Juan López Gandía tiene un muro en Facebook en el que
comenta normalmente hechos cotidianos con especial atención a los fenómenos
culturales, la literatura y el cine fundamentalmente. En no pocas ocasiones
deja escritas sus apreciaciones sobre aspectos más relacionados con su
(nuestra) profesión de jurista del trabajo, y los avatares que en estos tiempos
difíciles corre el derecho del trabajo democrático. En el muro del domingo, 18
de septiembre, ha publicado una reflexión sobre las semejanzas y diferencias entre
los pactos (frustrados) de investidura primero entre el PSOE y Ciudadanos y
luego entre este partido y el Partido Popular. El interés de este análisis es
evidente, y hemos podido rescatar su texto para publicarlo en exclusiva en la
blogosfera de Parapanda antes que otros centros de comunicación mediática nos
lo arrebataran. Agradeciendo a su autor su presencia en nuestras páginas, vean
a continuación el análisis que éste efectúa de dichos pactos. Y disfruten.
LA VUELTA AL COLE. CIUDADANOS Y SUS MOCHILAS
JUAN LÓPEZ GANDÍA
Tras el Acuerdo de investidura entre el PP y Ciudadanos, frustrado en el
Parlamento, y pese al hartazago ante esta etapa política cuyos protagonistas
principales buscan deliberadamente que los ciudadanos, hartos, desengañados y
decepcionados ante cualquier posibilidad de cambio político real, vuelvan
resignados al redil, a la situación anterior a la de este nuevo ciclo de cambio
dimezzato, a medias, insuficiente, he tenido la curiosidad, no tanto por
masoquismo, sino más bien por si me preguntan los amigos, o los compañeros, o
mis alumnos en clase, de comparar algunos aspectos laborales del pacto
PSOE-CIUDADANOS y del Pacto PP-CIUDADANOS.
Evidentemente hay ciertas diferencias que muestran que los programas del
PSOE y el PP todavía son diferentes. El PSOE porque intenta recuperar cierta
identidad, aunque a veces lo haga utilizando mero marketing político, lanzando
una imagen de renovación que resulta más aparente que real, pues el bastión de
Andalucía es el que controla el partido, por no hablar de la tutela de los
viejos carcamales dirigentes que siempre están ahí defendiendo ciertas
esencias, que no son sino las que impone el sistema oligárquico para frenar un
cambio real, y marcando líneas rojas, vigilantes y al acecho. El PP simplemente
se aferra a continuar, a seguir con las reformas, en la línea de las llevadas a
cabo en esta legislatura a las órdenes de los poderes políticos y económicos
europeos, que las van marcando puntualmente.
No obstante, entre ambos pactos hay ciertas similitudes, que probablemente
se deban más bien a la mochila que lleva siempre Ciudadanos a cualquier
negociación. En el acuerdo con el PSOE se atribuyó como propio, de su
paternidad, un 80 % del programa ahí contenido. En el acuerdo con el PP, auque
siempre se están poniendo medallas, como el cómico Andreu, para disimular sus
continuas concesiones y su real sumisión al partido y gobierno en funciones, no
han cuantificado nada.
Advierto de entrada que me refiero a las mochilas que constituyen su
programa, no ya a las más genéricas que lleva Ciudadanos desde su existencia y
desde su lanzamiento por las fuerzas económicas y políticas que pretendían dar
alguna salida a la crisis del sistema bipartidista desde dentro y como
alternativa al cambio que propugna UP-Podemos.
Hay aspectos que coinciden en ambos Acuerdos en relación con la situación
del mercado de trabajo y otros que no por razones evidentes (así, en este caso,
la revisión del estatuto de los trabajadores, y algunas propuestas sobre
negociación colectiva).
Una de las propuestas coincidentes que Ciudadanos va repitiendo y
reelaborando es el famoso contrato único. Otra, la "mochila
austriaca" y finalmente, la tercera es la subvención con dinero público a
los bajos salarios. Las tres tienen un carácter marcadamente noeliberal y
vienen a acentuar la tendencia regresiva de las políticas laborales llevadas a
cabo en estos últimos años: precariedad laboral, abratamiento del despido y más
incentivos a las políticas de bajos salarios que ahora pagaríamos todos con el
IPRP.
En El Acuerdo con el PSOE el llamado contrato único aparecía mucho más
definido que en el Acuerdo con el PP. Allá se llamaba estable, aquí ya no,
quizás porque nadie se creyó que lo fuera.Por lo demás los perfiles son
parecidos: la paradoja de un contrato estable o como se quiera llamar de
duración determinada para hacer frente a necesidades temporales y que
sustituiría a los temporales comunes causales actuales, y la indemnización
creciente partiendo de la actual existente para temporales. En ambos casos de
duración temporal e inferior a la que se abonaría por despido. Se trata de un
contrato estable pero cuya duración máxima sería de dos años, aunque la
negociación colectiva podrá acordar una duración menor según sectores de
actividad productiva. Dichos contratos tenían una indemnización creciente por
despido por causas económicas, organizativas, productivas, técnicas y de
finalización del trabajo con un coste de 12 días el primer año que se
transforman en 16 días el segundo año y confluya con los 20 existentes hoy para
los contratos indefinidos, reduciendo los saltos en la cuantía. En caso de
despido improcedente la indemnización era de 20 el primer año, 25 en el segundo
hasta confluir con los actuales 33 días por año. Segun el Acuerdo, anque al
parecer luego se matizó, venía de hecho a abaratar la extinción de estos
contratos en caso de despido objetivo procedente.
En el Acuerdo con el PP esta nueva figura contractual se parece más al
contrato "estable temporal" que ya planteaban los empresarios en los
años ochenta. Ya no se habla de contrato estable sino sólo de un contrato “ de
protección creciente”, con duración determinada, causal e indemnización
creciente. Sólo podrá celebrarse cuando concurra una necesidad temporalmente
limitada de mano de obra. Su duración máxima es también de 2 años, pero
ampliable 12 meses más cuando así se establezca en convenio sectorial estatal o
en su defecto de ámbito sectorial inferior. Tal límite temporal no operará
cuando el contrato se celebre para sustituir a un trabajador con derecho a
reserva de puesto de trabajo. La indemnización por fin de contrato es
creciente: 12 días de salario para el primer año, 16 días el segundo año y 20
días el tercer año. En caso de despido por causas económicas, técnicas,
organizativas o de producción o de despido improcedente, la indemnización
seguirá siendo la misma que en la actualidad. No queda claro si sigue
suponiendo una rebaja de la indemnización en caso de despido objetivo
procedente o si más bien se elevan las indemnizaciones por fin de contrato
temporal en relación con las actualmente vigentes. Para ese viaje bastaba con
haber modificado las indemnizaciones actuales y punto. Habría que esperar a ver
su concreción normativa.
Y también coincide la mochila austriaca. En el Acuerdo con el PSOE se decía
que se crearía un nuevo fondo (de forma similar al modelo desarrollado por
Austria) en el marco del diálogo social, que se hará cargo del pago de 8 días
por año de antigüedad en la indemnización que corresponda en caso de despido
individual o colectivo. Cuando la empresa convierta contratos estables en
indefinidos, se tomará en consideración la totalidad de la antigüedad del
trabajador. Los trabajadores que no hayan dispuesto del fondo a lo largo de su
carrera laboral, acumularán dicho fondo a la pensión de jubilación. En el
Acuerdo con el PP no se precisa tanto,especialmente en lo que se refiere al
alcance de la cobertura pero la idea es la misma: reducir la dualidad de
nuestro mercado laboral, mediante una subvención al despido sea cual sea su calificación
a cargo de un Fondo de capitalización para los trabajadores, cuya financiación
no se precisa, aunque si es al estilo de la conocida como "mochila
austríaca", mediante financiación empresarial, mantenida a lo largo de su
vida laboral. El trabajador podrá cobrar la cantidad acumulada en este fondo o
llevársela consigo si cambia de trabajo, favoreciendo la movilidad. No voy a
detenerme aqui sobre este Fondo y sus riesgos e implicaciones pues ya valoré
esta figura cuando a propuesta de CCOO formé parte de la Comisión de Expertos y
cuyo dictamen publicó el Ministerio de Trabajo.
Y en ultimo término la subvención a los bajos salarios. En el Acuerdo con
el PSOE se llama Complemento Salarial Garantizado (CSG). Se trata de un rédito
fiscal, que se prestará como prestación complementaria a los hogares con rentas
más bajas, y cuya cuantía variaría en función del valor de los ingresos
salariales de la persona principal y la situación familiar de ésta, siempre que
el montante total de ingresos se encontrase por debajo de un determinado
umbral. El programa se estructuraría en tres tramos. En el Acuerdo con el PP se
habla de lo mismo, de establecer un impuesto negativo sobre la renta de las
personas físicas en forma de Complemento Salarial Garantizado*, que mejore los
ingresos de los trabajadores, considerando su jornada laboral y su renta, y sus
condiciones y patrimonio familiar. Y no se precisan ni los tramos ni las fases
de implantación.
Espero con curiosidad verificar si
en nuevos intentos de apoyar la formación de gobierno o de nuevos procesos
electorales Ciudadanos nos sorprende con nuevas mochilas, pero lo dudo.
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