viernes, 15 de julio de 2016

EL PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA Y LOS SINDICATOS


Mientras que en España se suceden los acontecimientos irrelevantes y el Partido Popular parece querer obtener el gobierno sin necesidad de hacer un programa de acuerdo con las fuerzas políticas que pudieran apoyarle o abstenerse para que pudiera lograr la investidura, basado en una suerte de voluntad tácita derivada de facta concludentia que conspiran para que el curso natural de las cosas lleve a Mariano Rajoy  a gobernar sin más, el PSOE se debate en el centro de los focos mediáticos sobre su destino dilemático y Unidos Podemos acompaña de lejos este conjunto de pasos de baile entendiendo posiblemente que ni le va ni le viene, una buena parte de los habitantes de España viven el verán y anhelan las vacaciones. Un servidor de ustedes, los lectores y lectoras amables seguidoras de este blog, no es una excepción, y también busco el ocio del verano mientras atendemos otros procesos que se están desarrollando a nivel global.

Uno de ellos, de extraordinaria importancia, es el proceso de paz que se está desarrollando en La Habana y que ha desembocado en un Acuerdo de Paz que ahora tiene que ponerse en práctica en el interior del país. La ultraderecha colombiana – con la figura de Uribe, el presidente favorito de nuestro ex presidente Aznar, impulsor de la guerra sucia librada por las cloacas del Estado colombiano y uno de los personajes más abominables de la clase política de aquel país – llevan a cabo una fuerte ofensiva para impedir que el presidente Santos “entregue Colombia a las FARC”. Realmente en el Acuerdo lo que se han pactado son fundamentalmente compromisos que hacen referencia al desarrollo de derechos sociales y a la entrega de tierras, y nada que permita hablar de una “rendición” del Estado colombiano. Pero la presión mediática es muy fuerte y fundamentalmente el contexto histórico y geopolítico ha cambiado de manera muy evidente en el área andina, con los gobiernos boliviano y ecuatoriano muy retraídos y cuestionados y con el derrumbe del chavismo en Venezuela en el cambio de ciclo político que se vislumbra – y se acentúa por todos los medios desde Europa y USA – en aquel país, y ello sin hablar del golpe de estado en Brasil contra la presidenta Dilma y el cambio de dirección de la Argentina de Maccri, admirador confeso de nuestro presidente Rajoy.

Es importante seguir el proceso de paz en Colombia, los pasos que aun quedan para lograr su completa inserción en el ordenamiento jurídico colombiano – se requiere una decisión del Tribunal Constitucional sobre la constitucionalidad del proyecto de ley estatutaria que regula el plebiscito y posteriormente la realización de éste, como condición de validez del Acuerdo – y fundamentalmente la posición que ante el mismo están adoptando no sólo los partidos políticos, sino los movimientos sociales y las organizaciones de intereses. Entre ellos, cobra una importancia crucial la postura que frente al mismo puedan tener los sindicatos.

Aprovechando la presencia en nuestro país de Jose Luciano Sanín, abogado y ex director de la Escuela Nacional Sindical de Colombia (con sede en Medellín), este blog ha conseguido en primicia esta reflexión suya muy cualificada sobre la función de los sindicatos colombianos en este proceso de paz. Un tema decisivo en el que el carácter político y social de la acción sindical queda plenamente confirmado, puesto que es algo muy evidente que la paz es un valor político democrático crucial para el desarrollo de la acción sindical, mucho más en un país como Colombia en donde la vida de los sindicalistas sigue siendo ignorada en muchas ocasiones y donde se conculcan sistemáticamente los derechos laborales, según el Índice Global de los Derechos que publica anualmente la CSI, y a la que ha hecho referencia esta bitácora y puede verse En España se violan regularmente los derechos laborales

Esta es la intervención de nuestro amigo y colega:



Hablar de la paz en el trabajo

                                               José Luciano Sanin Vasquez - Socio y exdirector de la ENS
                                                                                  jose.luciano.sanin.vasquez@gmail.com


Las organizaciones sindicales del país afiliadas a la CUT, la CTC y la CGT están decididas por la paz, desde su misma fundación, y por ello no vacilaron en darle inmediato respaldo al proceso de diálogo que se inició hace cuatro años en La Habana y hoy abogan porque el proceso con el ELN por fin se inicie en su fase pública, así lo han dado a conocer en distintas comunicaciones y también han expresado inequívocamente que apoyarán con el SI al plebiscito que busca refrendar los acuerdos entre las FARC-EP y el Gobierno para la terminación del conflicto armado. Con el mismo entusiasmo la CSA, la CSI, las federaciones sindicales internacionales y otras centrales sindicales mundiales han manifestado su confianza en que el logro de este acuerdo genere posibilidades para que se cimiente una auténtica democracia y han resaltado el papel determinante que deberán ocupar los y las trabajadoras y sus organizaciones sindicales en la consolidación de la paz.

Con gran madurez y precisión política las centrales sindicales han manifestado que su postura decidida y afirmativa al proceso de paz, no medra su carácter independiente y por tanto no significa de manera alguna, un apoyo al gobierno. Tan claro y meridiano es su mensaje que han creado una gran coalición de organizaciones sociales y políticas para rechazar las principales medidas económicas y sociales del gobierno, reflejado en el paro nacional del pasado 17 de marzo, y más recientemente con el llamado a una nueva jornada de protesta, para este segundo semestre, porque ninguno de los puntos del pliego de peticiones ha sido resuelto y el gobierno se sigue negando a abrir un espacio de negociación.

Lo que queda claro es que si bien el sindicalismo ha decidido darle un apoyo incondicional a los acuerdos para la terminación del conflicto armado ello no le ha implicado renunciar a su agenda laboral y sindical, pues comprende que más temprano que tarde la aspiración por el trabajo decente, tendrá que reconocerse como en un eje fundamental para la construcción de la paz.

Así el papel de los sindicatos en este escenario de paz se empieza a dibujar; son innumerables los eventos (foros, seminarios, Escuelas) que vienen realizando para comprender e identificar las grandes ventajas y posibilidades que para los colombianos y en particular para los y las trabajadoras se generarían con la terminación del conflicto armado.

En su conjunto se están preparando para lanzar una gran campaña nacional por el SI a los acuerdos, muestra de ello es que la CUT definió en su última Junta Nacional realizar una campaña independiente a la del Gobierno a la que dará inicio el 17 de agosto con una jornada nacional de sensibilización por el SI al contenido de los pactado en la mesa de negociación, convocado a sus 32 subdirectivas y más de 700 sindicatos a realizar actividades en todo el país. FECODE ha empezado un ambicioso programa de formación de un gran número de sus activistas y dirigentes para desplegar, con todos sus afiliados (más de 350.000) y con las comunidades educativas, una novedosa estrategia de pedagogía que contribuya a que se comprenda lo que ha pasado en el proceso,  se decida a apoyar su refrendación y a participar en la implementación de los acuerdos, como un paso necesario para hacer de las escuelas un territorio de paz. La CTC también ha manifestado su apoyo irrestricto al proceso de negociación y sus resultados, y por ello ha iniciado la socialización y análisis de los acuerdos en sus estructuras nacionales y departamentales como preparación para los escenarios de participación que se abrirán. De otro lado, la CGT, participa con su Presidente en la Comisión Asesora de Paz y ha señalado en diferentes escenarios su pleno respaldo al mecanismo para la refrendación de los acuerdos que se firmen entre la guerrilla de las FARC-EP y el Gobierno.

Con ese norte trazado los sindicatos se han puesto a la tarea de identificar y discutir la agenda que permita edificar la paz desde sus sectores, así lo hizo, por ejemplo,  la USO con su Asamblea Nacional Por la Paz realizada en noviembre del 2015 y la UNEB con el Foro Nacional Financiero por la Paz el 19 y 20 mayo de este año, pero tal vez lo más importante es que en las asambleas y reuniones de las organizaciones sindicales se está hablando de una agenda laboral para la paz, por el trabajo decente y por la democratización de las relaciones laborales, que convoca a imaginar y a construir un futuro en el que la estigmatización, la violencia, la criminalización en contra de las organizaciones sindicales,  la informalidad y la ilegalidad laboral, se conviertan en temas del pasado. Un futuro en el que el trabajo y los  trabajadores, recuperen su valor y en el que los derechos laborales y la libertad sindical sean efectivos.

Ahora el paso a seguir es que los sindicatos comprendan que cuentan con un enorme potencial para ser protagonistas de primer orden en la tarea de “aterrizar” los acuerdos para la terminación del conflicto armado en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en los bancos, en los supermercados, etc., con su capacidad organizativa los sindicatos pueden contribuir a remover el desconocimiento y el escepticismo existente, provocando conversaciones en todos estos espacios acerca del significado y los beneficios concretos que se obtienen con el fin de la guerra, y las posibilidades inmensas que se abren para que el contenido de la anhelada paz signifique una mejor vida para todos. Esa fortaleza será decisiva, tanto para la refrendación, la implementación de los acuerdos, como, de manera principal, para darle un lugar trascendente a la agenda laboral en el logro de la paz duradera y sostenible.









2 comentarios:

Alejo Magno dijo...

Muy laxo y ambiguo el artículo, promete al lector mostrar los beneficios del proceso ese desde la perspectiva sindical, y al final muestra con vaguedad algunas acciones que los sindicatos estarían dispuestos a emprender para apoyar el proceso.
Cuáles son los beneficios específicos que aportará el proceso?, teniendo en cuenta que en Colombia los sectores públicos, gremiales, sindicales, industriales están a la espera de qué contratos se aprueban desde el congreso para robarse una buena tajada de los recursos.

Alejo Magno dijo...

Muy laxo y ambiguo el artículo, promete al lector mostrar los beneficios del proceso ese desde la perspectiva sindical, y al final muestra con vaguedad algunas acciones que los sindicatos estarían dispuestos a emprender para apoyar el proceso.
Cuáles son los beneficios específicos que aportará el proceso?, teniendo en cuenta que en Colombia los sectores públicos, gremiales, sindicales, industriales están a la espera de qué contratos se aprueban desde el congreso para robarse una buena tajada de los recursos.