viernes, 13 de enero de 2023

LA REUNIÓN CON LOS GRUPOS DE TRABAJO DE SUMAR: IDEAS PARA UNA DÉCADA PROGRESISTA

 



Tuvo lugar ayer, en el Espacio Rastro de Madrid, una reunión de los grupos de trabajo de SUMAR que se habían puesto en marcha en septiembre de este año y que habían ya preparado los informes preliminares sobre los 35 grandes temas que se había decidido abordar. Un proceso de discusión y debate colectivo en el que han participado activamente más de un millar de personas que fue puesto en común en un acto en el que intervinieron algunas de las personas que habían coordinado los mismos, junto con dos de los relatores a los que se ha encomendado la tarea de resumir y reconducir a un texto integrado las aportaciones de estos grupos de trabajo. Se abre ahora una etapa de diseminación de estas ideas para una década progresista que se trasladarán a las organizaciones de la sociedad civil y a los sindicatos para su conocimiento y debate, abiertas además a la participación de las personas individuales que se sientan asimismo interesadas en ello. El acto, al que asistieron unas 350 personas, se cerró con una intervención de Yolanda Díaz muy centrada en los contenidos de este material de trabajo y en los retos que plantea a la acción colectiva en el espacio de la política.

A continuación, se incluye una apreciación personal del titular del blog sobre este proceso y su significado, que estuvo en la base de su intervención en el acto, reducida forzosamente por las exigencias del tiempo requerido.

La desatención, cuando no el manifiesto incumplimiento de la constitución social, ha caracterizado nuestro inmediato pasado y es la causa del desapego ciudadano ante la política como fórmula de cambiar las cosas. Vaciando progresivamente de contenido las promesas de un trabajo estable como base de la seguridad de la existencia de la mayoría de la población, imposibilitando la realización de un derecho a la vivienda cada vez más ilusorio, demostrándose incapaces de garantizar un ambiente saludable, la precariedad laboral y vital de amplias capas populares ofrecía una imagen de una sociedad escindida y profundamente desigual, lo que se acentuó de manera terrible con ocasión de la última crisis financiera y de endeudamiento público en el ciclo 2010-2013, que puso fin a un proceso largo de la modernización y privatización a gran escala a partir de la mitad de la década de los ochenta y toda la de los noventa del pasado siglo hasta el inicio de los años dos mil.

Los juristas saben – sabemos -  que la realidad no puede separarse de sus representaciones, y en el largo trayecto que lleva hasta el inicio de un período de excepción marcado por la irrupción de la pandemia a comienzos del 2020, se ha ido conformando un modelo de sociedad, regida políticamente por el turno bipartidista en el gobierno y comprometida por su representación económica, social y cultural fuertemente neoliberal, que ha generado inseguridad, desigualdad creciente y sufrimiento de innumerables personas, condenadas a su irrelevancia en términos de decisión política. La captura de este espacio por agentes que mantenían en lo esencial la impotencia de las pulsiones sociales, inmunizando la dimensión de la política frente a cualquier cambio sustancial, impuso una gobernanza alejada de las propuestas de profundización democrática del país.  Esa es la crónica del fracaso democrático del sistema de turno de partidos que ha caracterizado la experiencia española a partir de 1982 hasta su crisis a partir de las elecciones del 2015 y las turbulencias electorales e institucionales posteriores que desembocaron en el gobierno de coalición tras las elecciones de noviembre del 2019.

A partir de la situación de excepcionalidad social que causó la pandemia, la sociedad ha descubierto la necesidad de políticas públicas que combatieran las consecuencias más lesivas de una crisis económica y productiva de incalculable alcance, la posibilidad de articular un escudo social frente a las adversidades personales, de construir estructuras sólidas de preservación del empleo en el contexto de un proceso de institucionalización de sindicatos y asociaciones empresariales en torno al diálogo social como método de gobierno, a la vez que se visibilizaba a tantas y tantas personas protagonistas de cuidados y atenciones imprescindibles en una sociedad avanzada como la nuestra cuyo trabajo paradójicamente apenas veía reconocido su valor en términos de mercado. Desde ahí se ha planteado la oportunidad y la necesidad de un cambio profundo de modelo que consolide el compromiso público por nivelar la desigualdad, fortalecer el empleo estable y profundizar de este modo el diseño de la constitución social que durante tanto tiempo ha quedado sin desarrollar.

A este marco de pensamiento corresponde la iniciativa de SUMAR de impulsar un amplio proceso de escucha entre la sociedad española y constituir nada menos que 35 grupos de discusión y trabajo sobre los temas más importantes que definen un modelo social y político en nuestro país, una mirada colectiva crítica del presente y un diseño de cambio real de futuro. Un proceso de debate que ha culminado sus trabajos en una serie de materiales valiosísimos que contienen análisis y propuestas muy completas que denotan una capacidad de proyecto, un diseño poliédrico de una serie de enfoques de la realidad social más justa, más igualitaria, en la que el trabajo esté en el centro de la construcción democrática y en donde se prescribe una ciudadanía materialmente sostenida en sus necesidades y en sus anhelos de prosperidad y de felicidad por políticas públicas activas que garanticen sanidad, educación, inclusión social e igualdad efectiva, a partir de un esquema de redistribución equitativa de recursos y de asignación plena de derechos.

Hay un proyecto de país muy detallado y articulado como resultado de estos debates que han involucrado a más de mil doscientas personas de distintos ámbitos y organizaciones en una discusión colectiva. Un proyecto de país que se aleja de – y se confronta con – las visiones que hasta el momento se han ido desplegando ante la ciudadanía como únicas propuestas viables, un proyecto que busca salir adelante mediante un cambio social, político, económico y cultural que deje atrás el fracaso evidente de la lógica neoliberal que ha animado las políticas públicas y la acción de los poderes privados en el inmediato pasado, y que se ha encarnado en la impotencia democrática en la que se movía el bipartidismo. La lectura de estos textos surgidos de la discusión colectiva permite comprender la riqueza de los debates habidos que se manifiesta en la corrección de los análisis y la inteligencia de las propuestas efectuadas. Más allá de las coordenadas discursivas e históricas que encuadran este esfuerzo colectivo, lo cierto es que las palabras allí recogidas importan, son en sí mismas una herramienta interpretativa y expresiva de la realidad que se quiere transformar, extremadamente valiosa y sugerente.

Ahora bien, ese proyecto requiere de agentes colectivos que lo dinamicen, lo protagonicen y lo encarnen. Un sujeto que, apoyándose en la articulación de subjetividades complejas y polifónicas, declinadas también en femenino, poblado por identidades diversas, que sepan confluir entre lo social y lo político, capaz de representar esa realidad anotada en los análisis y las propuestas de estos grupos de estudio. Un sujeto que actúe en el espacio público y en la política de partidos, bien anclado en los movimientos y en las dinámicas sociales, capaz de articular una cultura ciudadana en torno a los ejes que se han discutido en el proyecto de país que emerge de estos debates de enorme riqueza, que sepa representar esa realidad apenas anotada en las densas páginas que han recogido los análisis críticos y las propuestas de actuación que prefiguran reformas institucionales bien meditadas y escogidas. En todas ellas destaca la necesidad de políticas públicas que reconstruyan derechos e intereses, que impongan límites a los poderes privados, que recuperen el sentido profundo del derecho de la ciudadanía a tener derechos y a que éstos estén garantizados suficientemente. Políticas públicas que se remiten a un Estado social comprometido con los objetivos de igualdad sustancial y de remoción de las dificultades para su logro efectivo que declara nuestra Constitución

Este es el reto actual, la decisión consecuente ante un proyecto completo de cambio institucional, político y social como el representado por el conjunto de estos grupos de estudio, un mundo posible que representa una realidad que tiene grandes probabilidades de alcanzarse y lograrse impulsada por una amplia mayoría social. La promesa de SUMAR.

 

 

 


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Perdóname amigo, pero qué nivel de estudios crees tú que es necesario tener para entender toda esta parada? A qué población queremos llegar con esta expresión de ideas?

Anónimo dijo...

Estas ideas también las está intentando llevar al cabo Unidas Podemos.