lunes, 27 de enero de 2020

ELECCIONES REGIONALES DECISIVAS EN ITALIA: SALVINI ES DERROTADO EN EMILIA-ROMAGNA



Las elecciones regionales de ayer domingo 26 de enero en Emilia Romagna resultaban decisivas porque de haber vencido en ellas el candidato de la Liga, Borgonzoni, no sólo este partido y la coalición de derechas se habría apoderado de una región que desde la Liberación ha sido estado siempre gobernada por los comunistas y sus aliados, sino que habría hecho caer al gobierno nacional y se habrían tenido que convocar elecciones con un alto riesgo de que Matteo Salvini se convirtiera en el nuevo presidente del Consejo de Ministros italiano.

La confrontación electoral ha sido muy dura, y la derecha partió con gran fuerza en el Palasport de Bolonia acuñando un slogan muy explícito: “Liberemos la Emilia Romagna del Partido Democrático”, y la actividad de su candidata desarrollada fundamentalmente en las áreas rurales y en las pequeñas ciudades de la región parecía ir agregando consensos suficientes para el vuelco electoral que la Liga  y el bloque de la derecha italiana consideraba estratégico. Por su parte, la política llevada a cabo por la administración regional del PD no entusiasmaba a nadie, y en las últimas elecciones regionales la abstención había sido altísima, superior al 60 % de la población censada, lo que indicaba un evidente desapego mayoritario a la gestión del PD, por otra parte envuelto en sus crisis y muy tocado negativamente entre la izquierda social por su etapa renziana en el gobierno nacional. Todo ello por tanto conspiraba para que entre la abstención ciudadana de izquierda y la ilusión de poder vencer al PD en el territorio en el que siempre había demostrado su arraigo, el 26 de enero supusiera un giro importante en la política italiana que consolidara el giro de la mayoría de los votantes hacia una orientación neosoberanista, hostil a la inmigración etnicista, y profundamente neoliberal en el diseño económico, que podía representar además un apoyo fuerte a las posiciones de ultraderecha vencedoras en los países del este y en abierta competencia con el centro derecha en Francia.

Sin embargo, el panorama cambió a partir de a movilización, esencialmente popular, que partió de una serie de jóvenes que se organizó desde una página de Facebook primero en Bolonia, luego en Modena y que se extendió rápidamente no solo por la región Emiliana, sino por toda Italia: el movimiento de las sardinas contra Salvini. Sardinas en lata, diríamos en castellano, es decir cuerpos apretados y juntos en las plazas, en las manifestaciones contra Salvini y su retórica xenófoba, beatona, machista y antiprogresista. Un movimiento que pedía a los manifestantes que no llevaran ninguna bandera, que no mostraran las enseñas de ningún partido y que no insultaran. Solo una sardina, un pez que, como en la canción de Lucio Dalla, Come è profundo il mare que tomaron como himno, pese a ser mudos, “comenzaron a pensar”, un pensamiento que no cabía detener “porque lo protege el mar”, y en esa condición abarrotaron las plazas en un grito colectivo cada vez más impresionante contra Salvini. Una movilización de base sobre la que el centro izquierda en torno a su candidato Bonaccini impulsó a su vez un acto de masas una semana antes del cierre de campaña.

La campaña electoral se resolvió realmente en este duelo entre Salvini y el movimiento de las sardinas, que acuñaron a su vez el slogan “Emilia Romagna no se Liga”. El dirigente de la Liga reduplicó su presencia en esta región, incluso llevando a cabo actos muy sensacionalistas como el de llamar al portero electrónico de algunos emigrantes para denunciar que eran “camellos” en la venta de droga en el barrio, actitud claramente racista y xenófoba que fue respondida por una amplia manifestación en el barrio boloñés de repudio a estas performances electorales. La demagogia de la ultraderecha y su capacidad de mentir sin ambages no le sirvió en esta ocasión.

Las elecciones de ayer domingo se caracterizaron por un incremento fortísimo de la participación electoral, justo el doble de la contabilizada en las elecciones regionales anteriores. Esa movilización de base generó la recompactación del “pueblo de la izquierda” y concentró el voto en el presidente de la región del PD, de forma que una parte importante de los votantes del M5S se decantaron por su candidatura para detener la victoria de la Liga. 51,4% para el centro izquierda frente a 43,6% para la candidata de la derecha es el resultado final del recuento electoral que ha impedido por tanto no solo la “conquista” de la región por el conglomerado de la derecha, sino que ha fortalecido la posición política del gobierno nacional compuesto por una coalición entre el Movimiento 5 Estrellas y el Partido Democrático. También para el flanco sur de Europa, en especial para España y Portugal, cuyos gobiernos presentan una formación de centro izquierda, el mantenimiento del gobierno italiano resulta especialmente interesante ante la posibilidad de incentivar un bloque reformista de progreso presionando a la Comisión tanto en lo que respecta a la revisión de la gobernanza económica europea como al desarrollo del Pilar Social y en general en una línea de progreso que debe necesariamente encontrar mayor peso en el campo de juego de las distintas alianzas entre los bloques nacionales que presionen a Francia y a Alemania en la determinación general de las decisiones de la Unión. Una perspectiva de acción coordinada en la UE que debería ser llevada a cabo en el inmediato futuro. 

En Italia de manera menos virulenta que en España, la política se mueve en estos momentos en el campo de batalla de las emociones que simplifican y anulan las razones, en una explosión de furor calculado en el que cuenta menos lo que se hace que lo que se comunica, o mejor aun, lo que se llega a imponer como discurso que prevalece sobre cualquier otro tema que no favorezca la posición política defendida. En España se ha visto esta tendencia con respecto a los debates que se han visibilizado como prioritarios a la vez de  / en lugar de la consecución de un acuerdo entre el empresariado, los sindicatos y el gobierno sobre el aumento del salario mínimo. Una operación de encubrimiento que ha ido desde el grotesco encumbramiento de un personaje siniestro como Guaidó a la reutilización del siempre eficaz asunto del acuerdo de diálogo político en Cataluña y el nuevo movimiento del Tribunal Supremo respaldando la decisión de la Junta Electoral central sobre el escaño del presidente Torra.

Lo que enseña a nuestra particular vicisitud nacional las elecciones italianas es que la movilización de base es más potente que la fuerte manipulación y el dominio del discurso mediático que poseen la derecha y la ultraderecha, y que por tanto el gobierno progresista debe priorizar su vinculación con los movimientos sociales, los sindicatos y las experiencias de coalición de intereses que se despliegan en diversos ámbitos de la vida social, como garantía de su propia supervivencia. Una vinculación que desmorona la machacona insistencia de las tres formaciones políticas en la oposición en la deslegitimación de una acción de gobierno que necesariamente tiene que llevar adelante un programa de cambio social requerido por una mayoría social que se ha expresado de manera plural en las urnas. Es ella la que debe sentirse por consiguiente implicada en la consecución de estos objetivos, y ser consciente que sólo mediante su presión y su presencia el gobierno progresista puede hacer realidad las medidas anunciadas. En ello estamos y nos mantendremos alertas.


2 comentarios:

Andrea Lassandari dijo...

Una perfetta descrizione da parte dell'amico Antonio.

Pat Espejo dijo...

Patricia Espejo Megías “El dirigente de la Liga reduplicó su presencia en esta región, incluso llevando a cabo actos muy sensacionalistas como el de llamar al portero electrónico de algunos emigrantes para denunciar que eran “camellos” en la venta de droga en el barrio, actitud claramente racista y xenófoba que fue respondida por una amplia manifestación en el barrio boloñés de repudio a estas performances electorales”.
La crónica es magnífica, como siempre, pero destaco este párrafo porque la indecencia, los chantajes y el neocaciquismo de la derecha campa a sus anchas también en nuestro país sin llegar a desautorizarles. Y es algo que se ha hecho invisible a base de hacer normal. Qué espanto