sábado, 29 de junio de 2019

NOTICIAS Y SINDICATO, EL SINDICATO EN LAS NOTICIAS. (A PROPÓSITO DE UN COLOQUIO)




La llegada de una ola de calor – los más veteranos recordamos esta canción de Radio Futura Arde la calle al sol de poniente / Hay tribus ocultas cerca del río / Esperando que caiga la noche / Hace falta valor, hace falta valor / Ven a la escuela de calor- está poniendo a prueba las resistencias de tantas y tantos ciudadanos. En este tiempo de verano exacerbado, con temperaturas en ascenso en el sur de Europa y en especial en nuestro país, las noticias que más interesan se concentran en estos asuntos climáticos más que en los vericuetos en la formación del nuevo gobierno, las banderas que ondean en la sede del Ayuntamiento de Madrid para dar la bienvenida al Orgullo, o las imágenes que llegan de la reunión de Osaka entre los grandes dirigentes del llamado G-20.

De la calidad de las noticias y de la relación que éstas tienen con la actuación sindical se habló en el acto de presentación del libro de Unai Sordo, ¿Un futuro sin sindicatos?, con una introducción y un epílogo de Bruno Estrada, que tuvo lugar en la sede de la USMR-CCOO el lunes 24 de junio, aprovechando el solsticio de verano. La periodista de El siglo de Europa, Inmaculada Sánchez, preguntó al secretario general de CC.OO. cuál era a su juicio la causa de la invisibilidad de las noticias del mundo sindical en los medios de comunicación, por qué el sindicato no tenía presencia informativa permanente en los espacios informativos. La respuesta de Unai Sordo fue, como acostumbra, prudente, puesto que entendía que posiblemente había malos canales de comunicación entre los sindicatos y los medios que no facilitaban la conversión de las actividades que lleva a cabo el sindicato en noticias que merezcan la atención de la prensa – “algo estaremos haciendo mal” –  a la vez que constataba que junto con la implantación de las reformas laborales, se puso en práctica un argumentario antisindical que permeó a una buena parte de los medios de comunicación, lo que ha sido sustituido por una situación de indiferencia informativa respecto de lo que hace en su existencia cotidiana el sindicato. A su vez se interrogaba sobre la causa por la que la prensa y la televisión no encontraban material informativo noticiable en algunos logros muy recientes de la acción sindical, como la lucha contra los falsos autónomos en el sector de cooperativas cárnicas, que ha permitido transformar en trabajadores y trabajadoras por cuenta ajena a 21.000 personas, mediante una acción combinada de medidas de presión, denuncias a la Inspección de Trabajo, demandas ante los tribunales y acuerdos colectivos de conversión de los falsos autónomos en relaciones laborales ordinarias, con lo que eso supone de mejora de las condiciones de trabajo y existencia de los y las trabajadoras, estabilidad en el empleo e incremento de la contribución al sistema de Seguridad social, una cuestión a la que se ha hecho referencia en este blog Carne sin explotacion : los falsos autónomos

Una respuesta muy conveniente, porque en la construcción del discurso de muchos periodistas se coloca el interrogante sobre la escasa incidencia del mundo sindical como expresión organizada del trabajo en el espacio informativo sin conectarlo con la dinámica en la que el sector de los medios de comunicación se ha insertado con ocasión de la crisis económica y la propia conformación de las relaciones laborales en el mismo. Lo que se quiere decir es que los medios de comunicación privados tienen, empresa por empresa y en el conjunto del sector, una situación especialmente preocupante en lo que se refiere a su estabilidad económica y laboral. La destrucción de empleo y los expedientes de regulación de empleo han sido constantes, y la precariedad e informalidad de las relaciones de trabajo en su seno son muy conocidas. Si hablamos de falsos autónomos, la existencia de esta figura entre los periodistas a través de contratos civiles de colaboración cuando se trata de típicas relaciones laborales, es un fenómeno habitual de prestación de servicios y muy raramente se informa de las decisiones judiciales que han reconocido la condición laboral a estos falsos autónomos, que en muchas ocasiones demandan sólo después de que su relación de colaboración con el medio de comunicación haya sido rescindida.

La opacidad de estas relaciones laborales de los medios debería también ser objeto de reflexión por parte de la profesión periodística, y preguntarse sobre la presencia y alcance de la acción sindical en el interior de las empresas de comunicación, la actitud que los propietarios de los medios mantienen respecto de los representantes de los trabajadores organizados sindicalmente y sus medios de acción, una cuestión que también tiene  relación con la línea ideológica del periódico, el digital, la radio o la cadena de televisión de que se trate. La agresividad de algunos de estos medios hacia el sindicalismo como expresión de un elemento del bloque progresista de nuestro país fue especialmente punzante en la etapa de imposición de las reformas laborales, y aunque ahora esa desinformación se ha trasladado al ámbito de la política, es preocupante constatar la antisindicalidad de algunas cabeceras de periódico como seña distintiva de su ideario.

Otra reflexión es también conveniente respecto de la profesión periodística en relación con la actividad sindical. En este medio parecería que la imparcialidad y objetividad que acompaña a la figura del periodista fuera incompatible con la afiliación a un sindicato, que inevitablemente lastraría su condición profesional. El sindicalismo es, en esta composición ideológica del periodismo como profesión liberal, un elemento de agregación propio del trabajo industrial o del trabajo de escasa cualificación, pero que no tiene cabida en la profesión periodística ya consolidada. Se trata de un modo de concebir el trabajo intelectual como una actividad no contaminada por la subordinación a una empresa, dominada en cuanto que las condiciones de empleo son dirigidas y determinadas por la empresa. Expresa la aspiración legítima a un trabajo independiente, libre y autónomamente orientado por el sujeto a través del desarrollo de su trabajo informativo y de opinión, pero nadie puede escapar a los condicionamientos económicos y de sujeción que impone trabajar para otro bajo su dirección. Y en ese hecho de disciplina y control externo reside la necesidad de la organización colectiva del trabajo a través del sindicato.

En ese terreno es donde se podrían plantear nuevos interrogantes sobre la forma en la que el sindicalismo concibe el proyecto de regulación de la actividad de información y de creación de opinión como actividad productiva y con arreglo a qué criterios formula su relación con ese colectivo, por lo demás fragmentado y concurrente según patrones de competitividad y de mercado. Cuál es la posibilidad de existencia del sindicalismo en un sector de amplia volatilidad, cómo en definitiva armonizar estabilidad y calidad del empleo con el trabajo vivo de la actividad de información que soporta valores democráticos y constitucionales.

Los medios de comunicación no han normalizado la actuación sindical como objeto informativo. Los sindicatos necesitan expresarse en ese espacio para poder ser reconocidos por el conjunto de la ciudadanía, traspasando los diferentes ámbitos productivos en los que está garantizada su presencia. Intercambiar las miradas que sobre este tema mantienen unos y otros es una iniciativa siempre fructífera, pero como condición necesaria de la productividad del debate ninguna de ambas partes debe colocar en la otra la singularidad de unas relaciones incompletas.

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