Podemos tendrá que ser la reforma de ese sistema
electoral hecho a medida del PP. La pérdida de esa comunidad debería también
tener consecuencias sobre la situación de Cospedal
en el PP, marcando el principio del final de su carrera política. Ambas
cuestiones son motivo de alegría para quien viva o trabaje en Castilla La
Mancha.
El Partido Socialista ha perdido setecientos mil votos respecto de las
elecciones de mayo del 2011. De un 27,09 % de los votos ha descendido a un
25,03%, pero ha recuperado algunas Comunidades Autónomas, como Extremadura y
puede obtener muchos gobiernos regionales y municipales mediante acuerdos con
las fuerzas a su izquierda. En otros supuestos, su voto es clave para asegurar
la mayoría de las candidaturas ciudadanas de unidad popular. Su descenso de
votos ha sido menos brusco que el del PP, porque se ha beneficiado de la
renovación de su equipo dirigente y de su posición más abierta respecto de los
planteamientos sostenidos por sindicatos y movimientos sociales. Tiene sin
embargo que aprender a establecer una relación con las otras fuerzas – situadas
por lo general a su izquierda – que no implique una mera solicitación adhesiva
a su programa de gobierno, como lo está padeciendo en Andalucía con la
investidura de Susana Díaz. En la
capacidad de adaptación del PSOE a este nuevo panorama de encontrar consensos
con fuerzas situadas a su izquierda con exigencias reivindicativas muy netas –
y urgentes – se jugará su papel en las próximas elecciones generales de
noviembre.
Podemos se confirma como la fuerza emergente del cambio político, el
partido que ha sabido traducir políticamente las luchas y la resistencia de
amplias capas de población que se habían ido desgranando a partir de la crisis
del 2010, conectando con una buena parte de las aspiraciones reivindicativas de
éstas. En Aragón, Asturias y Madrid, está entre el 18 y el 20% de los votos,
pero en el resto de las Comunidades Autónomas tiene resultados apreciables para
una fuerza que carecía de implantación y cuadros, entre casi un 15% en Canarias
y en Baleares, y un 14 % en Navarra, un 12% en la Comunidad Valenciana ,
Castilla León, la Rioja y Murcia, hasta
un 9% en Castilla La Mancha y un 8% en Extremadura. Es por tanto un partido
político en ascenso, pero contra lo que planteaba una buena parte de su intelligentsia, que preconizaba que era
conveniente que se presentara en solitario a las elecciones para probar sus
apoyos, lo cierto es que éstos han sido sensiblemente más reducidos al hacerlo
así que cuando, en el nivel local, ha impulsado junto con otras fuerzas
políticas y sociales, candidaturas de unidad popular. El caso de Madrid es
paradigmático, Ahora Madrid ha obtenido el 31,8 % de los votos populares,
mientras que Podemos en la Comunidad solo ha logrado un 18,6 % de los mismos.
En Barcelona no se puede hacer esta extrapolación, pero es seguro que una
alianza de Podem con ICV-EUiA, Verdes y movimientos sociales para el Parlament
en septiembre próximo, obtendría un resultado muy importante, y en todo caso
mayor que el que lograría Podem en solitario. Mover el tablero político hacia
la izquierda real requiere por tanto una estrategia de unidad.
Esta misma apreciación, pero con mucho más énfasis, debe hacerse con
Izquierda Unida. Si se computan los votos que ha obtenido IU presentándose con
sus siglas, 875.000, que supone el 4,81%
de los votos emitidos a nivel nacional, se comprueba que IU ha retrocedido
punto y medio y ha perdido 375.000 votos respecto del 6,36% de los
sufragios–1.437.061 votos– que obtuvo hace cuatro años. Pero si se unen a estos
votos los que ha obtenido en candidaturas ciudadanas de unidad popular, el
resultado es diferente y en la práctica implica un crecimiento de las posiciones mantenidas por esta fuerza
política allá donde ha acudido unitariamente con otros sectores y grupos
políticos. Por poner un ejemplo cercano,
en Ciudad Real al presentarse IU como Ganemos en el marco de un proceso de
convergencia y de debate con movimientos sociales, ha obtenido cuatro
concejales – uno de IU en 2011 – y ha logrado por tanto una mayoría de
izquierda en esa ciudad, arrebatándosela al PP. Este es el camino que permitirá
avanzar hacia posiciones de progreso con la participación destacada de los
militantes y cuadros de IU. Cuando por el contrario IU ha aparecido dividida y
hasta opuesta a procesos de unidad ciudadana, como en Madrid, los resultados
han sido muy decepcionantes, y han contagiado negativamente a la lista de la
comunidad autónoma. Sin duda el hecho simbólico de que Luis
García Montero no haya podido compartir estrado con Manuela Carmena en algún mítin – como sin embargo si pudieron hacer
Joan Herrera o Alberto Garzón con Ada Colau
en Barcelona – ha sido letal para su candidatura, porque se ha interpretado que
IU era contraria al impulso unitario en las candidaturas municipales como la
que significaba Ahora Madrid, y ese hecho es el que ha pesado fuertemente en las opciones de
los ciudadanos de Madrid sobre la reivindicación de IU de mantener sus siglas
como señal distintiva de su proyecto.
El resultado es por tanto globalmente muy satisfactorio. Unas elecciones
que demuestran el movimiento hacia la izquierda del electorado, la caída del
voto de apoyo a las políticas de recortes sociales del Partido Popular y la
recuperación de tantas ciudades para un amplio bloque de progreso. Y algunas
enseñanzas que deben hacer reflexionar a la izquierda alternativa sobre la
necesidad de ir creando espacios de debate y de encuentro unitarios, en torno a
opciones comunes que den expresión a las reivindicaciones sociales mantenidas
en las movilizaciones permanentes de estos cuatro últimos años y que hagan
viable en noviembre un verdadero cambio político con repercusiones inmediatas
no sólo en el Estado español sino muy principalmente en el cambio de rumbo de
las políticas europeas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario