En un reciente artículo publicado en Agenda Pública por dos conocidos y reconocidos especialistas en el
análisis de los sistemas de Seguridad Social, Borja Suárez, de la Universidad Autónoma de Madrid, y Antonio González, de Economistas frente
a la crisis y vocal del Consejo Económico y Social, se ha denunciado el plan
que el gobierno del PP, sin complejos como dirían sus antiguas lideranzas,
anuncia la demolición del sistema de pensiones públicas como un éxito
importante de sus políticas de recorte del gasto público. Es muy posible que
esta denuncia no alcance las informaciones de televisión y prensa oficiales cada vez más escoradas hacia
la genuflexión y el halago al poder económico y al gobierno del PP como
intérprete autorizado de sus directrices, por lo que no parece superfluo
reiterar los argumentos y los hechos puestos de manifiesto por los autores
citados.
La versión 2017-2020 de la actualización del programa de estabilidad
enviado por el gobierno español a Bruselas, que la página web de La Moncloa
resumía (mal) en este enlace el 28 de abril
nota sobre consejo de ministros del 28 de abril 2017 y que se puede descargar como documento completo
en este otro enlace Actualización del programa de estabilidad 2017-2020 , contiene datos muy significativos sobre el
futuro de las pensiones que implican, como se ha dicho, un proyecto
extraordinariamente regresivo.
Ante todo, el documento pretende mantener el mismo porcentaje de gasto en
pensiones, en torno al 11,8% del PIB durante los próximos 40 años. Ello supone
desconocer el incremento importantísimo en el número de pensionistas que se va
a producir a partir de la década de 2020-2030, y por tanto confiar en una
reducción generalizada de la cuantía de las pensiones. Es el resultado de la
incorporación del mecanismo de sostenibilidad financiera que
proviene de la reforma del art. 135 de la Constitución española y que para el
gobierno sirve prioritariamente para recortar el gasto social y la llamada “capacidad
del sistema para autofinanciarse”. Para el gobierno del PP los ingresos por
cotizaciones de la Seguridad Social deben estabilizarse en torno al 11% del PIB,
y en consecuencia este porcentaje debe ser el tope máximo de gasto, con
independencia de cuales sean las condiciones de la sostenibilidad social y política que las pensiones cumplen en razón
de la cláusula del Estado Social y de los derechos constitucionales de
ciudadanía. La idea de contener el gasto social durante cuarenta años es un objetivo de las políticas neoliberales que se quiere aplicar en todas partes, como consecuencia del estado de excepción permanente que ha inducido la crisis. En Brasil una Propuesta de Enmienda Constitucional aprobada nada más constituirse el gobierno ilegítimo del presidente Temer fue la de congelar el gasto social del país durante cuarenta años. Una coincidencia en las políticas antisociales que no extrañará a nadie.
Como señalan Suárez y Gónzalez, es posible aumentar el
ingreso por cotizaciones, y en efecto este es uno de los ejes de la propuesta
sindical de CCOO para el incremento de las bases máximas de cotización, cuyo
texto se puede encontrar en Destope bases máximas de cotización, y se oculta o ignora que ese nivel de ingresos
por cotizaciones es sustancialmente inferior al de otros países de referencia
(14% en Alemania, 16,9% en Francia) y ello sin reparar que la financiación de
las pensiones mediante aportaciones del Estado constituye asimismo una práctica
bien asentada en los países más desarrollados de la Unión Europea (en torno a un 25% en Alemania o en Francia),
y, por último, que la equiparación entre la recaudación por cotizaciones
sociales y el gasto en pensiones no es un elemento constitutivo de la
sostenibilidad financiera, puesto que actualmente Italia, Francia o Austria
dedican un porcentaje sustancialmente mayor (alrededor de tres puntos
porcentuales más del PIB) al pago de las pensiones públicas sin que ello haya
sido esgrimido por la Comisión Europea como un elemento que ponga en peligro el
principio de estabilidad presupuestaria.
El gobierno se vanagloria además en ese documento del endurecimiento del sistema
de jubilación anticipada aprobado en el 2013 que retrasará casi nueve meses de
media la edad de jubilación de las trabajadoras y trabajadores españoles, que
ahora se sitúa en 64,1 años, una delas más altas de la UE, y del mecanismo
introducido de revalorización de pensiones, que aparece cuantificado en sus
efectos por primera vez. Como señalan los autores reseñados, esto supone a
partir de 2019 una reducción de la cuantía de las nuevas pensiones de
jubilación del 4% acumulativo cada diez años. “Es decir que lo que se presenta
como una acción de refuerzo de la equidad intergeneracional supone que una
trayectoria profesional que hoy da lugar a una pensión de jubilación de 1000
euros mensuales no pasará de 960 euros en solo diez años, y así sucesivamente.
Y esto sucederá independientemente de las diferencias en la esperanza de vida
de cada colectivo y de forma automática, cualquiera que sea la evolución
económica en ese periodo”.
Además, para el gobierno este mecanismo es vital para la contención del
gasto, como por otra parte ya habían subrayado los estudios críticos de la
misma. Como la fórmula introducida en 2013 desvinculada de la evolución de los
precios implica que durante muchos años las pensiones se incrementarán un 0,25%
anual, muy por debajo de los precios, eso significa que los futuros
pensionistas perderán necesariamente poder adquisitivo y se irán
progresivamente empobreciendo. La pensión media que ahora se cifra en 918 €, se
irá reduciendo de forma inevitable. Pero esa tragedia social el gobierno la
contempla como un éxito político de su estrategia económica de demolición del
Estado Social.
Sobran los argumentos que critiquen esta deriva antisocial del gobierno que
se mantiene y profundiza cada día que pasa. En la próxima moción de censura del
13 de junio, dejando de lado su oportunidad o su eficacia, este debería ser uno
de los temas en los que se centrara el reproche, no priorizando por tanto el
insoportable clima de corrupción moral e institucional que afecta a tantas
instancias de poder colonizado por esta dinámica de privatización y de provecho
partidista y lucro personal. Pero, más allá de esta obviedad, es necesario
presentar a la ciudadanía un proyecto de reforma del sistema de pensiones en
línea con lo declarado en nuestra Constitución y reconocido asimismo en textos
internacionales decisivos como la Carta Social europea y la Carta de Derechos
Fundamentales de la Unión Europea y que reaccione frente a este proceso de
contracción del Estado social. En este sentido, en el grupo de Unidos Podemos,
y bajo la dirección de la diputada Yolanda
Díaz, ha convocado un grupo de expertos que están trabajando en un proyecto
de ley en el que este tipo de exigencias sociales y políticas del sistema de
seguridad social serán convenientemente atendidas. De este proyecto y sus
líneas generales ya se dará cuenta en este blog en el momento oportuno. Ahora
solo conviene resaltar la continua deriva antisocial del gobierno del PP que
pudo constituirse pese a hallarse en minoría tras las elecciones de junio del 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario