Marcial Sequeira ha fallecido el sábado 13 de enero. Le había
llamado después de Reyes y me comentó que estaba peor, pero no pensé que el
desenlace se precipitaría tan pronto. Ayer le incineraron. No saldrá en las
necrológicas oficiales. Ningún periódico publicará su obituario porque no formó
parte de la élite empresarial, política o académica. Su biografía no tendrá el
valor de una noticia, porque su vida fue la de un hombre común de su generación
que se comprometió con su tiempo y con sus ideas, queriendo a la vez ser feliz
y querer a su familia y a sus amigos. Yo era uno de ellos.
Marcial Sequeira pertenece a la generación de las personas que
lucharon contra el franquismo para conseguir un sistema democrático. Fuimos
compañeros de carrera, y durante esa juventud perfecta compartimos mucho tiempo
de vida. Era militante primero de Bandera Roja – creo recordar que su “nombre
de guerra” era Héctor – y luego del PCE, al que llamábamos en singular, el Partido, en torno al cual giraba la
actividad antifranquista en la Universidad. Vivía relativamente cerca de mí, al
otro lado del Retiro, en un piso inmenso de la calle Moreto, que unía dos
piezas, en una de las cuales su madre había tenido una escuela, lo que permitió
a su hermano mayor Fernando escapar
de la visita de la Brigada Política Social huyendo por una segunda puerta del
piso y subir al de Belén Piniés
logrando no ser detenido. Discutíamos mucho en aquel tiempo sobre el futuro
político, nos apasionábamos con el presente, a veces corríamos riesgos, porque
no era una época tranquila para quienes creíamos en un cambio político y social
radical. Confiábamos en que conseguiríamos más de lo que era posible, pero en
ocasiones parecía que lo lograríamos. Había momentos que nos lo demostraban,
como aquel Festival de los Pueblos Ibéricos en la Autónoma, en 1976, en el que
estuvimos juntos con la que entonces era su novia y luego fue su mujer, Maite Fernández. También nos
divertíamos, y mucho. Hicimos viajes juntos, con el Seat 133 azul oscuro de
Marcial, y recorrimos lugares para mí inolvidables, Albarracín con un frío
cruel donde llegamos atravesando una sierra por caminos vecinales, Almería con
las playas sin gente donde nos podíamos desnudar ante el mar brillante y
límpido.
Luego fuimos creciendo, yo ejercía de PNN y mi amigo, siguiendo los
consejos de su padre, ganó una oposición en el Canal de Isabel II, un puesto
seguro al abrigo de la precariedad en el empleo. Pero también se acercó a la
Universidad, formó parte del grupo de docentes e investigadores que se agrupaba
en el Departamento de Derecho del Trabajo de la Universidad Complutense,
publicó algunos trabajos. Podría haber hecho la tesis y proseguir una carrera
académica, pero acababa de tener una hija, Raquel, y no podía permitírsela.
Pero en este espacio se sintió muy a gusto y siempre desarrolló una extraordinaria
capacidad docente vocacional que le acompañaría en adelante.
Siempre en el área de la gestión de personal y lo que se llamaba entonces
recursos humanos, en el CYII tendría una influencia decisiva en el convenio
colectivo de la empresa. La sección sindical de CCOO del Canal encontró en
Marcial un interlocutor fiable y un verdadero compañero. Acompañaría a Jose Enrique Serrano en su paso por el
Ministerio de Defensa como subdirector General de Personal Civil en la
DIGEMPER, entre 1987 y 1993 de donde regresó a la plaza que ocupaba en el CYII.
Allí, cuando se produjo la toma del poder de la Comunidad por el PP le
aguardarían malos momentos, y en especial en la última etapa, tras la privatización
y el latrocinio subsiguiente, donde sería confinado en lugares en los que su
actuación no fuera decisiva.
Nos veíamos menos, pero siempre recibía sus llamadas en las fiestas
navideñas y en mi cumpleaños. Su vinculación universitaria permanecía, y todos
los años ponía al día la espléndida Legislación Social Básica en la editorial
Civitas, un trabajo impresionante que efectuaba con José Enrique Serrano. También daba clases como profesor asociado.
Siguió a Maria Emilia Casas a la
Universidad Carlos III de Madrid, pero su experiencia allí acabó de manera
abrupta ante la liquidación que el nuevo catedrático de la asignatura, Santiago González Ortega, efectuó de
los que él entendía que no se sometían a su autoridad incontestable, y no le
prestaban la lealtad y fidelidad que exigía una relación feudal como la que
planteaba. Allí de nuevo nos volvimos a encontrar y tuve la suerte inmensa de
que Marcial Sequeira entrara a
formar parte de la plantilla de la UCLM en la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de Ciudad Real. No sin sobresaltos, ciertamente, porque en un curso
académico los recortes del gobierno de
Cospedal obligaron a la Universidad a no renovar el contrato de más de 200
profesores asociados, entre los que estuvo él, aunque felizmente dos cursos
después pudimos recuperarle.
Marcial supo crear en Ciudad Real un mundo de relaciones felices y
provechosas. Todos quienes le conocieron supieron de su excelencia docente y de
su bonhomía personal. Creó sólidas relaciones de compañerismo y me parece que
para él ese mundo de la UCLM le compensaba de algunas mezquindades en su
trabajo. Hoy Jose Antonio Prieto, Paco
Trillo, Jose Luis Prado, que eran los que más contacto tuvieron con él, y Nunzia Castelli, Laura Birgillito, Mari Luz
Rodríguez, Antonio García Muñoz , Concha Sanz y Fidencio Martín, se han visto
consternados por la pérdida de un compañero inolvidable.
Como yo mismo. Me duele penar que ya no podré pasear con él por las mañanas
frías de Madrid, quedar a comer en Alfredo una buena carbonara o ese cordero
que tanto le gustaba en San Huberto. Que no le veré sobre su moto con su casco formidable ( como el de Héctor el héroe homérico ) ni conversaré sobre el futuro que queremos,
trabajo digno, mayor igualdad, más democracia. Queda su recuerdo, su sentido
del humor, su solidaridad intensa y la nostalgia de esos momentos pasados que
no se olvidan jamás.
3 comentarios:
Bonita biografia relatada con muchos sentimientos.D.E.P
Gracias Antonio por esta maravillosa semblanza de Marcial. También era mi amigo, un gran amigo.
Hoy hace un año de su fallecimiento. Sigue en nuestra memoria. Y ahora también en la del área de DTSS de Ciudad Real. A sugerencia de Concha Sanz, inmediatamente aceptada por todas y todos los componentes del área, dedicaremos todos los años unas jornadas Marcial Sequeira de Fuentes al estudio en Ciudad Real de algún problema de nuestra asignatura. En este año 2019 se celebrará el 4 y el 5 de abril y versará sobre la Ley de Dependencia. Un pequeño homenaje a nuestro amigo y compañero.
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