(En la foto de arriba. intervención de acogida de la Ministra de Empleo, en la posterior, asistentes cualificados a la Conferencia. En la foto de final, una instantánea de los ponentes en la intervención de la mañana)
La OIT prepara su centenario impulsando un gran debate
entre las partes sociales que la componen y la sociedad en su conjunto sobre el
futuro del trabajo que queremos. Ante los cambios producidos en el trabajo y en
los medios de trabajo, la inminencia de la robotización y la incidencia de la
digitalización, junto con la transformación del espacio de la comunicación y de
los medios de información y con ello de los modos de relación social y la
construcción de culturas, se plantean numerosos interrogantes sobre las
consecuencias laborales y sociales que este horizonte de cambios puede
producir. Esta discusión se ha querido trasladar a los estados miembros y en
España la oficina de la OIT, dirigida por Joaquin
Nieto, ha organizado una Conferencia Tripartita para el 28 de marzo con el
objetivo de analizar este tema, el futuro del trabajo que los sujetos
económicos y sociales y las Administraciones públicas contemplan como posible.
Como acto institucional, la Conferencia contaba con la presencia
valiosísima de Guy Ryder, el
Director General de la OIT, y simbólicamente el gobierno español quiso darle un
tono elevado al invitar al monarca a su inauguración, que naturalmente concitó la
presencia de los dirigentes de las organizaciones empresariales y de los dos
sindicatos más representativos a nivel estatal junto con la de la Ministra de
Empleo (ya no de Trabajo desde el gobierno del PP de noviembre de 2011). Los
trabajos de la conferencia se estructuraban en torno a cuatro “conversaciones”,
cada una de ellas con un contenido temático. La primera ponía en relación el
trabajo y la valoración que este ocupa en la sociedad, su relevancia política,
económica y democrática. La segunda rescataba el concepto de trabajo decente
como un mínimo común denominador para todo tipo de trabajo en cuanto a la
regulación de las tutelas de estas actividades. Estas dos conversaciones
preliminares desembocaban en otras dos que implicaban un esfuerzo de concreción
mayor, la primera relativa a los cambios en la organización del trabajo y la
producción que la robotización y la digitalización van a inducir en las
empresas y centros de trabajo, y por tanto a las condiciones en las cuales se
presta la actividad de los trabajadores, su adecuación a los esquemas clásicos
de encuadramiento en el ordenamiento laboral, y la segunda dedicada a la
“gobernanza” del trabajo, es decir al dominio de las reglas que han de ordenar
esta nueva situación, complicada con el carácter multiescalar – global,
supranacional, internacional, estatal – de los distintos planos de emanación de
normas y decisiones políticas sobre la dirección que ésta va a adoptar.
Naturalmente los sujetos especialmente convocados para este debate eran los
interlocutores sociales, los sindicatos y los empleadores. En el supuesto
madrileño, CCOO y UGT han presentado una contribución conjunta que aborda de
manera transversal las cuatro conversaciones y que ha sido publicada en la
página web de la Oficina de la OIT en Madrid (se encuentra aquí : http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---europe/---ro-geneva/---ilo-madrid/documents/genericdocument/wcms_548990.pdf ). CEOE y CEPYME por el contrario han optado por
referirse a un documento de la Organización internacional de Empresarios – The
Voice of Business – en inglés que coloca su posición en un plano más general,
sin referencias concretas al caso español.
Pero en la organización concreta de esta conferencia ha tenido también
mucha importancia la llamada de la Oficina de la OIT de Madrid al mundo
académico en forma de contribuciones que luego habrían de ser publicadas en la
página web. La respuesta a esa invitación a colaborar ha sido muy importante,
más de 38 textos han acudido desde muy diferentes universidades. La Universidad
de Castilla La Mancha ha presentado seis contribuciones correspondientes a los
profesores Aparicio Tovar, Baylos Grau,
Mora Cabello de Alba, Olmo Gascón, Rodriguez Fernández y Trillo Párraga que,
junto con la de la profesora de la Universidad de La Laguna Ramos Quintana, integrarán un volumen
conjunto titulado precisamente así, “El futuro del Trabajo” al que prologará el
director de la oficina de la OIT de Madrid, Joaquín Nieto. Como sucede en estos casos, hay una gran disparidad
entre las contribuciones presentadas, tanto por el objeto que estudian como por
la orientación de las mismas, aunque ciertamente entre ellas hay algunas muy
valiosas, además de las citadas. En cualquier caso, pueden consultarse todas
ellas en la página de la OIT de Madrid : http://www.ilo.org/madrid/fow/lang--es/index.htm
El discurso sobre el futuro del trabajo tiende a desarrollarse en términos
economicistas o tecnicistas, acentuando las consecuencias venideras de la
introducción de nuevos paradigmas técnicos y culturales que reforzarán el poder
económico en manos de unos pocos y que acrecentará la dependencia de grandes
corporaciones y de los circuitos de financiación, de lo que se induce enormes
pérdidas de puestos de trabajo, polarización de los empleos en alta y nula
cualificación, que a su vez produce una cierta depauperación salarial –
incremento de los trabajadores pobres – transformación del grueso de los asalariados
en autónomos económicamente dependientes y quiebra de la Seguridad social que
genera una protección social asistencialista mínima y con amplios sectores
excluidos. El futuro es una línea no muy bien definida pero siempre en el
inmediato porvenir, que por tanto se reviste de tremendos tintes amenazadores,
generando oscuros temores de que todo se derrumbe salvo la economía y la
técnica, que se impone como un destino a la acción de las personas.
Esta deriva del discurso no es la que quiere la OIT. De hecho en los
documentos preparatorios e incluso en los preparados mediáticos para informar
de ello a la población el relato es muy diferente. Quiere problematizar en
efecto una realidad ya de por si suficientemente compleja y en cambio, que
debería ser (re)conocida en una buena parte de sus aspectos, a menudo
contradictorios, para a partir de allí, poder desplegar las diferentes opciones
políticas sobre la regulación y el gobierno de ese “futuro que queremos”. Y que
por consiguiente no acoge un solo diagnóstico ni expresa una sola patología,
sino que presenta una realidad muy compleja y ambivalente, en la que los
ciudadanos y las organizaciones que representan el trabajo tienen
necesariamente que intervenir y mediar en la resolución de los conflictos de
intereses que surgen de ella. Una situación que además es líquida en el sentido
que ya ha comenzado y hay importantes rasgos de lo que se piensa para el futuro
que ya están aquí presentes y frente a los cuales se están arbitrando
determinadas medidas, no necesariamente incorrectas. La unilateralidad en el gobierno
de la crisis, la imposición de una política sobre otras posibles y negociadas,
son sin embargo, errores seguros y no abren vías practicables para un cierto
acuerdo social de futuro sobre aspectos importantes de ese mismo futuro que
queremos.
El proceso de discusión y de debate está comenzando. Ha sido un inicio
interesante, pero ahora es oportuno que esta temática se recoja en otros
campos, como el de la discusión y del análisis de los iuslaboralistas, o
encuentros tripartitos organizados académicamente. Es además una línea de
discusión que corre paralela a otra ya señalada también en estas páginas, la
referida al debate sobre el Pilar Social Europeo que converge de manera clara
con ésta en cuanto a la necesidad de fijar como marca infranqueable del trabajo
decente a nivel global como paradigma de los que puede significar el trabajo en
este siglo XXI, junto al esfuerzo por definir nuevos instrumentos que puedan ir
apareciendo y redefinir antiguas técnicas de tutela y de protección social. A
ello nos dedicaremos en próximas intervenciones.
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