miércoles, 2 de marzo de 2011

EN LA MUERTE DE ENRIQUE CURIEL

Conocí a Enrique Curiel en la Facultad de Derecho. Venía de Políticas, y era mayor que nosotros, pero organizaba la agrupación del Partido Comunista en la Universidad. Con una trenka beis, alto y con una voz convincente, intervenía en las asambleas, discutía en los pasillos, se reunía en las mesas del bar. Curiel hablaba en las clases de la orientación reaccionaria de los programas de la licenciatura en Derecho, que provenía de 1953, dirigía con otros tantos la lucha por la eliminación en la práctica del Derecho canónico, exigiendo un aprobado general ante una asignatura clerical y reaccionaria, participaba en los juicios críticos que sus descarriados compañeros políticos de los Comités de Curso organizaban a los catedráticos de economía que, como Naharro Mora o como Prados Arrarte, hablaban del mercado como paraíso, la mercancía como sustancia ontológica y de la curva de indiferencia como forma de orientar la conducta social y no entendían lo que era la economía política ni las necesidades de masas ingentes de población que no podían satisfacerlas a través del mercado. Quiero decir que el dirigente comunista de entonces no sólo hablaba - y claro que lo hacía, faltaría más - de la dictadura y de la lucha por las libertades, sino que se implicaba en el trabajo práctico y teórico de las enseñanzas universitarias, discutía con todos del sentido de las reformas que querían acercar la universidad a un mercado desigual, hablaba de la función de los juristas y de las etapas que había que pasar hacia la democracia y desde allí al socialismo.


Curiel era especialmente odiado por la policía franquista, la brigada político-social. Recuerdo una persecución de película, que terminó en la puerta de la Facultad, en la que fué detenido con Belén Piniés y secuestrado a toda velocidad en un coche negro antes que los estudiantes pudiéramos interponernos para evitar su detención. Fué torturado varias veces, desterrado y condenado a la cárcel. Era muy valiente. Los estudiantes de mi generación recuerdan como se enfrentaba a la policía y de forma para nosotros impresionante exigía la retirada de las fuerzas de seguridad, o la promesa de que no habría carga policial. Hablaba con autoridad moral, una cualidad de la que carecían muchos de las autoridades de la época. Su interlocución con los Decanos y con el Rector de entonces era siempre así, de igual a igual. En los terribles años de la transición, en 1976, fué tiroteado en una pierna en una manifestación a la altura de la calle San Bernardo, por obra de los fascistas o de los agentes de paisano camuflados de la policía. Al verlos, Curiel gritó "a por ellos" y éstos dispararon y le alcanzaron. El franquismo se despidió disparando.


Prohijado por Pilar Brabo - la Laura Rivas de M.O. - Enrique Curiel fué entre 1976 y 1977 una especie de lugarteniente de Carrillo, con Belén Pinies, como ha recordado hoy en El País su camarada y compañero en Políticas Rafael Fraguas. A partir de esa época su presencia pública es muy conocida como dirigente comunista. En 1988 abandonó el partido y su escaño. Dos años después entró en el PSOE donde tuvo una breve carrera política como concejal de Madrid y luego diputado por Pontevedra. En 1995 pasó un bache muy fuerte vícitma de una gran depresión. Luego, casi diez años después, fué elegido para el senado y retomó su vida política de forma más reposada. En la Facultad de Ciencias Políticas trabajaba seriamente sus cursos y seminarios.


Le encontraba a veces durante el verano en Vigo. siempre amable y siempre progresista. La última vez que coincidimos fué en uno de los actos de reivindicación de la memoria histórica que organizó Carlos Berzosa y el equipo de gobierno de la Universidad Complutense, una excepción política en un Madrid gobernado por el neoliberalismo agresivo que reivindicaba el postfranquismo y con un socialismo aletargado y timorato. Era octubre o noviembre de 2008 y coincidimos en el mismo banco del Paraninfo de San Bernardo, y le dije que me había emocionado un artículo que acababa de publicar recordando a su padre y a su tío, sacerdote que es fusilado por interceder ante su hermano rojo en el que no sólo reivindicaba el dolor y el silencio de aquella generación atenazada por la violencia y el terror, sino el derecho a ser resarcidos moralmente y a poder sacar a la luz esos actos indignos en la declaración ante el juez Garzón. Hoy su muerte por sorpresa me ha dolido, como estoy seguro que les ha sucedido a tantos amigos y compañeros de aquel tiempo.


Una trayectoria comunista democrática de una generación que todavía no estamos acostumbrados a glosar. Un símbolo de la lucha antifranquista. Sirva esta entrada de recuerdo a toda esa generación de luchadores demócratas que el partido comunista supo organizar y dar un sentido. Te echaremos de menos, Enrique.


El artículo al que se alude en el texto es el siguiente:
http://memoriadesaparecidos.blogspot.com/2008/10/gracias-juez-enrique-cueriel.html

9 comentarios:

Anónimo dijo...

D.E.P.

Anónimo dijo...

Yo también lo siento de verdad, fue una persona a la que profesé siempre gran respeto, con quien hablé muchas veces durante un intenso periodo de mi juventud. Hace dos años nos vimos en la asamblea federal de la que fue su casa y recordamos aquella época. Adios Enrique, te echaremos de menos. Giuliano.

Anónimo dijo...

Termino de leer la carta que Enrique Curiel envío al Juez Garzón, muy emotiva y emocionante

Anónimo dijo...

Me ha emocionado tu articulo sobre Enrique Curiel. Me has recordado personajes y tiempos pasados. Fue un hombre honesto, cercano, combativo y entusiasta con cualquier proyecto que fuera progresista. Le conocí hace unos veinte años y desde entonces mantuvimos una relación ideológica y personal muy estrecha. Hace unos quince años estuvo en coma en la UCI. Pensamos que se moría, pero aunque quedo muy dañado del riñón, salio adelante....no sin importantes contratiempos en su salud. Fuera del hospital un día almorzamos en Aravaca y me hizo un análisis sobre relación que existe entre la vida, la muerte y la naturaleza, que todavía me sirve en los momentos más complicados de mi vida. Los dos últimos años me consta que fueron muy duros para Enrique.....pero los ha afrontado con la mayor dignidad, de forma callada y discreta......Es una pena que se haya marchado tan pronto... así que artículos tan acertados como el tuyo, reivindican a un gran personaje, que ha contribuido con su actitud ante la vida a mejorar la democracia que disfrutamos en nuestro país. Un abrazo
Tomas Fernandez Garcia

Anónimo dijo...

He leído tu artículo en Nueva Tribuna sobre el repentino fallecimiento de Curiel. Me ha emocionado y me ha acercado a una persona tan comprometida e íntegra. En tus palabras se intuye una pena enorme, a la vez que admiración y respeto por quién ejerció hasta el final cómo se debe. Muchas gracias por tu testimonio tan gráfico y cariñoso. Así, otros, más jóvenes e incultos podemos conocer y reinvidicar lo qué somos y en lo qué creemos. Muchas gracias, también, por continuar con esa estela tan íntegra y ser un ejemplo de cómo hacer las cosas bien. Muchos ánimos y un besiño enorme.

Karl Mill dijo...

A mi lo que más me ha impresionado es lo que he leído hoy en El País sobre su voluntad de que la bandera del PCE cubriese su féretro.
No sé por qué. Bueno si lo sé, pero vamos a dejarlo estar.
Descanse en paz.

Concha Carbonara dijo...

Era un gran hombre. Recomiendo el artículo de hoy en Publico de Gaspar Llamazares, francamente espléndido en forma y contenido

Anónimo dijo...

¿Cómo es posible que un texto como ese (el de Llamazares) no quepa en el interior de IU? Respétese, pues, el derecho a la eutanasia de dicha organización. Riccardo

Anónimo dijo...

Lo conocí poco,pero lo respeté , y lo seguí, mucho, mucho,tanto que irse del PCE,fue la penúltima vez que me pregunté, que hacia simpatizando con tanto dogma.
Les dejo con una suerte de saludos soberanos.

EL POESIMSITA
(Chemarubiov)