jueves, 16 de febrero de 2017

LA EMOCIÓN DE UN ENCUENTRO : ABOGADOS LABORALISTAS









El acto de ayer en el Teatro Monumental de Antón Martín, justo frente a la escultura de El Abrazo de Juan Genovés, justamente homenajeado ayer en el propio acto, y al lado de Atocha 55 donde se tuvo lugar la matanza de los abogados de Atocha, constituyó un suceso importante tanto por la cantidad de personas como por la calidad de las mismas.

Asistieron al encuentro en efecto una nutrida representación de todas las fuerzas políticas, desde el PP hasta Unidos Podemos, con las fuerzas nacionalistas, y una especial representación del PCE encabezada por su secretario general, Jose Luis Centella. También de otros sindicatos, e incluso del presidente de la CEPYME, al que se refirió expresamente en su alocución final Ignacio Fernández Toxo. Se trataba del reconocimiento político del valor emblemático y original para la democracia española del acto que se conmemoraba. Y este simbolismo fue material y formalmente reafirmado por la presencia de Manuela Carmena, porque su propia trayectoria de responsable de los despachos de abogados de Atocha a aplicadora e intérprete del derecho de un sistema democrático y finalmente al empeño civil de la alcaldía de Madrid, significa el recorrido de una luchadora por la libertad  y el sentido político de la conquista de la democracia en la que el asesinato de los abogados de Atocha tiene un relieve fundamental. Junto a ellos, un pletórico y abigarrado grupo de sindicalistas de la clandestinidad y de la transición, los dirigentes de la Inter de Madrid, los procesados en el 1.001, los dirigentes del sindicato en los primeros años. Todos atestiguando que la lucha sindical por mejorar la existencia es ante todo lucha por los derechos y reivindicación de las libertades.

Lo dijo Ignacio F. Toxo: el grito “Atocha, hermanos, no os olvidamos!”, no es el grito del rencor, sino el del reconocimiento de algo evidente, que el asesinato de Atocha y la solidaridad inmensa con las víctimas, abrió el camino a las libertades democráticas. Cuarenta años después, os abogados laboralistas y CCOO hicieron historia – ese es el leit motiv de una línea de acción del sindicato en este último año – como parte fundamental de la resistencia a la dictadura y como pieza clave en el proceso de revocación de la misma y su sustitución por un sistema democrático.

En el acto, presentado con la belleza de las palabras de Luis García Montero y Almudena Grandes, hubo pocas pero intensas intervenciones y un homenaje a quien ha sido el premio Abogados de Atocha de este año, el artista plástico Juan Genovés. Dio la bienvenida sindical por parte de la USMR – CCOO Jaime Cedrún y recordó, con inteligencia y suavidad la importancia de la memoria de Atocha Alejandro Ruiz Huerta, el último de los supervivientes de la matanza que sigue con vida.

Pero lo más importante de ese Acto lo constituyó la presencia de tantos y tantos abogados y abogadas laboralistas de entonces, algunos de los cuales permanecen aún en activo, unos cuantos jubilados y otros formando parte de los tribunales de justicia. Sería inacabable mencionar los nombres de los asistentes. Vinieron de todas partes del Estado Español, dando testimonio de la extraordinaria importancia que este hecho organizativo, la defensa de los derechos de los trabajadores, ha tenido en la conquista de las libertades y lo fundamental que es su preservación. En su intervención Enrique Lillo resaltó el valor político y simbólico de estos despachos, el odio del fascismo hacia sus protagonistas, y la solidaridad inmensa que los abogados laboralistas crearon entre los trabajadores y su organización y el colectivo de abogados y abogadas que aprovechaban los intersticios del sistema jurídico franquista para obtener mejoras en las condiciones de trabajo y de empleo y para generar derechos. Alicia Santos, era la expresión de la continuidad de esta función decisiva en el interior del sindicato, decisiva a la hora de combatir las políticas de austeridad, en la lucha por la eliminación de los derechos y libertades y en las intervenciones para re-escribir la norma laboral buscando la consecución de mayores derechos para las y los trabajadores.


Lo más relevante por tanto del Acto de ayer fue la emoción del encuentro entre tantos y tantas abogados y abogadas laboralistas, la seguridad de que entre todas esas personas, con sus retazos de vida y sus diferentes trayectorias profesionales y personales, todas ellas hicieron posible que este país pudiera abandonar la larga noche de piedra en la que le recluyó la dictadura, y que este tránsito en los caminos de la libertad no habría sido posible sin la lucha de la clase trabajadora en la que se inscribe, con fuerza y empuje, los abogados laboralistas y su obstinada y convencida acción en el dibujo de un horizonte de emancipación colectiva.



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