En la
reunión que se celebrará mañana 20 de noviembre en la Fundación 1 de Mayo en el
marco de un seminario sobre “Nuevo modelo de relaciones laborales”, un tema
central en el mismo es el relativo a la Seguridad Social, tremendamente
afectada por la crisis y las reformas introducidas tanto en materia de trabajo
como en materia de recortes en la protección social. Tres juristas bien
conocidos de la blogosfera de Parapanda, Juan
López Gandía de la Universidad Politécnica de Valencia, Borja Suárez Corujo, de la Universidad
Autónoma de Madrid, y Joaquin Aparicio
Tovar, de la Universidad de Castilla La Mancha, han trabajado en una
propuesta sobre el tema que contiene unas interesantes páginas de diagnóstico
de los problemas, y que termina en la enunciación de una serie de propuestas.
Éstas han de ser debatidas en la sesión de mañana, y seguramente recibirán
integraciones importantes de algunas de las personas que han trabajado en esta
área, pero por su interés las reproducimos aquí en primicia para que puedan
asimismo ser discutidas en paralelo al seminario de la Fundación 1 de mayo.
(…) 7.- Propuestas
Las
reformas profundas en materia de Seguridad Social se basan sobre las presuntas certezas de las
proyecciones de gasto derivadas casi automáticamente de esquemas demográficos
actuariales, y en la desastrosa situación del mercado de trabajo derivada de la
crisis económica, como contrapartida a
las políticas de rescate de la Troika para modificar el modelo de Seguridad
Social público, recortándolo para que deje espacio a los niveles privados.
De
ahí que no se aborden en las reformas la eventual búsqueda de ingresos para
hacer frente a su incremento lo que
lleva directamente a la adopción de medidas para reducirlo. Es decir, al poner en segundo plano los
factores ligados a la creación de riqueza y su distribución, y a la evolución
del PIB y del mercado de trabajo, si no es a efectos de la actualización de las
pensiones, se da un presunto fundamento técnico a opciones que son ya de
entrada valorativas. La política no deja de estar presente en las opciones
aparentemente técnicas de los expertos.
En
cuanto a las variables demográficas, por muy ciertas que puedan parecer, no son
las únicas sino que influyen también de manera importante el crecimiento del
PIB y el empleo, por muy inciertos que se presenten. No hay una bola de cristal que permita hacer
las previsiones interesadas que se hacen. No es posible conocer con tanta
antelación variables tan importantes como la productividad y el empleo, ni la
tasa de dependencia entre activos y pasivos de dentro de cuarenta años. Sólo
teniendo en cuenta las variables demográficas no se pueden hacer previsiones
seguras a tan largo plazo salvo para minar la confianza de los ciudadanos en el
sistema público. Hay numerosos factores que influyen en los sistemas de
protección social como el crecimiento de la economía, de la productividad, del
empleo de calidad, de los salarios, una mayor incorporación de la mujer al
mercado de trabajo, todavía baja en comparación con la media europea y con los
objetivos de la Estrategia de Lisboa y la entrada en el país de los flujos
migratorios de gran magnitud cuando la economía se recupere para compensar la
caída de la natalidad.
Sin
embargo, también las segundas como vía alternativa, la búsqueda de ingresos, la
creación de empleo, el aumento de la productividad, está siendo objeto de ataque
por las políticas laborales en curso que se basan en un modelo productivo de
aparente salida de la crisis basado en bajos salarios, o su crecimiento
insuficiente en sectores que podrían aumentarlos, empleo precario, aumento de
la productividad mediante la destrucción de empleo y todavía altas tasas de desempleo.
El
factor principal en la viabilidad de las pensiones no es la demografía sino la
creación de riqueza y su distribución. España, desde el año 2000 hasta la
actualidad, ha tenido un crecimiento del 2,5% anual de su PIB. El sistema
público de pensiones de nuestro país no tiene problemas de sostenibilidad con
crecimientos medios del 1,5% del PIB. El Estado debe garantizar ese reparto
equitativo de la riqueza a todas las capas de la población por lo que se trata
de un problema de redistribución de la renta en lugar de reducir los derechos
de los pensionistas actuales y futuros. La clave de una reforma de pensiones
está en cómo distribuir los costes del ajuste del incremento de la financiación
que supone el envejecimiento de la población. Podemos hacer recaer el ajuste
(costes) sobre los propios pensionistas, sobre los trabajadores (población
activa cotizante), sobre los ciudadanos (personas que soportan la carga fiscal
de los impuestos generales) o sobre los empresarios.
Por
tanto, una reforma del sistema de pensiones no es ni más ni menos que una
decisión sobre cómo distribuir los costes de un ajuste en términos de pérdida
de bienestar o aumento de la carga fiscal que soporta cada agente. Es una cuestión,
esencialmente, distributiva (aunque también tiene efectos sobre los incentivos
de los individuos y, por tanto, sobre la propia eficiencia económica). Para
garantizar la viabilidad económica del sistema de pensiones públicas en el
futuro ambos contextos de actuación por un lado, es imprescindible reforzar la
estructura de ingresos del sistema y, por otro lado, debemos redefinir algunas
medidas de protección social (para mejorarlas en algunos casos). Veamos algunas
propuestas:
REFORMAS ALTERNATIVAS DEL SISTEMA DE PENSIONES A
CORTO PLAZO
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Reformas
de las prestaciones
(gastos)
|
Reformas
de la financiación
(ingresos)
|
- Eliminar prestaciones que no le corresponde a la Seguridad Social
(bonificaciones a la contratación empresarial).
- Corregir o desincentivar comportamientos adversos o de planificación
personal que perjudican la financiación del sistema de pensiones.
- Aumento de la edad efectiva de jubilación
- Flexibilidad en la edad de entrada a la jubilación y compatibilidad
con el trabajo a tiempo parcial.
- Equiparación de la pensión mínima al SMI
- Reestructuración y mejora de la cuantía de algunas prestaciones muy
bajas (viudedad, orfandad, pensiones no contributivas, etc.).
-Financiación por el Estado (vía Presupuestos generales de Estado) de
las prestaciones por muerte y supervivencia
-Asumir el Estado los gastos de personal de la administración de la
Seguridad Social
-Convertir los programas de reducciones a la contratación en programas
de bonificación.
|
- Aumento temporal de los tipos de cotización por contingencias comunes
(tanto de empresarios como de trabajadores).
- Eliminación de las bases máximas de cotización (manteniendo un límite
a la pensión máxima aunque más alto que la actual)
- Convergencia de la base media de cotización del RETA con la del
Régimen General.
- Elevación de las bases mínimas de cotización (de forma simultánea a
la elevación progresiva del S.M.I.)
- Aportación de ingresos generales
- Igualar los tipos de cotización aplicables por regímenes
-Mejora de la gestión.
|
OTRAS PROPUESTAS A
CORTO Y MEDIO PLAZO
-Emisión de deuda pública
-Política de reactivación económicaà Mejora del mercado de trabajo à creación de empleo (cantidad y calidad del
empleo).
-Cambio del modelo productivo à incremento de la productividad
- Mejora del sistema de formación.
-Fomentar un mayor equilibrio poblacional à reequilibrar la relación entre activos y
jubilados (políticas de apoyo a la familia, sistemas de prestaciones
familiares, fomento tasas de fecundidad, inversión en infraestructuras
educativas, políticas de igualdad de oportunidades y conciliación, etc.)
- Regulación flujos migratorios.
-Incrementos de tasas de actividad (de mujeres, mayores de 55 años,
jóvenes e inmigrantes).
- Incremento del Salario Mínimo Interprofesional
- Reforma fiscal progresiva.
- Reducir el fraude y
la evasión
- Lucha contra la
economía sumergida
|
-
Avanzar en un sistema de financiación no basado en el empleo.
- Mejoras en la distribución de la renta.
|
CCOO,
en su documento “Propuesta de CCOO para un modelo más democrático de relaciones
laborales y un cambio en la política económica y social”, aprobado en el Consejo Confederal de 6 de
octubre de 2015 ha propuesto algunas medidas
como:
DE
APLICACIÓN INMEDIATA
1. Incremento temporal de los tipos
de cotización por contingencias comunes, mediante un esfuerzo adicional
compartido entre las empresas, los trabajadores con empleo y el Estado.
DE
APLICACIÓN PROGRESIVA
2. Incremento de base máxima de
cotización (Prevista en reforma de pensiones 2011).
3. Convergencia de la base media de
cotización del RETA con la del Régimen General (Prevista en reforma de
pensiones 2011).
4. Asunción del Estado de los gastos
de personal de la administración de Seguridad Social.
5. Convertir los programas de
reducciones a la contratación en programas de bonificación.
DE
CARÁCTER ESTRUCTURAL
6. Políticas de reactivación
económica que ayuden a recuperar los 3 millones de empleos perdidos en lo que
va de crisis.
7. Persecución del fraude asociado a
la economía sumergida.
8. Asunción paulatina por los
Presupuestos Generales del Estado de la financiación del nivel asistencial de
las prestaciones de muerte y supervivencia
9. La reforma fiscal es la actuación
estructural más determinante y necesaria en la economía española que determina
la capacidad de actuación en el conjunto de sistemas de protección social y
servicios públicos.
A
todas ellas habría que añadir por los efectos perniciosos sobre la viabilidad
del sistema público suficiente de pensiones las medidas laborales a introducir a favor de la creación de empleo
digno, contra la precariedad, los
bajos salarios, la regulación del trabajo a tiempo parcial y las políticas
activas basadas en bonificaciones y exenciones.
Y de mantenerse las tendencias del sistema económico al crecimiento sin empleo,
probablemente haya que empezar a plantearse un cambio profundo en el sistema contributivo, cuya recaudación no
dependa ya (o sólo) del empleo y de los salarios, sino del valor añadido y de
la creación de riqueza.
Así
pues, las variables relevantes para calcular la sostenibilidad económica del
sistema público son la tasa de actividad, la tasa de empleo y el crecimiento de
la productividad. En definitiva, la tasa de crecimiento de la renta per cápita.
Como señala el Documento firmado por 24 economistas y juristas expertos en la
materia titulado En defensa del sistema público de pensiones, “si la renta per
cápita crece, no hay motivo, sea cual sea la pirámide de población, para
afirmar que un grupo de ciudadanos (los pensionistas) no pueden seguir
percibiendo la misma renta. Si la renta per cápita aumenta, las cuantías de las
pensiones no solo deberían no reducirse sino que tendrían que incrementarse por
encima del coste de la vida”. No se trata solo de un problema demográfico que
actúe de manera determinista e inexorable sino de un conjunto de variables y de
políticas, por lo que el discurso sobre la sostenibilidad no puede escapar a un
debate público en el que se barajen diversas opciones y políticas, y que tenga
también en cuenta el marco constitucional y la normativa internacional, pero no
debe excluirse una reforma constitucional que garantice los derecho sociales y,
en concreto, el derecho a la Seguridad Social. El texto constitucional debería
explicitar que el Sistema de Seguridad Social es una función del Estado en el
que está excluido toda operación de lucro privado, así como que el Sistema está
basado en el principio solidario que impone un mecanismo financiero de reparto,
caja única, consideración conjunta de las contingencias y redistribución de
rentas de los que más a los que menos tienen.
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