Madrid salió a la calle en defensa de lo público. En la foto de abajo, dos invitados de postín. Adoración Guamán, profesora de Derecho del trabajo en la universidad de Valencia, y conocida activista del 15-M, y Rubén Cortina, secretario general de UNI- global, federación internacional americana integrada en la confederación sindical de los Trabajadores y Trabajadoras de las Américas, CSA. Ambos son socios del Ateneo Antonio Gramsci , de la hermosa ciudad de Parapanda.
El día del bicentenario de Dickens, ha discurrido por Madrid una inmensa manifestación de ciudadanos, trabajadores y trabajadoras principalmente, que han reivindicado lo público como sinónimo de acceso igualitario a los servicios y prestaciones sociales en un contexto desmercantilizado. En la estela de las primeras movilizaciones de la enseñanza secundaria, una convocatoria unitaria sindical - lo que en este sector es algo muy difíicl, ante la pluralidad acentuada de sujetos sindicales representativos - ha sacado a la calle a decenas de miles de personas que rechazan una política de recortes de los servicios públicos y de reprivatización de actividades y servicios. La nueva intentona de privatizar el canal de Isabel II es una muestra palmaria de esta política insensata e injusta.
Una respuesta tan masiva deja un mensaje muy neto de repulsa ciudadana y de exigencia de un cambio de política en la comunidad de Madrid. Se trata de una participación ciudadana importantísima que ningún gobernante puede ignorar.
Sin embargo, cuentan las crónicas que el consejero de Economía y Hacienda de la CAM, Percival Manglano, declaró que los sindicatos "se equivocan gravemente al convocar huelgas políticas y no leer los resultados de las elecciones". Además, puntualizó que las medidas que está tomando el Gobiernoson "reformas", no recortes, como informa la sufrida agencia Efe.
Sir Percival se equivoca gravemente. Para él, afirmar que una huelga es política resulta un demérito, pretende con ello desprestigiar - ¡otro más, ay! - a los sindicatos convocantes. Ignora que la huelga es política porque se trata de un derecho de participación de los trabajadores en cuanto ciudadanos que demuestran con la huelga y con la manifestación el royecto de sociedad que desean para su país o para su región, y este derecho está construido en la constitución en directa relación con un principio que Sir Percival no debe conocer, el principio igualitario sustancial que debe orientar la actuación del Estado social.
El consejero de economía de la CAM opone, como buen alumno de tantos otros maestros que querrían poner un cartel de do not disturb a sus acciones nefastas, la "voz de las urnas" a la "voz de la calle". El problema es que son planos diferentes. La elección de representantes políticos no impide el derecho de las minorías a intervenir en la publicidad política que rodea el proceso de creación de normas y reglas, y esta esfera, la de la política del gobierno y su control parlamentario, no puede colisionar con el goce de derechos fundamentales de libre expresión, de manifestación y de adopción de medidas de lucha sobre la base de discrepancias profundas de los ciduadanos con las políticas emprendidas.
Hay que entender el exabrupto de Sir Percival proque esta noche no ha sido buena para los gobernantes de la CAM. Ha demostrado que las políticas de desregulación y de austeridad que degradan y desmoronan el empelo público cuentan con una fuerte resistencia contraria por una parte cada vez mayor de la ciudadanía. Atentos al 11 de febrero en Toledo (en la comunidad castellano-manchega donde Cospedal es un clon de las políticas regrsivas de Aguirre) y en Barcelona (donde el nacionalismo catalán se ha reencontrado con su memoria más antiobrera y oligárquica), las dos próximas citas de la ciudadanía que quiere hacer setir su voz frente a la opacidad autoritaria de los gobiernos que reniegan del interés público al que deberían servir.
2 comentarios:
Imponente la manifestación madrileña. Fue en Madrid, capital de la Gloria, según dejó escrito Rafael Alberti. Mis saludos desde Utiel. Esmeraldo Brácana.
Qué alegría ver que las minorías electorales tienen una voz fuerte que grita no a la degradación de los servicios públicos. Gracias por la crónica, maestro!!!
P.D.: Sir Percival, también esperan tiempos difíciles para el gobernante que no quiere oír lo que los ciudadanos en la calle quieren decir.
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