La
emergencia continúa y por consiguiente se mantiene el Estado de Alarma hasta el
12 de abril del 2020, lo que para los cristianos es el domingo de resurrección.
Quizá los legisladores hayan concebido esperanzas para este día derivadas de su
uso religioso. En cualquier caso, “en su sesión del día 25 de marzo de 2020, el
Congreso de los Diputados acordó conceder la autorización requerida,
solicitando la inclusión de una nueva disposición adicional en el Real Decreto,
que establece la obligación del Gobierno de remitir semanalmente al Congreso
información sobre el grado de ejecución de las medidas adoptadas y su eficacia
para alcanzar los objetivos propuestos”, como señala la nota de prensa de la presidencia.
En el Consejo de Ministros
celebrado ayer viernes se aprobó asimismo un nuevo Real Decreto-Ley en el que
se adoptan medidas complementarias, en el ámbito laboral, para paliar los
efectos derivados del COVID-19. Es el RDL 9/2020, de 27 de marzo, que responde
a las exigencias planteadas por los sindicatos ante el funcionamiento en la práctica
de las relaciones laborales de las primeras medidas adoptadas en la norma del
17 de marzo. Ha sido publicad en el BOe de hoy, sábado 28 de marzo.
.A continuación, se da breve cuenta
de las novedades más significativas de este Decreto-Ley.
Servicios esenciales para la
gestión de la crisis sanitaria
Se declara servicio esencial los
centros, servicios y establecimientos sanitarios, como hospitales o
ambulatorios, y los centros sociales de mayores, personas dependientes o
personas con discapacidad, como residencias y centros de día, ya sean de
titularidad pública o privada, o cualquiera que sea su régimen de gestión “para
la gestión de la crisis sanitaria”. Esa declaración de esencialidad tiene como
consecuencia inmediata que deben mantener su actividad y no pueden iniciar un
Expediente de Regulación Temporal del Empleo. Su plantilla queda por tanto
fijada en los términos en los que se presenta en el momento en el que se
declaró la emergencia ante el Covid-19, y sólo puede alterarse reduciendo o
suspendiéndose “en los términos en que así lo permitan las autoridades
competentes”. La vulneración de este mandato puede ser sancionado como
incumplimiento o resistencia a las órdenes de la Autoridad.
La declaración de esencialidad de
los servicios prestados por centros sanitarios y de atención a las personas
mayores se efectúa de manera tajante impidiendo que las empresas que gestionan
estos servicios a través de empresas o sociedades privadas, puedan reducir su
personal o alterar la configuración de
los elementos personales y materiales que mantienen su actividad, con el
propósito de que se pueda contar con estos centros para las prestaciones de
servicios funcionales a la organización de la asistencia socio-sanitaria a una
parte importante de la población. Con ello actuaciones como las que se han
conocido por los medios de comunicación en algunos hospitales privados que han
solicitado y animado a sus trabajadores a tomar vacaciones mientras dura el
estado de alarma, o la posibilidad de reducciones parciales de plantilla son acciones
que ya no pueden llevar adelante las empresas o titulares de la explotación,
como tampoco desde luego utilizar el mecanismo de la suspensión o reducción de
jornada, rescindir los contratos temporales ni despedir por causas objetivas o
de fuerza mayor a estos trabajadores y trabajadoras. Es un poder del que se les
ha expropiado en razón de la circunstancia extraordinaria del estado de alarma
y que por tanto condiciona de manera directa el poder de dirección y de control
de la actividad laboral que caracteriza la posición del empleador. Ignorar este
mandato implica resistencia a la autoridad, cuya concreción en cuanto conducta
ilícita desde el punto de vista penal o administrativo no se establece ni
tipifica claramente.
Garantías de empleo:
prohibición de despidos
Pese a que en el RDL 8/2020 se
había introducido un “escudo social” que reconducía el problema de los despidos
al procedimiento de suspensión temporal de los contratos o reducción de jornada
con el tránsito a cobrar la prestación por desempleo mediante el ERTE, lo que
parecía significar que no se podía rescindir contratos de trabajo en una
empresa sobre la base de la paralización productiva debida a la crisis
sanitaria puesto que la norma prescribía claramente que en estos casos lo que
procedía es la suspensión temporal vía ERTE, los sindicatos habían ya
denunciado que se estaban produciendo despidos y que por tanto en la práctica
los empresarios concebían la salida del ERTE como una de las opciones posibles,
teniendo siempre al alcance el despido como reacción ante la paralización o
reducción de su actividad como consecuencia de la crisis.
Para paralizar estas tendencias,
la norma prescribe que la fuerza mayor y las causas económicas, técnicas,
organizativas y de producción en las que se amparan las medidas de suspensión
de contratos y reducción de jornada previstas en la legislación de urgencia “no
se podrán entender como justificativas de la extinción del contrato de trabajo
ni del despido”. Una prohibición de los despidos y extinciones de contrato
mientras dure la situación del estado de alarma y sus posibles prórrogas, tal
como señala la Disposición Final 3ª de este RDL 9/2020, un período de vigencia
que en definitiva estará en vigor “mientras
se mantenga la situación extraordinaria derivada del COVID-19”.
El despido por causas objetivas o
el colectivo por causas económicas, tecnológicas o productivas que tenga su
fundamento en la situación originada por hechos relacionados con la epidemia
del Covid -19, es por tanto un despido nulo por tener una causa ilícita,
declarada como tal por la norma y que por tanto imposibilita que el acto del
despido tenga validez y eficacia. Crea la norma una nueva – y excepcional –
categoría de despidos prohibidos o vedados por causa de utilidad pública y
emergencia nacional que deben tener el mismo tratamiento que los discriminatorios
o vulneradores de derechos fundamentales.
En este sentido, la norma
complementaria recién promulgada se alinea con la que se dictó en Italia en
paralelo – el decreto ley “Cura Italia” - y prohíbe que en este período (dos
meses para el texto italiano) se pueda proceder a despedir a los trabajadores y
trabajadoras como forma de reestructurar la plantilla de la empresa y su coste.
Esta es una nueva regla que insiste en conducir a la vía de los ERTEs la
gestión concreta de la crisis de empleo que esta crisis sanitaria ha provocado.
Teniendo además en cuenta el estímulo que supone la exención del pago de
cotizaciones sociales que lleva consigo el “ajuste temporal de actividad”
autorizado por la autoridad laboral para lograr que al menos durante seis meses
después de reanudar la actividad la empresa mantenga el mismo nivel de empleo
que tenía antes de iniciar la regulación temporal de empleo.
Los despidos prohibidos por la
ley son por tanto los que tienen una causa relacionada con la situación
económica, tecnológica o productiva derivada de la crisis sanitaria global, lo
que implica que los despidos que se efectúen por otras causas, o las extinciones
no causales, no están afectadas por esta prohibición. Así, el despido por
causas objetivas no basado en el art. 52 c) ET, los despidos disciplinarios, el
desistimiento durante el periodo de prueba o el
libre desistimiento de las trabajadoras del hogar, estarían fuera del
campo de aplicación de esta norma. En estos casos no obstante, hay que aplicar
la misma técnica de garantía que en los despidos discriminatorios y vulneradores
de derechos fundamentales, investigando la causa real de estas rescisiones
unilaterales formalmente no vinculadas a la prohibición legal, y suministrando
por tato los indicios que permitan revertir la elusión por parte de los
empresarios de la norma inhabilitante.
Contratos temporales
Pero junto a los despidos,
también se estaba produciendo la no renovación de los contratos temporales. La
destrucción de trabajo de duración determinada no estaba contemplada entre los
supuestos enunciados en el RDL 8/2020, y por tanto se trataba de una omisión
que permitía hacer recaer sobre el empleo temporal y precario el peso de esta
crisis. Un sector, el de los trabajos temporales en el que existe un amplio
porcentaje de categorías vulnerables, especialmente jóvenes y mujeres. El RDL
9/2020 prohibe también las extinciones de contratos que se deriven de la situación
de crisis o de la reorganización productiva que lleva consigo el Covi-19, y es
una paralización que afecta a todo tipo de contratos temporales, también los
formativos o de relevo .
Estos contratos no pueden
extinguirse por causa de la crisis sanitaria, pero al derivarse hacia el
espacio de la suspensión temporal de los mismos, el plazo de tiempo durante el
cual se encuentran en desempleo correría a la par que el plazo de duración o el
término del contrato, acortando por tanto el tiempo que había debido prestar
sus servicios en la empresa.
Por ello, el Real Decreto Ley
establece la interrupción del cómputo de la duración máxima de los contratos
temporales como medida de garantía de permanencia de estos trabajadores temporales
en sus puestos de trabajo. Se busca así que todos los contratos temporales,
incluidos los formativos, de relevo y de interinidad, puedan alcanzar su
duración máxima efectiva, desplegando plenos efectos, en cuanto a prestación de
servicios, y alcanzando así el objeto para el que fueron suscritos. Es decir, que la suspensión de los contratos
temporales, incluidos los formativos, de relevo e interinidad, supondrá la
interrupción del cómputo, tanto de la duración de estos contratos como de los
periodos de referencia equivalentes al periodo suspendido en cada una de estas
modalidades contractuales.
Reformas de los ERTE
Además de estas dos medidas
centrales, se incluyen ciertas medidas de carácter complementario, que
clarifican algunos efectos y consecuencias de los ERTE.
Los ERTEs por causa mayor
solicitados se han disparado en estos días, y afectan a la gran mayoría de los
grupos industriales y comerciales del país además de cientos de medianas y
pequeñas empresas. Las autoridades laborales de las respectivas CC.AA. están
desbordadas. En estos casos de ERTEs por fuerza mayor, el silencio es positivo,
pero estas resoluciones tácitas no pueden prolongarse más allá de la duración
del estado de alarma y sus prórrogas, como sucede con el resto de las
regulaciones de empleo autorizadas.
Los sindicatos confederales
habían solicitado agilizar los trámites de los ERTES y controlar sus causas
para que los empresarios no puedan eludir su obligación de pagar las
cotizaciones sociales de los trabajadores. Así, se concreta el mecanismo para que la
prestación de desempleo se solicite directamente por parte del empresario que
ha tramitado el ERTE, especificándose cuál debe ser la documentación y como
debe ser la comunicación por parte del empresario al servicio público de empleo
estatal para que la prestación pueda ser reconocida lo antes posible. Asimismo,
se establece que la fecha de inicio de la prestación de desempleo será la del
momento en que se haya producido la suspensión por fuerza mayor o la fecha en
que la empresa comunique su decisión a la autoridad, con lo que se garantiza la
percepción desde el momento en que se produce la falta de actividad.
Se pretende también un mayor
control o vigilancia sobre los Expedientes de Regulación de Empleo, evitar el
fraude en estos expedientes y exigir responsabilidades a las empresas que los
utilicen de forma irresponsable. De esta forma, se establece que la Inspección
de Trabajo y Seguridad Social incluya entre sus planes de actuación la
comprobación de las causas alegadas para los ERTE y, en caso de solicitudes con
falsedades e incorrecciones, en especial la falta de causa o la falta de
necesidad del ERTE, el empresario podrá ser sancionado y deberá devolver a la
entidad gestora las cuantías percibidas en concepto de desempleo por los
trabajadores, sin perjuicio de las sanciones a que haya dado lugar esta
conducta ilícita.
Estado de alarma y normas laborales
Este RDL 9/2020 no cerrará la
legislación laboral de la crisis durante el Estado de Alarma. No sólo porque la
propia situación, que es cambiante, exige una producción normativa aluvional,
sino porque se plantearán nuevas situaciones que exigirán nuevas medidas y se
descubrirán carencias en la protección de las y los trabajadores que requerirán
nuevas soluciones. Los sindicatos – en especial CCOO y UGT, como las
confederaciones sindicales de mayor implantación y presencia – han hecho un
enorme esfuerzo de explicación a su afiliación y al resto de los trabajadores del
nuevo cuadro institucional y de los pasos a dar en esta situación tan
excepcional como anómala. La capacidad sindical de orientar y de dar a conocer
los procedimientos a seguir y las consecuencias de los mismos se ha visto
reflejada en las miles de consultas recibidas a través de líneas telefónicas y
consultas en los propios centros de trabajo, y la elaboración de una serie de
guías con las respuestas a las preguntas más frecuentes. Un esfuerzo de información
y de comunicación que hay que resaltar en un contexto de aislamiento y de
desprotección generalizada.
Esta norma de urgencia supone también
una reacción efectiva a una serie de problemas detectados en los procesos de
puesta en práctica de las reformas laborales urgidas por la crisis del Covid-19.
Ha sido valorada de forma muy positiva por CCOO y UGT y es previsible que sea
convalidada en el congreso de Diputados. La prohibición de despedir ha sido
calificada por el PP de “intervencionista” y por tanto, en el particular código
de señales de esta formación política, como negativa, y Vox, que votó en contra
en el Congreso de la derogación del despido por bajas médicas, es muy probable
que reivindique también esa posición. Pero no aceptar la idea de la crisis que
estamos viviendo como un largo proceso de suspensión de las prerrogativas y
poderes de subordinación en aras a mantener un equilibrio de intereses y de sacrificios
entre toda la población, es un error ideológico y político de estos partidos y perjudica
gravemente el interés general de toda la ciudadanía.
5 comentarios:
La mayoría de los precarios ya fueron despedidos antes del 27 y encima, para ellos, si que computa el desempleo consumido. Empobreciendo de nuevo a los más pobres.
Cristóbal Molina Navarrete
Cristóbal Molina Navarrete Si tan claro tiene el autor de la norma que despido sin causa justa es igual a despido nulo, pese a una jurisprudencia solida que dice lo contrario, salvo despido colectivo de hecho, ¿x que no lo dice asi en el texto de la ley, creando certeza juridica y no mas dudas? Sin acritud, solo con animo de comprender y progresar juridicamente
Antonio Alegre La verdad que el RD deja muchas dudas a la interpretación, cosa que no es bueno en la situación actual donde se debe actuar con celeridad. “El RDL 9/2020 prohibe también las extinciones de contratos que se deriven de la situación de crisis o de la reorganización productiva que lleva consigo el Covi-19, y es una paralización que afecta a todo tipo de contratos temporales, también los formativos o de relevo.”
Por tanto, ante un contrato eventual de 15 días (del 9 marzo a 23 marzo) en hostelería (actividad suspendida) para reforzar las fiestas de la Magdalena o Fallas (suspendidas) se podría incluir al trabajador en el Erte por Fuerza Mayor y que perciba la prestación por COVID y, al finalizar el contrato, extinguir la relación laboral y que perciba la prestación por desempleo y, la empresa exonerar el pago de las cotizaciones ¿no?.
Porque no tiene sentido que el contrato se reanude después del estado de ala
Salvador Colomer Costa La diferencia entre estas politicas economico-sociales y las liberales las podemos comparar mirando lo qué está pasando en los EUA: un aumento del paro sin cobertura alguna, una sanidad privada y una covid19 a sus anchas infectando por doquier.
José Carlos González Ccoo Comentarios imprescindibles, de un blog imprescindible. Ante la avalancha de opiniones y expertos, son más necesarios blogs referentes como el tuyo, amigo. Mucho mejores que los artículos de prensa (plagados de publicidad y todo tipo de intereses). Precisamente Unai acaba de recordarnos un tema clave en su blog .
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