jueves, 22 de mayo de 2014

LA IZQUIERDA EN LAS ELECCIONES EUROPEAS (I)



Colectivo Bullejos

Siguiendo una sugerencia del titular de este blog, señalamos aquí el avance de un informe que estamos preparando para las elecciones europeas que se enriquecerá, naturalmente, con el resultado de las mismas, dado que por regla general no priorizamos la componente predictiva en nuestros análisis. Es conveniente asimismo señalar que en el momento actual no han participado en este estudio los componentes del colectivo oriundos de la Corona de Aragón (de forma aproximativa hemos preferido, en nuestra jerga interna, dividirnos en las reparticiones vigentes en España en el siglo XV, de forma que Aragón, Valencia y Catalunya con las Islas forman un grupo, los andaluces son todos justamente incluidos como nazaríes y el resto nos encuadramos en el reino de Castilla, dejando a Euzkadi en el venerable reino de Navarra, águila negra como bien se sabe, etc. y a los gallegos como prolongación lusitana y no a la inversa) y esa ausencia explica tantas omisiones sobre el cuadrante occidental del Estado Español. Lo más característico de nuestros informes es que nos interesa muy poco lo que sucede fuera de las evoluciones de la izquierda. Por tanto en muchas ocasiones esa opción metodológica nos impide entender gran parte de los acontecimientos que se suceden y los procesos que se despliegan. Nuestra máxima al respecto es la de  nobody is perfect.

De manera que nos enfrentamos a unas elecciones que tratan de Europa, pretenden fijar un demos europeo a través de la participación política de su ciudadanía, construyen un Parlamento con más atribuciones de control y de codeterminación legislativa que nunca tuvo en su historia, que va a elegir al presidente de la Comisión entre las cinco grandes tendencias políticas presentes en la Unión, y sin embargo son unas elecciones en las que la abstención ciudadana va a ser inmensa, con porcentajes altísimos de huida de las urnas. El debate europeo es residual o está prácticamente ausente de los discursos de los candidatos nacionales, salvo quizá en las posiciones que explícitamente rechazan la construcción solidaria y democrática de Europa y pretenden reforzar la componente nacional y blindar su status de riqueza y de nivel de vida. Los inmigrantes son aquí considerados como una plaga a exterminar. Su uso, desechable. Una bombilla que se enciende y se apaga a voluntad. Las continuas noticias de muerte y sufrimiento en las fronteras del sur no son consideradas un tema de debate porque se piensa que defender la vida humana y el derecho a buscar condiciones dignas de existencia más allá de la miseria y de la pobreza es un tema incómodo que quita votos.

O sea que se trata de fijar democráticamente el proyecto de Europa y ese diseño no aparece en primer plano en el discurso político que se lleva a cabo en los distintos ordenamientos nacionales. Es algo llamativo porque justamente lo que ha caracterizado la gobernanza de la crisis en Europa ha sido el apartamiento y el aislamiento del Parlamento y más en general del sistema legal ordinario por una legislación de emergencia pilotada y concebida no democráticamente, que se apoyaba en la llamada austeridad de los recortes sociales y del equilibrio presupuestario y las reformas estructurales que devaluaban los derechos individuales y colectivos de los trabajadores y de los sindicatos a la vez que alentaban fuertes impulsos autoritarios en la ordenación de las libertades ciudadanas. En vez de esto, el discurso electoral nacional – estatal se centra en la crítica de la acción de los gobiernos y en la concreta disposición del curso de las cosas que éstos han realizado, sin comenzar por el contrario examinando el mecanismo que ha facilitado esta acción de degradación democrática.

Es cierto que la referencia a estos elementos se maneja de manera diversa en algunas posiciones políticas que detentan el gobierno y que por tanto han sido coprotagonistas de estos procesos de restauración autoritaria. La derecha española, por ejemplo, como la portuguesa, se refieren a Europa como en el mercado de la deuda externa se alude  a las agencias de calificación, esto es como un elemento exterior  que avala la corrección de sus políticas y la confianza que inspiran al mercado. Es evidente que hablan de Europa pero se refieren a la troika, es decir al complejo financiero – burocrático que se ha convertido en el legislador de excepción para los países inmersos en la crisis del euro a partir del 2010, aunque  esa confusión es interesada y por otra parte muy extendida en el conjunto de la ciudadanía. La calificación positiva de las políticas llevadas a cabo por los gobiernos “en dificultad” que son “salvados” por la troika se gira hacia el pasado, señalando que se ha actuado bien, pero impone nuevos actos para el futuro, nuevas reformas, más recortes sociales. Así se ha establecido en el ”salvamiento” de Portugal, y en España se aguarda al final del proceso electoral para “profundizar” en el “buen camino”, aunque ya se caldea el ambiente desde los agentes económicos que exigen nuevas reformas laborales, esta vez hacia el contrato único como agente estelar de la nueva etapa de degradación de derechos.

El PP presenta por tanto el tema de Europa como una pura relación técnica entre la ordenación de la economía, las reformas efectuadas y el programa de gobierno sin acuerdo político interno. Como un elemento de legitimación ideológica. Rajoy  y sus reformas se presentan en los discursos formales de la Comisión o de la troika como un ejemplo a seguir por otros países. El propio presidente del consejo de Ministros italiano, Matteo Renzi, se ha referido a estos procesos en términos elogiosos a la hora de preparar su legislación de urgencia en materia laboral, conocida en italiano como la Job Act. Vaya toalla que decía el clásico.

El gobierno del PP es el autor de un desastre económico sin precedentes, evidenciado en el incremento exponencial de la deuda, la desertización del tejido industrial, el desempleo masivo y el incremento exponencial de la desigualdad, pero estas evidencias son ignoradas en su presentación pública. Al contrario, avanza sobre el escenario electoral con el empaque y la solemnidad de los herederos universales de un difunto reciente del que ha recibido todo su patrimonio.  Todo le pertenece. El poder y la gloria, como diría aquel. Sin aceptar ni por un momento que su predecesor en el gobierno anticipó su propia política y por tanto sus resultados nefastos, exhibe los elogiosos comentarios a su acción de gobierno que realizan sus amistades poderosas: el FMI, el Banco Central, el presidente Barroso, y, en casa, los veinte grandes empresarios, banqueros y potentados del llamado Consejo Español de la Competitividad. Si los que realmente importan dicen que lo hacemos bien, qué tenéis que decir a eso vosotros, señala el PP. No es una cuestión de superioridad intelectual, ciertamente, sino de superioridad material y de clase. Esto es lo que hay, que es la frase favorita de la derecha española.

Con la seguridad que produce el dominio mediático y el apoyo de los sectores financieros y de la gran empresa, la todavía importante identificación de la jerarquía de la Iglesia católica con el programa de recorte de libertades cívicas, y la costumbre demasiado seguida en la historia española reciente de imponer de manera unilateral un marco autoritario en las relaciones sociales, el PP sabe que su hundimiento electoral es sólo un sobresalto si ante la opinión pública general consigue encerrar el proceso de participación política en un duelo al sol con el otro partido “en la oposición”, el PSOE, y vencerlo. Como esta es, sorpresivamente para los socilaistas, la posibilidad más verosímil, pueden seguir blasonando su candidato, ese espectro azulino – papá Pitufo  para sus seguidores- que amenaza a la ciudadanía desde los carteles de propaganda del Partido Popular.

La única forma en la que el PP se resienta del resultado que previsiblemente van a obtener, pésimo en términos de votos y de escaños respecto de las elecciones anteriores, es el crecimiento de las opciones políticas a la izquierda del PSOE y de los nacionalismos más decididos. Un crecimiento que, ya se analizará más adelante, debería ser mayor del que previsiblemente puede darse el 25 de mayo. En el Colectivo Bullejos lo hemos llegado a cuantificar. Debería sumar tres millones de votos. Por debajo de esta cifra, la carga destituyente en el terreno político de las distintas opciones de la izquierda alternativa se debilita, y habrá que reforzarla de nuevo en el plano de la movilización social, con más dificultades derivadas de la larga duración de la tensión movilizadora. Pero no adelantemos acontecimientos.

En el mismo espectro político del PP se sitúan Unión Democrática de Catalunya, que votará al candidato del PPE, mientras que su socio CDC lo hará al candidato de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa, como el PNV. Y también votaría a Juncker de obtener un escaño, cuestión harto improbable, la coalición escindida por la derecha del Partido Popular, Vox, cuyo líder es Vidal Cuadras. Las posiciones de esta derecha política no tienen mucho recorrido respecto de la fuerza centrípeta del PP, apoyada en el gobierno español y en su narrativa del trabajo bien hecho para una recuperación inminente. Tampoco tienen la patente de la xenofobia y del anti-europeísmo que caracterizan a otras opciones similares en otros países, señaladamente en Francia, en donde se acompañan de afirmaciones de hostilidad hacia las grandes corporaciones y grupos bancarios.

Tiene un mayor recorrido, como todos sabemos, las propuestas nacionalistas españolas que se separan del clericalismo autoritario y de la opacidad política del partido del gobierno y se presentan de manera más “actual”, como propuestas de “centro izquierda”. Ciudadanos, que proyecta su influencia más allá de Catalunya ayudado por la presencia constante en programas televisivos de su cabeza de lista, Javier Nart, y el partido de Rosa Diez, UPyD, cuya firmeza nacionalista española se acompaña de una fuerte censura de la corrupción del gobierno y de la oposición, son sin embargo fuerzas que sin duda acrecentarán su densidad representativa en estas elecciones. Ambas fuerzas sin embargo no tienen una referencia europea clara, no se sitúan claramente ni se identifican con ninguna de las cinco grandes opciones europeas en liza. Su campaña se proyecta dentro del territorio nacional, centrada en ese perímetro.


Así que nos queda la izquierda. Pero las referencias a girondins y montagnards no parecen ser suficientes para analizar la “oferta electoral” restante. Lo intentaremos mañana porque el titular del blog nos dice que acabemos aquí que la bitácora hermana Metiendo Bulla está esperando el “suelto” para leerlo antes de ir a la cama. Así que continuará…


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