martes, 24 de mayo de 2022

UN ENCUENTRO EN EL CORAZÓN DE ALEMANIA ENTE LOS DOS GRANDES SINDICATOS DEL METAL ITALIANO Y ALEMÁN

 



Hay noticias que nunca salen en la prensa “generalista”. No sólo en España, en donde la calidad y cantidad de informaciones sobre las relaciones laborales están prácticamente invisibilizadas o en s caso subordinadas a las prioridades comunicativas marcadas por la ultraderecha que todos los medios de comunicación siguen y promueven. En la gran mayoría de los países europeos, el pensamiento crítico que proviene del debate intrasindical es un hecho ajeno al interés de los periodistas. Permítase por tanto a este blog alguna muy breve incursión en este asunto.

El lunes 23 de mayo ha tenido lugar en Wolfsburg, la ciudad alemana conocida por ser la sede de Volswagen en la Baja Sajonia – una ciudad de orígenes infames, fundada por Hitler en 1938 para la construcción del coche Kraft durch Freude (Fuerza a través de la Alegría), la organización nazi encargada de organizar, vigilar y disciplinar el tiempo libre en la Alemania del III Reich – un encuentro entre el sindicato IG Metall y la FIOM-CGIL de Emilia Romagna, que llevaba por título "La industria automovilística alemana e italiana ante los retos de los procesos de transformación”.

En el encuentro intervinieron Daniela Cavallo, Presidenta del Comité de Empresa del Grupo Volkswagen, que hizo una importante aportación sobre el futuro de la industria, y el secretario Internacional del Grupo VW – Europa de IG Metall, Flavio Benites, por cierto un buen amigo y seguidor de este blog, junto a Michele de Palma, secretario general de la FIOM.CGIL de la Emilia Romagna. El encuentro se enmarca en la construcción de una relación constante entre estas dos potentes federaciones sindicales regionales, permanencia del contacto intersindical que se lee como el “único antídoto” frente a la competencia despiadada del mercado entre territorios y trabajadores. De manera simbólica, el debate sindical se celebraba a tan solo cientos de metros del lugar donde el 24 de mayo se celebrará la reunión de los Ministros de Trabajo del G7 (es decir, de Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, EEUU, Canadá y Japón) que van a debatir entre otros temas, el documento de posición conjunto de la patronal internacional IOE y la asociación empresarial alemana (BDA) sobre las cadenas mundiales de suministro. Un debate de contornos ciertamente bien diferentes a este que se comenta.

El encuentro bilateral sindical efectúa algunas reflexiones que la FIOM-CGIL ha recogido en su boletín de prensa, por el que se cita a continuación. Al margen del análisis efectuado, sobre sale la conclusión más relevante del mismo: iniciar el camino para una gran asamblea europea de delegados de las federaciones del metal y defender el derecho a la movilidad ecológica para todos. Este es el resumen de lo debatido en el encuentro.

"Con la guerra en el corazón de Europa, surge un problema de competencia entre países por el suministro de fuentes de energía y componentes. Tenemos que silenciar las armas. Necesitamos autonomía e independencia industrial a nivel europeo, y necesitamos solidaridad y cooperación entre los sindicatos europeos. Los efectos de la guerra los están pagando los trabajadores. Los sindicatos tienen una responsabilidad extraordinaria. Debemos trabajar en un plan europeo extraordinario para la industria de la movilidad. Un plan de transición industrial e innovación que salvaguarde el empleo y garantice el acceso a la movilidad sostenible para todos. Tenemos que crear consorcios europeos de cooperación en el sector del automóvil para fomentar el intercambio en lugar de la competencia. Tenemos que iniciar el camino para la construcción de una gran asamblea europea de delegados y delegadas de la industria de la movilidad".

El panorama de la industria automovilística italiana es dramático: Italia produjo 1,8 millones de coches a finales de los años 90, mientras que en 2021 ha producido unos 400 mil vehículos. El volumen de negocio de la industria del automóvil es, sin embargo, importante en el sistema industrial italiano ya que, si consideramos también los componentes, estamos hablando de 93.000 millones de euros de facturación, lo que equivale al 5,6% del PIB, con un empleo de unos 250 mil trabajadores directos. La gran capacidad industrial desde el punto de vista de los componentes está compensando la crisis en los volúmenes de producción de vehículos de Stellantis, la alianza entre FCA y Grupo PSA, como resultado de una asociación 50:50 entre el consorcio francés y el italo-estadounidense: el dato es que por cada coche matriculado, 0,28 coinciden con lo producido en Italia, mientras que en Alemania la relación es de 1,29.

Italia paga el precio de la incapacidad de utilizar la capacidad instalada de sus plantas. Desde hace 12 años, los trabajadores pagan con amortiguadores sociales la incoherencia de las inversiones en la transición industrial y ecológica. Sin embargo, hay una excepción en Italia, y es la Tierra de los motores, situado en el corazón de Emilia Romagna (Módena). Hoy asistimos a la paradoja de que un trabajador no puede comprar el coche eléctrico que produce debido a los bajos salarios y, en perspectiva, una parte de la población dejará de tener acceso a la movilidad individual. Mientras que Volkswagen, junto con el IG Metall, trabaja a través de la negociación para garantizar un equilibrio entre la innovación, la transición y el empleo, en Italia en este momento no existe tal equilibrio, en detrimento del empleo.

Un debate que se está proponiendo también en otros países y que en España se inserta en el debate que impulsa la Federación de Industria de CCOO, con Garbiñe Espejo a la cabeza, sobre la necesidad ineludible de un gran Pacto de estado por la Industria, y que en el sector de la automoción tiene una importancia decisiva, como se aprecia en el caso de Nissan en Barcelona.

Es sin duda un debate que trasciende con mucho la consideración estrictamente “laboral” del problema. Un asunto en el que el trabajo sindical implica una reflexión global, a nivel europeo, superando lo que con claridad señalan las dos federaciones alemana e italiana como obstáculos muy importantes: la competencia de mercado que enfrenta a trabajadores sobre la base de la libre concurrencia y la deslocalización de empresas, de una parte, y de la complejidad de una transición industrial y ecológica que tiene necesariamente que llevar consigo un proceso de acuerdos que configuren realmente una “transición justa”. Hacer que estos temas formen parte del conjunto de informaciones que se dan a la ciudadanía y que atraviesa el interés colectivo de las y los trabajadores de nuestro país, es importante.

La propuesta por tanto de una magna asamblea de delegados de la industria de la movilidad debe tomarse en consideración como un objetivo a medio plazo en cuya consecución gradual la convocatoria parcial de las federaciones de industrial y del metal de los países de vanguardia en esta materia puede suponer un hito muy relevante.

 


1 comentario:

Paco Rodriguez de Lecea dijo...

Paco Rodríguez de Lecea

Silenciar las armas. Autonomía industrial europea. Solidaridad y cooperación sindical. Tres grandes objetivos para una democracia industrial.