La “memoria del saqueo” fue el título de un documental de
Pino Solanas del 2003, que cuenta la
terrible crisis argentina y el estallido social del 2001 que dio lugar a un
período materialmente constituyente que culminó con la presidencia de Néstor Kirchner. La película obtuvo un
oso de oro honorífico en el Festival de Berlín y el Premio Coral al mejor
documental del Festival de La Habana en el 2004, y luego fue continuada por “La dignidad de los nadies” (2005) que
reconstruye las propuestas vitales de una serie de personajes tras la crisis
del 2001. Un estudioso y amante del cine como Juan López Gandía ha aprovechado este título para reflexionar en su
muro de Facebook sobre el actual momento, la ciénaga de
corrupción en la que nos hallamos. Con su permiso, lo compartimos ahora en esta
bitácora agradeciendo su autorización.
“La memoria del saqueo” es el tÍtulo de un documental argentino de
Fernando E. Solanas que me parece muy adecuado para hablar del fenómeno que se
está produciendo en España: la legitimación de la cleptocracia, del saqueo de
lo público y de su normalización. El apoyo electoral de que hace gala el PP
lleva a que ni siquiera le haga falta acudir a ese constructo, a ese palabro
que llaman la postverdad, forma filosófica normalizadora de un estado de cosas,
quizás de una época , como en su momento la postmodernidad, de la mentira, el
engaño, la manipulación, la tergiversación, o sea, los términos maquiavélicos
clásicos de toda la vida .
Estamos tras la impunidad electoral en pleno postfranquismo y los
vencedores sacan pecho, seguidos fielmente por sus fuerzas y aliados, por sus
medios de comunicación, apoyos económicos y por sus instancias judiciales, pese
a que parece que se esté haciendo justiicia . No hace falta ya aplicar la
teoría de Goebbels de que la mentira repetida se convierte en verdad con el
tiempo. Aquí, al contrario, la larga lista de casos y la redada diaria llevan a
la paradoja de la "normalidad", de la institucionalización de la
corrupción, de que es algo sistémico, fisiológico, no patológico.
Como ocurre en el cine social que una vez se convierte en género policíaco
o negro, pierde su impacto inicial de denuncia. Se espectaculariza y entra
dentro de los fenómenos de serialización y repetición, como ocurre con las
series. Cada nuevo capítulo o episodio de corrupción, forma parte de la misma
saga y solo varía la temporada. Ya no provoca ni siquiera estupefacción ni
prende en la memoria.Cada nuevo caso o el revivir de alguno anterior, aparece
como un recordatorio tipo "anteriorimente en Robo e Impunidad 10 o
"anteriorimente en Púnica Siete".
La politica no es que sea espectáculo, es que es ya como una serie de TV.
La diferencia está en que la saga real de "Juego de corruptos" no
tiene suspense ni intriga, no aparece de verdad castigo consolatorio de los
malos y otros mecanismos algo gratificantes para el espectador, como devolver
lo robado, pues ya está a buen recaudo en Suiza o en otros paraísos fiscales.
Por eso prefiero ver la ficción directamente. la que se presenta como tal,
antes que un espectáculo repetitivo, aburrido y en el fondo mera astracanada,
una tomadura de pelo cínica a los ciudadanos, como el caso español. Ya sabemos
el final y no nos creemos las batallitas de si a ver si me pones a tal fiscal o
trasladas a tal juez, o de si han grabado tales o cuales conversaciones o
destrozado discos duros.
En las series donde hay conspiración a lo grande y a lo bestia, tipo, por
ejemplo, House of cards, 24 o Prison Break , que estoy siguiendo ahora, la
cleptocracia no se detiene ante nada y perpetra toda clase de negocios,
asesinatos y desmanes, es un gran hermano que nos controla, sin resptar derecho
alguno de los ciudadanos. Se saltan la democracia, que ya es solo mera fachada
o un espectáculo para mantener las apariencias, pues los poderes corruptos
gobiernan al dictado de las multinacionales y la convierten en un estado
policial para que nada se destape.
Aquí la cosa, ya se trate de algún miembro de la familia real, de los
partidos que han gobernado durante muchos años, de las empresas paniaguadas, a
las que tenemos que pagar años y años si es ruinoso el negocio conseguido de
manera poco clara, al menos todavía no ha llegado a esos niveles. Es más
chapucera, made in Spain, de sainete, chirigota o esperpento.No tiene reparo en
exhibirse, en mostarse sin coste real alguno, y nos recomiendan además mirar a
otro lado. A Sálvame.. A estos señoritos solo les preocupa que les caigan unos añitos
de cárcel de lujo, muy pocos en comparación con los que le caen a una tuitera
por alegrarse del atentado de Carrero. Son tan prepotentes y pensaban que no
les podían pillar nunca, que ni siquiera están dispuestos a pagar unas penas
casi simbólicas, alegando que es injusto que paguen ellos y no todos los demás
de su partido.
Nos queda la indignación, una radical reaccción moral y de protesta, la
lucha politica por la defensa de la democracia y de nuestros derechos como
ciudadanos y , no lo olvidemos, como pueblo soberano ante este paisaje
desolador después de la batalla.....
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