Mientras que en España se suceden
los acontecimientos irrelevantes y el Partido Popular parece querer obtener el
gobierno sin necesidad de hacer un programa de acuerdo con las fuerzas
políticas que pudieran apoyarle o abstenerse para que pudiera lograr la
investidura, basado en una suerte de voluntad tácita derivada de facta concludentia que conspiran para
que el curso natural de las cosas lleve a Mariano Rajoy a gobernar sin más, el PSOE se debate en el
centro de los focos mediáticos sobre su destino dilemático y Unidos Podemos
acompaña de lejos este conjunto de pasos de baile entendiendo posiblemente que
ni le va ni le viene, una buena parte de los habitantes de España viven el verán
y anhelan las vacaciones. Un servidor de ustedes, los lectores y lectoras
amables seguidoras de este blog, no es una excepción, y también busco el ocio
del verano mientras atendemos otros procesos que se están desarrollando a nivel
global.
Uno de ellos, de
extraordinaria importancia, es el proceso de paz que se está desarrollando en
La Habana y que ha desembocado en un Acuerdo de Paz que ahora tiene que ponerse
en práctica en el interior del país. La ultraderecha colombiana – con la figura
de Uribe, el presidente favorito de nuestro ex presidente Aznar, impulsor
de la guerra sucia librada por las cloacas del Estado colombiano y uno de los
personajes más abominables de la clase política de aquel país – llevan a cabo
una fuerte ofensiva para impedir que el presidente Santos “entregue
Colombia a las FARC”. Realmente en el Acuerdo lo que se han pactado son
fundamentalmente compromisos que hacen referencia al desarrollo de derechos
sociales y a la entrega de tierras, y nada que permita hablar de una “rendición”
del Estado colombiano. Pero la presión mediática es muy fuerte y
fundamentalmente el contexto histórico y geopolítico ha cambiado de manera muy
evidente en el área andina, con los gobiernos boliviano y ecuatoriano muy
retraídos y cuestionados y con el derrumbe del chavismo en Venezuela en el
cambio de ciclo político que se vislumbra – y se acentúa por todos los medios
desde Europa y USA – en aquel país, y ello sin hablar del golpe de estado en
Brasil contra la presidenta Dilma y el cambio de dirección de la
Argentina de Maccri, admirador confeso de nuestro presidente Rajoy.
Es importante seguir el
proceso de paz en Colombia, los pasos que aun quedan para lograr su completa
inserción en el ordenamiento jurídico colombiano – se requiere una decisión del
Tribunal Constitucional sobre la constitucionalidad del proyecto de ley
estatutaria que regula el plebiscito y posteriormente la realización de éste,
como condición de validez del Acuerdo – y fundamentalmente la posición que ante
el mismo están adoptando no sólo los partidos políticos, sino los movimientos
sociales y las organizaciones de intereses. Entre ellos, cobra una importancia
crucial la postura que frente al mismo puedan tener los sindicatos.
Aprovechando la presencia en
nuestro país de Jose Luciano Sanín, abogado y ex director de la Escuela
Nacional Sindical de Colombia (con sede en Medellín), este blog ha conseguido
en primicia esta reflexión suya muy cualificada sobre la función de los
sindicatos colombianos en este proceso de paz. Un tema decisivo en el que el
carácter político y social de la acción sindical queda plenamente confirmado,
puesto que es algo muy evidente que la paz es un valor político democrático
crucial para el desarrollo de la acción sindical, mucho más en un país como
Colombia en donde la vida de los sindicalistas sigue siendo ignorada en muchas
ocasiones y donde se conculcan sistemáticamente los derechos laborales, según
el Índice Global de los Derechos que publica anualmente la CSI, y a la que ha hecho referencia esta bitácora y puede verse En España se violan regularmente los derechos laborales
Esta es la intervención de
nuestro amigo y colega:
Hablar de la paz en el trabajo
José Luciano Sanin Vasquez - Socio y
exdirector de la ENS
Las organizaciones sindicales
del país afiliadas a la CUT, la CTC y la CGT están decididas por la paz, desde
su misma fundación, y por ello no vacilaron en darle inmediato respaldo al
proceso de diálogo que se inició hace cuatro años en La Habana y hoy abogan
porque el proceso con el ELN por fin se inicie en su fase pública, así lo han
dado a conocer en distintas comunicaciones y también han expresado
inequívocamente que apoyarán con el SI al plebiscito que busca refrendar los
acuerdos entre las FARC-EP y el Gobierno para la terminación del conflicto armado.
Con el mismo entusiasmo la CSA, la CSI, las federaciones sindicales
internacionales y otras centrales sindicales mundiales han manifestado su
confianza en que el logro de este acuerdo genere posibilidades para que se
cimiente una auténtica
democracia y han resaltado el papel determinante que deberán ocupar los y las trabajadoras
y sus organizaciones sindicales en la consolidación de la paz.
Con gran madurez y precisión
política las centrales sindicales han manifestado que su postura decidida y
afirmativa al proceso de paz, no medra su carácter independiente y por tanto no
significa de manera alguna, un apoyo al gobierno. Tan claro y meridiano es su
mensaje que han creado una gran coalición de organizaciones sociales y
políticas para rechazar las principales medidas económicas y sociales del
gobierno, reflejado en el paro nacional del pasado 17 de marzo, y más
recientemente con el llamado a una nueva jornada de protesta, para este segundo
semestre, porque ninguno de los puntos del pliego de peticiones ha sido
resuelto y el gobierno se sigue negando a abrir un espacio de negociación.
Lo que queda claro es que si
bien el sindicalismo ha decidido darle un apoyo incondicional a los acuerdos
para la terminación del conflicto armado ello no le ha implicado renunciar a su
agenda laboral y sindical, pues comprende que más temprano que tarde la
aspiración por el trabajo decente, tendrá que reconocerse como en un eje
fundamental para la construcción de la paz.
Así el papel de los sindicatos
en este escenario de paz se empieza a dibujar; son innumerables los eventos
(foros, seminarios, Escuelas) que vienen realizando para comprender e
identificar las grandes ventajas y posibilidades que para los colombianos y en
particular para los y las trabajadoras se generarían con la terminación del
conflicto armado.
En su conjunto se están
preparando para lanzar una gran campaña nacional por el SI a los acuerdos,
muestra de ello es que la CUT definió en su última Junta Nacional realizar una
campaña independiente a la del Gobierno a la que dará inicio el 17 de agosto
con una jornada nacional de sensibilización por el SI al contenido de los
pactado en la mesa de negociación, convocado a sus 32 subdirectivas y más de
700 sindicatos a realizar actividades en todo el país. FECODE ha empezado un
ambicioso programa de formación de un gran número de sus activistas y
dirigentes para desplegar, con todos sus afiliados (más de 350.000) y con las
comunidades educativas, una novedosa estrategia de pedagogía que contribuya a que se comprenda lo
que ha pasado en el proceso, se decida a
apoyar su refrendación y a participar en la implementación de los acuerdos,
como un paso necesario para hacer de las escuelas un territorio de paz. La CTC también ha manifestado su
apoyo irrestricto al proceso de negociación y sus resultados, y por ello ha
iniciado la socialización y análisis de los acuerdos en sus estructuras
nacionales y departamentales como preparación para los escenarios de
participación que se abrirán. De otro lado, la CGT, participa con su Presidente
en la Comisión Asesora de Paz y ha señalado en diferentes escenarios su pleno
respaldo al mecanismo para la refrendación de los acuerdos que se firmen entre la
guerrilla de las FARC-EP y el Gobierno.
Con ese norte trazado los
sindicatos se han puesto a la tarea de identificar y discutir la agenda que
permita edificar la paz desde sus sectores, así lo hizo, por ejemplo, la USO con su Asamblea Nacional Por la Paz
realizada en noviembre del 2015 y la UNEB con el Foro Nacional Financiero por
la Paz el 19 y 20 mayo de este año, pero tal vez lo más importante es que en
las asambleas y reuniones de las organizaciones sindicales se está hablando de
una agenda laboral para la paz, por el trabajo decente y por la democratización
de las relaciones laborales, que convoca a imaginar y a construir un futuro en
el que la estigmatización, la violencia, la criminalización en contra de las
organizaciones sindicales, la
informalidad y la ilegalidad laboral, se conviertan en temas del pasado. Un
futuro en el que el trabajo y los
trabajadores, recuperen su valor y en el que los derechos laborales y la
libertad sindical sean efectivos.
Ahora el paso a seguir es que
los sindicatos comprendan que cuentan con un enorme potencial para ser
protagonistas de primer orden en la tarea de “aterrizar” los acuerdos para la
terminación del conflicto armado en los lugares de trabajo, en las escuelas, en
los hospitales, en los bancos, en los supermercados, etc., con su capacidad
organizativa los sindicatos pueden contribuir a remover el desconocimiento y el
escepticismo existente, provocando conversaciones en todos estos espacios
acerca del significado y los beneficios concretos que se obtienen con el fin de
la guerra, y las posibilidades inmensas que se abren para que el contenido de
la anhelada paz signifique una mejor vida para todos. Esa fortaleza será
decisiva, tanto para la refrendación, la implementación de los acuerdos, como,
de manera principal, para darle un lugar trascendente a la agenda laboral en el
logro de la paz duradera y sostenible.
2 comentarios:
Muy laxo y ambiguo el artículo, promete al lector mostrar los beneficios del proceso ese desde la perspectiva sindical, y al final muestra con vaguedad algunas acciones que los sindicatos estarían dispuestos a emprender para apoyar el proceso.
Cuáles son los beneficios específicos que aportará el proceso?, teniendo en cuenta que en Colombia los sectores públicos, gremiales, sindicales, industriales están a la espera de qué contratos se aprueban desde el congreso para robarse una buena tajada de los recursos.
Muy laxo y ambiguo el artículo, promete al lector mostrar los beneficios del proceso ese desde la perspectiva sindical, y al final muestra con vaguedad algunas acciones que los sindicatos estarían dispuestos a emprender para apoyar el proceso.
Cuáles son los beneficios específicos que aportará el proceso?, teniendo en cuenta que en Colombia los sectores públicos, gremiales, sindicales, industriales están a la espera de qué contratos se aprueban desde el congreso para robarse una buena tajada de los recursos.
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