Una de las reivindicaciones esgrimidas por CCOO y UGT es
el incremento de los salarios más bajos mediante la mejora sostenida del SMI
(más allá del insuficiente aumento aprobado con el apoyo del PSOE y Ciudadanos)
que le permita alcanzar los 800 euros en 2017 y aproximarse al objetivo del 60%
del salario medio. A continuación se da cuenta de la evolución de los salarios
mínimos en Europa.
La institución del salario mínimo ha sido revalorizada paradójicamente por
la crisis de la negociación colectiva, al reducirse la tasa de cobertura de la
misma y por tanto aumentar el número de trabajadores cuyos salarios no estaban
regulados por el convenio colectivo. En otros países, como en Francia, España o
Portugal, constituye un elemento importante en la determinación de un suelo de
contratación con efectos sobre la propia negociación colectiva. En la discusión
sobre el pilar social europeo, el presidente de la Comisión Europea, Juncker, proponía que formara parte del
mismo, con carácter general, un salario mínimo en cada país de la Unión Europea
(18 de enero 2017).
Como es previsible, el montante de estos salarios mínimos varía de manera
muy significativa en los diferentes países de la Unión. Aunque la gran mayoría
de los Estados lo fijan mensualmente, otros
- los menos, Irlanda, Gran Bretaña y Alemania – lo determinan por hora o
incluso alguno por semana, como Malta. Las diferencias más significativas se
dan en su cuantía. Mientras que en Gran Bretaña o en Alemania el salario /hora
oscila en torno a los nueve euros (8,80 y 9,25 en Irlanda), y el salario mínimo
mensual de Bélgica, Holanda o Francia se sitúa en torno a los 1.500 €, (1.531,
1.551 y 1.480 respectivamente), en los países del este el salario mínimo es
inferior a 500 € al mes (235 y 322 € respectivamente en Bulgaria y en Rumania,
en torno a los 400 € Croacia, Estonia, Letonia, Lituania Hungría, Eslovaquia y
Polonia). El siguiente grupo de salarios mínimos bajos está formado por Malta,
Eslovenia, Portugal, Grecia y España, que va desde cerca de 600 € en Portugal y
Grecia (557 y 586 € respectivamente) a los 700 españoles y 800 eslovenos. Hay
por tanto tres líneas que sitúan las diferencias importantes entre los
diferentes ordenamientos, de forma que la mayoría de los países centrales de la
UE –con Italia – tienen salarios mínimos por encima de 1.000 euros, y los otros
dos grupos marcan muy claramente el diferencial salarial que posibilita el
dumping social.
En la crisis sin embargo, se han producido importantes subidas en
porcentaje del salario mínimo. La figura siguiente da cuenta de ello.
Se trata sin embargo de subida del salario nominal, y se ha efectuado
fundamentalmente en relación con los países de menor nivel salarial. En un
mayor período, el siguiente cuadro perite verificar las tendencias que se han
dado a lo largo de la crisis a partir de 2010 en una serie de países. En este
cuadro no está España, pero su línea de desarrollo es más parecida a Grecia que
la de Francia, como sabemos.
Más importante es calcular el incremento del salario mínimo como salario
real. Y allí las cosas son aún más evidentes, al tomar en consideración la
carestía de la vida, el nivel de precios al consumo, en relación con el aumento
del salario mínimo nominal. Salvo en los países del Este, donde el incremento
salarial se ha correspondido con un aumento real – desde el 84% en Bulgaria o
el 70% en Rumania al 23 % en Estonia – en otros países del centro y del sur europeos los
mínimos salariales han decrecido: un 0,7% en Holanda, un 4,3% en Bélgica, pero
un 24% en Grecia, donde el salario mínimo lleva congelado desde el 2010.
Inglaterra e Irlanda muestran sin embargo un crecimiento real del 4 y 3% respectivamente,
y Portugal en un 4,3%. En España, donde se ha producido “el mayor incremento
del salario mínimo desde los años 70” , como rotuló en su momento un diario de
régimen, el aumento real del mismo se reduce a un 1,1%., por debajo del 1,3% de
Francia.
Estos datos son significativos no sólo porque provienen de Eurostat y por
tanto no se trata de un organismo de clase, sino más bien lo contrario, sino
porque pone de relieve la situación de los salarios en España como un elemento
central de preocupación sindical y colectiva. El ajuste en España se ha hecho a
la vez desde el empleo – despidos, desempleo de masa – y desde la degradación
salarial. Cada vez el trabajo de todas y todos se retribuye peor y en menor
medida, ajustando por tanto el valor del mismo en niveles que permiten una
rápida recomposición del beneficio. El trabajo no cualificado se instala en
muchas ocasiones en el espacio de lo sumergido y no declarado, aumentan las
zonas deslaboralizadas que liberan al empleador de las contribuciones a la
Seguridad Social, el trabajo cualificado y cognitivo de los jóvenes se remunera
con salarios extremadamente reducidos, y el empleo público permanece desde el
2010 en una zona de atraso salarial y de reducción de empleo que parece
definitiva. En ese contexto, por tanto, seguir utilizando el discurso de la
moderación salarial como forma de mantenimiento del empleo es un sarcasmo.
1 comentario:
Hemos publicado el articulo comparativo entre los salarios mínimos de España y Rumanía y el porqué del outsourcing logístico al país del este derivado de esta abrumadora diferencia. En la tabla que ya contiene este artículo, se pueden visualizar las grandes diferencias entre estos salarios, nosotros ampliamos esta información incluyendo la imposición a la actividad empresarial . Visita www.e-rumania.com para saber más sobre el outsourcing a Rumanía y https://www.e-rumania.com/blog/diferencias-de-costo-salarial-entre-espa%C3%B1a-y-ruman%C3%ADa-2018 para ir directamente al blog.
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