martes, 15 de octubre de 2019

LA OIT Y AMÉRICA LATINA: TRES LIBROS DE LA FUNDACIÓN ELECTRA DE URUGUAY


La relación entre la OIT y los países de América Latina ha sido siempre muy intensa. Los Convenios y Recomendaciones de esta organización han constituido un elemento de referencia para los diferentes ordenamientos nacionales de la región tanto en una vertiente negativa, considerando críticamente la emanación de leyes que se oponían a este conjunto normativo internacional, como en un sentido positivo, como el horizonte al que debía tender la legislación interna. Especial interés han tenido las decisiones del Comité de Libertad Sindical de la OIT respecto de las violaciones de este derecho fundamental, considerado a partir de 1998 como un derecho universal de aplicación plena en todos los países que forman parte de la OIT, con independencia de que hayan ratificado o no los Convenios 87 y 98 que definen la libertad sindical y la negociación colectiva. Las decisiones del CLS de la OIT han proporcionado elementos fundamentales en orden a la legitimación política y jurídica de planteamientos colectivos y sindicales frente a la actuación de los poderes públicos.

La influencia de la OIT en toda América Latina se proyecta también sobre la orientación teórica y doctrinal del Derecho del Trabajo. Una gran parte de la producción científica que se efectúa en esta región tiene como punto de apoyo los informes y las elaboraciones de dicha organización, que a su vez ha adquirido una autoridad incontestable en la definición de los modelos de relaciones laborales basadas en el tripartismo y el diálogo social a través del reconocimiento de los agentes sociales, en especial de los sindicatos de trabajadores, en una perspectiva de futuro que pretende desmercantilizar el trabajo, dotándole de derechos suficientes para asegurar la existencia de las personas que prestan su actividad a los procesos de producción de bienes y de servicios, y que combate la exclusión social y las peores formas de explotación. La OIT ha sembrado en América Latina la semilla de la democracia fundada sobre el trabajo y la justicia social como única forma de realizar esta forma política. El Derecho del Trabajo latinoamericano bebe en esas fuentes.

Posiblemente la escuela iuslaboralista de esta región más influyente la ha constituido la escuela uruguaya de Derecho del Trabajo. Con exponentes fundamentales como Américo Pla, Hector Hugo Berbagelata, Helios Sarthou, conoció el cénit de su elaboración progresista en la figura de Oscar Ermida Uriarte, el mismo funcionario de la OIT, que conservó y coordinó por muchos años un potente grupo de estudiosos que influyó decisivamente en otras culturas jurídicas de América Latina, estableciendo un diálogo permanente con la doctrina iuslaboralista española y europea. Ninguno de estas personalidades fundamentales está hoy entre nosotros, pero este colectivo de estudiosos permanece en torno al Instituto de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de la República, dirigido por Hugo Barretto Ghione, y se articula en varios foros y espacios de debate en este país.

Uno de ellos, especialmente emblemático, es el constituido por la Fundación Electra. La Fundación fue creada por Hector Hugo Barbagelata en homenaje al nombre de su esposa, y se dedica a la promoción del Derecho del Trabajo y de la seguridad Social (https://fundacionelectra.org.uy/) . En este ámbito se celebran reuniones y encuentros, pero es especialmente significativo su capacidad para generar publicaciones de interés tanto por el redescubrimiento de textos clásicos de Derecho del trabajo en toda el área cultural en lengua castellana, como por la apertura de líneas de estudio e información no practicadas. La dirección de la misma está confiada a Pedro Daniel Weinberg, un reputado especialista en sociología industrial y del trabajo, funcionario de la OIT hasta el 2006 y consultor de múltiples organismos internacionales, que está realizando un excelente trabajo editorial.
Precisamente son tres las últimas publicaciones de esta Fundación Electra las que están dedicadas a describir y estudiar las relaciones entre la OIT y América Latina. Se trata de tres obras entrelazadas entre sí no sólo por la temática histórica, sino por la presentación de un marco de relaciones que ayudó a construir la institucionalidad moderna del derecho laboral en una buena parte de los países hispanoparlantes de América del Sur más allá del eurocentrismo presente en los primeros pasos de la OIT al acabar la Primera Guerra Mundial.

El primero de los libros es una compilación de artículos que coordina el propio Weimberg y que lleva por título “La OIT y América Latina. Los orígenes de una relación”. En él, tras una relación de síntesis a cargo del coordinador de la obra, se integran los estudios de una serie de estudiosos sobre las “aproximaciones iniciales” entre la OIT y países ya con un importante desarrollo industrial como Argentina, México, Venezuela y Chile, y la incidencia de la obra de la OIT en el nacimiento del Derecho del Trabajo como disciplina científica en toda América Latina. Una segunda parte de dedica a glosar el viaje del Director General de la OIT, Albert Thomas a América del Sur en 1925, y lo resultados que este viaje produjo, especialmente en Uruguay.

El segundo volumen es la publicación de Norberto O. Ferreras “La OIT y los países del Cono Sur en el período de entreguerras. El inicio de una larga amistad”, un ensayo muy interesante sobre la relación entre la organización internacional y los países de América del Sur en la década de los años treinta del siglo pasado, y la creación de una communitas del trabajo en esta región entre la OIT y los países de la zona.

El tercer volumen es la reedición de una obra clásica del socialista argentino Alfredo L. Palacios, que lleva un título bien sugerente, “El Derecho Internacional Obrero. El congreso de Washington”. Como señala Weinberg en la cuidada introducción a este libro, “Palacios es quien escribe el primer análisis sobre la OIT en América; y muy probablemente en el mundo, ya en 1920.”. El libro, que no se había publicado en forma independiente desde su primera edición, tiene dos partes. En la primera (la Introducción y el origen del derecho internacional obrero) se ocupa de revisar los antecedentes que llevarían a convocar a la 1ª Conferencia Internacional del Trabajo (Washington, 1919), resaltando la importancia de la regulación internacional del trabajo para la conformación de una internacional de trabajadores y su incidencia en la situación nacional de Argentina. En la segunda parte (el Congreso de Washington), el autor centra su atención en las discusiones generadas alrededor de los diferentes convenios aprobados, las negativas reiteradas de la parte patronal a aprobar la jornada de 8 horas y las reticencias ante la introducción de derechos básicos, como la protección de la mujer embarazada y la licencia por parto. A la postre, y sin perjuicio de que las normas aprobadas no suponían para el derecho obrero argentino la necesidad de un cambio, Palacios resaltaba el enorme valor moral e histórico que tenía la OIT “por el reconocimiento que ha hecho de la fuerza sindical obrera y de su beligerancia en la lucha de clases”.

En definitiva, tres libros de enorme interés que sellan un compromiso intelectual en torno a los elementos básicos de la cultura jurídico-laboral en américa Latina. La Fundación Electra viene actuando en esta dirección asociada con las labores que impulsa la propia OIT; con los servicios técnicos de la Oficina de Ginebra y con las instancias regionales se vienen llevando a cabo actividades que han estimulado el debate entre el mundo académico, las organizaciones de trabajadores y de empleadores, y la esfera del Estado en sus distintas formas: gobierno, parlamento, justicia. El último ejemplo lo ha constituido los debates sobre el futuro del trabajo que queremos, que han convergido en la Declaración que se ha aprobado en junio de 2019 en Ginebra. La Fundación está comprometida con una idea directriz en torno a la cual delinea sus actividades: la centralidad que ocupa el mundo del trabajo en la sociedad contemporánea. Y reconoce su proximidad con los principios, mensaje e ideario alentados por la Organización en estos cien años de vida. Conviene por tanto seguir con atención sus publicaciones y dar a conocerlas y comentarlas, a la vez de animar a los lectores y a las lectoras de este blog a frecuentar el sitio web de la Fundación con siempre interesantes referencias. 

3 comentarios:

Hugo Barretto Ghione dijo...

Gracias, Antonio, què bueno hayas reseñado tan bien las publicaciones recientes de la Fundaciòn Electra, centradas en una mirada latinoamericanista y que se marida, de alguna manera, con otra entrada reciente de tu blog sobre el "continente mestizo" (Benedetti dixit).

La Fundacion se encuentra trabajando en la ediciòn de materiales de Osvaldo Mantero escritos durante su perìodo de exilio en Venezuela, donde fue docente e investigador de la UC y de Ricardo Mantero, reeditando su clàsico libro sobre los lìmites de la huelga, largamente agotado desde hace años.

En fin, un adelanto de aventuras editoriales de las que tendràs oportunamente noticia.

Un abrazo
hbg

Laura Zúñiga dijo...

Querido Antonio,
desde la gris ciudad de Montevideo quiero agradecerte especialmente tus palabras para con nuestra fundación Electra y sus publicaciones.
Sin lugar a dudas la fundación ha sido el mayor legado de mi tío Héctor-Hugo, pero este solo se concreta día a día gracias a compañeros y amigos como tú, que comparten la misma pasión y entrega en la materia.
Un abrazo,
Laura Zúñiga

Pedro Daniel Weinberg dijo...

Recordado Antonio.

Muchas, Muchas gracias en nombre de todos tus colegas y amigos, y en el mío propio. por la reseña de los tres libros sobre la OIT. Y no menos importante: tus apreciaciones sobre la Fundación Electra: sus orígenes, el papel de hhb en su concepcion y oeu en su contribución en el diseño y puesta en marcha de este instrumento del pensamiento iuslaboralista uruguayo.

En lo que a mí respecta, valoro en toda su dimensión las inmerecidas palabras que consignas sobre mí persona. Yo apenas aporto lo que puedo a esta obra necesaria que es la FE. Frente a las dificultades que enfrentamos lo que produce y anima la gente de la FE debe entenderse en nuestro compromiso con el trabajo decente y los trabajadores.

Fuerte y emocionado abrazo desde Berlín dónde estoy pasando unos dias de vacaciones. PDW