viernes, 27 de julio de 2012

LA LUCHA DE CLASES DESPUÉS DE LA LUCHA DE CLASES







En toda Italia, el libro que se comenta en esta entrada del blog de Luciano Gallino ha sido objeto de felices y agradecidos comentarios. Algunos medios de comunicaicón, como Il Manifesto incorporan a su análisis una buena parte de las ideas en él contenidas. En la fotografía, un grupo importante de juristas del trabajo europeos discuten animadamente sobre los temas que plantea el libro aprovechando una cena ofrecida por la CGIL en Roma. No es seguro que en la mesa del fondo se encuentre el autor de la obra ni su interlocutora, pero tampoco estamos en condiciones de negarlo categóricamente.

 

Luciano Gallino  es un sociólogo muy conocido y activo en temas laborales y de protección social. Posiblemente los lectores del blog recordarán dos de sus títulos más conocidos. “La empresa irresponsable” (2005) y “El trabajo no es una mercancía. Contra la flexibilidad” (2011).
En esta ocasión, ha elegido el formato de libro-entrevista, que es muy cómodo para sus lectores, aunque posiblemente  algunos de ellos añoramos sus antiguos trabajos más sistemáticos. La entrevista es llevada a cabo por Paola Borgna, también socióloga de la Universidad de Torino. El libro lo publica la reputada editorial Laterza (roma, Bari), y la primera edición de marzo de 2012 ha conocido ya dos más, la última de mayo de 2012.

El libro analiza de forma directa, inteligente y sugestiva, los tiempos de la crisis global a partir de 2007, con especial hincapié en a experiencia europea y, claro está, italiana. La tesis general es muy correcta. Aprovechando el esquema marxista sobre el significado de la clase social – clase en sí y para sí – lo aplica de forma muy convincente a una clase dominante transnacional compuesta de forma abigarrada por actores de nuevo tipo – en relación con la composición de las clases dominantes pre-globales – en donde convergen top managers y gestores del capitalismo por delegación (gestores de fondos de pensiones con propiedad accionaria atomizada), empresarios, banqueros y políticos con la participación siempre importante de un cierto número de académicos y universitarios, la clase capitalista transnacional dirige ahora la lucha de clases contra la clase obrera y las llamadas clases medias. Es decir, frente  a una aproximación clásica de la lucha de clases desde abajo hacia arriba, la constatación de una lucha de clases desde arriba hacia abajo. Las políticas del mercado global y la acción legislativa concertada en la Unión Europea como  política “de salida” a la crisis, consolidan de forma evidente una orientación jurídica y política que busca la recomposición de la tasa de ganancia y la consolidación de los privilegios de esa clase construida a nivel global. 

En este proceso de imposición generalizada de políticas de rigor o de austeridad que implican sacrificios y recortes en los servicios públicos y en la condición social de una gran parte de la ciudadanía, la producción ideológica es fundamental. Por eso en este largo proceso de lucha de clases (después de la lucha de clases) es decisivo el proceso de elaboración ideológica y de anulación de los medios de comunicación independientes que esta clase dominante global es capaz de generar. Como lo es, de forma evidente, la interrelación inmediata y profunda entre los aspectos económicos y políticos de estas medidas ante la crisis. La descripción de los mecanismos de incorporación del  discurso crítico a espacios irrelevantes o conceptuados como “acientíficos” es decir separados de la normalidad social y sin que encuentren un referente real en sujetos colectivos potentes, es uno de los elementos que caracterizan el cierto pesimismo subyacente al discurso poderos de denuncia y de crítica que el libro lleva adelante.

Por lo demás, el discurso crítico insiste en la desestructuración y negación progresiva del Estado social y de las prestaciones sociales de éste, pero deja de lado la intervención directa sobre la disciplina de fábrica y el reflejo de la extensa pérdida de empleo sobre el agravamiento de las condiciones laborales en el país. Sin que tampoco se elabore un esquema de sistematización sobre los condicionantes del poder privado y su extensión ilimitada durante la crisis, y del significado que este hecho reviste. Sólo en los dos últimos capítulos del libro se dedica a analizar “el trabajo flexible en una sociedad rígida” y en fin, la lucha de clases en la vida cotidiana. 

Cada vez más se asoman al panorama de las publicaciones y de los ensayos, títulos que explican críticamente la realidad de la crisis y sus consecuencias sobre los trabajadores, la clase “vencida” en la tesis de Gallino.  Sería óptimo que este libro encontrara pronto una traducción al español. Merece la pena.




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