viernes, 10 de marzo de 2023

HA FALLECIDO FERNANDO VALDÉS DAL-RE

(Fernando Valdés en el curso de Posgrado en Derecho UCLM. Toledo, enero 2020)

Ayer, 9 de marzo, recibí el mensaje de su hijo en el que me comunicaba la triste noticia. Fernando Valdés había fallecido de madrugada, tranquilo, al lado de su mujer e hijos, como él quería. Tenía 77 años. Un anuncio luctuoso que era previsible, dada la larga enfermedad que le aquejaba desde hacía cuatro años, pero que impacta en tantas personas que hemos acompañado su existencia ante la conciencia de que con él se diluyen tantos recuerdos y vivencias comunes. Su desaparición ha sido lamentada por las instituciones en las que participó, desde la AEDTSS y la AESS, como entes que organizan el sentir de los profesores universitarios de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, hasta el Tribunal Constitucional. Han sido muchas las personas que han hecho públicas sus condolencias y los principales periódicos han resaltado su fallecimiento.

Mi primer recuerdo se remonta a 1976, cuando yo acababa de entrar en el Departamento de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la UCM y entró en el despacho que compartíamos Javier Matía, Fernando Pérez Espinosa y yo mismo como el recién llegado. Vio que tenía escrito un resumen de su trabajo sobre el Decreto Ley de 1975 sobre huelga (ese era mi tema de tesis) y me lo pidió para leerlo, un gesto que me halagó y que luego asocié a su capacidad para entablar una relación directa y hoy llamaríamos horizontal con las personas que estábamos aprendiendo el oficio de la docencia y la investigación. Para todos los de mi generación, resultaba imprescindible seguir sus escritos como forma de progresar en nuestro trabajo, y en aquellos tiempos en los que era difícil el acceso a la elaboración teórica que sobre nuestra materia se estaba haciendo en otros países de Europa, sus aportaciones resultaban imprescindibles. De hecho, su trabajo sobre ideologías pluralistas y relaciones de trabajo, que le pedí publicar en la Revista de la Facultad de Derecho en 1979, bajo una junta de Facultad guiada por una coalición progresista, suponía la introducción de una apuesta por la autonomía colectiva como forma de producción del derecho que no abandonó jamás y que resultaba una contra tendencia en aquel momento histórico.

Jesus Lahera ha resumido en tres grandes etapas – el prefiere denominarlas “narrativas” – la semblanza histórica de Valdés. En la primera resalta su posición institucional como constructor – “arquitecto” del derecho le ha llamado el diario vallisoletano El Norte de Castilla – del nuevo sistema jurídico resultante de la transición a la democracia y la Constitución de 1978, a partir de su importante contribución como letrado del Tribunal constitucional (1984-1985) y director del Servicio Jurídico del Estado (1986-1990). En la segunda destaca la madurez académica y profesional universitaria, como maestro y excelente jurista del trabajo una vez llegado a la UCM (1991-2012), para culminar en su etapa de juez constitucional a partir de 2012. Es un buen resumen de su trayectoria vital, pero para muchos de nosotros, la posición más relevante de Fernando ha sido siempre la profesoral. Era un gran profesor, en toda su amplia acepción. Es decir, tanto en su capacidad de investigar y de producir teoría, como en su excelente forma de exponer sus ideas en clases, charlas y conferencias, y en su capacidad de dirigir equipos de investigación y de trabajo. Elías González Posada, Lola Román de la Torre, Henar Merino, Mari Luz Rodriguez, son testigos sin duda de cuánto les aportó a sus propias biografías ese momento primero de crecimiento intelectual y profesional de su maestro en Valladolid en las décadas de los 80 y 90 del pasado siglo, incluso después de la llegada a la UCM en 1991. Otras muchas personas han visto también entrelazadas sus experiencias académicas con él. Algunas con especial intensidad, como Jesús Cruz, Maria Luisa Molero, Jesús Lahera o Ana Murcia, que, con Elías Gonzalez-Posada, prepararon el libro homenaje de estudios en su honor dedicado a la negociación colectiva como institución central del sistema de relaciones laborales, pero otros muchos que no es posible mencionar aquí, han convergido en algún momento en su estela, tanto en Valladolid como en la Complutense de Madrid, además de sus discípulos y doctores tanto en España como en Chile, Brasil o Argentina.

Fernando Valdés mantuvo una fuerte presencia internacional, y forma parte de la reducida élite de juristas españoles que participaron en la construcción de un derecho social europeo, y formó parte de numerosos proyectos europeos en este sentido. Su perfecto conocimiento del francés favoreció una relación intensa con Antoine Lyon-Caen y Antoine Jeammaud en Francia, además de su presencia regular en los cursos de doctorado de Paris X Nanterre. En Italia, además de su ligazón con Silvana Sciarra o con Guido Balandi, mantuvo una gran afinidad con Marco Biagi y participó en el círculo de comparatistas que éste alentaba. Posteriormente, con Adalberto Perulli habría de participar permanentemente en los seminarios que se organizaban en Venecia todos los septiembres.

Posiblemente una de sus actividades más influyentes en lo que se refiere a la orientación doctrinal de nuestra materia en España fue su decisiva contribución a la creación, en 1984 de la revista Relaciones Laborales. Teoría y Práctica (Editorial La Ley), bajo la dirección de Miguel Rodriguez-Piñero, con él como subdirector de la misma. A través de las páginas de esta publicación, se fue orientando una nueva doctrina laboral y una forma de construcción de la cultura jurídica de los iuslaboralistas. Los editoriales de la Revista, a la que pronto se habría de sumar Maria Emilia Casas, eran verdaderas piezas de análisis y de política del derecho. Su hegemonía cultural era indudable. El rol desempeñado tras las reformas de 1994 y 1997 de racionalización y redireccionamiento de la flexibilización operada en este importante cambio normativo fue, en el sentido indicado, extremadamente decisivo.

Como jurista pleno en todas sus dimensiones, Fernando Valdés mantenía una dimensión ideológica de su pensamiento conectada directamente con el reformismo social progresista. Crítico siempre de los elementos más regresivos de nuestra legislación – su cuestionamiento del “culto a la temporalidad” de nuestro sistema es todavía hoy ineludible – la irrupción de las políticas de austeridad que retorcieron el esquema normativo en nuestro país le hizo adoptar unas posiciones que censuraban fuertemente la deriva legislativa en marcha. Primero con la reforma del 2010 – lo que le costó que fuera pospuesto en el nombramiento de magistrado del Tribunal constitucional en ese año, mientras que entró por consenso como magistrado Pérez de los Cobos – y de manera más penetrante, frente a la del 2012. En aquella época ambos organizamos un manifiesto que firmaron 55 catedráticos y catedráticas de Derecho del Trabajo y cuyo texto publicamos en El País  con cierta dificultad por parte de la dirección del periódico y puede encontrarse en este enlace https://elpais.com/politica/2012/03/23/actualidad/1332530182_382930   – que tuvo una amplísima difusión no solo en nuestro país, sino en Latinoamérica y Europa. Su actitud pro labour era siempre cristalina.

En el 2012 entró en un Tribunal Constitucional en el que la mayoría estaba claramente escorada hacia posiciones conservadoras y, en materia laboral, decididamente entusiastas de la reforma laboral de la que parece que quien luego sería Presidente de esta institución se sentía particularmente orgulloso de su autoría. En esta etapa, sus votos particulares a las cuestiones de inconstitucionalidad y recursos de amparo fueron decisivos y denotaban una potencia teórica y un cuestionamiento radical de las opciones que vencían por mayoría en la sala o en el Pleno. Los estudiosos de la asignatura comenzábamos a leer las sentencias a partir de los votos disidentes que escribía Fernando Valdés. Una posición crítica que costó la vida a la revista Relaciones Laborales tras treinta años de existencia. La editorial  Wolters Kluwer decidió acabar con la línea crítica mantenida frente al ciclo reformista en los editoriales que firmaban colectivamente dos ex presidentes del Tribunal constitucional y un magistrado en activo del mismo. Este asunto está resumido en la siguiente entrada: https://baylos.blogspot.com/2014/12/obituario-de-una-revista-relaciones.html

Fernando enfermó antes de la irrupción de la pandemia, pero siempre estuvo atento a nuestras llamadas, con esporádicos pero siempre divertidos encuentros y almuerzos – su predilección por las casas de comidas de mi barrio, Ananías, Casa Ricardo, La Playa – en los que debatíamos sobre todo y todas las cosas. En los cursos de postgrado en derecho que organizábamos en enero en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo, era siempre nuestro conferenciante principal. Su última conferencia fue en el curso  de enero de 2020, inmediatamente antes de la declaración del estado de alarma, del que se conserva la foto que sirve de pórtico a este recuerdo.

Fernando Valdés ha sido un gran amigo y un maestro imponente. Un hombre comprometido con los valores de la libertad, la igualdad y la justicia (¿se puede decir aún que del socialismo democrático?). Una bella persona. Con el desaparece también una parte de nuestra propia historia, de nuestros afectos, de nuestra memoria. Que la tierra le sea leve.

 

 

 

 

 

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido amigo: Reyes, hija mayor de Fernando, y yo, su marido e hijo político de Fernando desde hace 34 años, te agradecemos muy sinceramente tus hermosas palabras, que hacemos nuestras y que conservaremos siempre en nuestro corazón. Un afectuoso saludo, Mario.

Anónimo dijo...

Muy agradecida Antonio por esta semblanza tan genuina y verdadera de su profesionalidad, y de su entrañable persona. Nos ha marcado a muchos y es necesario decirlo alto y claro.

Anónimo dijo...

Muchísimas gracias Antonio por esta hermosa semblanza del maestro, profesor y amigo Fernando Valdés.Una buena persona, con una capacidad de trabajo extraordinaria, siempre guiado por la necesidad de hacer más justo el mundo de las relaciones de trabajo y el de cada una de las personas a las que nos brindó su amistad incondicional e insustituible. Le vamos a echar mucho de menos, pero su homenaje está en todas las clases, las charlas y los escritos que hagamos. Un abrazo a Berna y a toda su entrañable familia.

Ana Murcia Clavería dijo...

Escribí mi nombre Ana Murcia, pero salió "anónimo". Lo intento de nuevo.

Monica Vergara dijo...

Soy Mónica Vergara, una de sus discípulas chilenas. Fernando Valdés y tu mismo Antonio, contribuyeron decisivamente en la comprensión de la importancia de la disciplina en esta parte del mundo. Su rigor intelectual, su gracia personal, su semblante quijotesco lo hicieron entrañable. Generoso en su saber y en su afecto me sentí acogida, al igual que otros chilenos, en su casa y en su cátedra cuando en nuestro país comenzaba a restaurarse la democracia. Más de una vez cruzó el charco para llegar a este pequeño país y su presencia y aporte nos enriqueció y nos estimuló para enfrentar los desafíos de entonces y los de hoy. Estoy segura que su obra seguirá brillando aún después de su partida, aunque ya no podamos disfrutar de su amistad.

Toni Ferrer dijo...


Antonio Ferrer Sais
Prestó un gran apoyo al sindicalismo confederal

Carlos L. Alfonso Mellado dijo...

Carlos Luis Alfonso
Una gran pérdida para el laboralismo español

J.A. Gracia Guerrero dijo...


José Antonio Gracia Guerrero
Un buen maestro del derecho del trabajo, una gran pérdida. Descanse en paz.