lunes, 22 de diciembre de 2025

LO QUE LA ACTUALIDAD ESCONDE: LOS PROCESOS QUE RECORREN LAS RELACIONES LABORALES

 


Mal día para una entrada como esta. Todos analizan hoy los resultados de las elecciones en Extremadura, en las que las formaciones de la derecha y la ultraderecha han obtenido el 60% de los votos y donde el hundimiento del PSOE en 120.000 votos no ha sido compensado por el crecimiento de IU-Podemos-AV en casi 20.000. La abstención ha alcanzado un poco menos  del 40% de los votantes.  Este es el inicio de una larga serie de citas electorales regionales que nos acompañará hasta el verano: Aragón, Castilla y León, Andalucía. Este proceso está concebido como forma de ir decantando mayorías de gobierno del bloque de la derecha y ultraderecha como anticipo de un posible y siempre reclamado adelanto electoral en todo el país. Pero al margen de este propósito explícitamente afirmado por los dirigentes políticos que lo han impulsado, el resultado final es del de concentrar todo el espacio informativo sobre la impugnación de la acción del gobierno del estado y los escándalos que rodean al Partido Socialista tanto en materia de corrupciones de destacados miembros del mismo como de agresiones y acosos sexuales de otros líderes. La reducción del discurso político a una confrontación punitivista en la que la derecha y extrema derecha elevan el tono de sus insultos y exigen la entrada en prisión del expresidente Zapatero y del presidente Sánchez,  - una amenaza que tras la infamante sentencia de condena del Fiscal General del Estado hay que tomarse en serio - es el tema de fondo que se une a otras descalificaciones y a un continuado ruido de fondo que bombardea día y noche las televisiones, las radios y los digitales en todo el país, fundamentalmente dirigido desde los cuarteles seguros de los medios de comunicación madrileños cuyo marco de referencia se impone en todo el país.

Pero este continuo estruendo informativo cumple una función primordial en la situación presente, la de esconder o silenciar acontecimientos y debates sobre aspectos fundamentales de la existencia de la gente común, y que justamente deberían constituir el cetro del debate político en torno a cómo afrontarlos y solventarlos en la medida de lo posible, es decir, mediante medidas de intervención públicas y colectivas. Posiblemente la excepción a esta estrategia calculada de silenciamiento sea la discusión sobre la vivienda, ante la terrible crisis que atravesamos y la especulación sin límite que se despliega en este sector, pero hay otros espacios en donde se considera que la información a la ciudadanía no merece un trato relevante en el conjunto de los hechos noticiables no en el contexto de los debates públicos. El ejemplo más notable en este sentido lo suministran los acontecimientos que se desarrollan en el espacio de la regulación de las relaciones laborales. Algunos ejemplos de este último mes servirán para ilustrar estas afirmaciones.

Protección de la maternidad

Prácticamente no se ha dedicado ningún espacio de cierto relieve ante el depósito de la ratificación por el Estado español del Convenio 183 de la OIT complementado por la Recomendación 191, que trata de la protección de la maternidad. Yolanda Díaz como  Ministra de Trabajo y Economía Social y Vicepresidenta segunda del gobierno ha firmado el 11 de diciembre pasado en Ginebra el acto de depósito de la ratificación de este tratado internacional que justamente cumplía 25 daños desde su adopción por la organización internacional. Es un texto en el que la protección de la salud de la mujer trabajadora en los períodos de embarazo y lactancia, y la previsión de permisos y licencias incide en un espacio de regulación estrechamente conectado con la igualdad de género y con la última normativa en materia de derechos de conciliación presente en el RDL 9/2025. Además, en ese mismo acto, se avanzó la voluntad política del gobierno español de ratificar asimismo el muy reciente Convenio 191, adoptado este mismo año, sobre un entorno de trabajo saludable, y se manifestó la posición muy favorable de España a la regulación garantista de las condiciones de empleo ye la organización del trabajo de las personas que trabajan para las plataformas digitales. Una intervención importante en la esfera internacional que escasamente ha sido atendido por los servicios informativos de los medios de comunicación españoles.

La CEOE dice siempre no

Es más llamativa la ausencia de comentarios en los creadores de opinión y en general su desaparición en la escaleta de las noticias en radio, televisión y prensa, de un hecho importante, la firme y continuada posición de la gran patronal española a llegar a acuerdos, cualquiera que sea la materia, con los sindicatos y el gobierno, personificado en el Ministerio de trabajo y Economía Social. Aunque el supuesto más conocido fue el de la reducción de jornada, la especificidad de este tema hizo que el foco de atención se desplazara rápidamente de la actuación del empresariado a las cábalas sobre la posición que finalmente iba a llevar a cabo Junts per Catalunya,  sin que por tanto se hiciera hincapié en la postura claramente beligerante de la patronal en armar un frente político contra el gobierno que no hay que leer como un elemento coyuntural derivado de su oposición a la regulación legal de la reducción del tiempo de trabajo, sino como la expresión real de una estrategia política que pasa por confrontarse directamente con la vía reformista y garantista en materia laboral que representa el Ministerio de Trabajo y SUMAR como fuerza política en el seno del gobierno de coalición.

Es evidente que la organización que preside Garamendi busca un cambio político que descabalgue al gobierno y a la mayoría de progreso que lo sostiene y para ello no está dispuesto a ofrecer la posible legitimación que ofrecería llegar a un acuerdo tripartito sobre cualquier materia, incluidas aquellas que sobre el papel podrían ser susceptibles de un encuentro entre los intereses en juego. Este es el caso de la reforma de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que las partes sociales llevan negociando su reforma, consensada en buena parte, desde hace 20 meses, sin que la CEOE haya considerado posible llegar a cerrar esta reforma con un acuerdo tripartito. Hay que tener en cuenta que la tendencia que se inscribe en los datos sobre siniestralidad laboral muestra una inclinación muy preocupante al alza. El máximo se alcanzó en el 2022 con 826 muertes por accidente de trabajo (679 en jornada, 147 "in itinere"), es decir, más de dos muertes diarias, una cifra que se redujo en el 2023 pero que al año siguiente, en el 2024 tuvo lugar un incremento del10,6% sobre la cifra de 2023 y que en el primer semestre entre enero y julio de 2025 se ha apreciado un preocupante repunte al anotar 363 muertes y un aumento del 3.6% sobre el mismo período de 2024.

Esa negativa obstinada es más llamativa cuando la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo fue acordada por sindicatos y patronal con el Ministerio en el 2023. Sin embargo, la obstrucción del proceso de negociación ha provocado el cierre de la misma a finales de noviembre de 2025 y el intento de llegar a un acuerdo bilateral con los sindicatos CCOO y UGT para la reforma de la LPRL.

Lo relevante de este asunto es que esta actitud de la CEOE no es señalada como una cuestión de interés político evidente ni tampoco interpretada como lo que parece ser, la decisión de mantener una actitud de boicot de cualquier iniciativa del gobierno hasta que no se consiga su derrocamiento o su sustitución por las fuerzas que esta institución considera propicias. Pero a la vez este decir siempre no encubre cual puede ser el modelo de regulación que propone en los asuntos a cuya resolución se opone. Es la entrada en campo a favor de la derecha y ultraderecha de la CEOE que sin embargo no se compadece con una situación económica excepcional en la que el empresariado español está obteniendo una alta tasa de ganancia y crecimiento económico mayor en términos comparativos que otras economías europeas. Señalar esta contradicción debería formar parte del debate público promovido por los medos de comunicación, pero es un tema sobre el que parece que no se quiere reflexionar ni analizar.

Permisos por duelo

Una variante específica de esta negativa de la CEOE a cualquier acuerdo se ha dado con la propuesta del Ministerio de Trabajo y Economía Social de ampliar hasta 10 días el permiso por fallecimiento del cónyuge, pareja de hecho o parientes hasta el segundo grado de consanguineidad y hasta 15 días para el nuevo permiso de cuidados paliativos. Se supera asi los dos días de permiso por fallecimiento actuales, más dos días más si es necesario el desplazamiento. “Ahora la muerte de un hijo da derecho a dos días. Tener un familiar muriendo en un hospital no está recogido como una de las situaciones que dan lugar a la posibilidad de ausentarse. Si alguien es designado para acompañar a alguien en su eutanasia tampoco puede ausentarse del trabajo”, explicaba así la propuesta Joaquín Pérez Rey.

Para la CEOE esta propuesta no era sino una “ocurrencia”, y su presidente le respondía solicitando un permiso de diez días para descansar de los anuncios de la Ministra. Esa falta de empatía sería criticada por Yolanda Diaz pero a la postre la CEOE negó su apoyo a esta medida sobre la base de que se trataba de "coste inasumible" para las empresas, por trasladar la carga económica de estos a la iniciativa privada. Ante esa negativa, se ha llegado a un acuerdo entre el Ministerio y los sindicatos. La modificación del ET requiere que el Congreso apruebe la tramitación de un proyecto de ley o bien que convalide un Decreto Ley si se entiende que se da un supuesto de urgente necesidad, por lo que de nuevo en este punto habrá que estar a la capacidad de la CEOE de armar un frente de fuerzas políticas que respalden, desde su interés de clase, el rechazo a esta reforma legal.

Pero lo llamativo de este punto es que un tema tan sensible a lo que es la incidencia de la ley en el ámbito del disciplinamiento de los cuerpos y de las emociones a través de la organización del interés de empresa y por tanto la capacidad del ordenamiento de relajar esa tensión entre los sentimientos personales ante la muerte de un ser querido y la necesidad de mantener la seguridad en su existencia a través de la remuneración de su trabajo no haya sugerido ni siquiera una reflexión o un comentario de los opinadores profesionales ni siquiera de los columnistas que rescatan detalles de la vida cotidiana y los traducen en señales que marcan el sentido del tiempo en el que vivimos. Una cierta insensibilidad en el campo de visión de quienes atienden la evolución y el cambio de las reacciones de la gente ante hechos comunes y sin embargo determinantes. Como si una reflexión sobre el dolor y el duelo en relación con el trabajo y la disciplina de las personas que lo activan no tuviera interés para la opinión pública.

Salario Mínimo

El salario mínimo es un elemento básico en el conjunto de las relaciones laborales, y constituye una de las medidas más publicitadas y conseguidas del gobierno de coalición. Frente al mantra neoliberal, su incremento no se ha traducido en destrucción de empleo, sino en su contrario. El gobierno además se prevale de un informe que recomienda subir un porcentaje entre el 3,1 y el 4,7%, lo que supondría 1.221 euros brutos mensuales en 14 pagas si está exento de tributación o a 1.240 si aporta al IRPF. Por su parte, los sindicatos piden un incremento del salario mínimo hasta 1.273 euros brutos al mes, un 7,5% más de la cifra actual, y no e oponen a la tributación por el IRPF. La CEOE a su vez, cifra el aumento en un 1,5%, hasta 1,202 € al mes.

Pero este baile de cifras debe a su vez modularse con dos elementos que en esta negociación van a ser fundamentales. De un lado, como se ha visto, la posibilidad de que el SMI tribute al IRPF, sin que se considere mínimo exento, pero de otro lo que está en juego es la pretensión sindical de que la absorción y compensación de este incremento del SMI por los complementos salariales pactados en convenio no se produzca.

Estos dos son debates importantes, y el segundo requiere además una cierta explicación técnica que ahora no es conveniente adelantar, pero que implica obviamente que los resultados reales del incremento del SMI sobre los niveles salariales más bajos en la negociación colectiva sean efectivos o que por el contrario se anulen al absorberse por los complementos salariales que se perciben junto con el salario base, lo que tiene especial relevancia para los sujetos más vulnerables que se encuentran ene sta situación, fundamentalmente mujeres a tiempo parcial.

Pero los medios de comunicación, si quisieran cumplir su función social, deberían haber llevado esta noticia al centro de las informaciones, y explicar las consecuencias de estas opciones. Por el contrario, el tema del salario mínimo quedaba relegado a informaciones secundarias cuando no desaparecía de las escaletas de las noticias.

Conflictos abiertos, apoyo gubernamental

Una buena parte de la conflictividad laboral queda extra muros del interés de los periodistas de la gran mayoría de los medios de comunicación, que trasladan su interés al espacio de la lucha política y la descripción de supuestos de corrupción de variado tipo e intensidad, junto a las recientes noticias de acosos sexuales. Pero aun más extraño es que se de cuenta del apoyo institucional del Ministerio de Trabajo a alguno de estos conflictos, lo que in embargo sucede con cierta frecuencia.

Así, el último de estos actos ha tenido lugar la semana pasada en el conflicto laboral que arrastran las personas trabajadoras del aeropuerto de la Base Naval de Rota en la concesionaria norteamericana Versar Global Solutions Aircraft Services, antes denominada Louis Berger, del aeropuerto militar de Rota, donde han sido constantes la conducta antisindical, despidos y la negativa a realizar un convenio colectivo. El conflicto es largo y se ha mantenido en el tiempo, y la visita de la ministra Yolanda Díaz ha supuesto un respaldo a las posiciones sindicales – la invitación ha venido de la FSC de CCOO de Andalucía – y se ha materializado en el compromiso de que  el Ministerio de Defensa debe coordinarse con Trabajo para ejercer “una presión efectiva” sobre la empresa concesionaria, recordándole que sus decisiones “afectan la seguridad y el funcionamiento de instalaciones militares españolas”; activar mecanismos de inspección laboral “exhaustivos” que permitan documentar y sancionar las vulneraciones de derechos; favorecer la mediación en el diálogo entre la empresa y la representación de los trabajadores, y revisar la continuidad de la concesión si la compañía persiste en incumplir sus obligaciones legales y contractuales.

Este tipo de encuentros en los que un miembro del gobierno que no se encuentre en campaña electoral expresa su apoyo institucional a un conflicto sindical y acude a los lugares de trabajo para debatir los problemas que sostienen el conflicto (la reunión se celebró en el local sindical del Comité de Rota, y contó además con la presencia del concejal de Izquierda Unida, Pedro Pablo Santamaría Curtido, tras las gestiones realizadas por esta formación con la intermediación de la diputada provincial de Sumar, Esther Gil de Reboleño, y del coordinador provincial de Izquierda Unida en Cádiz, Jorge Rodríguez Pérez, a la asistieron  además representantes provinciales y de la federación andaluza de CCOO y de UGT) simboliza de manera clara el concepto de intermediación pública que el Ministerio de Trabajo y Economía Social posee respecto de las relaciones laborales. En el caso concreto además, la presencia de una empresa norteamericana  en una base militar que se obstina en negar los derechos sindicales, tiene una característica especial que sin duda podría haber sido destacada para la información general por su significado.

Lo que sucede en las relaciones laborales no merecen atención destacada

La mirada de los medios está puesta en otor lado. Se dice que se habla de política, pero esa palabra – y ese espacio – se llena de sucesos relativos a escándalos y sucesos de corrupción que sus protagonistas además definen cada vez más a través del insulto y la amenaza. La política nos e identifica con la adopción de decisiones que ordenan la vida de la gente, de manera que se diluye el ideario de la izquierda que confía en los procedimientos democráticos de las mayorías sociales para cambiar a mejor la existencia de amplias capas de la población ampliando los espacios de igualdad en el campo de la ciudadanía social. En ese proyecto de reforma, el cambio en las relaciones laborales es fundamental, y sigue siendo en efecto un elemento crucial en la actividad política, incluso en estos momentos de complicada gestión del bloque de progreso que sostiene el gobierno.

Esa retorsión del discurso político llega también a sus protagonistas, que actúan preferentemente dentro del marco en el que les coloca la “actualidad” y por tanto se van alejando ellos mismos de dar relieve e informar directamente sobre los elementos que sin embargo configuran su actuación en el espacio de la política, es decir, del cambio social perseguido como un proceso ininterrumpido y parcialmente conseguido a través de la actividad desplegada y de las medidas adoptadas. Si se observan las últimas declaraciones de los partidos políticos, incluidos los que forman parte del gobierno, se observará su “captura” por la espectacularidad de los acontecimientos más escabrosos, sin que hayan ni siquiera intentado modificar el ángulo de observación y dirigirlo hacia los lugares donde la política sirve a la gente y no funciona como un juego de guerra reproducido sin control en una consola de ordenador.

Sería importante corregir este rumbo, Y volver a situar el marco de referencia en los problemas reales que acosan a la gente común. Y entre ellos, la centralidad del trabajo y su regulación deberían ser el objetivo prioritario de las fuerzas de la llamada izquierda alternativa. A partir de ahí se puede construir pensamiento crítico y arraigo en la ciudadanía. Esa es la fórmula antigua que nunca se debe dejar caer en el olvido.

 

 

 


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