Sin duda
la amable audiencia de este blog ha leido decenas de opiniones sobre lo que
está sucediendo en Palestina. Cada día se suceden manifestaciones muy importantes
en muchas ciudades del globo exigiendo el alto el fuego, reivindicando la paz y
el cese de las masacres sobre la población civil en Palestina y en especial en
la franja de Gaza. Tarso Genro, habitual colaborador de nuestro blog, ha
escrito en el diario digital Sul21 un texto lúcido y demoledor sobre
este tema, que ha denominado Huxley “Sem olhos em Gaza”, onde Sansão
perdeu os olhos”. Contiene un análisis lúcido y plenamente compartido
de la situación actual e incorpora un mensaje grave y bien fundado sobre lo
terrible y peligrosos del momento histórico en el que nos hallamos. Esta es la
traducción del mismo en exclusiva para lectores y lectoras de este blog, que
podrán juzgar por si mismos la intensidad y la claridad del juicio que nos
muestra.
“Sin ojos en Gaza” o donde
Sansón perdió sus ojos
Tarso Genro https://sul21.com.br/opiniao/2023/10/huxley-sem-olhos-em-gaza-onde-sansao-perdeu-os-olhos-por-tarso-genro/
He leído decenas de artículos y
he seguido los debates y las informaciones sobre Gaza con interés político,
moral e histórico: con los ojos puestos en Gaza. No voy a entrar en el debate
de fondo en este texto, porque no es un "debate de fondo" sobre la
cuestión que podría llevarnos a un alto el fuego, a la ayuda humanitaria, a
poner fin a los asesinatos de niños inocentes y a la desaparición de familias
enteras en Gaza bajo los bombardeos de Netanyahu. Hablo directamente del primer ministro porque
representa no lo que es el Estado de Israel, sino lo que -por ejemplo- fue Bolsonaro
aquí en Brasil, Pinochet en Chile y podría ser Milei en
Argentina, cuya coalición de gobierno incluye al grupo responsable del
asesinato de Isaac Rabin el 4 de noviembre de 1955, fecha que marca un
brutal punto de inflexión en la política israelí en relación con la disputa por
los territorios ocupados.
La lucha por la reanudación de
las negociaciones y el cese del fuego sobre Gaza -como nuevo momento
provisional de un drama histórico que no tiene solución a corto plazo, ni
siquiera a medio plazo- es el deber moral de la izquierda, para detener la
matanza, neutralizar las acciones terroristas de Hamás, prestigiar a la
Autoridad Palestina, ayudar al pueblo de Israel a sustituir a su gobierno
fascista, que pretende transformar el Estado de Israel en un Estado de Defensa
Total, basado en un estatuto colonial imperial, que emana del Estado
norteamericano como Policía Mundial. La política de legitimación de los dos
Estados es el programa máximo y mínimo, en esta coyuntura, para intentar un
nuevo período de paz en la región.
"Sin ojos en Gaza" es
una novela de Aldous Huxley, que se publicó por primera vez en 1936. El
título del libro procede de una frase de John Milton en su poema "Sansón
el Antagonista", en el que el poeta relata un suceso bíblico en el que
Sansón -preso de los filisteos y con los ojos quemados- es llevado a Gaza,
donde es sometido a esclavitud para trabajar moliendo grano en un molino local.
"La mente es su propio lugar" -decía Milton- "y por sí misma
puede hacer del infierno un cielo, del cielo un infierno", un pensamiento
que pudo haber tenido Sansón, ya ciego en Gaza, cuando tramaba su venganza
contra los filisteos.
Sansón, ciego y esclavizado,
utiliza su fuerza animal para proporcionar alimento a los nuevos dueños de su
cuerpo. Beavis es el personaje central
de la novela de Huxley que, a través de su gradual desilusión con la
alta sociedad que tantos privilegios le ha ofrecido, busca un sentido a la
vida, reflexiones que ha hecho conmocionado por el suicidio de un amigo
especial, cuyas respuestas creía encontrar en el descubrimiento del pacifismo y
el misticismo. Hoy, el pobre Beavis y la pobre Gaza tienen los ojos enterrados
en toneladas de cemento y los ojos y los alvéolos de su gente están resecos por
el polvo mortal de las bombas de fósforo incandescente. Este es el mundo real
de Gaza, que la desilusión de Beavis no pudo reparar y que las metáforas de Huxley
trasladan a una vida cotidiana de guerra y muerte.
La evaluación de los
"riesgos" de una guerra en el actual periodo de comunión informativa
manipulada, sobre todos los temas que conciernen a las reacciones del mercado,
ha desarrollado cálculos probabilísticos más aproximados de lo que "podría
ocurrir", para los más ricos y los "más pobres", cuando estalle
la guerra. ¿Por qué? - Porque la civilización "de los mercados -léase del
mercado financiero mundial- para la acumulación de dinero ficticio, sin trabajo
material inmediato, dispone de medios y técnicas para predecir el futuro
próximo con mayor exactitud que en las guerras de la sociedad industrial:
¡basta que se declare una guerra para que aumente inmediatamente el valor de
las acciones de las fábricas de armamento y la reinvención permanente de las
tecnologías para la muerte! Esta predicción es infalible e impulsa el mundo
financiero, el tráfico de armas, las empresas mercenarias, las acciones
petroleras y la financiación bancaria.
En las guerras clásicas del siglo
pasado, se añadieron una serie de factores a menudo incontrolables e
imprevisibles, como el volumen de pérdidas humanas con el despliegue más lento
de las tropas en función del terreno y del clima (sustituido hoy por drones
como vanguardias tácticas de asalto), con inmensos daños materiales y humanos.
Las fronteras se filtraban -lentamente- por átomos, no por "bits"; la
comunicación analógica era lenta y vulnerable entre mandos y tropas, y el
desplazamiento espacial en el aire era más lento y menos preciso que hoy; los
tiempos cortos de los ciclos históricos rápidos ya han naturalizado la Guerra
de Ucrania y la están enviando a los archivos, donde reposará un tiempo, como
un bronce reservado para ser fundido en otro conflicto, para uso geopolítico de
las grandes potencias militares.
Las barbaridades de la guerra en
aquel periodo anterior eran más "espontáneas" y marginales a la
planificación táctica de los Grandes Estados, pero en las guerras actuales son
más inmediatas, planificadas, insensibles y brutales, amparadas incluso por las
noticias manipuladoras de los medios de comunicación tradicionales. Las guerras
de hoy interfieren directamente en los cálculos inmediatos de las grandes
potencias industriales y tecnológicas, que siempre disponen de su
"keynesianismo" militar para -desde el Estado- hacer pedidos al
sector privado para impulsar su economía armamentística a través de la guerra.
Recordemos los "bombarderos limpios" de la Guerra del Golfo y la
"cueva de armas químicas y biológicas" en la Guerra de Irak. Es todo
esto lo que estimula los bombardeos genocidas de Gaza, decididos por el
gobierno israelí -no por el pueblo israelí-; y lo que estimula también el
terrorismo de Hamás contra la población civil israelí, decidido por sus
dirigentes con base fuera de Gaza -no por el pueblo palestino-.
Honestamente, no sé si esto es
posible, dada la naturaleza radical del conflicto y la matanza en curso, pero
sí sé que si esta no es la salida, las matanzas en Gaza sólo serán un momento
tenue en una guerra sin fin en el siglo XXI, en la que la hidra del fascismo
levantará su cabeza más temible para marcar este siglo como un nuevo Siglo de
las Tinieblas. Y el modelo del sistema global de capital financiero que
controla el mundo -el Sansón de muchos sueños y ningún ojo- encontrará su
momento más paradisíaco de descanso en la industria de armamento y tecnología
bélica. Para el enriquecimiento de los más ricos y la "solución
final" para los más pobres.
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